Señorita J (2018), de Emmanuel Mouret

Francia, siglo XVIII. Madame de La Pommeraye es una joven viuda que recibe frecuentemente en su gran mansión campestre las visitas del Marqués de Arcis, un hombre tan encantador como mujeriego. Ambos se lo pasan bien juntos, son amigos, pero el marqué pretende algo más y se emplea en el arte de la seducción. Aunque su amiga está sobre aviso contra ese libertino impenitente y lucha contra sus invitaciones amorosas, disfruta mucho con él y tal es la conexión entre ellos y las dotes de adulación del marqués que la mujer acaba por caer en sus redes, enamorada de quien no pretendía. Pero una vez lograda la conquista, el interés del marques por Madame La Pommeraye empieza a disminuir poco a poco.

Exquisita adaptación del relato de Denis Diderot “Madame de La Pommeraye”, insertado dentro de su novela “Jacques el fatalista”. El actor y director francés Emmanuel Mouret despliega un fresco costumbrista lleno de encanto que tiene mucho de parábola y que resulta deliciosamente cruel. Es Señorita J una película delicada, propia de los modales ilustrados de la alta aristocracia de la Francia del Siglo XVIII, en donde asistimos a los juegos eróticos amorosos, sutiles y románticos, entre los protagonistas, pero en donde se cambiarán las tornas en cruel venganza, una venganza por lo demás muy femenina, pulcra y calculada.

Dentro de la frivolidad superficial del contenido hay por supuesto una ácida crítica a la banalidad del amor y los peligros del libertinaje. Salvo en alguna ocasión, el director se muestra pudoroso en las imágenes y apoya su relato en un impresionante diseño de producción, con una maravillosa fotografía de Laurent Desmet, la música de cámara de grandes clásicos y un vestuario de época cuidadísimo que nos traslada al pasado con pasmosa naturalidad. Por encima de todo, destaca sin embargo, el pulido guión del propio Mouret, con diálogos excelentes, poéticos y engolados, pero sin dejar de ser comprensibles y lúcidos, a menudo con réplicas y contrarréplicas muy agudas, inteligentes y excitantes. El reparto es brillante, con una fabulosa y vengativa Cécile de France como Madame de La Pommeraye y un menos conocido pero igualmente eficaz Edouard Baer como el Marqués de Arcis.