A mis 20 años no tenía ni idea de qué hacer con mi vida y mi máxima preocupación era que mi equipo favorito quedara en quinto lugar de la liga inglesa. Pero de alguna manera, a sus 20 años Suzanne Lindon protagonizó, escribió y dirigió una película selección oficial de Cannes y TIFF 2020: “Spring Blossom”. Me siento tan inútil.

La premisa que taclea Lindon es muy simple, pero arriesgada: una chica parisina de 16 años (también llamada Suzanne) tiene un amorío con un apuesto actor de 35 años (llamado Raphaël). Leer esto inmediatamente te hará levantar las cejas, sobretodo considerando que estamos hablando de Francia, un país que, de manera repugnante, le acaba de dar un  Premio César al pedófilo violador convicto Roman Polanski.

Sin embargo, la ejecución de Lindon es cautelosa y sensible. No hay sexo ni intimidad y el asunto de las edades es apenas mencionado. “Spring Blossom” más bien explora la inocencia de una chica y su experiencia del primer amor. Es un filme manso de 73 minutos sin espectáculo o giros.

Las razones del amor son explicadas fácilmente. Suzanne está aburrida de su escuela y compañeros, no conecta con nadie y las fiestas le parecen sosas, así que en Raphaël ve una emocionante oportunidad de experimentar (también ayuda que está bastante guapo). Suzanne parece adolescente enamorada de los Backstreet Boys. Después del primer vistazo a Raphaël, se obsesiona completamente y lo comienza a stalkear, hasta finalmente armarse de valor para entablar una conversación.

Del otro lado, el actor (interpretado por Arnaud Valois) no logra sentirse cómodo con su carrera y está harto de su obra de teatro; de repetir las mismas líneas todos los días. Suzanne llega en el momento adecuado para darle un revulsivo a su vida. Ambos buscan lo mismo, de maneras distintas.

spring-blossom-suzanne-lindon-02

Las citas son simples. Desayunar juntos, compartir un agua de granada, escuchar música. La máxima seña de intimidad es un beso en el cuello. Hay poca charla entre los dos enamorados y Lindon utiliza tres escenas de baile para comunicar lo que sus personajes están pensando.  Son secuencias líricas que se salen del molde del filme y destacan el talento de la directora.

Pero lo importante siempre es la transformación de Suzanne, quien ahora se maquilla, practica besos en el espejo y se siente demasiado incómoda alrededor de sus papás. Con el paso del tiempo, la pregunta ‘¿por qué?’ se hace más evidente en la cabeza de Suzanne y sin tener que decirlo en voz alta, su amor juvenil se convierte en madurez y entendimiento alrededor de la complejidad de una relación de tal naturaleza.

Y a pesar de lo genérica que es la historia, Lindon da pinceladas de autenticidad para empatizar con su personaje. El convencer a mamá de ir a la fiesta, el baile incómodo con amigos o las pláticas con papá se sienten muy reales. 

Fue lindo ver una película sobre amor tan ligera y sin melodrama o escandalizaciones. Suzanne Lindon demuestra enorme promesa en “Spring Blossom”, sobre todo por la manera en cómo logra comunicar sentimientos de amor inocente sin la necesidad de exuberantes diálogos. 

No esperes una película reveladora, pero sí una poética y agradable historia de adolescencia que tal vez te haga recordar tus años de preparatoria. Y sí, es increíble que Lindon dirija todo esto a sus 20 años tras escribir el guión a los 15. Imagina lo que podrá hacer con más experiencia.