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La Caballería española en 1808

20.02.2023

Por José Javier Rodríguez Pastor

1.- INTRODUCCIÓN

No es una exageración decir que la Caballería constituyó uno de los puntos más débiles de los ejércitos españoles que lucharon en la Guerra de Independencia contra Napoleón.

Este Arma, tan potente en el reinado de Felipe V, fue deteriorándose poco a poco a medida que se se descuidaba la cría del ganado equino, tanto por parte de la administración del estado, como por una población agraria que prefería el empleo de mulos para sus trabajos. Por si esto no fuera poco, al estallar la guerra, buena parte de los caballos del Ejército español estaban en Dinamarca (5.000) o en Portugal (2.000), de manera que, el 2 de mayo, solo se contaba con unos 5.500 equinos en nuestro territorio peninsular.

Además, cabe señalar que, en su gran mayoría, eran caballos ligeros, muy resistentes a la fatiga pero, aún siendo adecuados para los jinetes de la Caballería Ligera, no podían igualarse en la potencia de carga a los franceses y por lo tanto dejaba a la Caballería de Línea española en una situación de inferioridad. Es importante resaltar también que esta se encontraba menos protegida que la francesa, al no contar sus jinetes con corazas ni cascos.

Si, a todas estas consideraciones, se le añade el hecho de que las monturas que fueron a Dinamarca no pudieron recuperarse, se puede concluir que las diferencias entre la Caballería francesa y la española, al comenzar el conflicto, eran evidentes en cantidad y calidad y que ello perjudicaría seriamente la suerte de los ejércitos españoles en muchos de los enfrentamientos con las tropas francesas.

Finalmente, sería injusto no significar que España también contaba con soldados bien entrenados y preparados. Si bien los jinetes bisoños se desbandaron con frecuencia al recibir las cargas de la Caballería francesa, los veteranos actuarían conforme se esperaba de ellos, ya fuera cargando contra el enemigo o protegiendo a sus compañeros de Armas

Fruto de las sucesivas reorganizaciones que sufrió la Caballería a finales del siglo XVIII y principios del XIX, los distintos tipos de cuerpos montados que el Ejército español tenía al comenzar el conflicto en 1808 eran los siguientes:

  • Guardias de Corps y Brigada de Carabineros Reales  (tropas de la Casa Real).
  • Regimientos de Caballería de Línea, con las funciones de enfrentarse directamente a la Caballería contraria, amenazar los flancos y retaguardia de la Infantería enemiga o cargar contra ella si estaban desorganizados o en huida.
  • Regimientos de Dragones, cuya versatilidad hacía posible su empleo a caballo o en combate a pie, según lo aconsejara la situación.
  • Unidades de Caballería Ligera, que, aunque también pudieran combatir como Caballería de  Línea (evidentemente con menor empuje), actuaban normalmente en pequeños grupos desempeñando misiones de seguridad y de enlace entre unidades, así como de búsqueda de información sobre el terreno y el enemigo. En ella se encuadraban húsares y cazadores.

Al estallar la Guerra de Independencia Española, como fruto de la exaltación del espíritu patriótico del pueblo español, se crearon nuevos regimientos y numerosas partidas de guerrilleros montados, cuyo estudio no será objeto de este artículo.

Carga del Regimiento de Caballería de Línea España en la batalla de Bailén. Oleo de Ferrer Dalmau
Carga del Regimiento de Caballería de Línea España en la batalla de Bailén. Oleo de Ferrer Dalmau

2.- LA CABALLERÍA DE LA CASA REAL

2.1.- LOS REALES GUARDIAS DE CORPS

Por real decreto de 21 de junio de 1704, se creó este Cuerpo mediante la fusión de la compañía de mosqueteros de la guardia y otras guardias territoriales, organizándose sobre la base de una plana mayor y 3 compañías de guardias. Junto a los Carabineros Reales, constituyó, durante muchos años, una unidad de Caballería de élite del Ejército español.

En 1806, existían cuatro compañías que se identificaban por la procedencia de sus miembros: la española, con bandolera encarnada; la americana, creada en 1793 y con bandolera azul celeste; la italiana, con bandolera verde; y la flamenca, con banderola amarilla. Una real resolución de 1807 las redujo a tres y pasaron a denominarse únicamente por el número de la compañía. Se procuró entonces que todos sus componentes fueran españoles y se concedió el retiro a los excedentes. La divisa de cada compañía se mostraba en el color de los cuadretes de la bandolera. La primera compañía quedó identificada por el rojo, la segunda por el morado y la tercera por el azul celeste. Cada compañía contaba con 180 guardias y unos efectivos totales próximos a los 225 hombres.

Al comenzar la Guerra de Independencia, los Guardias de Corps se encontraban repartidos por distintas provincias del territorio nacional, realizando servicios en Guadalajara, El Escorial, Aranjuez y Valladolid, sin que ninguna compañía tuviera un destino determinado. Según la ordenanza de 1792, el rey era coronel de este real cuerpo.

UNIFORMIDAD DE LOS GUARDIAS DE CORPS

Bicornio de fieltro negro con galón de plata y escarapela roja prendida en él mediante una presilla.

Casaca y calzón de paño azul turquí. Corbata negra alrededor del cuello. En color grana: cuello, solapa, chupa (1), vuelta de las mangas, forro y vivos de la casaca. En color gris plata los botones y los galones que lucen en cuello, solapa vueltas y bandolera.

Bandolera con cuadretes del color de la divisa de cada compañía; rojos para la primera, morados para la segunda y azul celeste para la tercera. Cinturón de ante blanco, con dos correas también blancas de las que pendía, en una vaina metálica, una espada recta de 0,91 metros de longitud con bigotera de 33 mm. Era de doble filo y con empuñadura de taza. De la bandolera colgaba, mediante un mosquetón, una carabina o tercerola de 18 mm de calibre y 1,03 metros de longitud, así como una cartuchera de cuero negro. En la parte delantera de la silla del caballo, en sendas fundas de azul turquí, iban dos pistolas de llave de doble nuez y 18,3 mm de calibre.

Como calzado, usaban botas altas de cuero negro con espuelas de hierro.

(1) Especie de chaleco que llevaban debajo de la casaca

2.2.- LA BRIGADA DE CARABINEROS REALES

En 1732, se determinó que las compañías de carabineros, que existían en cada uno de los regimientos de caballería de línea, se reuniesen en un solo cuerpo o brigada que adoptó el nombre de Carabineros Reales. Pronto, esta  unidad fue considerada como la primera unidad de Caballería del Ejército, tan sólo detrás de los Guardias de Corps. Los carabineros se organizaron sobre la base de una plana mayor y cuatro escuadrones a tres compañías cada uno (cada compañía contaba con una fuerza aproximada de cincuenta hombres). En un principio, debían de prestar servicio a pie y a caballo.

Tras su brillante actuación en la campaña de Italia, durante la Guerra de Sucesión de Polonia, se dispuso, el 4 de enero de 1742, que fuese cuerpo de la real casa. Desde esa fecha hasta 1820, la Brigada de Carabineros se mantuvo como una de la mejores unidades militares del Real Ejército.

En el año 1802, Manuel Godoy redujo a dos el número de compañías por escuadrón y añadió provisionalmente a los efectivos de la brigada dos escuadrones ligeros; uno de ellos de cazadores montados y el otro de húsares, que habían sido formados en 1800. Estos escuadrones estaban destinados a servir como guardia de honor del generalísimo y fueron conocidos como Guardia del Almirante, por ser este uno de los títulos de Godoy (almirante de Castilla). No obstante, esta integración no se haría efectiva hasta 1805; a partir de entonces, los antiguos cuatro escuadrones serían considerados Caballería de Línea y los dos nuevos Caballería Ligera. Los de línea tenían tres compañías por escuadrón y los de ligera dos. En 1806, desaparecieron los húsares, convirtiéndose los dos escuadrones ligeros en escuadrones de cazadores, aunque de escasa entidad (poco más de medio centenar); es posible que, en 1808, los antiguos húsares siguieran empleando sus pellizas rojas.

En 1808, los Carabineros Reales se encontraban distribuidos por distintos lugares de España. Uno de los escuadrones de línea estaba en León, dos en Ocaña y otro en Madrid, en tanto que los ligeros estaban todos en Madrid.





Brigada de Carabineros Reales 1805. Óleo de Ferrer Dalmau


UNIFORMIDAD DE LOS ESCUADRONES DE CARABINEROS DE LÍNEA

Los carabineros de los escuadrones de Línea tenían un uniforme muy similar al de los Guardias de Corps con la diferencia de la vuelta de las mangas que era de color azul.

Bicornio de fieltro negro con galón de plata y una escarapela roja prendida en él mediante una presilla. Casaca y calzón azul turquí. Corbata negra alrededor del cuello. En color rojo: cuello, solapa, chupa, forro y vivos de la casaca. Vueltas de las mangas en azul turquí. Tanto estas como el cuello lucían un galón de estambre blanco. En color blanco plateado, los botones de la solapa.

Cinturón de ante blanco, con dos correas también blancas de las que pendía, en una vaina metálica, una espada recta de 0,89 metros de longitud con bigotera de 36 mm. Era de doble filo y empuñadura de taza. Cruzando el torso desde el hombro derecho al costado izquierdo, portaba una bandolera ancha de ante blanco de la que, mediante un mosquetón, colgaba una carabina o tercerola de 18 mm de calibre y 1,03 metros de longitud. De una segunda bandolera blanca, algo mas estrecha y mas ajustada al cuerpo, colgaba una cartuchera negra En la parte delantera de la silla del caballo, en sendas fundas de azul turquí, llevaban dos pistolas de llave de doble nuez y 18,3 mm de calibre.

Como calzado, usaban botas altas de cuero negro con espuelas de hierro.

UNIFORMIDAD DE LOS ESCUADRONES DE CARABINEROS LIGEROS

Chacó de cuero negro con plumero azul celeste y chapa de latón, donde figuraba el nombre de la unidad. Sobre la visera iba la escarapela roja, sujeta gracias a una cinta blanca. El chacó estaba adornado por una vistosa cordonadura con borlas y raquetas de estambre blanco para la tropa y de hilo de plata para los oficiales; esta iba colocada a la derecha del chacó en el caso de los oficiales y a la izquierda para los soldados, constituyendo un elemento de fácil distinción en el combate. 

Sobre el torso, vestían una chaqueta corta o dolmán de color azul, adornado con tres filas de diez botones de cordonadura blanca, y vivos también en color blanco. Corbata negra alrededor del cuello que, al igual que las bocamangas (en forma de pico) eran de color encarnado. A ambos lados del cuello, llevaba bordado el emblema de la caballería ligera (palma de laurel y sable cruzados). A la cintura y a imitación de los húsares, llevaba una faja de color azul celeste con bellotas blancas para la tropa y rojas para los oficiales.

Usaban pantalón ceñido, a la húngara, del mismo tono que la chaqueta y galoneado en blanco. En campaña solían emplear otro tipo de pantalones abiertos en los costados y que se cerraban mediante una hilera de botones blancos (a la sajona). Lateralmente estaban adornados por un vivo de color encarnado y llevaban refuerzos de cuero para la parte interna de las piernas. En la delantera y a la altura del talle, dos escusones (ojales alargados en forma de ángulo) de hilo blanco.

El correaje consistía en un cinturón blanco, al que iba sujeta una cartuchera, y una bandolera también blanca, de cuyo costado derecho y boca abajo colgaba una carabina o tercerola igual a la de los carabineros de línea.

Colgado al cinto, en una vaina de cuero y metal dorado, llevaba un sable curvo típico de la Caballería Ligera, con guarnición de latón y puño de madera. Completaba el armamento dos pistolas de 18,3 mm de calibre, colocadas a ambos lados de la parte delantera de la silla del caballo en unas fundas de piel de leopardo con festón rojo.

Por calzado, calzaban medias botas negras con galón y borla blancas, también conocidas como húngaras y espuelas doradas con estrella de ocho puntas.

NOTA: Existe cierta controversia acerca del color de la pelliza de los húsares que se integraron en los escuadrones ligeros de la Brigada de Carabineros. Algunos autores sostienen que el color de su pelliza sería roja y no azul como aparece en documentos oficiales; por ejemplo, el Estado de la Nación de 1808. Por ello, en la ilustración que se acompaña se muestran las dos versiones


3.- LA CABALLERÍA DE LÍNEA

Al comenzar 1808 y como resultado de las sucesivas reformas emprendidas a principios de siglo por Manuel Godoy, la Caballería de Línea contaba con doce regimientos, organizados todos ellos sobre la base de cinco escuadrones (cada escuadrón dos compañías); constituían, cada uno de ellos, una fuerza total en plantilla de 670 hombres (134 por escuadrón) y 540 caballos (108 por escuadrón). Estas plantillas eran evidentemente teóricas, ya que debido a la crónica falta de caballos, la mayoría de regimientos estaban incompletos. A esto hay que añadir el hecho de que los jinetes eran los soldados más complicados de adiestrar ya que debían recibir el mismo entrenamiento que los soldados de Infantería y, además, enseñanzas extras para cabalgar y maniobrar.

Tras la reorganización que experimentó la Caballería en el año 1805, la denominación y el número de los regimientos al inicio de 1808 era la siguiente:

Rey n.º 1 - Reina n.º 2 - Príncipe n.º 3 - Infante n.º 4 - Borbón n.º 5 - Farnesio n.º 6 - Alcántara n.º 7 - España n.º 8 - Algarbe n.º 9 - Calatrava n.º 10 - Santiago n.º 11 - Montesa n.º 12

3.1.- UNIFORMIDAD COMÚN

La mencionada reorganización (R.O. del 10 de abril de 1805) introdujo también cambios en la uniformidad de los institutos de Caballería. A continuación se exponen las líneas generales de uniformidad comunes a todos los regimientos que componían la Caballería de Línea .

Como prenda de cabeza todos llevaban un bicornio de fieltro negro con galón del mismo color que el botón de su casaca (amarillo o blanco). En su parte superior izquierda, lucía una escarapela roja sujeta por una presilla. Para las ocasiones de gala, encima de la escarapela, llevaban un plumero rojo.

Vestían casacas largas de color azul turquí, con el color de la divisa del regimiento en bocamangas, cuello y solapas (así como en los vivos de estos tres elementos). El forro y las vueltas de los faldones (barras) eran encarnados. Los botones eran blancos o amarillos y llevaban el nombre y número del regimiento. En el cuello presentaban como distintivo un león bordado del mismo color que el botón del uniforme, con la melena del color opuesto (es decir, o blanco y amarillo o amarillo y blanco). En las vueltas de las bocamangas, tres flores de lis del mismo color que el botón de la unidad. En la parte trasera de la casaca, disponían de dos bolsillos horizontales con vivos y tres botones. Debajo de la casaca, vestían una chupa o chaleco anteado de color azul turquí y, encima de la primera, si se hacía necesario, un capote también azul turquí.

De la cintura hacia abajo, llevaba el jinete un calzón de color anteado y calzaban botas altas de cuero negro con espuelas de hierro.

Sus armas eran: espada de montar, pistolas y carabina o tercerola. La espada modelo 1799 era de hoja recta de 0,85 m de longitud, con bigotera de 3,4 cm de anchura; presentaba la hoja dos filos en su extremo, convertidos en uno solo a partir de los dos tercios de la hoja desde la empuñadura. Contaba además con una cazoleta de protección para la mano. Se introducía la espada en una vaina metálica, suspendida del cinturón por dos correas, siendo estas y el cinto de ante blanco.

A la espalda, llevaba el jinete un doble correaje cruzado. De la bandolera que caía sobre costado derecho, sujeto por un mosquetón, pendía la carabina o tercerola mod. 1789 de doble nuez, teniendo ésta un calibre de 18 mm y una longitud de 1 m; de la que caía sobre el costado izquierdo, colgaba una cartuchera negra. En la parte delantera de la silla del caballo, iban dos pistolas mod. 1802 en funda azul turquí con galón del color del botón del regimiento, teniendo estas armas un calibre de 18,3 mm, un peso de 1,26 kg y una longitud de 36 cm. Su funcionamiento era, al igual que la tercerola, de llave de doble nuez.

Como caso particular, los trompetas de todos los regimientos vestían casacas de color rojo. Para facilitar su rápida identificación por el jefe de la unidad, solían montar caballos tordos.


3.2.- ORIGEN Y UNIFORMIDAD DE LOS DISTINTOS REGIMIENTOS

Regimiento de Caballería Rey 1º de Línea

Regimiento de Caballería Reina 2º de Línea

Regimiento de Caballería Príncipe 3º de Línea

Regimiento de Caballería Infante 4º de Línea

Regimiento de Caballería Borbón 5º de Línea

Regimiento de Caballería Farnesio 6º de Línea

Regimiento de Caballería Alcántara 7º de Línea

Regimiento de Caballería España 8º de Línea

Regimiento de Caballería Algarve 9º de Línea

Regimiento de Caballería Calatrava 10º de Línea

Regimiento de Caballería Santiago 11º de Línea

Regimiento de Caballería Montesa 12º de Línea


4.- LOS DRAGONES

Los Dragones aparecieron en España en la primera mitad del siglo XVII. Originalmente eran simplemente infantería montada que proporcionaban como ventajas la movilidad y la posibilidad de responder con velocidad y agilidad en labores de defensa de posiciones o de ocupación de puntos. En sus comienzos, aunque fueran un cuerpo montado, no eran considerados de Caballería; en su evolución táctica a lo largo del citado siglo, fueron aproximándose a los modos de actuar de la Caballería, con la peculiaridad de que estaban entrenados especialmente para combatir a pie. En 1808, aunque ya no era el Arma Mixta para su alternativa con la Infantería y la Caballería y se había convertido en un  instituto más  de la Caballería, permanecían determinadas diferencias con respecto a los otros institutos de Caballería, tanto en el armamento, como en el color de sus uniformes.

Durante el reinado de Carlos IV (1788 – 1808), los dragones sufrieron multitud de cambios que afectaron a su organización y a sus uniformes. En 1796 había ocho regimientos uniformados de amarillo, como era tradicional, pero, en 1800, el uniforme cambió al color verde. La reforma de 1803 iría aún más lejos y suprimió el Arma de Dragones, reconvirtiéndose sus regimientos en unidades de húsares y de cazadores.

Las repetidas quejas habidas por la supresión de esta Arma, dieron lugar a una rectificación y, en 1805, reaparecieron como un instituto más del Arma de Caballería, con uniformes otra vez amarillos, encuadrados en ocho regimientos:

Rey n.º 1, Reina n.º 2, Almansa n.º 3, Pavía n.º 4, Villaviciosa n.º 5, Sagunto n.º 6. Numancia n.º 7 y Lusitania n.º 8.

Todos ellos contaban con una plana mayor y 5 escuadrones a dos compañías cada uno, totalizando sus plantillas unos efectivos de 670 hombres y 540 caballos. Estos números, como ya se indicó al hablar de la Caballería de Línea, casi nunca llegarían a completarse por las carencias ya apuntadas.

4.1.- UNIFORMIDAD COMÚN

La reorganización de la Caballería establecida por la R.O. del 10 de abril de 1805 incluiría cambios en la uniformidad, que modificarían de manera muy significativa la correspondiente al nuevo instituto de Dragones.

Como prenda de cabeza, portaban al igual que los jinetes de Línea, un bicornio de fieltro negro con escarapela roja, sujeta por una presilla y galón plateado o blanco, según que el uniforme fuera de oficial o tropa. Para las ocasiones de gala, encima de la escarapela, lucían el característico plumero rojo.

La casaca era larga, con faldones y de color amarillo limón. Las solapas (todas ellas con ojales), cuello, vivos de los bolsillos, bocamangas y portezuela de estas eran del color que determinara la divisa del regimiento. Los botones podían ser blancos o amarillos, según especificase el reglamento para cada unidad. Los vivos de la casaca eran blancos para todos, así como los ojales de los botones de la solapa. Los faldones llevaban una cartera vertical a la valona (portezuela) con cuatro botones blancos. Las vueltas de los faldones (barras) eran encarnadas. Como emblema del instituto, lucían en el cuello una rama de laurel y un sable cruzados, blanco (tropa) o plateado (oficial). Debajo de la casaca, vestían la chupa (especie de chaleco largo), también de color amarillo.

El calzón que vestían era, como la casaca, amarillo limón. Calzaban botas altas de cuero negro y espuelas metálicas.

La espada era igual a la de los jinetes de línea, pero iba en una vaina de cuero negro y pendía de un cinturón de ante blanco a través de un corto tahalí. En vez de carabina o tercerola, disponían de un rifle (idéntico a los de Infantería), de calibre 18 mm, 1,50 metros de longitud y llave de pedernal; el cañón apuntaba hacia arriba en el arzón de la silla gracias a una correa. También y gracias a otra correa, portaban una cartuchera al otro lado. Completaba el armamento, dos pistolas iguales a las utilizadas por los regimientos de línea, pero con el consiguiente cambio en los colores de las fundas de la silla del rocín.

Los trompetas de todos los regimientos vestían las mismas prendas pero con variación de colores. Así, la casaca, los vivos, la capa y el calzón, eran encarnados, mientras que el cuello, la solapa, la chupa, las barras de la casaca y el forro eran amarillos. Lucían en la solapa ojales blancos y, en el cuello, el emblema del instituto ya descrito. Los botones de la casaca también en blanco.

4.2.- ORIGEN Y UNIFORMIDAD DE LOS DISTINTOS REGIMIENTOS

Regimiento de Caballería Rey 1º de Dragones

Regimiento de Caballería Reina 2º de Dragones

Regimiento de Caballería Almansa 3º de Dragones

Regimiento de Caballería Pavía 4º de Dragones

Regimiento de Caballería Villaviciosa 5º de Dragones

Regimiento de Caballería Sagunto 6º de Dragones

Regimiento de Caballería Numancia 7º de Dragones

Regimiento de Caballería Lusitania 8º de Dragones


5.- LA CABALLERÍA LIGERA

Durante casi todo el siglo XVIII, los cuerpos montados estuvieron formados básicamente por unidades que se encuadraban en dos Armas complementarias pero diferentes: La Caballería de Línea y Los Dragones. Las unidades consideradas como Caballería Ligera eran muy minoritarias. De hecho, cuando Carlos IV subió al trono en 1789, solo existían dos regimientos considerados como tal. Eran los regimientos de Costa Ligera y de Voluntarios de España. Antes de finalizar el siglo, se vería ampliado este instituto con dos regimientos más, el de Húsares Españoles y el de Carabineros de María Luisa.

La reorganización que se hizo de la Caballería en 1803, había suprimido todos los regimientos de dragones dejado el Arma dividida en 12 regimientos de Línea, 6 regimientos de Cazadores y 6 regimientos de Húsares, considerándose las dos últimas especialidades como Caballería Ligera. Fue la primera vez que los regimientos aparecían numerados dentro de su mismo instituto, puesto que con anterioridad solo tenían fijado un orden determinado en las listas, bien por su antigüedad o bien por real disposición, pero no un número específicamente asignado.

Esta organización no duraría mucho tiempo. Una real orden dictada el 10 de abril de 1805 volvió a recuperar las unidades de dragones y a incluirlos como Caballería Ligera, instituto que, además de los ocho regimientos de dragones ya enumerados en el apartado anterior,  encuadraban los siguientes:

 Cazadores de Olivenza, Cazadores Voluntarios de España, Húsares  de María Luisa y Húsares Españoles.

 Todos los regimientos tendrían la misma plantilla, con una plana mayor y cinco escuadrones (el quinto considerado como de "depósito", cada uno de ellos formado por dos compañías. La fuerza en armas teórica de cada escuadrón estaba en torno a 140 hombres y 108 caballos. Con esta organización se llegaría al año 1808.

5.1.- LOS CAZADORES

En España, las unidades de cazadores a caballo aparecieron como tales en 1803. Su cometido más habitual consistía en desplegar cubriendo el frente de la gran unidad a la que pertenecían, para impedir que la Caballería Ligera enemiga pudiera aproximarse a las fuerzas propias y obtener información. Obviamente, el despliegue de estos cazadores prestaba atención especial a los caminos, carreteras de herradura o simples veredas y estaba compuesto por pequeños destacamentos al mando de un oficial o suboficial; estos jefes, a su vez, destacaban patrullas, parejas o simples individuos aislados, como centinelas o escuchas, para prevenir la aproximación del enemigo con tiempo suficiente para alertar al grueso. Por otra parte, no menos importante, eran los cazadores encargados habitualmente de correr pliegos; es decir, llevar los partes y la correspondencia oficial. También podía intervenir las unidades de cazadores en las ultimas fases del combate para perseguir al enemigo en huida o explotar el éxito de las tropas propias

La Degollá. Oleo de Ferrer Dalmau. Carga de los Dragones de Almansa (aún vestidos con los uniformes de cazadores) en el año 1809 contra las tropas napoleónicas en la batalla de Miajadas (Cáceres).
La Degollá. Oleo de Ferrer Dalmau. Carga de los Dragones de Almansa (aún vestidos con los uniformes de cazadores) en el año 1809 contra las tropas napoleónicas en la batalla de Miajadas (Cáceres).

UNIFORMIDAD COMÚN DE LOS CAZADORES

Como prenda de cabeza portaban un chacó de cuero negro con una chapa de latón en la que figuraba el nombre y el número del regimiento. La escarapela roja, característica entonces de las tropas españolas, iba sobre la visera, atada por medio de una cinta blanca. Los chacós resultaban muy vistosos, pues iban adornados con cordonaduras que incluían borlas y raquetas, de estambre blanco para la tropa y de hilo de plata para los oficiales. Estos ornamentos estaban colocados a la derecha del chacó en el caso de los oficiales y, a la izquierda, si se trataba de tropa, lo que facilitaba su distinción durante el combate. Para las ocasiones de gala, se colocaba un plumero de cerda encarnada en la parte superior izquierda del chacó.

El color característico de sus uniformes era el verde esmeralda. Como prenda para cubrir el torso, vestían un dolman de color verde. Se trataba de una especie de cazadora corta con cordones de hilo, alamares, y varias columnas de botones, todo ello en color blanco. El cuello y las bocamangas eran del color de la divisa regimental. A ambos extremos del cuello, lucían, bordado, el mismo emblema que los dragones, palma de laurel y sable cruzados. A la cintura y a imitación de los húsares, llevaban una faja verde con bellotas rojas. El pantalón también era verde esmeralda, adornado con galón blanco al costado, sencillo para el soldado y doble de anchura para el oficial. En campaña solían emplear un tipo de pantalones abiertos a los costados, que se cerraban mediante una fila de botones blancos; en el lateral, lucían un vivo de color grana. Llevaban además refuerzos de cuero en la parte interna de las piernas. En la zona comprendida entre la cintura y las perneras, disponían de dos ojales alargados en forma de ángulo, de hilo blanco.

El correaje consistía en una fornitura (bandolera) de color blanco, que cruzaba todo el pecho y de la que colgaba una cartuchera de baqueta negra, además de un cinturón también blanco, del que pendía el sable.

Como prenda de calzado, calzaban medias botas negras con galón y borla blanca, también conocida como húngaras, y espuelas de hierro.

Por armamento utilizaban un sable de Caballería Ligera; curvo, con guarnición de latón, puño de madera y ceñidor enrollado a una vaina de cuero y hierro. Su longitud era de 1,20 metros y la hoja de 75 cm. Portaban también una carabina o tercerola con el cañón hacia abajo en el costado derecho. A diferencia del resto de los jinetes de otros institutos, sólo llevaban una pistola y no dos; iba colocada a la izquierda de la silla del caballo, en una funda verde con galón blanco. La pistola tenía un calibre de 18,3 mm, una longitud de 36,4 cm y funcionaba mediante un mecanismo de llave doble de nuez.

ORIGEN Y UNIFORMIDAD DE LOS REGIMIENTOS DE CAZADORES

Regimiento de Caballería Olivenza 1º de Cazadores

Regimiento de Caballería Voluntarios de España 2º de Cazadores

5.2.- LOS HÚSARES

Los húsares constituían un cuerpo de caballería ligera de origen serbio, adoptado posteriormente por polacos y húngaros. Con el paso del tiempo se convirtieron en tropas de élite destinadas a operaciones de reconocimiento, exploración, incursiones de aprovisionamiento, pequeñas escaramuzas y enlace entre unidades.

No se organizó en España, hasta el año 1742, un primer regimiento de húsares compuesto por jinetes españoles. Se trataba del Regimiento Húsares Españoles que tuvo una existencia muy corta, ya que sería disuelto a los cinco años de su creación. Pese a noticias de existencia de otras unidades de este instituto, no se han encontrado ni datos fiables sobre su uniformidad, ni historiales de ellas hasta prácticamente el periodo napoleónico. En 1795, ya durante el Reinado de Carlos IV, se tiene constancia de la creación de un regimiento de Caballería con el mismo nombre que el disuelto en 1747.La reorganización del Arma llevada a cabo en el año 1803, contemplaba hasta seis regimientos de húsares, que finalmente fueron reducidos a dos por la R.O. del 10 de abril de 1805. Estos dos, se mantendrían hasta el año 1808, cuando se inició la guerra. Sus nombres eran:

Regimiento de Húsares María Luisa y Regimiento de Húsares Españoles

Patrulla de Húsares de Cantabria mirando el plano. Oleo de José Ferre-Clauzel. Esta unidad de húsares sería creada en 1809 y combatió muy activamente en distintos frentes durante todo el conflicto.

UNIFORMIDAD COMÚN DE LOS HÚSARES

La prenda de cabeza más común entre los húsares españoles en 1808 era el mirlitón; era un gorro alargado en forma de cono truncado, de paño negro, adornado con un cordón blanco en el caso de los oficiales o una faja del color de la divisa con galón blanco para la tropa. En ambos casos estaba guarnecido con un plumero, normalmente de color rojo, y la característica escarapela también roja. En el frente, llevaba una placa de metal plateado con el número y nombre del regimiento. Las compañías de élite se distinguían portando como prenda de cabeza un colpack o colbac de piel negra con una manga roja rematada por una borla y que podía caer indistintamente a un lado u otro.

Vestían un dolmán del color de la divisa, con alamares y tres hileras de botones de color blanco. Las bocamangas eran de azul celeste e igualmente el cuello; en este, llevaban bordado el emblema de la Caballería Ligera (palma de laurel y sable cruzados) . Como prenda de abrigo tenían la pelliza, chaqueta de igual forma que el dolmán, pero forrada de piel y de color azul celeste. Cuando no estaba puesta sobre el dolmán, se llevaba normalmente colgada del hombro izquierdo. En la cintura usaban una faja de hilo en colores rojo y azul.

De un ceñidor de cuero negro, colgaba, por medio de dos correas, un carterín (también llamado portafolios), utilizado para transportar mensajes. Este era de color negro para la tropa, mientras los oficiales lo llevaban de color rojo con los bordes plateados. Del ceñidor pendía un sable de Caballería Ligera, como el de los cazadores.

El calzón era ceñido y de color azul celeste; se adornaba con un galón blanco en los costados y con lacerío también blanco en la zona comprendida entre la cintura y las perneras. Las botas eran a la húngara; es decir, de caña corta que cubrían poco más de la mitad de la espinilla, con el borde recortado en curva y adornado por una borla.

Usaban, como armamento, además del sable, una carabina o tercerola y dos pistolas en funda azul celeste con galón blanco, que iban colocadas en la parte delantera de la silla del caballo.

ORIGEN Y UNIFORMIDAD DE LOS REGIMIENTOS DE HÚSARES

Regimiento de Caballería Mª Luisa 1º de Húsares

Regimiento de Caballería Españoles 2º de Húsares


FOTOGALERÍA

FUENTES CONSULTADAS:

  • Estado militar de España 1808
  • Láminas de uniformes Estado Militar de España 1805
  • Láminas e ilustraciones publicadas por la desaparecida revista Ristre de historia militar
  • El Ejército de los Borbones (tomo IV). Gómez Ruiz y Alonso Juanola. Servicio Histórico Militar
  • El Ejército y la Armada. Jiménez González. Ministerio de Defensa 1982
  • Grandes cargas de la caballería española. Santiago Bobillo. Glyphos publicaciones 2016
  • Páginas de Internet: Caballipedia y Spanish Napoleonic Uniforms
  • Los dragones en el Ejército español. Francisco Vela y Luis Grávalos. Madrid 2011
  • Cazadores a caballo en las Guerras Napoleónicas. Francisco Vela Santiago. Ed. Almena 2001
  • Los húsares españoles en la Guerra de Independencia 1800-1814. Emilio Arredondo. Ed. Almena 2000
  • La Caballería española en la Guerra de Independencia 1808-1814. Luis Grávalos y Francisco Vela