A descubierto (2021), de Mikael Håfström

Un futuro no muy lejano. En la Europa del Este se libra una cruenta guerra civil, en la que el ejército de Estados Unidos opera como una fuerza de paz sobre el terreno, pero también desde la distancia en la medida de lo posible, y los combatientes que pueden permitírselo despliegan robots conocidos como Gumps. El soldado Leo hace la guerra desde casa, y desoyendo una orden directa de sus superiores lanza un misil que mata a 2 compatriotas, o, la otra cara de la moneda, salva a 38. Como castigo es enviado a un campamento donde es puesto bajo el mando de Harp, quien resulta ser un androide, aunque de aspecto muy, pero que muy humano. Ambos deben actuar rápido para que el oficial medio terrorista al mando de un ejército fantasma Koval no acceda a las armas nucleares de la antigua Unión Soviética en Ucrania.

Los desconocidos guionistas Rowan Athale y Rob Yescombe urden una trama bastante simple y de escasa pegada, casi propia de videojuego, no en balde el segundo desarrolló uno con Rambo como personaje de postín. Es una lástima porque el sueco Mikael Håfström maneja un presupuesto medianamente holgado, y porque la idea de un soldado que actúa como una máquina, y una máquina que muestra rasgos de humanidad, y el modo en que pueden cambiarse las tornas, podrían haber dado algún juego.

Pero lo cierto es que el film sigue sendas bastantes rutinarias y previsibles, con muchas e interminables secuencias de acción, y el suspense trillado de los disparos a blancos geolocalizados. En la parte interpretativa se quiere dar cierta tensión dramática entre Leo y Harp, y en efecto Anthony Mackie y Damson Idris hacen lo que pueden, aunque no parecen creerse mucho el material que les toca manejar.