The Walking Dead 8: Análisis del capítulo 3

Monstruos

The Walking Dead 8: Análisis del capítulo 3

Con el tercer episodio de esta Temporada 8 de The Walking Dead, comenzamos a sospechar que la guerra contra los Salvadores no va a ser cosa de una batalla rápida y que el conflicto, seguramente, nos lleve toda esta tanda de episodios. Así las cosas, damos un repaso a lo que ha dado de sí este tercer capítulo, titulado 'Monstruos', y, como siempre, la lista de spoilers es larga y dolorosa a partir de este párrafo. ¡Precaución!.

Antes del comienzo de la temporada ya nos advirtieron los showrunners de la serie que en esta nueva entrega de The Walking Dead la acción se iba a precipitar desde el primer fotograma. Que la primera parte de la temporada se parecería mucho a lo que han venido siendo las segundas partes de las entregas anteriores. Y es que la llegada del conflicto ya se preparó (y bien) a lo largo de la pasada sesión y aquí no había tiempo que perder. Pero a muchos nos decepcionó el primer capítulo, precisamente porque daba la impresión de que resolvía la esperada guerra de un plumazo, casi sin oposición y con una resistencia de los Salvadores que rozaba el ridículo.

Pues bien, parece que el conflicto está lejos de terminar, y que la lucha continúa a lo largo de los numerosos puestos de avanzada y diferentes bases que tienen los Salvadores distribuidos por toda la región. Ya sabemos que Negan esperaba el ataque, gracias al chivatazo de Gregory (o al de alguien antes que él, como hemos conocido en el capítulo de hoy) y que el carismático y diabólico líder tenía un plan de respuesta. Ese posible plan puede estar llevando a nuestros decididos supervivientes a una especie de trampa, ya que la sorpresa inicial y esa sensación de superioridad está diluyéndose según avanzan los episodios. Y, aunque parecen seguir llevando la iniciativa, nos preguntamos... ¿cuántos Salvadores hay?, ¿con cuántas bases cuentan y cuántas armas tienen?, y ¿dónde están los Basureros (aliados clave de Negan)?

Mientras nos preguntamos por todo esto para intentar adivinar el destino de la guerra en los siguientes capítulos, tenemos que admitir que hemos disfrutado moderadamente del capitulo de hoy. A pesar de las últimas decepciones, me he prometido a mi mismo alejarme del 'hater' que llevo dentro e intentar rescatar los aspecto positivos que todavía me proporciona la ficción televisiva de AMC. Y desde esta perspectiva, un capítulo como el de hoy merece algunos halagos: hemos tenido enfrentamientos, ejecuciones, discursos conmovedores, ataques de caminantes y la muerte de un personaje conocido (o dos).

Andrew Lincoln as Rick Grimes in The Walking Dead's

De lo primero que hay que hablar es de la resolución del cliffhanger de la semana pasada. La aparición de Morales (aquel personaje de la primera temporada) reconvertido en uno de los Salvadores, se nos vendió como una sorpresa mayúscula que a la mayoría de los mortales casi le pasa desapercibida. Seamos sinceros, nadie se acordaba de este tipo y hubo que tirar de hemeroteca para rescatarlo del pasado. Como era previsible, Morales se enfrenta a Rick como una especie de fantasma de las navidades pasadas, recordándole al sheriff lo que ha cambiado en todo este tiempo y en lo que se ha convertido. En un monstruo, como reza el título del capítulo de hoy.

Pero una vez cumplida su función, con ese “tú y yo somos iguales, no nos diferenciamos en nada, salvo en que yo tengo la pistola”, el bueno de Morales termina con una flecha de Daryl atravesada en su cráneo. ¿Alguien entre el público, de verdad, no esperaba que esto iba a terminar así? Yo llevo esperando la flecha de Daryl (que ya sabíamos que andaba en la misma planta del edificio) desde la semana pasada. Y se me ha hecho larga la espera porque el discurso de Morales ya se estaba haciendo largo. Y lo mejor es que Daryl también conocía a Morales, pero poco le ha importado al menor de los Dyxon acabar con él. Parece que Daryl es uno de los pocos personajes principales que ha dejado de tener conflictos morales cuando se trata de los Salvadores y que sabe lo que significa estar en una guerra contra ellos.

Pero no todos tienen tan poco escrúpulos como Daryl (claro, ninguno de ellos ha estado en una celda de Negan). Tan solo Morgan parece compartir esta visión, aunque Morgan le añade ese toque de enfermedad mental que resulta tan peligroso. En el capítulo de hoy hemos visto cómo la mente del pobre Morgan le va a jugar malas pasadas con más frecuencia, pero también hemos descubierto que Jesús es un excelente luchador, tal vez el único capaz de rivalizar con el propio Morgan. Pero lo importante es que Morgan vuelve a volar solo, ya que como asegura “no puede participar en esto”. ¿Se alejará de nuevo de todos o volverá a Alexandria?

Tom Payne as Paul 'Jesus' Rovia in The Walking Dead's

A pesar del enfrentamiento con Morgan, Jesús consigue llegar a Hilltop con su legión de presos de guerra y consigue convencer a Maggie para que se haga cargo de ellos, sin ejecutarlos, al menos hasta el final del conflicto. Maggie se ha vuelto más dura desde que se erigió como líder de Hilltop, pero aún no ha perdido toda su humanidad. Prueba de ello es la clemencia con la que trata a Gregory, el odioso traidor que, seguro, nos depara un nuevo problema dentro de muy poco (y es que parece que la experiencia les enseña más bien poco a nuestros héroes).

Y por último, el capítulo nos ha seguido mostrando la incursión del tercer grupo en discordia, el comandado por Ezekiel y Carol, hacia otra de las bases de operaciones de los Salvadores. El excesivo optimismo del Rey, contagiado a sus tropas ya su tigre, le hace avanzar sin oposición y haciendo caer a los Salvadores como moscas. Pero, como también se veía venir, vemos cómo se borra la sonrisa de su rostro en los últimos compases del episodio. Tomar esa base (cargada de las armas automáticas de gran potencia que buscaba Rick, ahora lo sabemos) no va a ser tarea fácil. Afortunadamente, los hombres del Reino saben proteger bien a su rey, y parece que varios de ellos han parado los disparos destinados a Ezekiel con sus propios cuerpos.

Khary Payton as Ezekiel in The Walking Dead's

Y nos se nos olvida la emotiva despedida entre Aaron y Eric, al que ya dábamos por muerto desde que recibió el disparo en el capítulo anterior. Aquí han tenido su momento para despedirse y para que veamos a un Aaron destrozado que va a hacerse cargo del bebé que encuentra Rick en la mansión de los Salvadores. Una vida desaparece otra viene. Siempre hay un contrapunto de esperanza en The Walking Dead.

En resumen, este tercer capítulo sigue la estructura de los dos anteriores, que de momento nos presentan una misma secuencia de acción dividida en pequeñas partes. No hay una gran historia contada en un capítulo, sino solo todas estas secuencias de acción que nos narran los acontecimientos de la parte de los cómics conocida como 'All Out War'. Y no, la muerte de Eric no es nada memorable. Es cierto que le conocíamos hace tiempo, pero no hemos empatizado mucho con ningún personaje presentado después de la temporada 4. Nos ha gustado ver a Rick y a Daryl luchando juntos y nos encanta la actitud del primero, ya que es el único que parece saber qué hay que hacer. La fijación de Jesús por trasladar a Hilltop al enorme grupo de Salvadores presos parece fuera de lugar, sobre todo en mitad de la batalla, con todo lo que se están jugando todos.

Veremos que ocurre dentro de siete días. De momento, sin noticias de Negan.

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The Walking Dead

AMC | 31 de octubre de 2010
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