No todos los d�as Apple tiene que dar marcha atr�s p�blicamente y retirar un anuncio. Sin embargo, ac� estamos, siendo testigos de las consecuencias de su �ltimo anuncio del iPad, que incluso Hugh Grant tach� de �destrucci�n de la experiencia humana� (sic). Tras el revuelo, el vicepresidente de marketing de Apple, Tor Myhren, admiti� en una entrevista a AdAge que la empresa �err� el tiro� con el pol�mico anuncio. Para muchos, se trata de una tormenta en una taza de t�. Pero en realidad, tiene m�s que ver con una tormenta en la olla tecnol�gica.
No importa si te gust� o no el anuncio, si lo encontr�s ofensivo o no, o si se trata de una reacci�n exagerada o no. La realidad es que no podemos ignorar el contexto en el que se public�, una �poca de nostalgia retro-meets-AI en la que la historia de amor entre creativos y tecnolog�a cambi� su estatus a �es complicado�.
Evidentemente, como empresa que construy� su imagen al servicio de las industrias creativas, Apple no pretend�a �aplastar� a las artes. As� que cuando esos creativos se molestan, la empresa hizo bien en tomar nota. La r�pida p�rdida de control sobre la met�fora del anuncio y el r�pido deslizamiento hacia el resentimiento p�blico apuntan a una cuesti�n mucho mayor: el problema no es s�lo el mensaje, sino tambi�n el mensajero. Lo que ocurri� ac� no fue realmente un anuncio terrible en s� mismo. Es el signo de una empresa cuya reputaci�n se desliza lo suficiente como para invitar a ese tipo de interpretaci�n.
Apple es una de las empresas m�s observadas del mundo. Utilizando los modelos de Signal AI para rastrear la cobertura medi�tica mundial, nuestros datos sit�an a Apple como la segunda empresa m�s comentada en todo el mundo, codo con codo con Google. Para ponerlo en perspectiva, Apple acapara m�s atenci�n medi�tica que Amazon, Netflix, Nike, Nvidia, Disney, Pfizer y Coca Cola... juntas. El David que una vez fue para �los locos�, se convirti� en el Goliat.
Y como Goliat, naturalmente atrae un espectro de atenciones. En recuento absoluto de art�culos, Apple es la tercera empresa del mundo de la que m�s se habla. S�, sigue siendo una empresa muy querida. Pero en el �ltimo a�o, tambi�n es la empresa que recibi� la cobertura m�s negativa en t�rminos absolutos de todo nuestro �ndice de reputaci�n, una lista que incluye a Tesla (un cercano n� 2) y a las eternas favoritas de los c�nicos corporativos: aerol�neas, bancos y compa��as de gas.
Es f�cil considerarlo un mero problema de tama�o. Seguramente, son tan grandes que no son m�s que el pararrayos. Pero indagando en los datos y observando el rendimiento de su reputaci�n, la empresa estuvo luchando, cayendo de una puntuaci�n de reputaci�n de 94/100 a principios de 2023 a un sorprendente 72/100 este trimestre. Aunque todav�a se la ve como una empresa hiperrentable que impulsa el crecimiento (y cuyos productos siguen siendo tremendamente populares), tambi�n se la presenta, con frecuencia, como una que se duerme en los laureles, que lucha por aportar la innovaci�n por la que una vez fue alabada y que abusa de su posici�n dominante. Ahora, incluso aplasta el piano del abuelo.
Puede que no est� de acuerdo con la justicia de la cr�tica. Como propietario de muchos productos (y acciones - descargo de responsabilidad) de Apple, mi coraz�n se hundi� un poco cuando vi esas cifras. Pero los datos fr�os y duros sugieren que, aunque Apple sigue siendo un faro para muchos, est� empezando a parpadear de forma m�s bien tenue.
El revuelo por el anuncio del iPad puede presentarse como trivial, desestimado como otra v�ctima de la hipersensible �cultura de la cancelaci�n�, pero est� lejos de ser insignificante. Es una se�al m�s de que Apple ya no es la ni�a mimada que fue, con su p�blico principal cada vez m�s dividido entre la adoraci�n y el desaf�o. Puede que Reed Morano s�lo se refiriera al anuncio en s�, pero la directora de Handmaid's Tale hizo una advertencia justa a Tim Cook: �lee la sala, hermano�.
