MEMORIA HIST�RICA

Sanjurjo, el laureado militar que fracas� en dos golpes de Estado

Jos� Sanurjo y Sacanell.

El 18 de julio no era la primera vez que el laureado militar, cuyo restos se quieren exhumar ahora, intentaba un golpe contra la autoridad. Liderar�a el c�lebre golpe de 1932 que recibir�a su apodo, la 'Sanjurjada'

EH Bildu sacar� de la tumba a Mola y Sanjurjo

El 20 de julio de 1936 la avioneta Puss Mouth que pilotaba Juan Antonio Ansaldo* se estrell� a los pocos minutos de despegar. Dentro de ella mor�a instant�neamente el General Jos� Sanjurjo como consecuencia de una fractura de cr�neo. El piloto salv� la vida y las conjeturas sobre un posible sabotaje rodean desde entonces el accidente; en ese momento se dispon�a a tomar el mando de las tropas sublevadas contra el Gobierno.

El 18 de julio no era la primera vez que el laureado militar, cuyo restos se quieren exhumar ahora, intentaba un golpe contra la autoridad. Liderar�a el c�lebre golpe de 1932 que recibir�a su apodo, la 'Sanjurjada'. Cuando fracas� y el tribunal le inquiri� sobre qui�n hab�a participado espet�: "Ahora que ha fracasado, ninguno, si hubiera triunfado usted ser�a uno de ellos se�or juez"

El militar rom�ntico del XIX

Su figura hab�a inspirado la rebeli�n del 36 y era el elegido por el general Mola, cabecilla del golpe del 18 de julio, para liderar el ej�rcito rebelde. Su bautismo de fuego se produjo ya en la guerra de Cuba, cuando la mayor�a de los golpistas del 18 de julio o no hab�an nacido o segu�an en la cuna.

La forja definitiva de su dilatada carrera se produjo, sin embargo, en las en las campa�as de �frica. Sanjurjo, que hab�a nacido en Pamplona en 1872, lo fue casi todo en el ej�rcito espa�ol de primera mitad de siglo. Como general de divisi�n lleg� a ser Alto Comisario y m�ximo mando militar de Marruecos, director de la Guardia Civil, director del cuerpo de Carabineros, hombre de confianza de la dictadura y la rep�blica y conspirador contra ambas. Un militar de un patriotismo exaltado, aventurero y rom�ntico, m�s cercano a los generales del siglo XIX, al estilo de Prim, y a menudo embarcado en dudosas maniobras pol�ticas en nombre de Espa�a.

Inici� su carrera militar en la Academia de Infanter�a de Toledo en 1890. Tras ser clausurada �sta en 1893 se traslad� a la Academia General Militar de Zaragoza de la que sale como primer teniente un a�o m�s tarde. Por entonces, el anticuado m�todo militar basado en el "prusianismo" se fundamentaba en el estudio de la historia militar y los conceptos te�ricos de la guerra, materias que apenas interesaban a Jos� Sanjurjo:

"De la carrera militar me gustaron siempre m�s que los textos aprendidos en la soledad de los gabinetes, lo que tiene de aventura, de inspiraci�n personal de esa inquietud y ese azar de los campos de la guerra"

En efecto, la instrucci�n militar de la �poca no prestaba casi atenci�n a las maniobras o las pr�cticas de combate, hecho que influir�a en el deficiente estado del ej�rcito espa�ol en las guerras coloniales de Cuba y Marruecos.

Se incorpor� a la guarnici�n de Cuba en 1896 en un momento en que la situaci�n nacional era m�s que desfavorable tras las insurrecciones que se ven�an produciendo desde el a�o anterior. Su bautismo de armas se produjo en la provincia cubana de Pinar del R�o.

L�der de los africanistas

La rendici�n de Espa�a en la guerra Cuba y la p�rdida de las colonias formalizada en el tratado de Par�s le marcaron profundamente: "Siendo teniente del fuerte de Matanzas recibimos la orden de rendirnos sin combatir. Yo vi arriar la bandera y no pude reprimir mi rabia, mi pena, el dolor terrible de mi impotencia".

Cuba signific� la consolidaci�n de su vocaci�n castrense: ascendi� a capit�n y fue laureado con tres cruces al m�rito militar y una de Mar�a Cristina. Certific� adem�s su compromiso con la patria tras el desastre, lo que le llevar� a ser la figura indiscutible del ej�rcito en la Guerra de �frica que se prolong� en diferentes fases de 1909 a 1927.

Sanjurjo alcanz� el c�nit de su carrera en esta larga campa�a ya que lleg� al conflicto como capit�n en 1909 y la termin� �l mismo al mando de todas las tropas espa�olas en el Rif en 1927, despu�s de ascender sucesivamente a comandante, general de brigada, de divisi�n y capit�n general (m�xima graduaci�n del ej�rcito en ese periodo).

Despu�s de una interminable campa�a convertida en una aut�ntica sangr�a, que alcanz� su momento m�s tr�gico en el Desastre de Annual (1921), la dictadura de Primo de Rivera iba a acabar con el conflicto de �frica a partir de 1925. Sanjurjo, ya capit�n general del ej�rcito, recibi� el mando absoluto de la operaci�n franco-espa�ola de Alhucemas.

Dirigi� las tropas con �xito en el desembarco y fue nombrado Alto Comisario de Marruecos, adem�s de obtener del propio Alfonso XIII el t�tulo de Marqu�s del Rif y la Gran Cruz de Carlos III. El ej�rcito, bajo su mando estrat�gico, finaliz� con la guerra del Rif en 1927.

El general m�s famoso de Espa�a

En la d�cada de los treinta era ya "el militar m�s famoso de Espa�a" seg�n el historiador Hugh Thomas. Era, de hecho, el m�ximo exponente de los 'africanistas', entre los que se encontraban tambi�n sus j�venes cachorros como Mill�n Astray, Mola o el propio Franco. Fue a partir de entonces un pilar b�sico del ej�rcito y desempe�� cargos de m�xima importancia en el plano pol�tico, como la direcci�n de la Guardia Civil a la que ascendi� en 1928 y que compagina como alto comisario de Marruecos.

Su posici�n se present� clave cuando en agosto de 1930 cuando la mayor�a de las fuerzas pol�ticas firmaron el pacto de San Sebasti�n para arrinconar a la monarqu�a que desembocar�a, tras las elecciones municipales de 1931 en la proclamaci�n de la II Rep�blica.

Fue entonces cuando comenzaron sus vaivenes pol�ticos: a pesar de sus simpat�as hacia Alfonso XIII, que hab�a defendido como soldado, dej� que los acontecimientos siguieran su curso sin movilizar a la Guardia Civil, facilitando la transici�n al nuevo r�gimen del que se declar� a favor.

Aunque sintoniz� inicialmente con la rep�blica, Sanjurjo pronto empezar�a a manifestar su descontento con la nueva situaci�n. Por una parte, la reforma de Aza�a del ej�rcito provoco un malestar entre un sector del ej�rcito al que no era ajeno el general.

Adem�s, el gobierno decidi� destituirlo como director de la Guardia Civil para nombrarlo director de la Guardia de Carabineros: un puesto de una importancia menor. Aza�a, que no sent�a ning�n aprecio por el general, le consideraba peligroso y con la suficiente venalidad como para cambiar de bando en cualquier momento.

La 'Sanjurjada'

El pol�tico no se equivocaba: sus amigos militares y mon�rquicos le convencieron para que se alzare contra la rep�blica. La conspiraci�n parti� de los carlistas, grupo profundamente antirrepublicano y tradicionalista arraigado en Navarra con quien Sanjurjo ten�a lazos que se remontaban a su familia, oriunda de Pamplona.

La maniobra era confusa desde el principio, ya que era a un tiempo un intento de restaurar la monarqu�a, un golpe contra la "dictadura anticlerical de Aza�a" y una reacci�n al estatuto catal�n.

La decisi�n de Sanjurjo no estaba poco meditada, las dudas que mantuvo le llevaron a entrevistarse con Alejandro Lerroux, del Partido Radical, al menos tres veces antes de decidirse a tomar parte. El veterano pol�tico le pidi� paciencia, aunque algunos autores como Ram�n Tamames aseguran que Lerroux no trat� de disuadirle. Hugh Thomas incidi� en el asesinato de cuatro guardias Civiles en Castilblanco el 31 de diciembre de 1931, como detonante de la paciencia del general.

Sea como fuere tras las reformas de Aza�a, los sucesos de Castilblanco y su cambio de destino, Sanjurjo se pronunci� en Sevilla el 10 de agosto de 1932 , al m�s puro estilo decimon�nico y consigui� hacerse con la ciudad.

El plan consist�a en dominar los principales edificios de las ciudades importantes, pero el golpe fracasa. Solo en Sevilla, y Madrid, durante unas pocas horas, tuvo alg�n viso de prosperar.

Una vez que todo estaba perdido, sus colaboradores, entre los que se encontraba su hijo, organizaron su huida pero fue detenido camino de Portugal en Ayamonte, Huelva, despu�s de rechazar un traslado en avi�n.

Como resultado del pronunciamiento, conocido como la 'Sanjurjada', el general fue expulsado del ej�rcito y condenado a muerte, aunque la pena se le conmut� finalmente por una cadena perpetua que comenz� a cumplir en el penal de Dueso, Santo�a.

El episodio puso fin a su carrera militar. Sin embargo, no cumpli� la condena ya que la llegada del gobierno de Lerroux en 1934, con qui�n hab�a mantenido buenas relaciones en los primeros a�os de la rep�blica, le consigui� el indulto con la condici�n de exiliarse en Estoril, Portugal, sin ning�n mando militar.

Historiadores como Stanley Payne y contempor�neos como Burgos Mazo retrataron la figura del general al hilo de la 'Sanjurjada' como la de hombre de acero curtido en mil batallas pero con escasas entendederas: disciplinado y con arrojo pero carente de la inteligencia necesaria para liderar al ej�rcito en su intervenci�n en la pol�tica.

En concreto, Burgos Mazo, conspirador tambi�n contra la rep�blica escribi� de �l que "era hombre caballeresco y valiente como pocos, pero de escaso entendimiento, as� como el General Goded era la cabeza que conceb�a, organizaba y trazaba los planes, Sanjurjo era el brazo de hierro y heroico para realizarlos".

Jefe moral de los sublevados

A pesar del fracaso de agosto del 32, Sanjurjo se convirti� desde Portugal en una especie de jefe nominal de casi todas las conspiraciones y de los grupos derechistas y mon�rquicos.

Tanto generales proclives a la conspiraci�n como Goded o Mola, como los carlistas y algunos grupos de derecha le consideraron la autoridad moral por excelencia del ej�rcito y un personaje destinado a comandar cualquier levantamiento. Sanjurjo fue informado puntualmente de las conspiraciones que se empezaron a fraguar en el entorno militar a finales de 1935.

El general se iba a constituir como el cabeza de mando de la rebeli�n por ser el de m�s prestigio entre los sublevados y quiz�s el �nico capaz de aunar todas las voluntades y agradar a todos los egos.

A�n con la oposici�n de Goded y la reticencia de Franco, el general fue nombrado jefe de la Junta e incluso se postulaba como posible jefe de gobierno en caso de triunfo. Todos los planes se ir�an al traste apenas dos d�as despu�s, el 20 de julio de 1936 cuando se estrell� la avioneta en que viajaba. La sublevaci�n del 18 de julio cambiaba de curso nada m�s empezar posibilitando el posterior liderazgo de Francisco Franco, a la vez que desaparec�a uno de lo militares m�s carism�ticos y laureados de la historia de Espa�a.

*Se ha corregido un error en el nombre.

24 Comentarios

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Navarra despierta que te comen

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van a quitar a un h�roe, un partido que tiene las manos llenas de sangre...

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Asamblea de San Sebasti�n, Conspiraci�n republicana golpista contra lo establecido legalmente. 12 de diciembre, se le olvid� decir. de 1930 Golpe de Estado contra la Monarqu�a de Alfonso XIII. El golpismo en Jaca y el comunicado del hermano del general Franco con Queipo de Llano en Cuatro Vientos. Esto tambi�n se olvida c�mo Golpe de Estado contra lo legalmente establecido. Y por fin, la sanjurjada que no dur� ni una tarde. O sea, que fue una sonada mal quedada contra la independencia de Catalu�a. Octubre de 1934, Golpe de Estado contra la Rep�blica por el autoproclamado ej�rcito rojo del Partido Socialista. Lo llaman Revoluci�n. 16 de febrero de 1936 Golpe de Estado por el Frente Popular con las artima�as del pucherazo izquierdista robando m�s de 40 esca�os a la CEDA. 7 de abril del mismo a�o, �ltimo Golpe de Estado contra el propio presidente Niceto Alcal�-Zamora el Kerenski espa�ol.

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Hay personas que los de Bildu no les sirven ni para limpiarles los zapatos, ni Navarra ha caido tan bajo y "estos" tan alto.

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pierre 40. Lo que usted llama golpe, fue realmente un Alzamiento Nacional que salvo a Espa�a. La Historia y no el odio actual, pondra a cada cual en su sitio.

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El piloto, no era falangista era mon�rquico y se llamaba Juan Antonio Ansaldo.

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Sanjurjo no fu� detenido en Ayamonte. Su pretensi�n fue alcanzar Ayamonte, pero fu� detenido en Huelva Capital por la policia a la altura del conocido BARRIO OBRERO. Traten de acomodar la realidad de los hechos a la documentaci�n sobre este asunto. Saludos. Pd.: hay muchas referencias que Vds. pueden contrastar sin demasiado esfuerzo. Saludos.

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