Biografía de Toby Kebbell (1982)

“A veces me preguntan por qué elijo interpretaciones en las que no se me ve la cara”, comenta el actor. “Pero tiene ventajas, pues puedo pasear por Los Ángeles sin que nadie me reconozca. Hace poco, encontré a un borracho que llevaba tatuado en el muslo a Johnny Quid, mi personaje de RocknRolla. Le dije que era yo, pero no se lo creyó. No ser conocido es una bendición, me hace muy feliz y me gustaría seguir así”.

Nacido el 9 de julio de 1982, en South Elmsall, en la zona norte de Inglaterra, aunque criado en Nottinghamshire, Kebbell fue el cuarto de cinco hermanos. Le traumatizó la temprana separación de sus progenitores cuando tenía solo dieciocho meses. Tras quedarse bajo los cuidados de su madre, cocinera y jardinera, fue educado en un colegio católico.

Después de estudiar Arte Dramático en Central Television Workshop, en Nottingham, se tomó su primer papel en el cine, en la jamás estrenada en España Dead Man’s Shoes, de su compatriota Shane Meadows, como si fuera el último. Sólo el miedo a que no le volvieran a reclutar jamás explica la intensidad con la que interpretó a Anthony, un chico retrasado mental del que abusan unos desaprensivos, de los que su hermano (Paddy Considine) tomará cumplida venganza al salir del ejército.

Su trabajo no pasó desapercibido para Oliver Stone, que en Alejandro Magno le dio el papel de Pausanias, asesino del padre (Val Kilmer) del protagonista, instigado por la madre (Angelina Jolie). Ni para Woody Allen, que no necesitó hacerle una prueba para convertirle en un policía en Match Point. 

La crítica se deshizo en elogios cuando se convirtió en un personaje real, Rob Gretton, manager de Joy Division, en Control. Y entusiasmó al público en RocknRolla, a las órdenes de Guy Ritchie, como Johnny Quidd, drogadicto capaz de desenvolverse igual de bien como pianista que con un arma semiautomática. Aprendió a manejar ambos instrumentos durante la preparación del papel, y dejó casi de comer para aparecer escuálido en pantalla.

A Toby Kebbell se lo rifan para superproducciones de aventuras y efectos especiales, pues fue Garsiv, hermano de Jake Gyllenhaal en Prince of Persia: las arenas del tiempo, el semidiós Agénor, hijo de Poseidon, en Ira de titanes, y un poderoso mago en El aprendiz de brujo, que fracasó en taquillas, como la mayoría de filmes protagonizados en los últimos años por Nicolas Cage. Pero se lució sobre todo como Geordie, soldado que arriesga su vida para rescatar al caballo Joey, en War Horse (Caballo de batalla), bajo la batuta del mismísimo Steven Spielberg.

En televisión protagonizó el tercer capítulo de la primera temporada, y posiblemente el mejor de Black Mirror, “Tu historia completa”, donde fue un abogado que descubría la infidelidad de su esposa, encubierta mediante manipulación de recuerdos gracias a las nuevas tecnologías. Fue también Tony, antiguo cliente del abogado encarnado por Michael Fassbender, en El consejero.

Como villano no tiene precio. Se puso la máscara del Dr. Muerte, antagonista de Cuatro Fantásticos, revisión de las peripecias de los personajes de Marvel que no obtuvo la repercusión esperada. Con ayuda de la tecnología CGI dio vida a Koba, el primate malvado enfrentado a César, en El amanecer del Planeta de los Simios. También mediante captura de imagen encarnó a Durotan, líder orco en Warcraft. El origen.

Incluso le dieron la oportunidad de dar vida a uno de los malos por excelencia del Séptimo Arte, el tribuno romano enfrentado a su mejor amigo Messala, tomando el testigo del inolvidable Stephen Boyd, en la nueva Ben-Hur. En consonancia con el guión, cambió del todo al personaje, ya no cercano a la locura, cegado por el odio hacia su rival, sino que acaba en contra suya por culpa de las circunstancias, que le hacen sentirse traicionado. “Desde su punto de vista, todo está justificado. ¿Cómo se atreve alguien que dice que le tiene afecto a proteger a un criminal?”, explicó.

Asegura que le dio que pensar lo que contempló durante el rodaje, cuando cuatro caballos se abalanzaron sobre un extra caído durante la carrera de cuadrigas, el momento cumbre del film que se desarrolla en tiempos de Cristo. “Creo que Dios intervino porque pasaron al lado sin rozarle. Fue un auténtico milagro”, comentó.

Entre tanto papel, Toby Kebbell ha tenido tiempo de ponerse a las órdenes de un español, Juan Antonio Bayona, en Un monstruo viene a verme, donde encarna al padre del niño protagonista. En el futuro, se le verá como un militar en Skull Island, precuela de King Kong.

Soltero empedernido, mantiene una relación con la empresaria británica Ruzwana Bashir, desde que la conoció en una fiesta de Navidad, en 2009. Pero ha manifestado que se siente muy bien solo, y que no tiene prisa por casarse. “Antes quisiera tener una casa y asentarme”, ha llegado a decir.