Crítica de ‘Abigail’ (2024): Sangre, sangre y más sangre

Abigail se estrena hoy viernes 19 de abril. Imagina que secuestras a un vampiro por error ¿Qué podría salir mal?

Abigail es la nueva película de Radio Silence Productions, formado por el dúo de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett. Así a priori puede no sonarte, pero son los responsables de ‘Noche de bodas‘ de 2019, película que les puso en el mapa y les dio la oportunidad de dirigir posteriormente ‘Scream‘, la de 2022, y ‘Scream VI‘. Tal y como está la situación del cine actual de terror, este grupo supo ver el filón en la comedia de terror, un subgénero que no se estaba explotando mucho últimamente. Ese fue en sí el motivo principal por el que ‘Noche de bodas’ sorprendiera tanto, y el motivo por el cual Abigail hoy existe. Una película que cae por su propio peso, revelando el único giro interesante en los tráilers y en la promoción de la película en sí. Porque si de verdad te has interesado por esta cinta es porque has visto que una niña vampira se va a merendar a unos secuestradores. ¿Por qué entonces dedicar casi 40 minutos de metraje en desarrollar esto mismo con un aire de misterio? Puede que este proceso te suene, porque pasó algo similar con ‘La invitación‘, donde se repitieron los mismos errores que aquí acontecen. ¿Por qué se sigue haciendo esto en Hollywood? Puede que ni ellos mismos lo sepan. Abigail es una película que no sabe explotar su idea original y se pierde en una amalgama de subgéneros que nunca terminan de aterrizar, del mismo modo que gran parte de su comedia. Al igual que ‘Noche de bodas’, acaba por arrastrarse en su propio metraje, sin saber dar un cierre correcto y conciso, con un tercer acto casi interminable. Pero oye, por lo menos consigue ser entretenida en los momentos en los que se centra en no tomarse en serio a sí misma.

Un grupo de delincuentes secuestran a una niña bailarina de doce años, interpretada por Alisha Weir, para cobrar un rescate de su poderoso padre. Lo único que tienen que hacer es retenerla durante una noche en una mansión aislada. De repente, los miembros del grupo comienzan a disminuir, uno por uno, ya que resulta que están encerrados con algo que resulta no ser una niña inocente.

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No logra encontrarse

A pesar de la actuación dedicada de Weir, que podríamos decir que es lo más destacable, la película lucha por ofrecer trasfondo al resto de su elenco, fallando estrepitosamente en el intento y confundiéndose en una narrativa que se siente desarticulada y supercliché. Abigail lanza una mezcolanza de subgéneros de terror a la audiencia, sin comprometerse completamente con ninguno. Es como si quisiera tocar todos los palos para así contentar a todo fanático del terror. Su narrativa no se queda atrás, ya que también está abarrotada de una gran variedad de temas. Esto provoca que a menudo se sienta indecisa, dejando a sus personajes en un barco apenas sin rumbo. Dramas innecesarios y forzados se juntan con escenas de humor absurdo. Un esfuerzo por agregar profundidad a una trama que a menudo gira sobre sí misma y roza lo fantástico ¿nadie se da cuenta de que no funciona? En cuanto al humor, este mayoritariamente cumple, aunque en varias ocasiones no lo hace, siendo estas más notables. Cuando este funciona es cuando Kathryn Newton, Kevin Durand o Angus Cloud, que interpretan a Sammy, Peter y Dean respectivamente, entran en escena. Sin embargo, a pesar del talento cautivador para la comedia que demuestran, es claramente palpable que hay un potencial que no acaba por terminar de explotarse, resultando en un desperdicio. Más aún cuando sabes que son las últimas imágenes de Angus Cloud, actor de ‘Euphoria‘, que falleció hace casi un año. Por lo menos la película se encarga de homenajearlo.

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Bien para un domingo tonto

Abigail solo consigue triunfar cuando realmente hace lo que te ha vendido que va a ser: sangre, humor absurdo y vampiros. El resto se siente como un añadido tedioso y como una latente falta de ideas para desarrollar el concepto inicial, ocasionando una trama que tiende a arrastrarse y a sentirse demasiado larga. Además, las reminiscencias de ‘Noche de bodas’ juegan precisamente en su contra, provocando una sensación de previsibilidad. Ambos directores vuelven a recurrir al uso excesivo de la sangre, algo que podría denominarse marca de la casa, pero que acaba siendo una excusa para intentar opacar la mediocridad del guion con imágenes demasiado viscerales. No obstante, la película está bien producida y, aunque no invente la rueda y le cueste a veces, tampoco intenta venderte algo que no es. Es inmensamente válida para los fanáticos de las películas de serie B superficiales y poco profundas. Una perfecta candidata para película de sofá, para esos días en los que no quieres pensar y darle al play.