Aquellos que tenéis televisión 16:9 (casi todos, a estas alturas) viviréis de primera mano lo que supone ver este tipo de películas (sin mejora anamórfica), tirando de zoom y dejando la calidad imagen del dvd a la altura del betún. En su momento, los señores de la Warner en España decidieron prescindir de mediocres copias y dejarlas en manos de pequeñas editoras como Impulso. De esa manera no cargaban con "el muerto" y se sacaban algún dinerillo (aunque fuese a costa del coleccionista más incauto).
El verdadero inconveniente radicaba en la calidad artística e importante consideración cinematográfica de estos títulos, tan grandes y representativos como el que nos ocupa. Títulos tratados como si pertenecieran al más insulso fondo de catálogo que obviamente adolecen de este gran inconveniente (que incomodaría, incluso, al cinéfilo menos exigente).