La chica de antes (2022), de Ron Howard

Tras haber sufrido un robo en su apartamento, Emma quiere mudarse a otro lugar junto a Sam, su novio. Le encandila una sofisticada casa de estilo minimalista de precio llamativamente bajo, pero cuyo arquitecto, Edward, obliga a quienes aspiren a convertirse en inquilinos a rellenar un cuestionario, como condición para alquilarles el inmueble, y si resultan elegidos deberán respetar numerosas reglas, como no tener niños, no llevar animales, no dejar la ropa desordenada, etc. En otro momento temporal, la soltera Jane –de enorme parecido físico con Emma– también solicita habitar en la misma vivienda.

Adaptación de la reconocida novela de J.P. Delaney, que lograba mantener la intriga, en la línea de éxitos del thriller como “La mujer en la ventana”. Si aquélla bebía de La ventana indiscreta, de Alfred Hitchcock, ésta parece mezclar elementos de otras dos de sus grandes obras, Vértigo y Rebeca. Analiza también las relaciones tóxicas, y denuncia que pese al #MeToo la mujer está expuesta al riesgo de agresiones en la sociedad moderna.

La serie engancha en su arranque por su llamativo punto de partida, y porque imita bien la forma de dosificar la intriga del libro. Está rodada con la elegancia típica de las producciones británicas, y cuenta con eficaces actores, sobre todo Gugu Mbatha-Raw (Jane), Jessica Plummer (Emma) y David Oyelowo (Edward). Sin embargo, se va desinflando a medida que transcurren los capítulos, porque el desarrollo se vuelve premioso, y no está a la altura de las expectativas.