Dioses menores es una novela extraordinaria que nos habla sobre los dioses. Y sobre las religiones. Y sobre la manera de entender la vida. Y sobre las personas también. Pero sobre todo… sobre los dioses. Y, antes de que me preguntéis: No. No solamente sobre los dioses de Mundodisco; los de nuestro mundoesfera también se pueden dar por aludidos. Y es que esta es, de todas las novelas de la macrosaga, la que tiene una crítica más directa a nuestro mundo, el de los seres humanos y a como hacemos que funcione.
¿De dónde vienen los dioses? ¿A dónde van?
El filósofo de las religiones Koomi de Smale intentó responder a estas preguntas en su libro Ego-Video Liber Deorum, el cual podría traducirse en lengua vernácula como Dioses: una guía para el observador.
La gente decía que tenía que haber un ser supremo porque de lo contrario, cómo podía existir el universo, ¿eh?
Y por supuesto que estaba claro que tenía que haber, dijo Koomi, un ser supremo. Pero dado el estado del universo, también era obvio que él no lo había creado. Si lo hubiera creado, y siendo supremo, entonces habría hecho un trabajo mucho mejor. Bastaba con mirar alrededor para ver que se podían introducir mejoras por todas partes.
Aquello sugería que el universo probablemente había sido montado con cierto apresuramiento por un subordinado mientras el Ser Supremo no estaba mirando.
Así pues, razonó Koomi, elevar plegarias al Ser Supremo no era muy buena idea. Con eso solo conseguirías atraer su atención, y podías acabar metiéndote en un buen lío.
La teoría de Koomi era que los dioses surgen, crecen y prosperan porque se cree en ellos. La creencia es el alimento de los dioses. Inicialmente, cuando la humanidad vivía en pequeñas tribus primitivas, había millones de dioses. Ahora, tendía a haber solo los pocos muy importantes: los dioses locales del trueno, por ejemplo, tendían a juntarse como charcos de mercurio conforme las pequeñas tribus primitivas se iban uniendo y se convertían en enormes, poderosas, tribus primitivas provistas de armas más sofisticadas.
La teoría de Koomi se basaba en buena medida en la herejía gnóstica, que tiende a poner patas arriba la totalidad del multiverso cada vez que los hombres se levantan después de haber estado arrodillados y empiezan a pensar durante dos minutos seguidos. Pero pone muy nerviosos a los sacerdotes, los cuales tienden a expresar su disgusto de la manera tradicional.
Cuando la Iglesia omniana se enteró de lo que había dicho Koomi, lo exhibió públicamente en cada una de las poblaciones del imperio para demostrar los fallos esenciales que tenían sus argumentos. Había un montón de poblaciones, así que tuvieron que cortarlo en trocitos muy pequeños.
Terry Pratchett. Dioses Menores.
Dioses menores
Dioses menores es la decimotercera novela de la genial macrosaga Mundodisco, de Terry Pratchett, uno de esos pocos grandes hombres que han mejorado este mundo en el que vivimos. También es considerada la segunda novela de una minisaga iniciada por Pirómodes.
Aún hay quien considera estas dos novelas como independientes. Recuerdo claramente que, hace muchos años, cuando solo había unas pocas novelas de Mundodisco traducidas al español, esa era la opinión generalizada. Las cosas han cambiado: ahora están adscritas a la mencionada minisaga, conocida como Antiguas civilizaciones.
Dioses menores es un libro profundísimo, buenérrimo, y una de las mejores novelas de Mundodisco. Esto pueda pasar desapercibido a lectores, a menudo muy jóvenes, que buscan la acción cómica a raudales que suministran las novelas de la saga de los magos, o la espectacularidad de algunas novelas de la saga de la muerte o de la saga de la guardia.
Por último, diré que esta novela, de todas las de Pratchett, es la menos fantástica y la que tiene un mensaje más directo y más brutal.
¿De qué trata Dioses menores?
Por si no lo habíais adivinado ya, esta novela trata, con fuerza, con tenacidad y con intensidad, el tema de los dioses y de las religiones. Para ello, hace un planteamiento muy inteligente: un novicio, ferviente adorador del dios Om, conoce a este (sí, al propio Om) cuando está pasando por unas pequeñas dificultades. Tras eso, viven una serie de aventuras a través de las cuales podremos ver una nueva parte del Mundodisco y comprender muchas, muchas cosas.
Uno de los dos personajes principales es Brutha, un torpe novicio dotado de una fe enorme, inquebrantable y férrea, así como de una prodigiosa memoria fotográfica. El otro es el propio dios Om, único dios venerado en ese imperio, al que rezan dos millones de personas y que, por circunstancias que iremos explicando, se ha encarnado en una pequeña e inofensiva tortuga. Con un protagonismo enorme, aunque sin llegar a ser uno de los protagonistas principales, está el diácono Vorbis, que se cree (y todo el mundo lo cree con él) destinado a ser el próximo profeta del gran dios Om. Todo un personaje, Vorbis. De los más trabajados que le he visto a Pratchett, lo que es mucho decir.
El gran dios Om (cuernos sagrados)
El gran dios Om tiene muchísima importancia en la novela Dioses menores, donde es… ¡Uno de los protagonistas! Ohmia, el enorme imperio rígidamente monoteísta que lo adora, imparte su doctrina de una manera tan rígida que la gente se limita a llevar a cabo mecánicamente los pormenores del culto, a la vez que tiene un miedo atroz a sus quisidores (La quisición), que se dividen en inquisidores y exquisidores.
Lo único que separa al pobre Om (cuernos sagrados) de desaparecer en el olvido es la firme y poderosa fe del joven Brutha, el otro protagonista de la novela. Eso sí, con un solo creyente, el poder del dios es casi inexistente.
En los buenos tiempos, en los viejos tiempos, todo el mundo creía en Om. En esos días, este se aparecía en las formas más impresionantes y hacía las más espectaculares exhibiciones de poder. Esa época quedó atrás, y ahora la gente ya no cree, sino que acepta lo que le imponen y, sobre todo, tiene miedo… es decir, y volviendo a la vida real, como ha sucedido siempre a lo largo de nuestra historia.
Om ya estaba demasiado cansado para agitar las patas. Eso era lo único que podías hacer, agitar las patas. Y estirar el cuello todo lo que pudieras y moverlo con la esperanza de que podrías utilizarlo como palanca para enderezarte.
Si no tenías creyentes morías, y eso era lo que preocupaba generalmente a un dios menor. Pero también morías si morías.
Y con todo… Con todo… Todo un lugar construido con rocas encima de una roca en un paraje rocoso y aquella maldita águila lo había dejado caer encima de la única cosa que interrumpiría su caída sin interrumpir al mismo tiempo el curso de su existencia. Y realmente cerca de un creyente.
Curioso, muy curioso. Hacía que te preguntases si existía algún tipo de providencia divina, salvo por el hecho de que tú eras la providencia divina… y estabas panza arriba, y cada vez tenías más y más calor y te preparabas para morir…
Una sombra cruzó el sol. Om alzó su único ojo hacia el rostro de Lu-Tze, quien lo contempló con suave compasión invertida. Y después le dió la vuelta. Y luego cogió su escoba y se fué, sin mirar atrás. Om se quedó muy quieto, conteniendo la respiración, y después se sintió mucho más animado.
Ahi arriba hay alguien que me quiere, pensó. Y da la casualidad de que ese alguien soy Yo.
Terry Pratchett. Dioses Menores.
En este pasaje, podemos acompañar a Om en los comienzos de la aventura que se relata en esta novela, pero también aparece Lu-Tze, uno de los monjes del tiempo.
Los monjes del tiempo
En esta novela se relatan hechos cronológicamente anteriores a los acontecimientos de las demás novelas de la macrosaga. También se le presenta al lector la orden de los monjes del tiempo, una extraña sociedad de individuos centenarios, e incluso milenarios. Ellos se ocupan de salvaguardar el discurrir de la Historia. Es esta orden, mediante el conocido como camino de los monjes del tiempo la que va a conectar esta novela con otras entregas de la macrosaga.
Los dioses de Mundodisco
Los dioses obtienen poder cuando la gente cree en ellos. Un dios menor es una simple existencia etérea e inofensiva, pero puede convertirse en el dios de una sola persona si está en el momento adecuado y en el lugar adecuado. Eso es lo difícil. A partir de ahí, el dios obtiene un poder equivalente al número de creyentes que tiene. Sin embargo, hay un peligro. Una religión puede convertirse en una maquinaria tan perfecta, agresiva y opresiva, llena de reglas y normas, que la gente empieza a dejar de creer en el dios y comienza a creer en la estructura. Ellos realizan sus rezos y sus ritos de forma mecánica, pero ya no creen.
Alrededor del Dios se va formando un Caparazón de Plegarias y Ceremonias y Edificios y Sacerdotes y Autoridad, hasta que Finalmente, el Dios Muere. Y esto puede pasar desapercibido.
Abraxas, Filósofo efebiense, en Dioses Menores, de Terry Pratchett.
Pratchett incide sobre el tema de los dioses en muchas novelas, pero en ninguna como en esta. El dia de mañana, cuando haya acabado de reseñar toda la saga, haré un especial sobre todos ellos. Sí, sí. Prometido.
Unas líneas generales sobre Dioses menores (no es una sinopsis)
La primera parte de esta novela transcurre en Omnia, una teocracia monoteísta muy jerarquizada, rígida y en extremo intolerante. A pesar de que las altas esferas están ocupadas por los seis archisacerdotes y, en la cima, por el propio cenobiarca, Omnia está en realidad controlada por la Quisición, una institución encargada de investigar y castigar cualquier acto o pensamiento que se aparte de los mandatos sagrados del gran dios Om.
La región de Efebia, en la que transcurre toda la segunda parte de la novela, hace un claro homenaje a la Grecia clásica, en la que está mucho más que inspirada. Lejos de ser una copia fácil y cómica, es una visión magnífica y refrescante. Hilarante, pero profunda. Os lo vais a pasar genial en Efebia.
Por todo el mundo había gobernantes con títulos como El Exaltado, el Supremo, o el Gran Esto o Lo Otro. Sólo en un pequeño país el gobernante era elegido por el pueblo, el cual podía deponerlo cuando quisiera… y lo llamaban el Tirano.
Los efebianos creían que todo hombre debería tener derecho a voto (siempre que no fuese pobre, extranjero o se considerase que no estaba cualificado para votar por ser un loco, un frívolo o una mujer). Cada cinco años alguien era elegido para ser Tirano, con tal de que pudiera demostrar que era honrado, inteligente, sensato y merecedor de confianza. Inmediatamente después de que hubiese sido elegido, por supuesto, todos se daban cuenta de que aquel hombre estaba loco de atar y no tenía nada en común con el filósofo corriente de la calle que andaba buscando una toalla.
Terry Pratchett. Dioses Menores.
La tercera parte de la novela se desarrolla en el desierto, en el que los protagonistas pasan mucho tiempo. También son pasajes magníficos. Después llega la conclusión, que, como os podéis imaginar, no os voy a revelar. ¡Un abrazo!
Y ya está. Hasta la próxima.
La próxima novela de Mundodisco reseñaré es Lores y damas, de la saga de las brujas. Recuerdo que es un libro muy extraño y estoy deseando volver a leerlo para formarme una idea más clara de él. Mientras tanto, os dejo un enlace para que podáis conocer el Mundodisco, sus características y curiosidades:
El Mundodisco de Terry Pratchett.
Y otro para que podáis conocer sus primeras novelas en detalle:
Las trece primeras novelas de Mundodisco.
Y eso es todo, ya sabéis…
Sentid, vivid y no os ridáis nunca.
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2 ideas sobre “Dioses menores: un ataque directo contra el fanatismo y la intolerancia de las religiones”
¡Que reseña más original! Al nivel de la novela que nos traes. Sin duda la temática es de lo más inusual, y x tanto, ¡ha captado toda mi atención!
Me ha encantado descubrirla en tu magnífico post. ¡¡¡Gracias x regalarnos pequeños tesoros como éste!!! !Abrazos!
¡Tú si que eres un tesoro!
Mil abrazos para tí también, amiga mia.