Secretos de un escándalo (2023), de Todd Haynes

La actriz Elizabeth Berry llega como invitada a una gran casa familiar, en donde viven Gracie y Joe, con sus hijos. El motivo de la visita es que Berry va a interpretar a Gracie en una película y viene a empaparse de su vida actual, de su modo de ser, de su pasado. Y es que muchos años atrás Gracie y Joe saltaron a la opinión pública, provocando un gran escándalo con su relación. La causa es que ella tenía treinta y seis años y él solamente trece.

Secretos de un escándalo es una película interesante, pero desigual y difusa. Toca temas de calado, muy peliagudos y delicados, y que seguramente den para un debate: ¿Cuál es la edad adecuada para entablar una relación? ¿Es la edad de consentimiento algo objetivo o tiene más que ver con una cuestión cultural? ¿Es éticamente aceptable una relación entre un menor de edad y un adulto? ¿Pueden juzgarse igual todos los casos? Para algunos estas cosas están claras como la luz del sol, para otros pueden ser algo más difusas. La película de Todd Haynes invita a pensar en estos temas por su argumento, morboso como le gusta al director, aunque esta vez se muestra confuso en su desarrollo y no da nada que se parezca a una respuesta. Y quizá ésta es la máxima objeción que le puede hacer.

La ambigüedad que emplea Todd Haynes abarca tanto la trama como la ambientación, con ese afán de aportar una atmósfera siempre inquietante, casi de thriller, usando para tal fin una insistente banda sonora de Marcelo Zarvos con base de piano. Haynes (Carol) gusta de enfatizar muchas veces sus historias aportándoles ese aire amenazante, pero en este caso resulta un recurso un tanto tramposo. La presencia de la actriz en la casa y la vida de la familia de Gracie y Joe se presta a la idea de que se buscan causas, efectos, secretos inconfesables. Sin embargo, al final parece sólo existir una indagación actoral con el find de encontrar las claves para una eficaz interpretación. ¿O hay algo más en el guión de Samy Burch, nominado al Oscar? En cualquier caso no parece que las cuitas del matrimonio, las dudas, la relación con los hijos de los distintos padres o ciertos desequilibrios no sean simplemente algo natural, dadas las circunstancias. De hecho es el personaje de la actriz el que a la postre acaba teniendo un comportamiento más censurable, de un cinismo altamente desaprensivo e quizá insano (véase la escena final).

Secretos de un escándalo tiene a su favor la presencia de dos actrices inconmensurables. Julianne Moore pasa por ser quizá la actriz fetiche de Haynes, pues es la tercera colaboración entre ambos, después de Safe y Lejos del cielo. Su presencia es poderosa, aunque sobre el papel quizá su rol no atrape tanto como debiera. Quien sí sobresale especialmente es Natalie Portman, con un personaje misterioso, de estudiada delicadeza en el trato pero más cruel de lo que parece. Tiene un par de momentos muy brillantes. Y se agradece el esfuerzo del tercero en discordia, el joven Charles Melton, en un papel de tipo un poco superado por la vida que él mismo se ha fabricado.