Museo de Zúrich se reencuentra con descendientes kawésqar a 150 años de los “zoológicos humanos”
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Museo de Zúrich se reencuentra con descendientes kawésqar a 150 años de los “zoológicos humanos”

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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En 1882, la ciudad fue escenario de la exhibición de indígenas en un “zoológico humano” y cinco fallecieron allí. Sus restos fueron repatriados en 2010 y este año se estrenó el documental “Ko Aswál”, que relata la visita de representantes kawésqar al país en 2023 y su encuentro con los helvéticos.


Un documental sobre la visita de descendientes kawésqar a la ciudad suiza de Zúrich el año pasado será estrenado el próximo 31 de mayo en YouTube.

Se trata de Ko Aswál, the Next Day (Ko Aswál: al día siguiente), producido por la Fundación Pueblo Kawésqar, liderada por Francisco González, coproducido por Filantropía Cortés Solari (FCS) y realizado por MatocoFilms.

Esta obra muestra el encuentro entre representantes del pueblo indígena y la comunidad suiza, a 140 años de que un grupo de kawésqar fuera exhibido en “zoológicos humanos” en dicha ciudad, en el marco de una “gira” por Europa, que incluyó París, Berlín, Leipzig, Múnich, Stuttgart y Núremberg.

Se trata de un pueblo nómade canoero, que fue víctima de la colonización de la Patagonia, primero por europeos y luego por los propios chilenos. En 1882, once de ellos fueron secuestrados por un marino alemán, Johann Wilhelm Wahlen, y al poco tiempo murió el primero de ellos, una niña. Wahlen llevó al resto a Europa, donde fueron exhibidos como si fueran animales, junto a otros miembros de pueblos originarios de África, ante multitudes que, tras pagar una entrada, los tocaban y miraban como si fueran parte de un circo. Cinco de ellos enfermaron y murieron en Suiza, y en el viaje de regreso falleció uno más, y solo cuatro pudieron volver a Chile en condiciones de salud muy precarias.

En 2010, los cuerpos de los cinco fallecidos en Suiza fueron restituidos a la comunidad kawésqar y enviados de regreso a Chile para la inhumación en su territorio. Pero González quiso ir más allá y se propuso materializar un encuentro entre los descendientes kawésqar y los propios suizos para revisitar, en conjunto, esta historia.

“Esta petición fue muy conmovedora y una gran oportunidad para analizar en conjunto la injusticia del pasado. Como museo aceptamos con gusto y agradecimiento esta propuesta de diálogo”, dice Maike Powroznik, curadora del Museo Etnográfico de la Universidad de Zúrich, una entidad que en 1882 prestó una instalación propia para la “exhibición”, que luego fue demolida y donde hoy se construye un edificio.

La Universidad de Zúrich y el Museo Etnográfico han enfrentado abiertamente este tema en 2010 y también en 2023, pero esto requiere sobre todo un enfoque conjunto, requiere el diálogo y las posibilidades para ellos, que creamos de forma conjunta en 2023″, agrega.

Cultura kawésqar

González cuenta que el origen de este documental surge durante la preparación del Encuentro Internacional con la Cultura Kawésqar organizado el año pasado en Zúrich.

“Cuando empezamos a preparar esta iniciativa, nos propusimos registrar al menos gran parte del evento, de lo que íbamos a vivir, para luego ver el material, escuchar las entrevistas y dejar un testimonio audiovisual que dé cuenta del proceso que estábamos viviendo como fundación y delegaciones kawésqar que invitamos a participar”, detalla.

La primera parte del filme se centra en la transmisión oral del arte del tejido kawésqar, con el testimonio de varias mujeres, mientras la segunda muestra el encuentro entre kawésqar y suizos en Zúrich.

“La tradición oral forma parte importante del patrimonio vivo o inmaterial de los kawésqar, incluso hoy. De todos los elementos culturales que resisten el paso del tiempo, a décadas de colonialismo, y que llega hasta nuestros días gracias a siglos o milenios de transmisión oral entre las comunidades, troncos familiares o cultores indígenas, es la cestería en junquillo”, explica González.

“Es la herencia que mejor representa la práctica cultural que nos podemos atrever a conservar, sin mayores complicaciones. Puesto que el rescate de la lengua se hace difícil, volver a las rutas de navegación casi imposible y todavía más la realización de prácticas de pesca, caza y recolección. Lo que mejor podemos seguir haciendo los kawésqar es tejer”.

Zoológicos humanos

El secuestro de varios kawésqar y su exhibición en Zúrich en 1882 es una parte dolorosa de la historia de este pueblo originario.

“Yo crecí escuchando estas historias de los zoológicos humanos, al interior de mi grupo familiar. Participé en 2008 en las reuniones que se hicieron previo a la restitución de los restos que permanecían en Zúrich, lo que se llevó a cabo en 2010, y luego conocimos en profundidad a través de relatos y material audiovisual publicado”, cuenta González.

Los restos en 2010 fueron enterrados en un lugar del estrecho de Magallanes, nombrado como Karukinka, lo que fue desde aquel día declarado como tabú, siguiendo la tradición ancestral de los antiguos kawésqar.

Sin embargo, eso no significó el fin de dicha historia, y aún después de eso algo seguía abierto, en palabras de la curadora suiza.

“Era necesario un nuevo encuentro entre los descendientes de los kawésqar y los suizos, no para reabrir viejas heridas y volver a presentar a las víctimas, sino para dialogar respecto a quiénes eran realmente los kawésqar en 1881/82 y quiénes son hoy. Estos encuentros se realizaron en Zúrich de manera muy emotiva. Eso fue lo más importante”, subraya Powroznik.

Dicho encuentro se realizó el año pasado en Zúrich. Se gestó a raíz de una visita que pudo hacer González en 2022 a la ciudad suiza para encontrarse con un familiar que vive hace cuatro décadas allá.

“En aquella oportunidad conocí al embajador de Chile en Suiza y al equipo consular, a ellos les planteé poner en contacto con la Universidad de Zúrich, lo que ocurrió en noviembre del mismo año. A partir de una reunión sostenida por Zoom con la directora del Museo Etnográfico de la Universidad de Zúrich, propusimos un plan de trabajo y comenzamos de inmediato a organizar conjuntamente el Encuentro Internacional con la Cultura Kawésqar, el que llamamos Ko Aswál, lo que en nuestra lengua quiere decir ‘al día siguiente’, para celebrarlo durante el verano europeo (junio-sept de 2023)”.

Este encuentro incluyó, entre otras cosas, una exposición itinerante de objetos que fueron parte de Ko Aswál y que están guardados en el depósito del Museo Etnográfico de la Universidad de Zúrich, para próximas actividades o futuros encuentros.

“Durante el encuentro, el museo se convirtió en el espacio de un encuentro ético en conjunto, como lo pidió en 2007 el indígena Willie Ermine. Al final los kawésqar no querían una mera exposición, sino venir ellos mismos y conversar con los ciudadanos de Zúrich, los suizos, los trabajadores del museo, crear nuevas relaciones, comentar sus preocupaciones y problemas actuales. Su compromiso fue absolutamente impresionante, tan impresionante como el interés desde el lado suizo. Fue un encuentro muy intenso, del cual todos quedaron con buenas sensaciones”, complementa Powroznik.

Objetivos

A ser consultado sobre cuál era el objetivo de dicha reunión, González explica que uno de los principales resultados que se buscaba alcanzar era la apertura de un diálogo multicultural entre suizos y chilenos, entre la gente de Zúrich y la gente kawésqar, para dialogar en torno a la historia pasada, “pero sin perder de vista el presente y sobre todo sin miedo a mirar el futuro, que podemos construir entre todos”.

Lo segundo era encontrarse para celebrar la cultura kawésqar, desde el respeto, el reconocimiento y la reconciliación. Esto fue posible con la participación de diversos cultores kawésqar a lo largo del evento, lo que se logró con el viaje de dos delegaciones, que dieron vida a las actividades.

Y en tercer lugar, que surgiera como fruto del trato humano, el genuino interés de seguir colaborando, vinculándose y fortaleciendo este lazo que “una vez comenzó brutalmente, pero que hoy buscamos transformar, dándole a la historia una segunda o tercera oportunidad”.

Postura suiza

Respecto a cuál es hoy la postura de los miembros de dicha universidad sobre la exhibición de los kawésqar en 1882, “nos dieron a entender en Zúrich, a lo largo del encuentro, que no se puede justificar el trato brutal que se entregó a los kawésqar en 1882, el trato desigual que se les entregó a nuestros antepasados, ya que había información necesaria, para entender sencillamente que se trataba de personas y no de salvajes, cómo hicieron entender los organizadores de estos ‘zoológicos humanos'”, dice González.

Para el presidente de la Fundación Pueblo Kawésqar, “este primer encuentro entre Suiza y los kawésqar es un lugar en la historia que debemos revisar, repensar y volver a mirar con otros ojos”.

“La segunda vez que los kawésqar visitaron Suiza, fue para retirar de la Universidad de Zúrich los restos humanos que fueron reclamados por integrantes de las comunidades indígenas. Pero, según mi entender, este trámite buscó de cierta manera hacer justicia. Lo que hacemos en 2023 es muy distinto, es volver para dialogar, darle una tercera oportunidad a la historia e intentar reescribirla. Es por ello que decidimos volver a intentarlo y nos atrevimos a organizar el evento Ko Aswál: al día siguiente“.

Debate mundial

Este encuentro además puede enmarcarse en el debate de cómo deben lidiar los museos con la exhibición de objetos que, en muchos casos, hoy son reclamados por sus países de origen. Por ejemplo, Grecia reclama la devolución de piezas que se exhiben en el Museo Británico de Londres, al igual que lo ha hecho la comunidad Rapa Nui con un moai que se encuentra expuesto en dicha institución.

“Este debate es muy importante y correcto, pero no es todo”, comenta la curadora del museo suizo.

“Es más importante el intercambio, el encuentro y el diálogo. Cada uno tiene sus peticiones. Las cosas no terminan con la devolución de los objetos por parte de los museos”, añade Powroznik.

La especialista pone como ejemplo una colaboración que actualmente realiza con socios de la región del Chocó, en Colombia, una zona que históricamente ha tenido graves problemas de seguridad.

“Ellos visitaron nuestro museo e investigaron una colección de su región, que desde hace décadas es muy peligrosa. Ellos estaban felices de que parte de su herencia cultural esté a buen resguardo. Simplemente quieren saber dónde están y tener acceso a ella. A través de la colección hemos iniciado una nueva relación y actualmente estamos creando en conjunto un libro escolar para niños en el Chocó, centrada en la colección. Eso significa que en el futuro los niños del Chocó conocerán su historia gracias a la colección, un paso muy grande y sostenible”, dice.

“No tenemos objetos de los kawésqar en nuestro museo (…), pero conversamos sobre las colecciones de los museos y, si lo hacemos bien, se abren muchas posibilidades de generar y mantener nuevas relaciones, evaluar nuevamente viejas historias y abrir nuevos caminos para el futuro”.

Para la curadora, la restitución de bienes culturales es una de muchas cuestiones y soluciones.

“Lo primero que necesitamos es el encuentro entre las personas, escucharnos y entendernos, empatizar y reconocer cosmovisiones alternativas sobre la herencia cultural plural de la humanidad. Para nosotros como museo la cuestión es qué lugar podemos ser, qué contribución individual podemos y debemos realizar, cómo contribuir al entendimiento, y poder cambiar o ampliar la perspectiva de ciudadanos de Zúrich, de los suizos, de los europeos del mundo para generar cambios”, remata.

En ese sentido, concluye, Ko Aswál fue “un ejemplo perfecto de cómo lograrlo”.

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