Juego de Tronos 6. Análisis del episodio 4

Con Rompejuramentos sentimos que estábamos totalmente con un capítulo de transición, y esa es la misma sensación que nos ha dejado El Libro del Desconocido, cuarto episodio de la sexta temporada de Juego de Tronos. Encuentros muy esperados, dos enamorados en busca de su idolatrada chica, el malo siendo todavía más malo y la "diosa" de la serie teniendo su momento de "aquí estoy yo" que tanto les gusta a los incondicionales de Daenerys. Pero antes de seguir con este análisis, os avisamos de que tras el salto encontraréis SPOILERS del cuarto episodio de Juego de Tronos.

Desde que los hijos de Ned Stark se separaron en los primeros episodios de Juego de Tronos, todos los fans de la serie pensaron en la gran pregunta... ¿cuándo se volverían a ver? Muchos nos quedamos con ganas de ver a Bran y Jon juntos el día en que el segundo traicionó a Ygritte frente a la Torre Derruida, pero por desgracia esto no sucedió, ni en la serie ni en los libros. Ahora, por fin vemos el reencuentro de unos de estos "hermanos", aunque ha sido el de los dos que menos relación tenían entre sí, Jon y Sansa. Tras el final del tercer episodio quedó claro que Jon, a partir de ahora, irá por libre, ya que los votos de los hermanos de la Guardia Real mueren con ellos, y por "suerte" para Nieve ese momento ha llegado y vive para contarlo. Sabíamos que Ramsay (quien se ha deshecho de Osha como las Serpientes de Doran Martell) no tardaría mucho en mandar uno de sus agradables mensajitos a Jon para exigirle que si tiene lo que hay que tener se presente en Invernalia, y como quien se pica ajos come, Jon irá a enfrentarse al actual Guardián del Norte, aunque para ello necesita un ejército.

Los guionistas no han querido hacer esperar mucho a los espectadores sobre ese mismo tema, sobre quién apoyará la causa de Jon Nieve y Sansa Stark. El excomandante de la Guardia de la Noche cuenta con 2.000 salvajes a su favor y muy posiblemente con el ejército de una de las casas con más poder de Poniente, la Casa Arryn. Ha llegado el momento de que Juego de Tronos haga justicia a los Arryn, aunque el hecho de que estén gobernados por un "niño rata" y el mayor manipulador de todo Poniente no puede pasarse por alto. Petyr Baelish traicionó a Sansa dejándola en manos de los Bolton, por lo que tendrá que buscarse una buena excusa para convencer a la joven Stark de que no volverá a engañarla, pero una vez más... ¿cuáles son las verdaderas intenciones de Meñique?

El Gorrión Supremo sigue dándole la chapa a todos aquellos que le dan alas y le escuchan, y por lo tanto a los espectadores también, pero parece ser que a este dicharachero personaje no le queda mucho por predicar, ya que Olenna Redwyne y Cersei Lannister se han puesto de acuerdo por una vez y unirán sus fuerzas para parar sea por los medios que sean a los gorriones de la Fe de los Siete.

Ha tardado en llegar el momento, pero el cuarto episodio de Juego de Tronos ha brindado a Tyrion Lannister una escena a su altura (sí, altura). Lo que más nos gusta del Gnomo es verle con una copa de vino y lidiando en problemas políticos, y eso es lo que ha hecho con los Sabios Amos de Yunkai y Astapor. Para su desgracia, Missandei y Gusano Gris son demasiado incrédulos para saber cómo funcionan este tipo de personas, los que se aman a sí mismos y a su dinero más que a ninguna otra cosa, pero lo que Meereen necesita ahora es a un gobernante que tome decisiones con la cabeza y no con el corazón, como le encantaba hacer a Daenerys.

Y hablando de Daenerys, ¿estaréis contentos verdad? Los guionistas han vuelvo a endiosar a la "Madre de Dragones" con una escena en la que se ha proclamado nuevamente como khaleesi. En dicha escena encontramos muchas similitudes (buscadas seguramente a propósito) con el desenlace de la primera temporada de la serie. Daenerys Targaryen sobreviviendo a las llamas, con Jorah Mormont acercándose andando (en este caso también con Daario Naharis) y con dothrakis inclinándose frente a su nueva líder. "La que no arde" ya tiene su ejército, ahora... ¿cuándo partirá a Poniente?