Salud Mental en Chile: contexto, herramientas y desafíos - Universidad Autónoma de Chile

Dr. Alfredo Espinoza García
Director Carrera Psicología campus El Llano y Providencia (I)
, Universidad Autónoma de Chile.

La Organización Mundial de Salud (OMS) en el contexto de la conmemoración del Día Internacional de la Salud Mental del 2023, acuñó el lema que la Salud Mental es un Derecho Humano Universal. Esto implica que todas las personas tienen derecho a ser protegidas y a contar con una atención de calidad especialmente digna y oportuna.

La aspiración fundamental de toda sociedad debiera ser promover y mantener la salud mental de su población, pero lamentablemente las cifras demuestran justamente lo contrario; la OMS describe que 1 de cada 8 personas tiene un problema vinculado a una mala o deficitaria salud mental. Según el Laboratorio de Psiquiatría Traslacional y Psicopatología (PSIQUISLAB), Chile es el país con la tasa más alta de enfermedades mentales en Latinoamérica, mientras que para el Termómetro de Salud Mental, nuestro país es el segundo a nivel mundial en el deterioro de la SM, situación más aguda en población femenina. En términos de prevalencia, es la ansiedad, la depresión y el estrés la triada más frecuente de problemas de salud mental, especialmente en población de estudiantes de educación superior.

Cuando hablamos de salud mental, se tiende a suponer que ese es el problema de fondo, pero en realidad la SM tiende a ser solo la punta de un iceberg. Bajo éste pueden estar distintos problemas sociales complejos como la situación económica o derechamente la pobreza, desempleo, acceso a la vivienda, acceso a la justicia, educación, distancias, traslados, transporte, entre otros factores. Es evidente que la atención primaria de salud (APS) y la salud privada no logran cubrir la fuerte demanda que la población en su conjunto requiere, por lo que se hace también evidente que nuestro país requiere de manera urgente una política pública que aborde este adverso escenario.

Frente a este panorama que evidentemente resulta adverso, surge entonces la pregunta ¿qué hacemos?

En este contexto de alta complejidad, emergen algunas alternativas. Distintas instituciones de educación superior buscan, por medio de protocolos, unidades de atención psicológica, convenios, seminarios, congresos, etc. promover y prevenir la salud mental de nuestra población. Están las clínicas psicológicas que muchas escuelas de psicología tienen y que como parte de su proceso formativo ofrecen atenciones psicológicas de baja complejidad a la comunidad.

Distintos servicios de apoyo como Salud Responde (6003607777 opción 2), Chat Quédate (www.quedate.cl), Hablemos de Todo (www.hablemosdetodo.injuv.gob.cl), WhatsApp Mujer (+56997007000), Fono Drogas y Alcohol (1412), Saludablemente (www.atencionremota.minsal.cl), Apoyo Víctimas de Violencia (6008181000) etc. procuran ser un apoyo fundamental en momentos de crisis.

Otro elemento de ayuda es el autocuidado, por ejemplo; no abandonar los tratamientos médicos y psicológicos. Es muy frecuente que, ante una mejoría, los usuarios tienden a interrumpir (por esa aparente mejoría) sus tratamientos.

Es importante considerar “un buen diagnóstico”, el que debe entenderse como personal e intransferible y muchas veces nos confundimos asumiendo las características de otras personas y sus diagnósticos como si fueran propios. Es importante recordar que somos seres únicos e irrepetibles. Muchas veces sucede también que nos conformamos con el rótulo del diagnóstico, sin que necesariamente esté presente el cuadro. Por ejemplo, es muy común utilizar como categoría diagnóstica la crisis de pánico o ansiedad, sin embargo, no todo resulta ser estrictamente una crisis como tal. En los distintos problemas de salud mental existen niveles bajos, medios y severos y no siempre se hace esta distinción.

Mantener una buena comunicación y relaciones interpersonales resulta ser un muy buen factor protector. Cultivar diálogos positivos y amigables, practicar el respeto, escucha activa, empatía, un saludo cordial son ejemplos de contribuciones concretas y particulares que no dependen de otros para realizarlas diariamente y que de seguro pueden contribuir a hacernos cargo de la Salud Mental.

Finalmente, es importante comprender que toda campaña de prevención y promoción pueden ser un excelente dispositivo, pero resultar insuficiente al no contar con políticas públicas efectivas de mediano y largo plazo.

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