Alain Berset: “Suiza es un país sin agenda oculta” - SWI swissinfo.ch

Alain Berset: “Suiza es un país sin agenda oculta”

El presidente Alain Berset haciéndose un selfie con estudiantes de universidad
El presidente de la Confederación Suiza Alain Berset toma un selfie con estudiantes de la Oxford Union, donde el 27 de octubre de 2023 habló sobre la fragmentación del mundo y el papel de Suiza. Jan Camenzind

La neutralidad suiza se sigue entendiendo si se explica, afirma Alain Berset, presidente saliente de la Confederación. Suiza continúa siendo una plataforma internacional para el diálogo frente a la polarización del mundo.

Swissinfo.ch: Durante su mandato como presidente de la Confederación usted ha vivido toda una serie de acontecimientos importantes: la guerra de Rusia contra Ucrania que continúa, el ingreso de Suiza en el Consejo de Seguridad de la ONU o la guerra en Oriente Próximo. ¿Cuáles han sido para usted los desafíos más importantes?

Alain Berset: Ciertamente, estamos viviendo una época en la que las crisis se acumulan. Sin embargo, la aceleración de estas crisis comenzó hace mucho tiempo, como muy tarde durante la pandemia. Creo que el desafío más importante en la actualidad sigue siendo el mismo. No debemos perder de vista la cohesión social. Con frecuencia, las crisis conducen al aumento de la desigualdad y al recrudecimiento de las tensiones sociales. En tiempos de crisis hay que prestar una atención especial a la cohesión de la sociedad.

Usted ha sido presidente de la Confederación en dos ocasiones: la primera vez en 2018 y ahora en 2023. ¿En qué se diferencian estos dos mandatos?

La gran diferencia está en el período entre estos dos años presidenciales: la pandemia. En retrospectiva, estoy contento que me tocó a mí y a mi equipo gestionar esta crisis, cuando ya llevaba ocho años de experiencia al frente del departamento. Fue decisivo. Aquel año también pude aprovechar mi experiencia política que había adquirido en el seno del Consejo Federal y durante el año presidencial de 2018, por ejemplo en el marco del trabajo en el Consejo de Seguridad.   

Alain Berset con mascarilla en una sala de hospital hablando con pacientes de cuidados intensivos
La gestión de la pandemia ha sido uno de los principales retos en la carrera del consejero federal Alain Berset como ministro del Interior y responsable de la sanidad. Keystone / Peter Klaunzer

¿Qué ha aprendido sobre sí mismo durante su carrera política?

La pandemia me ha enseñado muchas cosas, también en lo personal. Jamás pensé que sería capaz de soportar tanta presión y que podría trabajar tanto. Como consejero federal, uno está acostumbrado a muchas cosas, pero durante la crisis de la Covid-19, todo se magnificó. Me tranquilicé cuando pude comprobar que era capaz de resistir los golpes. Pero también fue un alivio ver que la crisis sanitaria no durara más tiempo. Una vez superado esto, entendí que también era capaz de soportar otras situaciones de estrés.

No obstante, el 2023 ha sido un año especial si pensamos en la crisis de Credit Suisse, en la guerra de agresión rusa contra Ucrania o en la situación actual en Oriente Próximo. Es un año marcado por muchas incertidumbres e inseguridades. También en una situación así es importante cultivar la cohesión social.

Usted es miembro del Gobierno suizo desde 2011. En junio anunció que no se volvería a presentar a la reelección. ¿Qué echará de menos de su cargo?

Me ilusiona mucho pensar en la etapa que viene después de dejar mi cargo como consejero federal. Echaré de menos el trabajo en equipo. No trabajo solo, colaboro con un excelente equipo. Esta colaboración siempre ha sido apasionante y me ha aportado mucho.

Alain Berset en la Street parade
Durante su año presidencial, Alain Berset no rehuyó las congregaciones multitudinarias de la Street Parade en Zúrich. Keystone/severin Bigler

Entre 2002 y 2022, la población de los suizos en el extranjero se ha incrementado en un 34 %. ¿Qué revela sobre Suiza el hecho de que tantos compatriotas vivan fuera de las fronteras nacionales?

Esto forma parte de la tradición suiza. Somos un país relativamente pequeño en el corazón de Europa y sin grandes recursos naturales. Todo lo que hemos conseguido, lo hemos realizado con nuestros propios medios. Pero para ello son necesarios la colaboración y el intercambio con otros países y otras personas. De hecho, somos una nación abierta al mundo.

Suiza tiene nueve millones de habitantes y aproximadamente dos millones de personas cruzan cada día nuestras fronteras nacionales, lo cual representa casi una cuarta parte de la población. Esto dice mucho sobre los vínculos estrechos que mantenemos con otros países. Y una gran parte de los 800.000 suizos residentes en el extranjero viven en la Unión Europea.

¿Qué hace Suiza para mantener el contacto con sus ciudadanos en el exterior?

Con la digitalización y las herramientas informáticas asociadas existen más posibilidades. Swissinfo.ch, por ejemplo, es una de estas herramientas. Además, Suiza tiene con sus embajadas y consulados casi en todo el mundo una representación. Hoy disponemos de los medios necesarios para mantener contactos estrechos, especialmente gracias a nuestra cercanía con Europa y a los acuerdos bilaterales. La libre circulación de las personas también es importante. Al mismo tiempo, todos los suizos que viven en el exterior no tienen la misma necesidad de mantener ese contacto, y esto también es legítimo.

Entre los 800.000 suizos que viven en el extranjero, solo 220.000 personas están inscritas en el censo electoral y solo el 25 % de entre ellos participan en votaciones con regularidad. ¿Por qué Suiza no consigue motivar a los suizos del exterior a participar en las elecciones?

No me incumbe juzgarlo, pero estos datos demuestran que existe un gran interés en participar en las decisiones en los lugares donde uno vive y trabaja. En su día fui miembro de la Asamblea constituyente en Friburgo. Siempre hemos luchado por que el mayor número posible de personas afectadas por la política friburguesa pudiera votar y expresarse, incluidos los extranjeros.

Sería ciertamente útil que fuera más fácil votar y elegir desde el extranjero, por ejemplo mediante la votación electrónica. Pero por otro lado, el hecho de que tres cuartas partes de los suizos residentes en el extranjero no estén ni siquiera inscritos en el censo electoral significa también que estas personas tal vez no tengan interés en votar en Suiza.

¿Dónde cree usted que la diáspora suiza hace la mayor contribución a la patria?

Es bonito si los vínculos con Suiza permanecen intactos. Siempre me impresiona comprobar que se puede encontrar a suizos en casi todas las partes del mundo. Si sienten apego a su patria, también guardan una buena imagen de Suiza. Y esto es positivo para todos nosotros.

Alain Berset durante una visita en Colombia
Alain Berset de visita en el barrio de Comuna 5 en Buenaventura, en Colombia, un área afectada por la pobreza y la violencia, donde Suiza apoya varios proyectos dirigidos a mejorar la situación. © Keystone / Alessandro Della Valle

“Suiza en un mundo dividido”, el título de una conferencia que usted pronunció recientemente en Oxford, alude a la creciente fragmentación y a las tensiones que se están produciendo en muchas partes del mundo. ¿Qué papel puede desempeñar todavía Suiza en este “mundo dividido”, que se ve afectado cada vez más por la política de poder que ejercen las grandes potencias?

Este año celebramos el 175º aniversario de la Constitución Federal. Esta continuidad es una fuerza en un mundo que cambia rápidamente. Instituciones estables y una visión de largo alcance ayudan enormemente.

En segundo lugar, con la Ginebra internacional y el CIRC Suiza asume un rol particular en el continente como guardiana de los Convenios de Ginebra y con su fuerte compromiso con el multilateralismo. Esto también forma parte de nuestras instituciones, que hicieron de Suiza el país que hoy es. Suiza es un país sin agenda oculta, por lo que es capaz de servir como plataforma para el diálogo, la mediación o la paz.

La membresía en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas otorgó a Suiza un nuevo papel en el ámbito internacional. ¿Cómo valora usted la actuación de la Confederación en este organismo?

Suiza es Estado miembro de Naciones Unidas desde hace una veintena de años. Siempre estaba claro que si queríamos ser miembro, lo seríamos con las plenas facultades que nos otorga dicha membresía. Esto significa también que participamos dondequiera que sea posible aportar algo. La candidatura como miembro no permanente del Consejo de Seguridad se había preparado con mucha antelación. En aquel momento, nadie pensaba que nuestro ingreso en el organismo se produciría en un momento en el que la guerra volviera a Europa y en la que la situación en Oriente Próximo fuera tan preocupante.

Es verdad que el Consejo de Seguridad está sometido a una fuerte presión. Si un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU inicia una guerra de agresión, como lo hizo Rusia contra Urania, se bloquea inmediatamente el organismo por el derecho de veto. Son necesarias reformas. Es difícil llevarlas a cabo, pero tampoco quedan totalmente descartadas. 

Liechtenstein, por ejemplo, logró dar un impulso a una reforma interesante que prevé que las naciones con poder de veto deben dar explicaciones ante la Asamblea General si utilizan su veto. Contribuciones como estas ayudan. Está claro que no resuelven los problemas de fondo, pero ¿qué alternativa hay? Instituciones multilaterales como el Consejo de Seguridad garantizan que sigamos hablando, a pesar de todo.

Alain Berset hablando en el Consejo de Seguridad de la ONU
El pasado septiembre, el presidente de Suiza, Alain Berset, intervino en una reunión de alto nivel del Consejo de Seguridad en la sede de Naciones Unidas sobre la situación en Ucrania. Copyright 2023 The Associated Press. All Rights Reserved.

La imposición de sanciones contra Rusia se consideró por parte de periodistas, analistas e incluso por algunos Estados como el abandono de la neutralidad. Rusia, en concreto, ya no considera a Suiza como parte neutral y ha frenado los esfuerzos de la Confederación que se ofreció como lugar de negociación entre las partes beligerantes. ¿Se entiende todavía la neutralidad suiza en el ámbito internacional?

La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania desprecia todas las reglas internacionales, incluida la Carta de Naciones Unidas. Supuso un golpe brutal para todo el continente. Cuando una parte o un país viola de manera tan flagrante las normas internacionales, uno no se puede contentar con pasar al orden del día. Es por ello que Suiza ha condenado claramente la guerra de agresión desde el principio y que ha adoptado en su integridad las sanciones impuestas por la Unión Europea. Es importante evitar que Suiza sea utilizada para eludir las sanciones internacionales. Este caso se podría haber dado de manera inmediata si Suiza no hubiera apoyado las sanciones, lo cual habría sido, a fortiori, incompatible con su neutralidad.

Me acaba de explicar muy bien la posición de Suiza, pero ¿realmente se comprende en el parqué internacional que Suiza sigue siendo neutral? ¿Qué habría que hacer si esto no fuera el caso?

Solo puedo hablar desde mi propia experiencia. Si se explica bien la posición de Suiza, se entiende muy bien, también en lo que se refiere a la exportación de armas. En términos generales, podemos observar que la Confederación mantiene un fuerte compromiso con el multilateralismo y el derecho internacional. En Ucrania, por ejemplo, Suiza puede aportar su apoyo a la remoción de minas. Otros países aportan en función de sus puntos fuertes.

Usted es miembro del Gobierno federal. ¿Cuáles son las tendencias políticas a escala internacional que usted ha observado a lo largo de su mandato? ¿Está preocupado o esperanzado con respecto al futuro de la política mundial?

En el fondo soy una persona optimista, pero no soy ingenuo. Creo que es necesario que reforcemos aún más nuestro compromiso. Lo que me preocupa es la tendencia creciente de pensar en blanco y negro. La sociedad y la política deben aceptar que las cosas muchas veces son complejas y que es necesario matizarlas. La cultura política del debate abierto, en el que todos intervienen de igual a igual, incluso si se está en desacuerdo, es absolutamente central para el desarrollo de la sociedad y la humanidad.

Texto adaptado del francés por Antonio Suárez Varela

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