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Grados transversales para abordar los nuevos retos de la humanidad

Las universidades españolas adoptan enfoques interdisciplinarios y transdisciplinarios que aúnen múltiples ramas del conocimiento

Extra Formación 12/05/24
Tom Werner (Getty Images)

Cambio climático, desigualdad, conflictos armados, pobreza, pandemias, nuevas enfermedades, amenazas tecnológicas. La lista de los desafíos a los que se enfrenta la humanidad es amplia y su solución requiere de respuestas provenientes de distintos frentes. Este laberinto de desafíos ha impulsado una forma diferente de abordar la educación universitaria hacia un modelo interdisciplinario y transdisciplinario, abandonando gradualmente la forma tradicional de enseñanza basada en disciplinas aisladas. El nuevo enfoque se está materializando en la creación de nuevos grados y másteres, programas de estudio transversales (que se cursan en distintas facultades), la implementación de metodologías de enseñanza activas y la promoción de la investigación colaborativa entre múltiples ramas de conocimiento.

“Los conceptos de interdisciplinaridad y transdisciplinariedad no son nuevos”, afirma Pilar Delgado, vicerrectora de Política Académica de la Universidad de Barcelona (UB). “Hace más de dos décadas que se aplican. Pero es verdad que se ha empezado a reconocer su valor”, argumenta. En la actualidad, el aprendizaje interdisciplinario se define como la integración de conocimientos provenientes de distintas disciplinas académicas. Por otro lado, el enfoque transdisciplinario va más allá al incorporar tanto a actores externos como a diferentes contextos, colaborando así en la creación de soluciones para problemas complejos. “Cada vez son más las titulaciones que desde la base son interdisciplinares”, añade Víctor Briones, vicerrector de Estudios en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). “Y se está integrando en los tres escalones de la formación universitaria: grados, másteres y doctorados”.

El enfoque transdisciplinar no es solo un elemento decorativo, sino que contribuye a una formación más integral y contextualizada de lo que demanda el mercado laboral. Santiago Palacios, vicerrector de Estudios de Grado en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ejemplifica esta tendencia. “Tenemos un grado como el de Ingeniería Biomédica, donde nuestros estudiantes desarrollan conocimientos que tienen que ver con la medicina, pero también con la ingeniería, para después salir al mercado laboral y crear implantes de todo tipo de prótesis o equipos médicos”. Otra muestra de este enfoque es el grado de Inteligencia Artificial que se ofrece en diversas instituciones. “No existía hace cinco años y lo hemos creado, al igual que el de Bioinformática”, destaca Virginia Luzón, vicerrectora de Comunicación y Promoción de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Esta última licenciatura navega en un punto entre la informática y las ciencias de la vida e incluye asignaturas en biología, medicina, agricultura e industria alimentaria.

Cambios ineludibles

“Los cambios en la sociedad, las nuevas tecnologías y los retos que plantea el cambio climático nos han llevado a repensar el modelo de enseñanza”, resalta Luzón, cuya institución tiene un grado en Gestión de Ciudades Inteligentes y Sostenibles, que es absolutamente transversal y se imparte en tres facultades distintas: Filosofía y Letras, Ingeniería y Economía. En este mismo sentido, la UNED también cuenta con el grado de Ciencias Ambientales, que pone el foco en los problemas a los que se enfrenta el mundo natural, y que abarca distintas asignaturas como Matemáticas, Geología, Fabricación Sostenible o Derecho Penal. “Consideramos que la interdisciplinaridad es una parte muy importante del futuro de la educación”, comentan desde la UNED. “Muchísimas tareas ahora mismo, en cuanto a empleabilidad, requieren de picotear de varias áreas”, resalta Briones, de la UCM. Como el grado de Business Analytics que se imparte en la UAM. “Los estudiantes, digamos, aprenden cómo funcionan los mercados, las empresas, los negocios, las inversiones, etcétera, pero combinado con toda una capacitación tecnológica como la minería de datos, el big data”, dice Palacios.

Otras licenciaturas fusionan disciplinas que son como el agua y el aceite. Como el grado de Comunicación Interactiva, que es un híbrido entre Ingeniería y Comunicación. “Es un tipo de profesional que tiene las habilidades de un ingeniero, con conocimientos de física y matemáticas, pero que también sabe de comunicación audiovisual”, destaca Luzón, de la UAB. Los expertos consultados difieren sobre si los dobles grados forman parte de esta tendencia interdisciplinaria y transdisciplinaria. “Los dobles grados serían otra forma de trabajar esa interdisciplinaridad a nivel universitario”, destaca Delgado, de la UB. “Son una estrategia distinta a la que optan los alumnos que tienen tiempo y capacidad para cursar dos carreras simultáneamente, pero en la que no se combina una con otra”, argumenta Luzón, de la UAB. Lo cierto es que en la última década hemos sido testigos de un incremento en la oferta de titulaciones de dobles grados, así como de dobles másteres. Según datos de la Fundación CYD, este fenómeno ha sido significativo: en el periodo de 2011-2012, los dobles grados representaban únicamente el 4,44% del total de titulaciones, mientras que en el periodo de 2022-2023, esta cifra se ha elevado al 10,69%. En cuanto a los dobles másteres, aunque su importancia es menor en comparación, también han experimentado un crecimiento considerable, pasando de representar tan solo el 0,01% en 2011-2012 al 1,46% en 2022-2023.

Más allá del campus

La interdisciplinaridad también implica ir más allá del campus. Una muestra de ello está en el Máster en Retos Globales para la Sostenibilidad que se cursa en la Universidad de Barcelona, en el Trinity College de Dublín, Universidad de Utrecht, Universidad Eötvös Loránd y Universidad de Montpellier, y que está acreditado en España, Irlanda, Países Bajos, Hungría y Francia. “Tenemos másteres tremendamente complejos”, añade Briones, de la UCM. En esta institución se imparte el Máster en Teatro y Artes Escénicas, en el que se involucra a docentes de Filosofía, Filología, Geografía, Historia, entre otras disciplinas. O el grado en Filosofía, Política y Economía (de la UAM), que plantea una salida laboral tan incierta como amplia. “¿Ahora qué?, ¿en qué voy a trabajar? ¿Voy a ser filósofo?, ¿me voy a dedicar a las finanzas, a la economía, o voy a tirar por una carrera política?”, reflexiona Palacios. “Un estudiante, en la mayor parte de los casos, prefiere saber más o menos a qué se va a dedicar en el futuro”, abunda. “Hay formación que te permite acceder directamente a un puesto de trabajo y hay otra que es conocimiento puro y duro”, subraya Delgado. A pesar de ello, el modelo interdisciplinario y transdisciplinario continuará su camino hacia la transformación del aprendizaje, y mientras haya retos, los cambios seguirán ocurriendo.

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