LA NOVA CANC� CATALANA: G�NESIS, DESARROLLO Y TRASCENDENCIA DE UN FEN�MENO CULTURAL EN EL SEGUNDO FRANQUISMO

LA NOVA CAN�� CATALANA: G�NESIS, DESARROLLO Y TRASCENDENCIA DE UN FEN�MENO CULTURAL EN EL SEGUNDO FRANQUISMO

 

CARLOS ARAG�EZ RUBIO
Universidad de Alicante

(Publicado en, Revista de Historia Contempor�nea Pasado y Memoria, Universidad de Alicante, N�5, 2006, pp. 81-97)

        A mediados de los a�os cincuenta, la trayectoria de la Espa�a franquista emprende un leve viraje abandonando las posturas posb�licas que hab�an marcado los primeros a�os de dictadura tras el final de la Guerra Civil. Esta nueva direcci�n se ejemplifica en el cambio gubernamental que sustituye la mayor�a pol�tica de Falange por un nuevo grupo mayoritario al frente de la direcci�n del Estado, el Opus Dei. En el mismo sentido, hechos como el abandono de la pol�tica aut�rquica y reformas como la puesta en marcha de los Planes de Estabilizaci�n y Desarrollo, van ha tener su repercusi�n en una sociedad espa�ola que comenzar� a experimentar algunos cambios.

        Es evidente que la sociedad que se adivina en los sesenta, ya no es la misma que la que viv� el nacimiento y consolidaci�n del R�gimen en la d�cada de los cuarenta. No s�lo los cambios pol�ticos, sino tambi�n el cambio generacional que conlleva la aparici�n de una juventud m�s activa y menos atemorizada, hacen de los sesenta una �poca de especial trascendencia cultural en la historia espa�ola. Y si a esto a�adimos la mayor permeabilidad a los fen�menos culturales for�neos que posibilita la nueva pol�tica de �aperturismo�, nos encontramos ante un per�odo crucial que marca el comienzo de un renacer cultural cuya evoluci�n continuar� hasta el final del R�gimen y la Transici�n a la democracia.

        En este contexto es en el que hay que ubicar el nacimiento y desarrollo de un fen�meno cultural de gran importancia, no s�lo en el segundo franquismo, sino tambi�n en tiempos de Transici�n, pues su simbolog�a y relevancia permanecer� muy vigente en el proceso de democratizaci�n del pa�s. Nos referimos a lo que, en sus comienzos, vino a denominarse �Nova Can�� Catalana� pero que, con el paso del tiempo, pese a conservar el nombre gen�rico, traspas� las barreras regionales para convertirse en un fen�meno cultural de impacto nacional. La descripci�n de este proceso de crecimiento, junto con el an�lisis de su importancia social e incluso pol�tica en la Espa�a del Segundo Franquismo, es lo que trataremos de desarrollar en las pr�ximas l�neas.�

INTRODUCCI�N: �QU� ES LA NOVA CAN��?

        Primavera de 1965. En la joven revista musical Fonorama, con sede en Madrid, el periodista Fernando Morer Alc�ntara se pregunta ��Qu� es la Nova Can�� Catalana?1. En ese momento el fen�meno est� comenzando a trascender a nivel nacional y se trata de explicar al p�blico espa�ol en qu� consiste el movimiento. Lo cierto es que el art�culo no supone una respuesta exacta a la cuesti�n, pero s� ofrece algunas pistas. Fernado Morer habla de nuevos cantantes que hacen m�sica en lengua catalana bajo un �nico sello discogr�fico, Edigsa. Y establece una primera distinci�n: hay cantantes que alternan grabaciones en castellano con discos en catal�n, pero hay otros que s�lo cantan en catal�n. En ese momento aparece el nombre de Raimon, la primera gran estrella del movimiento. Junto a �l se citan otros como los de Delf� Abella, Jos� Mar�a Espin�s, Remei Margarit, Guillermina Motta o Enric Barbat.

        En un primer momento, el t�rmino �Nova Can�� Catalana� comienza a aplicarse a todas aquellas grabaciones que empiezan a aparecer en catal�n desde 19582. Pero a medida que el tiempo pasa, la definici�n va a ir ajust�ndose, ya no s�lo a cantar en catal�n, sino a hacerlo de una determinada forma y expresando determinadas inquietudes. Pero, lo m�s importante, el t�rmino �Nova Can��, desde comienzos de los sesenta, va ir unido a una defensa manifiesta de la lengua y la cultura catalana, dormida y silenciada desde tiempos de la Rep�blica. Por ello, no era balad� la distinci�n que se hac�a en el art�culo de Fonorama. Era importante diferenciar a aquellos que cantaban tambi�n en castellano, de los que s�lo lo hac�an en catal�n. Precisamente de ah�, como veremos m�s adelante, vendr�an las primeras crisis del movimiento y sus cambios de rumbo. Ser�a Joan Manuel Serrat el que encender�a la mecha, siendo uno de los s�mbolos de la Nova Can�� y grabando discos tambi�n en castellano, con un grand�simo �xito de ventas.

        En realidad, a partir de 1963, cuando se habla de Nova Can�� Catalana, inmediatamente se va a tender a pensar en un reducido grupo de int�rpretes, en concreto, aquellos agrupados en el colectivo Els Setze Jutges, el propio Raimon, que aunque no pertenece directamente al grupo comparte con ellos galas y recitales, y otras peque�as agrupaciones como Els quatre gats y, algo posteriormente, el denominado Grup de Folk, de donde saldr�a, por ejemplo, una de las voces femeninas m�s carism�ticas del movimiento, la mallorquina Maria del Mar Bonet3.

        La Nova Can�� no es, pues, un movimiento simple y homog�neo, sino que se trata de una serie de aportaciones m�sico-literarias de car�cter heterog�neo que fueron agrupadas bajo un solo nombre con el que compart�an una lengua y una cultura que hab�a de ser reivindicada.�

        Pero para entender mejor esa heterogeneidad y sus caracter�sticas, se requiere un an�lisis profundo de su nacimiento y posterior evoluci�n, que realizaremos a continuaci�n.

NACIMIENTO Y FORMACI�N

        Las ra�ces del nacimiento de la Nova Can�� hay que buscarlas sin ninguna duda en los a�os cincuenta. A comienzos de la d�cada, en el seno de la peque�a burgues�a barcelonesa, existe un reducido grupo de j�venes que comienza a interesarse por el estado de la cultura en lengua catalana y a profundizar en sus ra�ces y manifestaciones. Dos de ellos, Miquel Porter y Eulalia Amor�s, empiezan a organizar reuniones en los claustros de la Facultad de Filosof�a y Letras de Barcelona para debatir sobre estos temas. A partir de 1953, estas reuniones se establecen los jueves por la noche y en ellas, no s�lo se empiezan a cantar y escribir letras en catal�n, sino que tambi�n se realizan traducciones y adaptaciones de poemas y canciones internacionales.

        Poco a poco se van a ir incorporando a las actividades algunos de los nombres claves en la gestaci�n del movimiento. Ya en 1958, se celebran peri�dicamente peque�os conciertos en casa de Josep Porter en los que participan Llu�s Serrahima, Miquel Porter, Remei Margarit y Josep Maria Espin�s, entre otros. Ellos ser�n los que, a�os despu�s, comiencen a actuar por Catalu�a con el nombre de Els Setze Jtuges.

        Es precisamente ese a�o cuando se editan los primeros discos con canciones en catal�n que, si bien son meras traducciones de �xitos internacionales, suponen un punto de partida importante para el nacimiento de una canci�n catalana.

        Pero probablemente el a�o clave es 1959. Como m�s tarde escribir�an Joaquim Molas y Josep Maria Castellet en el marco de la historia literaria, se trata de un momento crucial en el que �la vida de catacumba se relaja�, los escritores salen de sus estudios entrando en contacto con otros y, sobre todo, �el panorama se airea al entrar en juego unas nuevas generaciones que pugnan por fijar unos esquemas de conducta�4. Es precisamente uno de esos j�venes, Llu�s Serrahima, quien en Enero de ese a�o publica en la catalana revista Germinabit un art�culo que, para la mayor�a de estudiosos sobre el tema, constituye el pistoletazo de salida de la Nova Can��, aunque este t�rmino no se utiliza hasta 1962. En �l, Serrahima habla de potenciar un fen�meno cultural nuevo en el �mbito catal�n, y de hacerlo a trav�s de la canci�n, uniendo m�sica y literatura en un mensaje actual que reflejara el momento en que se viv�a5. El t�tulo del art�culo no pod�a ser m�s aclarador: �Necesitamos canciones de ahora�. Esta afirmaci�n se convertir�a, desde ese momento, en la bandera de un fen�meno que comenzaba a dar sus primeros pasos.

        Se estaban poniendo las bases del movimiento y en algunos c�rculos se hablaba seriamente de las posibilidades de una canci�n catalana de rigor� y entidad. Incluso, en la primavera de 1961, la organizaci�n de algunos festivales de la canci�n con sede en Catalu�a como el reci�n nacido Festival de la Canci�n Mediterr�nea o el Aplec a Paret Delgada, empiezan a plantearse la posibilidad de incluir algunas de las nuevas canciones en catal�n en sus pr�ximas celebraciones. Adem�s, en el mes de mayo, Miquel Porter, Llu�s Serrahima y Remei Margarit publican sus primeras canciones en un cuadernillo que contiene seis temas en catal�n6. Un hecho que comienza a dar relevancia al movimiento y hace que se interesen en �l otros int�rpretes como Font Sellabona o el propio Josep Guardiola, uno de los pioneros en la grabaci�n de temas cantados en catal�n. El 30 de Septiembre de 1961 tiene lugar en el Centre Comarcal Lleidet� la primera audici�n p�blica �nicamente dedicada a canciones en catal�n. All� act�an el Conjunt Diavolos, Josep Guardiola (Estos cantando traducciones de temas conocidos) y Miquel Porter con sus propias canciones. Adem�s, se reparte al p�blico letras de Espin�s, Margarit, Serahima y el propio Porter.

        Tras el �xito de este recital, en el mes de Noviembre se empieza a hablar en serio de la posibilidad de iniciar la publicaci�n de discos de canci�n catalana.� En diciembre el proyecto ve la luz con la publicaci�n de un primer disco, titulado �Bon Nadal� donde la Coral Sant Jordi interpreta un poema de Josep Maria de Sagarra y otras canciones tradicionales navide�as en catal�n. La publicaci�n aparecer� con el sello donostiarra Ediphone y bajo la denominaci�n �Serie Especial Edigsa�. Podemos decir que es el nacimiento de la Editora General Sociedad An�nima (EDIGSA) que, desde ese momento, representar� discogr�ficamente las andanzas de la� Nova Can��.

        Pero 1961 no acabar�a ah�, sino que el 19 de diciembre, en el club CICF7 de Barcelona, tiene lugar la primera audici�n p�blica del grupo que poco m�s tarde pasar�a a denominarse Els Setze Jutges. All� actuar�n Miquel Porter, Josep Maria Espin�s y Llu�s Serrahima, causando baja Remei Margarit por enfermedad y cuyas canciones se reprodujeron en cinta magnetof�nica. La reacci�n no se hizo esperar y, poco despu�s, la prensa catalana comenzaba a hablar del acontecimiento, del nacimiento de nuevos int�rpretes con canciones catalanas y de un importante avance cultural. En concreto, Arturo Llopis, en el semanario Destino, no duda en calificar la velada del 19 como �aut�nticamente memorable�8. Los meses siguientes empieza a hablarse ya claramente de �Nova Can�� Catalana� en publicaciones como Catalu�a Expr�s9 o el Diario de Barcelona.

        1962 es el a�o del despegue de la Nova Can��. Las actuaciones empiezan a sucederse cada vez con mayor frecuencia desde primeros de a�o por toda Catalu�a. En una de ellas, en Febrero, Espin�s y Porter conocen a Delf� Abella que se une al grupo. Y en marzo entablan contacto con Francesc Pi de la Serra quien, a la postre, ser�a uno de los miembros m�s importantes de El Setze Jutges. Pero no es hasta el 29 de Abril de ese a�o hasta que los �16 Jueces� no act�an por primera vez con el nombre que los har�a famosos como grupo de referencia cultural catalana. La actuaci�n tendr�a lugar en el denominado �Festival de la Can�� Catalana Moderna� organizado por la Pe�a Barcelonista de Premi� de Mar, en una jornada matinal que marcar�a los designios de un movimiento cuya formaci�n cada vez estaba m�s consolidada.

        El 21 de Octubre se iba a producir otro acontecimiento capital en la formaci�n del fen�meno. Els Setze Jutges act�an en Castell�n de la Plana donde coinciden con un joven int�rprete valenciano que tambi�n hab�a comenzado una humilde labor de cantautor en lengua catalana. Su nombre es Ram�n Pelegero Sanchis, pero ante el p�blico se presenta como Raimon. Ambos se escuchan, se admiran y traban una gran amistad. A partir de ese momento, Raimon comenzar�a a compartir cartel asiduamente con Els Setze Jutges, dando una mayor cohesi�n al movimiento.

        La Nova Can��, con todas las caracter�sticas y especialidades que analizaremos, estaba constituida. El nuevo fen�meno cultural hab�a empezado a volar, pero el gran impacto medi�tico y nacional llegar�a en Septiembre de 1963. Los d�as 20, 21 y 22 se celebraba en Barcelona el V Festival de la Can�� Mediterr�nea, de car�cter internacional y cada vez de mayor popularidad entre p�blico y cr�tica. Por primera vez en la historia, una canci�n en catal�n vence en un certamen de �ndole nacional o internacional. El tema, escrito por Josep Maria Andreu y con m�sica de Lle� Borrell, se titulaba S�en va anar y fue interpretado por Salom� y Raimon. El �xito fue may�sculo y, tambi�n por primera vez, la prensa nacional se hac�a eco de la canci�n catalana, catapultando a Raimon al estrellato de la m�sica nacional. Jes�s Garc�a de Due�as escrib�a as� sobre �l en las p�ginas de la revista Triunfo: �Este es Raimon. No se puede decir que sea la revelaci�n del festival. Es eso y mucho m�s. Raimon marca una actitud consciente en este panorama un tanto an�rquico de la m�sica ligera espa�ola. Posiblemente sea la primera vez que alguien se haya propuesto una renovaci�n tan l�cida de la canci�n espa�ola. La voz de Raimon ha surgido en medio del desierto. Hay que escucharla. Y hay que seguirla�10.��� ��

TENDENCIAS Y EVOLUCI�N DE UN MOVIMIENTO HETEROG�NEO

        Hemos enunciado el proceso cronol�gico de formaci�n de la Nova Can�� Catalana, el cual no frenar�a en 1963 sino que ir�a creciendo cuantitativa y cualitativamente en los a�os posteriores. Pero �ste no se entiende sin un an�lisis de las motivaciones y peculiaridades que marcan el nacimiento del fen�meno. El inter�s por rescatar la cultura catalana del anonimato es el motor b�sico, pero de �ste se derivan otras importantes caracter�sticas como el uso p�blico y art�stico de la lengua catalana y la b�squeda de un espacio propio para lo catal�n en el panorama cultural espa�ol. Estas claves explican perfectamente los rasgos especiales que la Nova Can�� va a tener en sus primeros momentos. El ejemplo m�s evidente es que cuando Porter, Serrahima, Espin�s o Margarit comienzan a elaborar un repertorio propio, �ste combina canciones en catal�n que describen con gran simplicidad hechos cotidianos de la Barcelona de fines de los cincuenta, con la sonorizaci�n de textos literarios catalanes. Como ha contado el especialista Lloren� Soldevila, si las nuevas generaciones de poetas que emergen en este momento siguen el maestrazgo de Pere Quart y Salvador Espriu, lo mismo har�n los primeros integrantes del movimiento, poniendo m�sica a algunos de sus textos m�s conocidos11. Junto a ellos, tambi�n se acude a otros literatos que tambi�n se convertir�n en referencia como Joan Salvat-Papasseit que aportar� su vanguardismo a los temas de la Nova Can��. En cuanto a la b�squeda de ra�ces de la cultura catalana, quiz�s uno de los que m�s represent� esta actitud fue Raimon, que no s�lo acudi� en su m�sica a textos de escritores contempor�neos, sino que tambi�n alarg� su b�squeda en el tiempo rescatando escritos de poetas cl�sicos como Ausi�s March.

        Pero las caracter�sticas de la Nova Can�� quedan algo hu�rfanas solamente citando las ra�ces literarias, pues tambi�n ser�n de vital importancia las influencias est�ticas en las que se mira el movimiento. �stas, al menos en una primera �poca, parecen venir inequ�vocamente de la m�sica franc�fona de autor que se est� generando desde hace alg�n tiempo, por encima de la influencia italiana que parec�a dominar la canci�n ligera espa�ola del momento. Dos parecen, claramente, las referencias de mayor trascendencia: la est�tica musical del belga� Jacques Brel y la actitud vital y forma de contar de Georges Brassens quien, como dice Josep Porter-Moix, lleg� a implicarse directamente en los proyectos de grabaci�n en lengua catalana cediendo textos a los nuevos int�rpretes12. Posteriormente, ciertos representantes de la Nova Can�� se dejar�n influir tambi�n por el Folk norteamericano que en los sesenta est� en plena ebullici�n. Por ejemplo, en algunos foros musicales del momento se llega a bautizar a Raimon como �El Bob Dylan espa�ol�13.

        Es evidente que lo que enunciamos son las influencias comunes que marcan la primera �poca del movimiento, pero, y de ah� la heterogeneidad del fen�meno, cada int�rprete o grupo asimilar� �stas de forma distinta seg�n su personalidad. A partir de un determinado momento en el que la Nova Can�� toma vuelo y entidad de fen�meno cultural a media escala, se van a percibir con claridad las diferentes tendencias por las que cada representante va a ir derivando. Por ejemplo, la acidez textual y el vanguardismo est�tico de personajes como Enric Barbat o Pau Riba, se ir� distanciando de la expresividad y sobriedad po�tica de otros int�rpretes como Ovidi Montllor o el propio Raimon. Estas distintas tendencias de las que hablamos van a ir plante�ndose a lo largo de los a�os, pues la trayectoria de la Nova Can��, seg�n la mayor�a de estudios realizados, tiene un amplio recorrido cronol�gico que se ha venido a datar desde 1958 a 1987, aunque en estas l�neas s�lo nos fijemos en, aproximadamente, los primeros quince a�os de vida del movimiento.

        Evidentemente, tan larga trayectoria se puede dividir en distintos bloques cronol�gicos seg�n diversos condicionantes de los que nos haremos eco. Una razonable divisi�n cronol�gica parece la que plantea Lloren� Soldevila en su tesis doctoral. En ella se secciona cronol�gicamente a la Nova Can�� en tres per�odos diferenciados: El primero transcurre de 1958, fecha simb�lica de nacimiento, a 1968, momento en el que el movimiento parece atravesar una cierta crisis de identidad que supone un punto de inflexi�n en su trayectoria social y cultural. El segundo se establece desde 1969 a 1975, a�os en los que la �can�� se vuelve m�s pol�tica y que finalizan con la muerte del dictador. Y el tercero, de 1976 a 1987, comienza con el per�odo de transici�n democr�tica y concluye con la consolidaci�n de �sta y la p�rdida de fuerza e inter�s por la �can�� catalana�14.

        Precisamente ese primer bloque cronol�gico, adem�s de marcar el despegue cultural del movimiento, va a ser en el que se creen las distintas tendencias en el seno de la Nova Can��. Unas tendencias que son inevitables si pensamos en que el fen�meno, que comienza como algo absolutamente minoritario, va a ir cogiendo relevancia y tama�o a�adiendo a �l representantes de toda la franja geogr�fica catalano-parlante. El ejemplo de Els Setze Jutges, uno de los s�mbolos del movimiento, es revelador. El grupo, que comienza con cuatro miembros, ir� a lo largo de los a�os a�adiendo nuevos representantes a su seno hasta llegar a diecis�is en marzo de 1967, con la entrada de los dos �ltimos: Llu�s Llach y Rafael Subirachs. Resulta l�gico pensar que, entre diecis�is personas, cada uno vaya forjando su propio estilo y, aunque siempre dentro de unas pautas generales, su propio pensamiento y posici�n ante la realidad social y cultural del momento. Decir esto puede parecer obvio, pero resulta preciso para entender la evoluci�n de la nova can��, pues las diferentes posturas ideol�gicas ser�n las que quiebren la cohesi�n de los primeros tiempos.

        Si en un principio la Nova Can�� se articula como reivindicaci�n de las posibilidades de la� cultura catalana, cuando el movimiento explota en popularidad y se convierte en un g�nero musical a nivel nacional, las exigencias del fen�meno van a ser cada vez mayores. Ya no va a bastar con escribir y cantar p�blicamente en catal�n, sino que a trav�s de estas manifestaciones se tiene que mostrar una postura de defensa cultural firme y decidida. Pero, y ah� comienzan las diferencias, esta postura no ser� igualmente entendida por todos. Surge entonces en el seno de la Nova Can�� una divisi�n entre �puros� e �impuros�, relacionada con la defensa menos o m�s fuerte de lo catal�n en el sentido de las concesiones a la cultura en castellano. Quiz�s el ejemplo a trav�s del cual mejor se ejemplifica esta diferenciaci�n es Joan Manuel Serrat. �l hace su irrupci�n en el panorama musical catal�n en 1965 y al a�o siguiente ya es reconocido como uno de los artistas de moda en toda la geograf�a espa�ola15. Pero pronto acepta la oferta de grabar discos tambi�n en castellano, lo que definitivamente le catapulta al estrellato a nivel nacional. Esto para algunos significaba romper con el �purismo� del movimiento y hacer concesiones fuera de la defensa cultural catalana. Uno de los m�s �vidos defensores de esta postura fue Raimon quien se consideraba �cantante puro de la Nova Can�� y ve�a el biling�ismo como un peaje que hab�a que pagar para �cantar en Televisi�n Espa�ola�. Ten�a muy clara su postura: �Si cantas en dieciocho idiomas que no son el tuyo, puede que seas �universal�, pero acabas no cantando para nadie. Insisto. �Por qu� no cantamos en Televisi�n? Yo actu� cinco minutos en 1964 y supongo que por despiste de alguien. Despu�s se han tomado la molestia de enterarse sobre lo que canto y no me han vuelto a programar. Repito �Por qu�?�16.

        En ese momento las figuras m�s relevantes del movimiento van a comenzar a tomar posturas. Desde los que deciden mantenerse al margen y seguir con su lenguaje simb�lico y sus experimentaciones vanguardistas como Pau Riba, a los que apoyan a Raimon y su postura firme frente a aquellos que no creen la necesidad de tanta rigidez y aceptan como buenas las posturas de biling�ismo, siempre que se siga cantando, a la par, en la lengua propia. De entre los �puristas�, empiezan a sobresalir tres nombres junto al del propio Raimon: Francesc Pi de la Serra, Ovidi Montllor y un joven Llu�s Llach, cuya entrada en la Nova Can�� se produce ya en 1967. Sobre ellos, en el interesant�simo trabajo sobre La Nova Can�� que V�zquez Montalb�n publica en 1968, otro de los miembros del movimiento, Enric Barbat, dice que �son exclusivos y excluyentes. Son el �Clan Sinatra� se la Nova Can��17. Para Guillermina Motta, sin embargo, la cosa va m�s all�. No cita nombres pero es muy expl�cita acerca de las causas de la divisi�n: �La �can�� comenz� a escindirse el d�a que un se�or, o quiz�s dos, empezaron a sentir envidia al ver cuanto dinero ganaba Serrat�18.

        Cuesti�n monetaria o no, lo cierto es que la divisi�n estaba a la orden del d�a. Y no s�lo en cuanto a la actitud personal de cada int�rprete, sino tambi�n a nivel discogr�fico y empresarial. En este caso la escisi�n se concret� con la separaci�n de Ermengol Passola, fundador de la discogr�fica que puso en marcha la Nova Can�� (EDIGSA), que abandon� el proyecto �por criterios de elecci�n y selecci�n de cantantes�19, creando un nuevo sello discogr�fico de nombre Conc�ntric y con un drag�n como emblema. �ste drag�n tambi�n se convertir�a en el s�mbolo de un local de Barcelona que, desde ese momento, pasaba a ser el lugar de referencia de la Nova Can��: La Cova del Drac.

        Passola no fue el �nico que abandon� Edigsa, pues Raimon y Pi de la Serra, tambi�n se sumaron a la escisi�n por cuestiones econ�micas y por considerar que la discogr�fica ya no manten�a la unidad de criterios con la que hab�a nacido.

        El movimiento atravesaba por lo que Jordi Garc�a-Soler ha venido a denominar �crisis de crecimiento�20. El fen�meno hab�a adquirido tal magnitud que era inevitable una ruptura con la cohesi�n primera. Pero esto, lejos de debilitar a la Nova Can��, la convirti� en un g�nero m�s rico y vivo cuyos representantes cada vez estaban m�s en los gustos de muchos j�venes, no s�lo catalanes, sino de todo el territorio espa�ol.� Como escribir�a Luis Carandell en el verano de 1969, a pesar de la supuesta �crisis�, todas las noches la Cova del Drac volv�a a convertirse en escenario de canciones, encuentros y reuniones21 de un movimiento cuya importancia, no s�lo segu�a muy vigente, sino que todav�a iba a crecer m�s.

CAN�� Y POL�TICA: UNA RELACI�N INEVITABLE

        Si 1963 y el abrumador triunfo de S�en va anar en el Festival de la Canci�n Mediterr�nea supone el despegue definitivo del movimiento, 1968 supone otro momento crucial para la Nova Can��, que va a marcar el nacimiento de una segunda �poca de su trayectoria, no s�lo por la crisis de la que hemos hablado ni por la heterogeneidad que ya manifiesta el fen�meno, sino por la importancia pol�tica que va a comenzar a adquirir, a pesar de que los cantantes del movimiento nieguen en repetidas entrevistas que hagan canci�n pol�tica. Sin duda el hecho que marca el cambio es el llamado �caso Serrat� entorno a su participaci�n en el Festival de Eurovisi�n en 1968. Serrat, tras su grand�simo �xito a nivel nacional con sus primeros discos, es seleccionado por Televisi�n Espa�ola para representar a Espa�a en el Festival de Eurovisi�n 1968 a celebrar en Londres. La revista Fonorama, como otras muchas publicaciones del momento, se congratula en sus� p�ginas por la elecci�n del joven cantante catal�n e incluye en ellas una peque�a entrevista con �l en la que afirma �sentirse nervioso por la responsabilidad� y que necesita recluirse �para pensar y concentrarme en el asunto�22. Precisamente en mitad de esa reclusi�n salta la gran bomba. El 25 de marzo de 1968 Serrat env�a una carta a Televisi�n Espa�ola en la que manifiesta su negativa a participar en Eurovisi�n si no se le permite cantar en catal�n el tema La, la, la, que ya hab�a sido escogido como el candidato espa�ol. Por supuesto, la televisi�n estatal no admite tal �rdago y no duda en sustituirlo por Massiel. El revuelo es enorme. La misma revista Fonorama, una de las publicaciones que m�s apoyo hab�a ofrecido a Serrat, publica un amargo editorial titulado �El caso Serrat�, en el que reflexionaba acerca del ambiente que rodea a la canci�n catalana y las posibles presiones que pudieran haber afectado a la decisi�n de Joan Manuel. La revista afirmaba: �No comprendemos muy bien porqu� un cantante en catal�n, s�lo por el hecho de cantar algunas canciones en castellano, sin dejar de cantar en su lengua natal, vaya a ser un traidor a su tierra chica�. Pero en el fondo la cuesti�n estaba clara: �A Joan Manuel Serrat se le plante� un dilema. Si era fiel a TVE y al p�blico del resto de Espa�a, traicionaba al p�blico de su tierra y a s� mismo. Si era fiel a s� mismo, y a su terru�o, traicionaba a TVE y al resto del p�blico. Ten�a, por fuerza, que quedar mal con alguien. Joan Manuel Serrat ha dado m�s valor a lo que le rodea y a su sentir �ntimo, que a la gloria nacional y europea�23.��

        Muchos no quisieron ver en esto una cuesti�n pol�tica pero, desde luego, se convert�a en tal en el momento en que Televisi�n Espa�ola vetaba a Serrat que, como ha contado Jordi Garc�a-Soler, no volver�a a aparecer en pantalla hasta marzo de 197424. Un hecho que no cambiaba los pareceres personales dentro de la Nova Can��, pero que s� iniciaba un per�odo del movimiento en el que las canciones, que antes eran pasadas por censura con cierta normalidad, van a comenzar a ser miradas con lupa por el censor, prohibiendo a partir de entonces, ya no tanto la grabaci�n, sino la proyecci�n radiof�nica de algunos de los nuevos temas catalanes. Barbat, Pi de la Serra y Llu�s Llach ser�an los m�s perseguidos por el fantasma de la censura. Y no es que las nuevas canciones fueran de mayor dureza que antes, sino que la dimensi�n tomada por el movimiento y la lectura pol�tica que ciertos medios dieron al �caso Serrat�, hicieron al R�gimen seguir m�s de cerca este fen�meno de canciones catalanas.

        La pol�tica de censura en ese momento va a consistir en reducir la difusi�n p�blica de estos cantantes, aprovech�ndose del mecanismo censor en vigor en esos momentos. Todas las letras de las canciones, antes de ser grabadas, pasaban por censura donde recib�an dos calificaciones: la primera establec�a si la grabaci�n del tema se autorizaba o se denegaba. Y la segunda establec�a si el tema, una vez grabado, era radiable o no. Esta segunda premisa va a ser muy recurrente con los cantantes de la Nova Can�� tras el �caso Serrat�. Si la censura se cebaba con estos cantantes prohibiendo sus letras, pronto el p�blico notar�a un fuerte frenazo en su producci�n. As� que se va a optar por autorizar sus grabaciones pero calificar a los �singles� como �no radiables�, con lo que limitaban la proyecci�n p�blica de estos trabajos al frenar la publicidad que a un tema le daba el sonar en todas las emisoras de radio musical. Pr�cticamente todos los cantantes del movimiento van a sufrir esas medidas en este momento. Podemos citar temas variados como �L�amant del vent� de Delf� Abella25, �Assaig de c�ntic en el temps� de Guillermina Motta26, �Cantarem la vida� de Raimon27, �Els que venen� de Enric Barbat28, �Poco antes de que den las diez� de Joan Manuel Serrat29, �Historia de una cuina� de Pau Riba30, �Paisatge� de Jaume Sisa31 o �La resurrecci� dels morts� de Llu�s Llach32, s�lo por nombrar algunos ejemplos al azar.

        Por supuesto, todo ello no puede dejar de entenderse fuera del marco de cambio social que suponen los a�os sesenta y la evoluci�n que el R�gimen va a experimentar hacia su final en los a�os setenta, al paso del deterioro f�sico del Dictador. Los setenta comienzan como una d�cada de contradicciones en la que, junto a la existencia de una mayor dureza y claridad de an�lisis que comienzan a realizar ciertas publicaciones culturales, se produce un recrudecimiento, en algunos casos, de la severidad censora. La cual no ser� ajena a la Nova Can�� a comienzos de los setenta. De hecho, desde las p�ginas de la revista Triunfo, y b�sicamente desde la firma de V�zquez Montalb�n, comienzan a proliferar una serie de art�culos denunciando el obligado silencio al que se ven sometidos algunos miembros del movimiento. En concreto, se habla de Enric Barbat como �un cantante maldito�33 y se denuncia la persecuci�n y veto a otros como Pau Riba a quien se le proh�be cantar en el Palau de la M�sica de Barcelona34. Pero, sin duda, el icono que utiliza Montalb�n como reflejo de la relevancia pol�tica y la persecuci�n de la Nova Can�� es Raimon. De �l dice que �se ha convertido en uno de los mitos del prohibicionismo nacional. La prueba de ello es el car�cter de manifestaci�n pol�tica que se ha dado a las �ltimas actuaciones universitarias del cantante�35. La realidad en estos momentos, ya entrando en los setenta, era que se empezaba a abandonar la f�rmula de declarar a las canciones �No radiables�, para censurar completamente algunos temas sin escr�pulos. Probablemente esto ven�a dado por los cambios al frente del Ministerio (Fraga lo abandona en 1969) y de la secci�n de censura musical.�

        Indagando en los expedientes de censura del momento, quiz�s el ejemplo m�s significativo sobre Raimon y la censura lo encontramos en 1971. El 23 de Noviembre de ese a�o se abre el expediente para la grabaci�n de un nuevo disco de Raimon con diez canciones, que contiene temas suyos como �Sobre la por�, �Contra la por�, �Sobre la pau� o el ya conocido �Diguem no� y dos m�s pertenecientes a poemas de Ausi�s March. Al comprobar la traducci�n de las letras, el informe del censor dice lo siguiente: �Todas las canciones en su conjunto tienen una clara intenci�n subversiva. Pueden autorizarse sin inconveniente la 6 y la 9 (�Elogi dels diners� y �Societat de consum�). La 7 y la 8, si bien son cl�sicos de Ausi�s March, no dudo que se pretende darles una interpretaci�n nada sana, por lo que las se�alo como dudosas. El resto de las canciones, tanto en castellano como en catal�n, resultan totalmente rechazables�. En resumen, de un disco de diez canciones, finalmente s�lo se admiten dos, por lo que la grabaci�n del mismo resulta imposible y queda suspendida.

        Aunque parezca lo contrario, esta postura �pol�tica� de algunos integrantes de la Nova Can��, no es nueva, lo que pasa es que ahora se comienza a hablar claramente de ello. De hecho, en una entrevista a la revista Fans concedida en 1966, Raimon era muy tajante en su visi�n de la realidad que le rodeaba: �S�lo digo �no� a cuatro cosas: hambre, miedo, sangre y prisi�n. No estoy de acuerdo con el mundo en que vivimos...�36. Lo que sucede a partir de los setenta es que se va a hablar m�s claramente del tema. La cuesti�n pol�tica empieza a envolver a la Nova Can�� y algunos de sus miembros, crispados con la situaci�n que viven, empiezan a quejarse con mayor claridad al ser preguntados. Por ejemplo, Llu�s Llach, que se convierte en uno de los miembros m�s perseguidos del movimiento, se expresa sobre el tema en las p�ginas de la revista Disco Expr�s: �No s� cuando voy a tener canciones para el pr�ximo disco. Ya se sabe que me cuesta mucho componer, principalmente porque todo lo que hago me lo �cepillan�. Cada uno tiene su forma de expresarse, pero por lo visto la m�a es fatal�37.

        Pero no s�lo se trata de una cuesti�n de prensa, sino que en muchos caso las canciones de la Nova Can��, van a derivar en s�mbolos de una actitud contestataria ante el R�gimen. Canciones nuevas como �L�Estaca�, de Llach, se acabar�n convirtiendo en aut�nticos himnos antifranquistas, mientras que otros temas m�s antiguos como �Al vent� y �Diguem No� de Raimon, �Que volen aquesta gent� de Maria del Mar Bonet o �la Gallineta� del propio Llach, son recuperadas por la juventud catalana y espa�ola en el mismo sentido. Incluso al margen de las canciones, va a ser crucial la postura de los propios cantautores que, si bien ya hac�a a�os que viajaban al extranjero donde daban memorables recitales para exiliados, en �sta segunda etapa del movimiento van a tomar una actitud m�s comprometida actuando por toda la geograf�a espa�ola y, en especial, en las Universidades de Barcelona y Madrid, siendo de gran importancia social y pol�tica alguno de los recitales que Raimon ofreci� en la Facultad de Ciencias de la capital espa�ola. Era el desarrollo definitivo de la canci�n protesta en Espa�a, que iba a estar apoyado por nuevas tendencias de la misma �ndole que, como comentaremos, empiezan a surgir en la geograf�a nacional.

        Ya no se trataba s�lo de reivindicar la cultura catalana, sino que �sta y el maltrato recibido por la dictadura, se convert�a� en s�mbolo de protesta contra la monocultura impuesta por el R�gimen que controlaba el pa�s desde 1939.

IMPACTO SOCIAL Y SIGNIFICADO CULTURAL DE LA NOVA CAN��

        Sin duda, el fen�meno de La Nova Can�� es uno de los m�s importantes de la cultura catalana contempor�nea. Pero podr�a haberse quedado en un simple fen�meno regional y no haber trascendido como movimiento cultural para marcar tambi�n la historia espa�ola. Pero no fue as�. Las causas de esto hay que buscarlas, sin duda, en las peculiaridades pol�ticas de la Espa�a de Franco. Sin dictadura, no s�lo hubiera sido improbable la existencia de tal movimiento, y �ste no se hubiera extendido de esa forma por todo el pa�s. La Nova Can�� era una respuesta cultural, en el momento oportuno de la dictadura, al discriminatorio trato que �sta dio a las culturas regionales que conviv�an en Espa�a. De ellas, la catalana fue la que levant� la bandera reivindicativa de una cultura de gran riqueza hist�rica. Al principio la reacci�n social, mientras que en Catalu�a fue mayoritariamente de adhesi�n y compromiso, en el resto de Espa�a fue de mera observaci�n y cierto desconocimiento.

        Como hemos contado, fue en 1963 cuando La Nova Can��, ya con algunos a�os de vida, irrump�a en las publicaciones espa�olas tras la victoria de Raimon y Salom� en el V Festival Internacional de la Canci�n Mediterr�nea. Pero esto no pasaba de ser simplemente una noticia anecd�tica para los pocos que se fijaron en ella. Al paso del tiempo, poco se conoc�a fuera de Catalu�a acerca del movimiento, pero s� iban llegando algunos int�rpretes, de los que Espa�a empezaba a fijarse en Raimon. En 1964, Julio Acerete, desde las p�ginas de la revista �ndice, advierte a los lectores acerca de Raimon, un gran poeta catal�n de una fuerza interpretativa muy destacable, y le augura un gran �xito en todo el territorio espa�ol38. Y no estaba equivocado. �Al vent� comienza a sonar por todo el pa�s y se convierte en un tema conocido del gran p�blico, con� lo que �ste comienza a interesarse por la figura del joven valenciano de J�tiva. Otras publicaciones culturales empiezan tambi�n a fijarse en Raimon39 y, por fin, las revistas musicales se preguntan, como hac�a Fonorama, ��Qu� es la nova can��?�40.

        En 1965 las mismas revistas comienzan a llenar sus secciones de opini�n de los lectores de reclamaciones, desde todos los puntos de Espa�a, de una mayor cobertura informativa sobre La Nova Can��41. Las revistas empiezan a complacer a sus seguidores y la cobertura informativa a nivel nacional adquiere un nivel considerable.

        Es el momento de la irrupci�n de Serrat y, con �l, no s�lo se disparan las ventas de la canci�n en catal�n, sino que la Nova Can�� adquiere un nivel de popularidad grand�simo uniendo a la figura de Raimon la del nuevo �dolo catal�n.

        Esta es la sucesi�n cronol�gica de c�mo el fen�meno traspasa las fronteras de Catalu�a pero, �d�nde reside realmente el impacto social y cultural de la Nova Can��?.

        En primer lugar, lo primero que debemos destacar del fen�meno es la grand�sima importancia que, en ese momento hist�rico, tuvo el hecho de acercar la cultura catalana representada por canciones en catal�n y sobre la vida catalana, al resto de un pa�s que trataba de despertar del letargo cultural de un represivo primer franquismo. El calado que tuvo esa forma cultural regional sobre una sociedad �castellanizada� resulta, adem�s de sorprendente, pr�cticamente suficiente para justificar la importancia del fen�meno. Pero �sta va m�s all�.

        La Nova Can��, no s�lo fue algo que gust� a un gran n�mero de espa�oles del momento, sino que tambi�n signific� un ejemplo de reivindicaci�n cultural que se sigui� en otros lugares. Pr�cticamente el modelo catal�n fue seguido en regiones como el Pa�s Vasco o Galicia, donde a fines de los sesenta se empieza a hablar de Nueva Cani�n Vasca y Gallega respectivamente42. Desde luego que no tuvieron la repercusi�n cultural del movimiento catal�n, pero simbolizaron tambi�n el despertar de las culturas regionales en Espa�a. Pero, por supuesto, la Nova Can�� tuvo su reflejo en la aparici�n en otros puntos de la pen�nsula de una serie de cantautores comprometidos con la causa cultural y, m�s tarde, pol�tica, formando parte de la llamada �canci�n protesta�. Figuras como V�ctor Manuel, en Asturias, Patxi Andi�n, en el Pa�s Vasco, o Pablo Guerrero, en Extremadura, continuaron en castellano un g�nero y una forma de hacer que inequ�vocamente hab�a partido de Catalu�a. Todos ellos, jugaron un papel cultural de gran trascendencia como voz social en el final de la dictadura e incluso durante el proceso de transici�n democr�tica.

        Eso si solamente hablamos de la geograf�a espa�ola, pues la Nova Can��, desde la aparici�n de Raimon en Par�s en 196643, alcanz� gran popularidad fuera del territorio espa�ol, tanto en Europa como en Sudam�rica, debido, principalmente, a su sinton�a con los exiliados espa�oles. Ellos, que pr�cticamente s�lo contaban con los recitales de Paco Ib��ez en Par�s, recibieron a los cantautores de la Nova Can�� como representantes de un movimiento cultural con el que se sent�an identificados. Probablemente esta relaci�n de algunos miembros de la Nova Can��, sobre todo, Raimon, Llach y Montllor, con los exiliados europeos, contribuy� en gran medida a la consideraci�n pol�tica del movimiento.

        Lo que es claro es que, en los �ltimos a�os de dictadura, la Nova Can�� y, en especial algunos temas e int�rpretes, se van a convertir en s�mbolos del antifranquismo, coreados por todo el territorio nacional, a pesar de los riegos que ello conten�a. Hechos como escuchar a cientos de estudiantes cantar �diguem no� junto a Raimon en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid, puede dar idea de hasta donde llega la importancia pol�tica, social y cultural de la Nova Can��.�

CONCLUSI�N

        A lo largo de estas l�neas hemos pretendido ofrecer algunas claves que expliquen en qu� consiste el fen�meno cultural de la �Nova Can�� y su importancia en el panorama espa�ol del segundo franquismo. No se ha pretendido realizar un an�lisis profundo del movimiento y sus repercusiones sino, m�s concretamente, tratar de acercar al lector al nacimiento, evoluci�n y relevancia del mismo en un momento hist�rico de cambio social y cultural en el seno de la Espa�a de Franco. De esas premisas, se pueden extraer algunas conclusiones.

        Para comenzar, la �Nova Can�� Catalana� es un fen�meno cultural que nace a fines de los cincuenta en el seno de la burgues�a barcelonesa con el objetivo de reivindicar y fortalecer una cultura catalana resentida desde la conclusi�n de la Guerra Civil por la represi�n posb�lica y la monocultura establecida por el nuevo R�gimen. Adem�s, se trata de un fen�meno cuya fuerza no se entiende sin la dictadura y esa represi�n de la que hablamos, pues este clima es el que consigue una r�pida adhesi�n y apoyo de un amplio sector social catal�n al movimiento. Pero, y esto hay que resaltarlo, en ning�n momento se plantean, los pioneros del movimiento, dotar a sus canciones de un contenido b�lico o reivindicativo, sino que simplemente tratar�n, bien de describir su vida cotidiana, o de recuperar musicalmente textos catalanes olvidados.

        Los objetivos primeros del movimiento no son, pues, pol�ticos, pero esa reivindicaci�n cultural, en el momento en el que est� concebida, tiene por fuerza un car�cter pol�tico que atravesar� las fronteras catalanas para convertirse en bandera de la reivindicaci�n de las culturas regionales en la Espa�a franquista. Precisamente ese car�cter pol�tico se alimentar� con las diferentes posturas en el seno de la propia �can�� entorno a la defensa de la lengua, y con hechos de gran magnitud informativa como la negativa de Serrat a cantar en castellano en Eurovisi�n. A partir de entonces, la trascendencia pol�tica de ciertos miembros del movimiento va a ser incuestionable y va estar reflejada, no s�lo en la participaci�n activa de �stos en recitales para exiliados espa�oles o en conciertos reivindicativos en las universidades del pa�s, sino en el recrudecimiento de la censura con las creaciones de gente como Raimon, Llach, Montllor o Pau Riba, entre otros. Probablemente, al analizar las letras, empezamos a encontrar, a medida que avanzan los a�os, un cierto sentido cr�tico con el mundo que los rodea, que va a impregnar la mayor�a de las creaciones de estos autores.

Pero si esta postura pol�tica posee importancia para el R�gimen, es porque la popularidad del movimiento va a ser de car�cter nacional y su influencia se trasmitir� por todo el territorio espa�ol, traspasando las fronteras de lo puramente musical o cultural, donde la influencia de la Nova Can�� fue important�sima en la consolidaci�n de una �canci�n protesta espa�ola�, in�dita hasta el momento si exceptuamos algunas coplas aisladas o ciertos cantes flamencos de escasa popularidad. Es evidente que el car�cter nacional de fen�meno es lo que le hace tomar fuerza como movimiento social y pol�tico de trascendencia en el segundo franquismo. Pero tambi�n es cierto que, ya no el nacimiento, sino el crecimiento de la Nova Can�� como fen�meno de masas, no puede ser comprendido fuera del contexto de cambio cultural que vive la sociedad franquista a partir de los a�os sesenta. El movimiento, pues, no s�lo va a contribuir como pieza importante a ese cambio cultural sino que, al tiempo, nace de esa misma situaci�n de cambio. Es decir, la Nova Can�� es, a la vez, causa y consecuencia de un per�odo crucial en la reciente historia espa�ola, pues en �l comienza a definirse culturalmente una juventud y una sociedad que ser� la gran valedora del proceso de transici�n democr�tica que Espa�a vivir� a fines de los setenta. Un proceso en el que, nuevamente, la popularidad y el simbolismo de la Nova Can�� jugar�n un papel destacado en la concienciaci�n social y la lucha por la democracia.

        El ejemplo m�s evidente de que la Nova Can�� debe su importancia al contexto en el que nace y que, fuera de �l, pr�cticamente carece de sentido, es que su final llegar� precisamente cuando la democracia est� plenamente instaurada en Espa�a y las culturas regionales hayan ganado su batalla cultural, siendo reconocidas y apoyadas por la Constituci�n y los Estatutos de Autonom�a. En ese momento la �can�� pierde la fuerza que la hab�a consagrado y el inter�s popular que la convirti� en uno de los fen�menos culturales m�s importante de los a�os sesenta en Espa�a.



1 MORER ALC�NTARA, Fernando: ��Qu� es la Nova Can�� Catalana?� en Fonorama, n�14, 1965. pp. 10-11.

2 Es en 1958 cuando se editan los primeros discos en catal�n. El sello La Voz su Amo publica el 45 r.p.m. Titulado Hermanas Serrano cantan en catal�n los �xitos internacionales y Regal publica algo similar en Jos� Guardiola canta en catal�n los �xitos internacionales.

3 Es en �Catalu�a Expr�s� cuando el 23 de Enero de 1962 se comienza a hablar de �Nova Can�� refiri�ndose �nicamente a los primeros componentes del grupo que poco despu�s se denominar�a Els Setze Jutges y a Raimon. El grupo Els quatre gats y el Grup de Folk, todav�a no hab�an nacido.

4 CASTELLET, J. M. ; MOLAS, J.: Poesia catalana del segle XX, Edicions 62, Barcelona, 1963, pp. 178-179.

5 SERAHIMA, Llu�s: �Ens calen can�ons d�ara� en Germinabit, n� 58 , Barcelona, 1959, p.15.

6 Los seis temas son: �Les floristes de la Rambla�, �La can�� de la taverna�, �Mester d�amor-Divisa�, �Noia que camines�, �Jo i el meu gat� y �Anant pel m�n�. Ver PORTER-MOIX, Josep: �Breve cronolog�a de la canci�n catalana� en V�ZQUEZ MONTALB�N, Manuel: Antolog�a de la Nova Can��, Ediciones de Cultura Popular, Barcelona, 1968, pp. 275-289.

7 Centro de Influencia Cat�lica Femenina.

8 LLOPIS, Arturo: �Con Jos� Mar�a Espin�s, ganador del Premio �Sant Jordi� en Destino, n� 1271, Barcelona, 1961. p. 113.

9 Es en esta publicaci�n en la que se habla por primera vez de �nova can�� catalana�. Ver �Entrevista a Miquel Porter� en Catalu�a Expr�s, n� 8, Barcelona, 1961. p. 7.

10 GARC�A DE DUE�AS, Jes�s: �En busca de la canci�n perdida. V Festival de la canci�n Mediterr�nea� en Triunfo, n� 69, Madrid, 1963, pp. 26-33.

11 SOLDEVILA I BALART, Lloren�: La Nova Can�� (1958-1987). Balan� d�una acci� cultural. L�Aixernador Edicions, Argentona, 1993, p.31.

12 PORTER-MOIX, Josep: Op.Cit., 1968, p.276.

13 V�ase como ejemplo una nota informativa de RADIAL PRESS: �Raimon, el Bob Dylan espa�ol, siempre es noticia� en Fans, n� 60, Madrid, 1966, p.19.

14 SOLDEVILA I BALART, Lloren�: La Nova Can��, 1958-1987: 30 anys d�un fenomen cultural modern. Universidad Aut�noma de Barcelona, Barcelona, 1992. pp. 2-4.

15 La revista Fans, de �mbito nacional, le dedica entonces un amplio reportaje en el que se da fe del gran �xito que ha cosechado en poco tiempo gracias a temas como �Can�� de matinada�. Ver CRESPO, Ram�n: �Juan Manuel Serrat. Escribe, compone y canta sus canciones� en Fans, n� 73, Madrid, 1966. pp. 15-18.

16 Todas estas afirmaciones las realiz� Raimon en una entrevista concedida a Manuel V�zquez Montalb�n en 1968 y publicada en el libro V�ZQUEZ MONTALB�N, Manuel: Antolog�a de la Nova Can�� Catalana. Ediciones de Cultura Popular, Barcelona, 1968. pp. 45-49.

17 Ver entrevista a Enric Barbat en V�ZQUEZ MONTALB�N, Manuel: Op. Cit. 1968. pp. 31-35.

18 Ver entrevista a Guillermina Motta en �bidem. pp. 41-45.

19 SOLDEVILA I BALART, Lloren�: Op. Cit. 1993. p. 32.

20 GARC�A-SOLER, Jordi: Cr�nica apasionada de la Nova Can��. Flor del Viento Ediciones, Barcelona, 1996. p. 39.

21 CARANDELL, Lu�s: �La crisis de la nova can�� en Triunfo, n� 369, Madrid, 1969. pp. 15-21.

22 MORER ALC�NTARA, Fernando: �Eurovisi�n 68. Serrat representar� a Espa�a� en Fonorama, n� 43, Madrid, 1968. pp.25-26.

23 Art�culo Editorial �El caso Serrat� en Fonorama, n� 45, Madrid, 1968. p.24.

24 GARC�A-SOLER, Jordi: Op- Cit., 1996. pp. 42-43.

25 Instancia n� 138, 10 de Octubre 1967. A.G.A., Secci�n Cultura, Caja 45850.

26 Instancia n� 85, 3 de Marzo 1967. A.G.A., Secci�n Cultura, Caja 45858.

27 Instancia n� 654, 8 de Noviembre 1968. A.G.A., Secci�n Cultura, Caja 49994.

28 Instancia n� 315, 4 de Junio 1968. A.G.A., Secci�n Cultura, Caja 49994.

29 Instancia n� 126, 9 de Abril 1968. A.G.A., Secci�n Cultura, Caja 49998.

30 Instancia n� 805, 5 de Noviembre 1969. A.G.A., Secci�n Cultura, Caja 50003.

31 Instancia n� 395, 17 de Junio 1969. A.G.A., Secci�n Cultura, Caja 50018.

32 Instancia n� 115, 21 de Junio 1971. A.G.A., Secci�n Cultura, Caja 50032.

33 V�ZQUEZ MONTALB�N, Manuel: �Enric Barbat. Un cantante maldito� en Triunfo, n� 412, Madrid, 1970. pp. 25-26. Examinando los expedientes de censura se comprueba esta persecuci�n. Un ejemplo son las enormes dificultades para la grabaci�n de un disco en 1968, donde el single y tema estrella �Amic Enric� es prohibido tajantemente por la censura. Ver Instancia n� 213, 3 de Junio 1968. A.G.A., Secci�n Cultura, Caja 49994.

34 No s�lo eso, sino que la mayor�a de sus temas son prohibidos por la censura como �La castran�a�, �Vade retro corpus tentations� o �Maria Verge�. Ver instancias n� 30 (9/1/1969), n� 771 (28/10/1969), n� 122 (12/2/69), respectivamente. A.G.A., Secci�n Cultura, Caja 50003.

35 V�ZQUEZ MONTALB�N, Manuel: �El silencio de Raimon� en Triunfo, n� 408, Madrid, 1970. pp. 30-32.

36 CRESPO, Ram�n: �Raimon habla claro�, en Fans, n� 54, Madrid, 1966. pp. 8-9.

37 SIERRA I FABRA, Jordi: �La vuelta de un prohibido Llu�s Llach� en Disco Expr�s, n� 185, Pamplona, 1972. p. 6.

38 ACERETE, JULIO C.: �Raimon: un poeta que canta en catal�n� en �ndice, n� 183, Madri, 1964. pp. 16-18.

39 En la revista Rese�a aparece un interesante trabajo sobre Raimon y sus canciones. Ver PUIGJANER, Jos� Mar�a: �Raimon, poeta de la canci�n catalana� en Rese�a, n� 8, Madrid, 1965. pp. 233-237.

40 MORER ALC�NTARA, Fernando: ��Qu� es la Nova Can�� Catalana?� en Fonorama, n� 14, 1965. pp. 10-11.

41 Como ejemplo, la revista Fans, en sus n�meros del 42 al 50, publica una decena de cartas reclamando mayor atenci�n a la Nova Can��.

42 Estos fen�menos van a coger bastante fuerza a finales de los sesenta. El ejemplo es que la censura va empezar a fijarse en hechos como las letras gallegas de Celso Emilio Ferreiro en Galicia o los temas en euskera de Mikel Laboa, por citar algunos ejemplos. Ver A.G.A., Secci�n Cultura, Caja 49994.

43 La cultura catalana y espa�ola del momento se hizo pronto eco de los grandes triunfos de La Nova Can�� en el extranjero. Sirva de ejemplo el art�culo que la revista Serra D�or dedic� a la primera actuaci�n de Raimon en Par�s. Ver BERTR�N, Teresa P.: �Paris descobreix Raimon. Raimon a la Sorbona� en Serra D�or, n� 6, Barcelona, 1966. pp. 29-31.

    Anterior          Siguiente Siguiente articulo Represura
Volver a la página principal de Represura