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Estándar 147 - Estándares EBAU 2° de Bachillerato.

Estándares EBAU 2° de Bachillerato.
Asignatura

Historia de españa

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Universidad de La Laguna

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BLOQUE 12

Estándar 147

Explica el proceso de elaboración y aprobación de la Constitución de 1978 y sus características esenciales.

La Constitución de 1978 debe enmarcarse en un contexto más amplio conocido como la “Transición”, que comenzó en 1975 con la muerte de Francisco Franco. En ese periodo de pocos años (1975-1978) se va a producir un cambio de régimen político gradual – de la dictadura a la democracia-, no violento y basado en el acuerdo de las principales fuerzas políticas, con la respuesta favorable de la sociedad española y el apoyo de instituciones como la monarquía.

Los pasos que se dieron para elaborar la Constitución parten de un deseo consolidado de no repetir los errores del pasado y llegar a unos acuerdos (la llamada “política de consenso”), que evitara nuevos enfrentamientos por una diferente concepción política de la realidad del país.

Contando con la confianza del monarca, el nuevo presidente de gobierno, Adolfo Suárez, intentará atender por un lado las demandas sociales de libertad y amnistía para los presos políticos y por otro evitar la resistencia de los “poderes fácticos”: Ejército, policía, burocracia, Iglesia, etc. Esa capacidad de negociación se verá expresada claramente con la Ley para la Reforma Política en 1976, que dio por finalizado el régimen representado en las Cortes franquistas. A partir de ahí, el esfuerzo de cambio se prolonga durante el año 1977 con la legalización de partidos políticos como el Partido Comunista (PCE), que confirmaron la existencia de una libertad de ideas expresada en las primeras elecciones democráticas en junio de ese mismo año. El triunfo de la Unión de Centro Democrático (UCD) en dicha consulta, un partido de centro que dirigía el propio Adolfo Suárez, permitió dar el siguiente paso: crear un nuevo marco constitucional que no fuera fruto de la imposición de un sector ideológico, sino que agrupara diferentes tendencias de derecha y de izquierda. A lo largo de los últimos meses de 1977 y el año siguiente, tras casi 3200 enmiendas, se finalizó el trámite en las Cámaras del borrador de la nueva Constitución. Solo faltaba el referéndum de aprobación popular, hecho que tuvo lugar el 6 de diciembre de 1978 y cuyo resultado fue claramente favorable al mismo, con una participación del 67% del censo y un voto favorable del 88%.

Esta Constitución supuso la llegada de las libertades y el reconocimiento del pluralismo político y la convivencia para toda la ciudadanía. Se estructura de forma extensa en 169 artículos organizados en un Título Preliminar y diez Títulos de variada temática, así como una última parte que se compone de disposiciones adicionales, transitorias, derogatoria y final que componen la norma jurídica fundamental del Derecho español vigente.

En ella se define España como “un Estado social y democrático de Derecho” y en forma de monarquía parlamentaria. La Corona quedaba claramente limitada en sus facultades y se garantizaba el ejercicio del poder por parte de las Cámaras representativas (Congreso de los Diputados y Senado). Se declaraba el estado como no confesional, aunque reconociendo un vínculo especial con la Iglesia Católica. Por otro lado, se mencionan también los importantes derechos individuales de expresión y reunión, así como la existencia de una economía mixta. Por último se plantea resolver la espinosa cuestión nacionalista mediante el reconocimiento de las particularidades territoriales gracias a una estructura autonómica. Este fenómeno se hizo extensivo a todos los territorios y no solamente a las “nacionalidades históricas y lingüísticas” (Cataluña, País Vasco o Galicia), siguiendo un procedimiento expuesto en la propia Constitución, quedando conformada la estructura del Estado en 17 comunidades autónomas y dos ciudades (Ceuta y Melilla) con su propio Estatuto.

Durante cuatro décadas este ha sido el marco de relación entre los ciudadanos de España. Aún con sus limitaciones, ha permitido desarrollar uno de los periodos de progreso más estables de nuestra historia.

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Explica el proceso de elaboración y aprobación de la Constitución de 1978 y sus características
esenciales.
La Constitución de 1978 debe enmarcarse en un contexto más amplio conocido como la Transición”,
que comenzó en 1975 con la muerte de Francisco Franco. En ese periodo de pocos años (1975-1978) se
va a producir un cambio de régimen político gradual de la dictadura a la democracia-, no violento y
basado en el acuerdo de las principales fuerzas políticas, con la respuesta favorable de la sociedad
española y el apoyo de instituciones como la monarquía.
Los pasos que se dieron para elaborar la Constitución parten de un deseo consolidado de no repetir los
errores del pasado y llegar a unos acuerdos (la llamada “política de consenso”), que evitara nuevos
enfrentamientos por una diferente concepción política de la realidad del país.
Contando con la confianza del monarca, el nuevo presidente de gobierno, Adolfo Suárez, intentará
atender por un lado las demandas sociales de libertad y amnistía para los presos políticos y por otro
evitar la resistencia de los “poderes fácticos”: Ejército, policía, burocracia, Iglesia, etc. Esa capacidad de
negociación se verá expresada claramente con la Ley para la Reforma Política en 1976, que dio por
finalizado el régimen representado en las Cortes franquistas. A partir de ahí, el esfuerzo de cambio se
prolonga durante el año 1977 con la legalización de partidos políticos como el Partido Comunista (PCE),
que confirmaron la existencia de una libertad de ideas expresada en las primeras elecciones
democráticas en junio de ese mismo año. El triunfo de la Unión de Centro Democrático (UCD) en dicha
consulta, un partido de centro que dirigía el propio Adolfo Suárez, permitió dar el siguiente paso: crear
un nuevo marco constitucional que no fuera fruto de la imposición de un sector ideológico, sino que
agrupara diferentes tendencias de derecha y de izquierda. A lo largo de los últimos meses de 1977 y el
año siguiente, tras casi 3200 enmiendas, se finalizó el trámite en las Cámaras del borrador de la nueva
Constitución. Solo faltaba el referéndum de aprobación popular, hecho que tuvo lugar el 6 de diciembre
de 1978 y cuyo resultado fue claramente favorable al mismo, con una participación del 67% del censo y
un voto favorable del 88%.
Esta Constitución supuso la llegada de las libertades y el reconocimiento del pluralismo político y la
convivencia para toda la ciudadanía. Se estructura de forma extensa en 169 artículos organizados en un
Título Preliminar y diez Títulos de variada temática, así como una última parte que se compone de
disposiciones adicionales, transitorias, derogatoria y final que componen la norma jurídica fundamental
del Derecho español vigente.
En ella se define España como “un Estado social y democrático de Derecho” y en forma de monarquía
parlamentaria. La Corona quedaba claramente limitada en sus facultades y se garantizaba el ejercicio del
poder por parte de las Cámaras representativas (Congreso de los Diputados y Senado). Se declaraba el
estado como no confesional, aunque reconociendo un vínculo especial con la Iglesia Católica. Por otro
lado, se mencionan también los importantes derechos individuales de expresión y reunión, así como la
existencia de una economía mixta. Por último se plantea resolver la espinosa cuestión nacionalista
mediante el reconocimiento de las particularidades territoriales gracias a una estructura autonómica.
Este fenómeno se hizo extensivo a todos los territorios y no solamente a las “nacionalidades históricas y
lingüísticas” (Cataluña, País Vasco o Galicia), siguiendo un procedimiento expuesto en la propia
Constitución, quedando conformada la estructura del Estado en 17 comunidades autónomas y dos
ciudades (Ceuta y Melilla) con su propio Estatuto.
Durante cuatro décadas este ha sido el marco de relación entre los ciudadanos de España. Aún con sus
limitaciones, ha permitido desarrollar uno de los periodos de progreso más estables de nuestra historia.