La selección femenina de fútbol pasa de soñar con jugar un Mundial a ganarlo: «Ya no hay límites»

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Las lágrimas de Irene Paredes, Jenni Hermoso y Alexia Putellas al vencer a Países Bajos y plantarse en la semifinal de un Mundial por primera vez eran las de una generación que vivió todas las fases del fútbol, desde el amateurismo hasta la profesionalización. Un grupo que tuvo que pelear durante una década contra quienes frenaban un crecimiento imparable. “Te decían que nunca llegarías a disputar un Mundial”, recuerda Vero Boquete en conversación con Newtral.es, pero en muy poco tiempo, la selección femenina de fútbol ha conseguido lo que antes no podía imaginar, ganar un Mundial.

Estas tres jugadoras, que hasta el conflicto de ‘las 15’ eran las capitanas de la selección femenina, son el legado de otras generaciones y el resultado de un grupo que disputó un Mundial por primera vez en Canadá 2015 y que, cuatro años más tarde, soñó con doblegar a Estados Unidos en octavos de final de Francia 2019. En solo ocho años, la selección femenina de fútbol ha derribado todas las barreras. “Es un río que va a llegar al mar, y va a llegar al mar aunque le plantes una casa delante”, dice Vero Boquete a Newtral.es

Canadá 2015, la primera participación de la selección femenina de fútbol en un Mundial

Jugar un Mundial de fútbol era un sueño para varias generaciones de futbolistas que con el tiempo, el talento y la ambición se impusieron al sistema. Las futbolistas comenzaron a emigrar a Estados Unidos e Inglaterra, países en los que percibían lo que podían llegar a ser. Vero Boquete, Vicky Losada, Marta Corredera y Natalia Pablos fueron cuatro de esas jugadoras que, en contraste con lo que vivían en su país, decidieron actuar. 

El resultado fue la mezcla de veteranas como Sonia Bermúdez, Erika Vázquez, Vero Boquete o Ainhoa Tirapu con jóvenes que llamaban a la semiprofesionalidad con un extraordinario talento, como Alexia Putellas, Vicky Losada, Virginia Torrecilla o Jenni Hermoso. «Creamos una simbiosis perfecta entre las veteranas y ese grupo de jóvenes que no tenían miedo. Hasta entonces nosotras subíamos a la absoluta como hormiguillas, y ellas se sintieron protagonistas», recuerda Natalia Pablos.

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En el primer partido ante Costa Rica, las 23 internacionales chocaron con la realidad del fútbol profesional. Estadios llenos, apuesta de patrocinadores, medios de comunicación impactados por la novedad. De fondo, la intención de disfrutar la experiencia. “El sueño era simplemente estar ahí”, dice Vero Boquete, quien tiene grabado en su memoria el debut. “El impacto fue grande”, añade Vicky Losada. «Creo que el ambiente nos sobrepasó tanto a jugadoras como a nivel federativo, porque nuestro principal hándicap era que no sabíamos dónde íbamos», dice Natalia Pablos.

Las 23 convocadas de la selección femenina en el Mundial de Canadá 2015: Ainhoa Tirapu, Celia Jiménez, Leire Landa, Melanie Serrano, Ruth García, Virginia Torrecilla, Natalia Pablos, Sonia Bermúdez, Vero Boquete, Jenni Hermoso, Priscila Borja, Marta Corredera, Lola Gallardo, Vicky Losada, Silvia Meseguer, Ivana Andrés, Eli Ibarra, Marta Torrejón, Erika Vázquez, Irene Paredes, Alexia Putellas, Amanda Sampedro y Sandra Paños.

La aspiración de la selección femenina de fútbol era hacer un buen papel en la primera fase. “Está claro que no piensas nunca en ganarlo, solo en pelear por hacerlo bien la primera vez”, comenta Marta Corredera. “Solo sientes orgullo de representar a tu país en un Mundial. El inicio era así de bonito, y en ocho años hay presión por competir”, dice Vero Boquete. “Una vez que vives un Mundial, te cambia la mentalidad. Queríamos mucho más”, añade Corredera.

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En el regreso a España, las futbolistas -jóvenes y veteranas- se plantaron ante la prensa en el aeropuerto para exigir cambios profundos en la Federación. La primera consecuencia fue la destitución del técnico, Ignacio Quereda, y el señalamiento de Jorge Vilda como nuevo entrenador. “Hay que acordarse de Sonia Bermúdez, Vero Boquete, Adriana, Tirapu, Priscila Borja… Hay muchas jugadoras que han tomado decisiones y luchado para que podamos pelear un Mundial”, dice Marta Corredera. 

Francia 2019, el punto de inflexión de la selección femenina de fútbol

La profesionalización del FC Barcelona y su acercamiento a los grandes equipos europeos, como en la final de la Champions League que perdió en mayo de 2019 ante el Olympique de Lyon, supusieron un cambio de conciencia en el equipo nacional. Alexia Putellas, Jenni Hermoso y Vicky Losada vivieron de primera mano lo que les podía deparar el fútbol con un impulso más. “Hay un paralelismo entre el club y la selección”, dice Losada. “Nos damos cuenta de que nos falta físico y experiencia, pero todo lo demás lo teníamos”. 

En el Mundial de Francia 2019, el objetivo era superar la fase de grupos y disputar los octavos de final por primera vez. Allí esperaba Estados Unidos, campeona en tres ocasiones. “Sabíamos que no teníamos experiencia, pero salimos al campo a ganar. Ellas fueron mejores por diferencia física y manejo del partido, que es algo que te da la experiencia. Creo que hubiésemos ganado si hubiéramos tenido más partidos a la espalda”, dice Vicky Losada. “Es la gran diferencia hoy”.

Las 23 convocadas de la selección femenina en el Mundial de Francia 2019: Sandra Paños, Leila Ouahabi, Irene Paredes, Marta Corredera, María León, Vicky Losada, Alexia Putellas, Patri Guijarro, Virginia Torrecilla, Jenni Hermoso, Lucía García, Lola Gallardo, Celia Jiménez, Ivana Andrés, Marta Torrejón, Mariona Caldentey, Silvia Meseguer, Aitana Bonmatí, Amanda Sampedro, Andrea Pereira, Andrea Falcón, Nahikari García y Sun Quiñones.

La excapitana del FC Barcelona, quien levantó la primera Champions League en 2021, recuerda ese paralelismo en el que la cantera empujó con su ambición y ellas tomaron conciencia de que podían llegar lejos con mejor trabajo. “Fue tan doloroso que quisimos mucho más”. También lo vivió así Marta Corredera, titular en Francia 2019. “Teníamos mejor equipo, había un salto de calidad, el objetivo se cumplió y dimos muy buena imagen, nadie esperaba poner contra las cuerdas a Estados Unidos. Se nos quedó un sabor agridulce, pero nos sirvió para creernos que podíamos llegar lejos”.

En Francia 2019 la línea de trabajo era buena, pero se necesitaba un extra más. Las capitanas pidieron aumentar la preparación, entrenar más, incorporar fisioterapeutas. Todo, insisten, en un sentido constructivo para mejorar los puntos débiles. El equipo empezaba a ser consciente de que no había límite para el fútbol español. “Hay un antes y un después. Hasta entonces te plantabas delante de algunos países y solo pensabas en cuántos goles te iban a caer. Mentalmente, cambiamos el chip: podemos jugar de tú a tú a cualquier selección”, explica Corredera. 

Australia y Nueva Zelanda 2023, el aprendizaje de las derrotas

El ciclo entre Francia 2019 y Australia y Nueva Zelanda 2023 estuvo marcado por la dura derrota en cuartos de final de la Eurocopa ante Inglaterra. Fue entonces cuando un grupo de jugadoras renunció a la selección con el objetivo de implementar mejoras. Se sentían capaces de llegar más lejos. Fue el mismo año en el que Alexia Putellas, la doble Balón de Oro, sufrió una grave lesión de rodilla que le dejó fuera del fútbol durante varios meses. El objetivo parecía sufrir un frenazo. 

Pero una buena primera fase de grupos y una goleada ante Suiza en octavos de final (1-5) generaron un aura ganadora. Por primera vez, España estaba en cuartos de final de un Mundial. Los objetivos volvieron a unirse bajo el liderazgo de las tres futbolistas que han vivido todo el proceso: Irene Paredes, Jenni Hermoso y Alexia Putellas. Aunque les quitaron el brazalete de capitanas, siguen ejerciendo como tal. 

Ganar a Países Bajos en la prórroga de cuartos de final fue ese punto de inflexión en el que incidieron las protagonistas de la selección femenina en el Mundial. Para ganar, hacía falta asimilar las derrotas y aprender de ellas. “En ocho años ha habido un cambio brutal en cuanto a entrenamientos y condiciones, y con eso el nivel se equipara”, explica Vero Boquete. “Siempre hubo talento en países que culturalmente aman el fútbol, pero los recursos los tenía Estados Unidos. Cuando hemos reducido la diferencia física, se impone el país que entiende mejor el fútbol”.

Las 23 convocadas de la selección femenina en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023: Misa Rodríguez, Cata Coll, Enith Salón, Ona Batlle, Olga Carmona, Oihane Hernández, Irene Paredes, Ivana Andrés, Rocío Gálvez, Laia Codina, Tere Abelleira, María Pérez, Irene Guerrero, Aitana Bonmatí, Alexia Putellas, Jenni Hermoso, Salma Paralluelo, Alba Redondo, Esther González, Athenea del Castillo, Eva Navarro, Claudia Zornoza y Mariona Caldentey.

Del “olvidaos porque no va a suceder” a la falta de límites

Ocho años, tres Mundiales y decenas de futbolistas que han contribuido a que hoy la selección femenina de fútbol pueda luchar por ganar un Mundial. “Los que nos han puesto frenos durante años porque no creían en nosotras ahora van a querer formar parte de esto”, dice Vero Boquete, quien dejó de ser seleccionada en la Eurocopa de 2017. “Evidentemente, te sientes parte de este éxito”. 

Vicky Losada, autora del primer gol en la historia de los Mundiales en 2015, dejó de ser seleccionada tras Francia 2019. La excapitana del FC Barcelona mantiene el contacto y se emociona con sus compañeras. “He estado diez años en la selección. Es un orgullo, me siento parte de ellas 100%. Me emociona verlas llorar porque ha costado mucho llegar aquí. Sé perfectamente lo que están sintiendo”.

“Todas las derrotas y golpes anteriores han servido para, mentalmente y deportivamente, ser mejores”, añade Marta Corredera, quien llegó a disputar partidos de clasificación para este Mundial de Australia y Nueva Zelanda 2023 antes de ser madre. “Me siento partícipe. Mi objetivo era dejar un fútbol en mejores condiciones y está más que cumplido. Cuando las veo emocionarse, pienso en todo el sacrificio que hemos hecho”. Para Natalia Pablos, las imágenes de sus compañeras emocionadas le llevan al proceso previo. «Me siento un poco lejos del éxito, pero sí parte del proceso de derribar todas las barreras». 

“Olvidaos de esto porque nunca va a suceder”. Es la frase que Vero Boquete tiene marcada en la memoria de unos inicios en los que nadie les hizo creer. Fueron ellas, las futbolistas, las que viendo otras realidades empujaron por un sueño común. “Esto es lo que todas queríamos. Si ahora pensamos en que dentro de un par de años va a ser igual que un Mundial masculino, nos dirán que no va a suceder, pero también nos lo habían dicho antes. Estamos en un momento en el que realmente no hay límites”.