Historia de RUSIA: El Zarato de Rusia - Iván el Terrible y el Periodo Tumultuoso - Historipedia

Historia de RUSIA: El Zarato de Rusia – Iván el Terrible y el Periodo Tumultuoso

La siguiente historia tiene lugar entre el año 1547 y el 1613

HISTORIA DE RUSIA 6: EL ZARATO DE RUSIA, de Iván el Terrible hasta los Romanov

EL ZARATO DE RUSIA (parte 1: Dinastía Rurika) (1547-1613)

Año 1547, Iván IV el Terrible, o Iván Grozny, fue el primer gobernante ruso en ser coronado como zar de toda Rusia. Con ello nació el Zarato de Rusia. Con este título, que equivale a emperador, Iván quería igualarse en rango a los gobernantes del Sacro Imperio y del extinto Imperio Bizantino.

Y otra cosa que ocurrió justo ese año fue el Gran Incendio de Moscú, que destruyó muchas partes de la ciudad, sobre todo el Kremlin. Murieron unas 3000 personas, y los moscovitas culparon del incendio a la familia Glinski. Por esta razón, Yuri, el hermano de Mikhail Glinski, fue apedreado y asesinado dentro de la Catedral de la Dormición. Con esto, esta familia cayó en desgracia y sus miembros trataron de huir del zarato.

Dos semanas después de su coronación, Iván IV el Terrible se casó con su primera esposa: Anastasia Romanovna, de la familia de los Romanov. Fue a partir de esta boda cuando esta familia empezó a ganar mucha relevancia entre la nobleza boyarda, tanta que unos pocos años después pasarían a regir toda Rusia.

La primera etapa del reinado del zar Iván el Terrible fue pacífico y estuvo llena de reformas, y aquí tuvo la ayuda del arcipreste Silvestre, la del metropolitano Macario, y la de su secretario y mano derecha Aleksei Adashev.

En lo que es la política se estableció el Zemsky Sobor, o Asamblea de la Tierra, el primer parlamento ruso de estados feudales. Participaban el zar, por supuesto, la nobleza y los boyardos de la Duma, el Patriarca y el alto clero. Luego también podían asistir representantes de los comerciantes y habitantes de las ciudades. Esta primera asamblea tuvo lugar en 1549, y se usó mucho para crear nuevas leyes o tratar temas controvertidos.

En 1550, Iván creó un nuevo Sudebnik, o código de leyes para toda Rusia. En el Concilio de los Cien Capítulos unificó los rituales de la Iglesia Ortodoxa Rusia y creó nuevos reglamentos eclesiásticos.

También fundó un ejército permanente, cuyas tropas eran los Streltsi. Portaban un arcabuz y un bardiche, que es como un hacha. También destacan los Gulai Gorod, unas casamatas de madera móviles que servían como cobertura para estos tiradores de infantería.

En el año 1552, Iván IV formó un potente ejército y se dirigió al Kanato de Kazán. Este kanato había dejado de ser vasallo de los rusos y ahora se dedicaba a saquear las tierras fronterizas, y eso no podía ser. Gracias a sus 150 mil soldados, arietes, torres de asedio, minería y 150 cañones, Ivan pudo asediar con éxito la capital, la ciudad de Kazán. Las murallas de esta urbe fueron derruidas, y parte de su población masacrada.

En los años siguientes se produjo la rebelión tártara de las poblaciones de alrededor, pero todas fueron sometidas. En 1556, Iván IV tomó el Kanato de Astracán, y su capital Kayitarkán, situada en la desembocadura del río Volga, fue destruida. En estos lugares el zar instituyó el yasak, un tributo especial que iba directamente a las arcas moscovitas. De todas formas, parece que no hubo conversiones forzosas al cristianismo, y se les permitió mantener su credo.

En 1553 se introdujo la primera imprenta en Rusia, y con ella se empezaron a imprimir libros religiosos. De todas formas, los comienzos fueron complicados porque los escribas tradicionales protestaron y las quemaron casi todas.

También en esos años Iván enfermó y casi se muere. Mientras luchaba por su vida se sintió traicionado por sus consejeros, pues en caso de que muriera preferían nombrar zar a su primo Vladimir de Staristsa antes que al hijo de seis meses de Iván, Dimitri. Cuando Iván se recuperó ya no se fiaba de nadie y podríamos decir que aquí comenzó su descenso a la locura. Sobre todo con la muerte de Dimitri, que se ahogó cuando el bote en el que iban volcó.

A Iván el Terrible debemos la iglesia más famosa de Rusia: la Catedral de San Basilio, situada al lado del Kremlin, en la ahora llamada Plaza Roja. Lo que más destaca de ella son sus cúpulas de colores en forma de bulbo. Esta iglesia comenzó su construcción en 1555, como conmemoración a la toma de Kazán, y allí reposan los restos del santo Basilio el Bendito, fallecido dos años después del inicio de la construcción. Éste era un tipo que iba desnudo por la calle, pero se decía de él que podía profetizar el futuro y hacer milagros.

El mismo arquitecto, Postnik Yakovlev, levantó también el Kremlin de Kazán en los años siguientes.

Iván IV mantuvo durante bastante tiempo correspondencia con la reina Isabel I de Inglaterra, y ambos reinos tuvieron muy buenas relaciones, sobre todo a nivel comercial. En Londres se creó la Compañía de Moscovia, que monopolizó el comercio entre ambos países. Uno de los propósitos de esta compañía fue descubrir la Ruta del Mar del Norte, para llegar a Oriente evitando el Atlántico. 

También Iván comenzó a cooperar con los cosacos. Estos cosacos eran una etnia mezcla de eslavos y antiguos tártaros que, tras la caída de los diferentes kanatos, se quedaron a vivir en la zona entre el río Dnieper y el Ural, por el norte del Cáucaso más o menos. Se trataba de tribus nómadas dedicadas a la caza y lideradas por un atamán, pero muchos de ellos acabaron formando bandas de forajidos, y como tenían fama de ser unos guerreros realmente buenos, Moscú les entregó dinero y armas a cambio de que combatieran con ellos.

En el año 1558 comenzó una larga guerra conocida como la Guerra Livonia, que duró hasta 1583, poquito antes de la muerte del zar. Esta guerra comenzó cuando Iván IV decidió tomar el control de la Confederación de Livonia (las actuales Estonia y Letonia), también conocida como Terra Mariana, controlada por los caballeros teutónicos. Concretamente tomó el control de Dorpat o Tartu y Narva. A esto se opusieron los polaco-lituanos, que entraron en guerra con Rusia, y a ellos se les unieron los suecos y más tarde los noruegos y los daneses. El bando polaco pronto invadió aquel territorio livonio mientras Iván IV lograba hacerse con Polatsk. 

Ahora llegamos a los años 60 del siglo XVI. Fue una época terrible para Rusia, pues a la guerra se unieron una gran sequía, una hambruna, un bloqueo comercial de la Liga de Hansa y los suecos… y para rematar, nuevas invasiones tártaras.

Y la cosa fue peor, porque en 1560 murió Anastasia Romanovna, y aquello afectó profundamente al zar. Se cree que lo pasó tan mal que su salud mental se resintió, y que poco a poco Iván IV se iría volviendo cada vez más loco hasta ser conocido como El Terrible.

Años después Iván se casó con María Temryúkovna, y tras esta tuvo como seis esposas más. No le duraban mucho.

Para el colmo, uno de sus asesores, el príncipe Andrei Kurbski, desertó al bando lituano y empezó a devastar regiones rusas. Se dice que Iván el Terrible se volvió bastante paranoico y empezó a sospechar de todo el mundo, veía traidores por todas partes. Por ello, comenzó a cargarse a los boyardos que le caían peor.

En 1564, Iván el Terrible abandonó el palacio por miedo a ser traicionado, y se largó a una ciudad llamada Aleksandrov, que se convertiría en la capital del zarato durante los siguientes 16 años. Una vez allí, Iván anunció por carta que abdicaba porque los boyardos le ponían pegas todo el rato para gobernar con justicia. El pueblo llano se acojonó, ¿cómo iban a estar protegidos sin un señor que les gobernara? Por ello empezaron a exigir que volviese. Los boyardos, presionados, acabaron uniéndose también a esta petición. Iván dijo que solo volvería a cambio de una cosa: el poder absoluto. Esto se tradujo en una cosa llamada Opríchnina, que duró de 1565 a 1572 y significa “separar”.

Básicamente Rusia quedó dividida en dos: Por un lado, estuvo la Opríchnina, en el noreste, que sería un territorio donde el poder absoluto sería para Iván IV, tanto la administración como los ingresos. Los boyardos de la zona fueron deportados a Kazán.

El resto del país, la Zemschina, se la dejó a los boyardos y a su Duma. Ellos se administraron mediante el Méstnichestvo, un sistema por el cual los boyardos con orígenes más antiguos podían reclamar un mayor cargo en el estado e ir escalando puestos según otros morían.

Durante los siete años que duró este régimen, Iván el Terrible persiguió fieramente a sus adversarios políticos. Aquí Iván creó a los Opríchniki, una tropa de élite que le mantendría una obediencia ciega. Vestían de negro y tenían como insignia una escoba y un cráneo de perro, pues su misión era olfatear y barrer a los traidores y enemigos del zar. Fueron conocidos popularmente como la tropa satánica. Con ellos Iván se dedicó a atacar a los boyardos de ese territorio que no eran dignos de confianza, y arrestó, torturó, ejecutó y deportó a cientos de ellos y sus familias. Incluso Iván ordenó el asesinato del metropolitano Felipe cuando denunció todas sus matanzas.

En 1568, Iván IV se metió en guerra con los turcos otomanos en la Guerra Ruso-Turca. Duró dos años. Comenzó con el ataque de los otomanos al territorio de Astracán, para intentar conquistarla y poder construir un enorme canal entre los ríos Volga y Don. Gracias a que la armada otomana fue destruida por una tormenta, los rusos lo tuvieron bastante fácil para salir victoriosos.

Ya conté hace dos capítulos que el Reino de Polonia y el Gran Ducado de Lituania se habían unido en 1368 bajo la unión personal de la dinastía Jagellón. En 1569, con la muerte sin heredero de Segismundo II, con la Unión de Lublin, esta unión personal se reemplazó por una unión real con una monarquía electiva. Esa fue la llamada República de las Dos Naciones o Mancomunidad Polaco-lituana.

En 1570, Iván IV fijó todas sus sospechas en los ricos nobles de la ciudad de Nóvgorod. Le llegó info de que planeaban desertar y entregar la ciudad a la Mancomunidad Polaco-lituana, por lo que envió a sus Oprichniks y éstos saquearon, incendiaron y destruyeron la ciudad, asesinando a unas 3000 personas, aunque podrían haber sido muchas más.

Al año siguiente, en 1571, comenzó la Guerra Ruso-Crimea, que duró dos años. Los turcos que gobernaban Crimea, liderados por el kan Devlet I Giray, lanzaron una invasión contra territorio ruso, aprovechando que los rusos estaban con la Guerra Livonia. Llegaron hasta Moscú y la hicieron arder por completo; se estiman que murieron más de 50.000 personas.

Los turcos se dedicaron a hacer tropelías por toda Rusia hasta que las tropas de Iván IV les vencieron en la Batalla de Molodi, de 1572.

A pesar de la victoria, sus tropas de élite Oprichnik habían acabado casi todas muertas, por lo que ese mismo año, Iván abolió la Opríchnina. Dicen que porque el zar ya no se fiaba de los oprichniki que quedaban. Con esto, las tierras fueron devueltas a sus antiguos dueños. Si es que seguían vivos, claro.

En 1575, Iván el Terrible volvió a fingir que renunciaba al trono, y proclamó como nuevo zar a Simeón Bekbulatovich, un estadista de origen tártaro. Reinó un año como un títere. Se dice que Iván le obligaba a confiscar tierras al clero mientras fingía no estar de acuerdo. Así, cuando al año siguiente recuperó el trono, devolvió algunas tierras, pero otras se las quedó para él.

Mientras tanto, Iván IV otorgó a la familia de comerciantes Stroganov una patente para colonizar Siberia. Así, en 1580, desde Perm, comenzó la conquista rusa de Siberia. Esta familia contrató al líder cosaco Yermak Timofeyevich para que les ayudaran en su empresa de conquista. Con unos pocos disparos y algo de diplomacia convenció a diversas tribus siberianas de que aceptaran la soberanía de Rusia. La resistencia del Kanato de Siberia, o de Sibir, liderado por el kan Kuchum, contraatacó a saco, pero tras la Batalla del cabo Chuvash, ocurrida en 1582, los rusos acabaron dominando una buena parte de la Siberia occidental. La capital del kanato, Isker, o Qashliq, fue conquistada por los rusos. Al lado de este lugar, Yermak levantó un fuerte llamado Tobolsk. Con esto Rusia se extendió más allá de los montes Urales y comenzó a conquistar y colonizar el norte de Asia.

Esto se hizo a través de fuertes comerciales llamados Ostrogs, que luego se convertirían en las futuras ciudades siberianas. Allí llegarían pieles y minerales de la zona con los que comerciar.

Por otro lado, Kuchum comenzó una lucha de resistencia, que, si bien no logró nada, sí que pudo vengarse de Yermak, pues mató a la mayoría de sus soldados. Yermak logró huir herido, pero acabó ahogándose en un río.

A todo esto, la Guerra Livonia continuaba. En 1582 Rusia y la Polonia de Esteban Batóry firmaron la Paz de Yam Zapolski, donde Rusia se rendía y renunciaba a las demandas sobre Livonia. Al año siguiente llegó la paz con Suecia, donde Rusia perdió más territorios. Por fin había acabado esta guerra, que sólo causó la ruina de la economía rusa y sentó las bases para un periodo de crisis que veremos luego.

En los últimos años de vida del zar Iván el Terrible, parece que se le empezó a ir mucho la olla. Se cuenta que, en un ataque de ira, golpeó a su nuera embarazada por usar ropa indecente, y aquello le causó un aborto. Su hijo Iván, el heredero o zarévich y marido de esta muchacha, se enfadó mazo con su padre y ambos discutieron. Iván el Terrible golpeó a su hijo en la cabeza con un bastón y lo dejó moñeco.

Tras haber matado a su hijo, Iván volvió a instalar su capital en Moscú. Dicen que se arrepintió toda la vida de esto. Luego se dedicó a seguir purgando a súbditos que le caían mal, tuvo sífilis y los médicos le recetaron tomar pequeñas dosis de mercurio, algo que acabaría afectando a su salud. 

En fin, que, con estas muertes, el único que podía heredar el trono era el hijo menor del zar, Feodor, o Teodoro, que era un tipo muy incompetente, de mala salud y poco carácter. Llegó al trono tras la muerte de su padre en 1584, a quien le dio un derrame cerebral mientras jugaba al ajedrez con su consejero Bogdan Belski.

Ahora hablemos del zar Teodoro I. A Teodoro, o Feodor, no le interesaba en absoluto la política, y la administración la dejó a cargo del ministro Boris Godunov, su cuñado; pues era hermano de su esposa Irina. Se cuenta de Teodoro que era un tipo bondadoso y sencillo, que le gustaba mucho rezar y visitar iglesias para tocar sus campanas.

Teodoro heredó una Rusia devastada por la derrota en la guerra Livonia. Las cosas se complicaron aún más cuando muchos boyardos exiliados volvieron a Rusia tras la muerte del terrible, y comenzaron a disputarse sus poderes perdidos. Boris Godunov no perdió el tiempo y los marginó todo lo que pudo hasta obligarles, en muchos casos, a exiliarse de nuevo.

Algo importante pasó en 1589, y es que el metropolitano de Moscú fue elevado a Patriarca. Esto significó el punto culminante de la independencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

También hubo una guerra de cinco años con Suecia, en la cual Rusia logró reconquistar los territorios fronterizos del Ducado de Estonia perdidos en la Guerra Livonia.

Otra cosa no tan buena de esta época es que se instituyó la servidumbre de campesinado, debido a sus continuas fugas. La gran mayoría de los campesinos del noroeste y centro de Rusia perdieron su libertad y pasaron a estar sometidos por los boyardos terratenientes y por el clero. Parece que fue una medida temporal que acabó perpetuándose durante varios siglos.

En 1591, Dimitri, el medio hermano pequeño de Teodoro, se apuñaló accidentalmente con una espada de juguete. Dicen que en realidad fue asesinado porque como Teodoro e Irina no conseguían tener hijos… querían impedir que Dmitri reclamara el puesto. Acordaos de esto que va a ser importante.

En 1592, Irina quedó embarazada y los zares tuvieron una hija, pero murió a los dos años. Al final Teodoro I murió en el año 1598 sin hijos, y eso provocó el fin de la Dinastía Rúrika, que había estado en el poder de aquel territorio desde los tiempos de Rúrik, allá por el siglo noveno.

Esta muerte fue el comienzo de una época de disturbios conocido como el Periodo Tumultuoso, o Época de Inestabilidad o la Era de los Desórdenes. Elegid el nombre que queráis. Fue un periodo que abarcó desde la muerte de Teodoro I en 1598 hasta la llegada de la Dinastía Romanov en 1613. Es decir, 15 años de caos y de locura.

Bueno, pues tras la muerte de Teodoro I, un Zemski Sobor, o parlamento, se reunió y se eligió a Boris Godunov como nuevo zar, y reinó con el nombre de Boris I. Su corto reinado fue un desastre, y tuvo que hacer frente a la Hambruna Rusa de 1601 a 1603. Boris distribuyó comida en Moscú, y eso hizo que una gran masa de refugiados llegara a la capital, provocando un caos absoluto. Luego también diferentes bandas de ladrones y bandoleros cometían todo tipo de atrocidades por el reino.

La familia oligárquica más importante, la de los Romanov, veía a Boris I como un inútil. Para echarle del poder empezaron a esparcir rumores de que Dimitri, el medio hermano pequeño de Teodoro que había sido asesinado estaba realmente vivo. Por esto los Romanov fueron exiliados. Y justo en 1603, un tipo apareció en la República de las Dos Naciones diciendo ser Dimitri, y comenzó a reclamar el trono de Rusia. Dicen que su verdadera identidad era Grishka Otrepiev, un monje ruso exiliado tiempo atrás, y acabó en Polonia, donde consiguió convencer de esto a gente poderosa e influyente.

Así pues, una pequeña fuerza de 4000 soldados polacos, lituanos, exiliados rusos y mercenarios alemanes cruzó la frontera occidental rusa, y así comenzó la Guerra Polaco-Moscovita, que duró de 1605 a 1618. Algunos rusos apoyaron a este falso Dimitri y otros no. Mientras tanto, la aristocracia rusa trataba de derrocar a Boris I, y éste comenzó a volverse loco y a tener alucinaciones. En 1605 murió en extrañas circunstancias, se dice que le perseguía un fantasma.

Su hijo Feodor II, o Teodoro II, de 16 años, asumió el cargo de nuevo zar. Sólo duró un par de meses, fue ejecutado por los boyardos, y en junio de 1605, entró en Moscú el falso Dimitri, que fue coronado como Dimitri I el Impostor. Allí violó a la hija de Boris Godunov, Xenia Godunova y la convirtió en su concubina. Al menos hasta que llegó su esposa Marina la bruja, una noble polaca.

Este Dmitri tampoco duró mucho en el trono, apenas un año. Fue asesinado por un noble llamado Basilio Shuiski, quien se alzó como nuevo zar. Como curiosidad, los Shuiski descendían de Andrei, el hermano de Alexander Nevski. Se cuenta que el cuerpo de Dimitri fue despedazado, incinerado y sus restos metidos en un cañón y disparados hacia Polonia.

Basilio IV reinó cuatro años, que no fueron tranquilos ni por asomo. Una gran revuelta campesina estalló en el sur, y de aquí también apareció un falso Dimitri II a tocar los huevos. Este tipo creó una corte paralela en la localidad de Tushino, cerca de Moscú, y comenzó a asediar la capital. Dicen que era un campesino aprovechando la situación, pero como Marina, la esposa del anterior impostor, le reconoció como el verdadero Dmitri salvado de la muerte… empezó a hacerse popular y lograron el apoyo de Polonia-Lituania y su rey Segismundo III Vasa. Estos empezaron a atacar Smolensk.

Basilio IV se vio sobrepasado y acabó pactando con Suecia. Suecia les envió un grupo de mercenarios, pero estos se pasaron al bando polaco, que pagaban mejor.

Las tropas del polaco derrocaron primero al segundo impostor, y después, en 1610, tras la Batalla de Klúshino, forzaron a abdicar a Basilio IV. Entonces el poder de Moscú recayó en un grupo de Siete Boyardos, que juraron fidelidad al hijo de Segismundo III, Vladislao Vasa, pero sólo si mantenía sus privilegios y mantenía la ortodoxia rusa. Así fue cómo los polacos dominaron Rusia durante un breve periodo de tiempo, tres años concretamente, hasta 1613.

Vladislao Vasa dijo “sí, yo os dejo tranquilos, vale, pero hacedme zar rapidito”, y tras ser coronado trató de convertir Rusia al catolicismo. Esto cabreó a mazo de gente. Al mismo tiempo, en Ivángorod, apareció un Falso Dimitri III, y los suecos se aliaron con él para tomar el control de Nóvgorod.

La situación era un auténtico caos. El trono estaba técnicamente vacío, porque los boyardos se pegaban entre ellos, Suecia empezó a darse de leches con Polonia, y los rusos ya no tenían ni puta idea de a quién apoyar. Los tártaros la liaban en la frontera este y los bandoleros se multiplicaban por doquier.

En 1612 se produjo un gran levantamiento popular liderado por Kuzma Minin, un mercader de Nizhni Novgorod, y el príncipe Dimitri Pozharski. Tras una gran batalla en Moscú, los polacos tuvieron que retirarse, y ese día, el 4 de noviembre, se celebra como el Día de la Unidad Popular conmemorando esta victoria. Entonces, en 1613, el Zemski Sobor nombró como nuevo zar a Miguel I, o Mikhail I, de 16 años, el primer zar de la dinastía de los Romanov.