La isla de Nápoles a la que casi nadie viaja

Puro mediterráneo

Ischia, la isla-oasis que se esconde a una hora de Nápoles

Mediterránea y cinematográfica, esta isla en el golfo de Nápoles es un destino insospechado en el sur de Italia.

Venerada por los italianos (y por los alemanes que la descubrieron en los años 60), Ischia es una de esas islas de sabor mediterráneo que aún permanece casi inédita para los oriundos de nuestro país. Entre muchas otras fue la Tarsus de la Cleopatra (1963) protagonizada por Elizabeth Taylor y aquella "Mongibello" del Talento de Mr.Ripley (1999) donde dos jóvenes Matt Damon y Jude Law se debatían entre el amor y la muerte. Esta ínsula tan cinematográfica en la que vivió Visconti y en la que todos los años se celebra el muy prestigioso Ischia Film Festival es un must mediterráneo. Y los directores de cine del mundo entero lo saben bien. ¿Sus coordenadas? A una hora en ferry desde Nápoles, ¿sus atractivos? Aquí van.
 

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Ischia
Foto: Adobe Stock

El castillo Aragonés: una isla de piedra en la isla

Es la carta de presentación de Ischia y una de las postales más bellas —con perdón de Positano y Capri— del golfo de Nápoles. Aunque en tiempos de la Magna Grecia ya había una fortaleza aquí, la estructura actual fue configurada en el siglo XV por el rey Alfonso V de Aragón quien la dotó de bastiones y accesos vertiginosos tallados en la roca. Desde hace tres generaciones es propiedad de una familia de filántropos que lo compraron hecho un manojo de escombros y que hoy siguen reconstruyendo sus incontables edificios gracias al dinero que ingresan con las entradas y las visitas. 

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Jardín de La Mortella
Foto: Shutterstock

Jardines botánicos en la isla-jardín

Fértil suelo volcánico, clima mediterráneo y un buen puñado de aficionados a las plantas exóticas y a los cítricos, convirtieron Ischia en una verdadera isla-jardín. El más íntimo y especial es Giardini Ravino, creado por el ischiano Giuseppe d'Ambra —que a sus ochenta años sigue al frente del jardín— quien en los años 60 empezó a coleccionar cactus y plantas suculentas traídas desde todos los rincones del globo terráqueo. Hoy atesora 7.000 plantas, 400 especies y 10.000 variedades. Otro jardín, este de dimensiones épicas y grupos de turistas deambulando por todas partes, es el magnífico La Mortella, que fuera la casa y vergel del compositor británico William Walton. Más jardines destacables son los que rodean La Colombaia que fue hogar de Luchino Visconti (y donde está enterrado) y los del Parco Termale de Nitrodi, donde siguen en uso unas fuentes termales que ya se usaban en tiempos de la colonia griega.

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ischia bb ecolodge balconi cactus lounge bar
Foto: Ecolodge Villa Ravino

¿Dormir en un faro?

Ischia no es muy grande, pero tiene una alta capacidad de sorprender al visitante. Entre las cosas que le dejan a uno con la boca abierta están sus hoteles únicos enclavados en jardines botánicos, en castillos, palazzos, faros... Son apuesta segura:
Dispersas entre los árboles exóticos y cítricos de unos jardines botánicos de 6.000 metros cuadrados, las villas fieles a la arquitectura tradicional local de Ecolodge Villa Ravino son uno de esos lugares a los que uno se retiraría para escribir un libro. Si, además, su restaurante sirve auténtica cocina ischiana y cócteles aderezados con las flores y cactus del jardín, mejor que mejor. 
Dormir en un faro es el sueño de muchas personas y este no decepciona en absoluto. Faro Punta Imperatore está completamente aislado —se ubica en el fondo de un acantilado al que solo se accede bajando unas escaleras talladas en la roca— y ha sido rehabilitado con gusto exquisito, con servicio (y gastronomía) al nivel de un 5 estrellas. Solo cuatro habitaciones y la promesa de puestas de sol y amaneceres épicos.

 

Ischia
Foto: Shutterstock

Mar y montaña

Esto es una isla y el mar aquí nunca decepciona. Sus playas tienen aguas color turquesa y entorno vegetal y además algunas presumen de tener manantiales de aguas termales. En esta última categoría están la playa de Citara, Le Fumarole, San Montano y Maronti. Para playas más urbanas con chiringuitos y restaurantes a pocos metros —que sirvan pescado fresco o el célebre conejo a la ischiana— hay que dirigirse a playa de San Francesco o a la de Chiaia. Bajo la superficie del mar, se esconde el rico ecosistema submarino del área marina protegida Regno di Nettuno (Reino de Neptuno). Si somos más de andar por senderos con las botas de montaña, nos convendrá adentrarnos en los frescos paisajes de interior custodiados por el monte Epomeo.