Lucas Vázquez, el gregario descarado que disfruta de su gloria

REAL MADRID

Lucas Vázquez, el gregario descarado que disfruta de su gloria

El canterano volvió al Madrid tras una mili en el Espanyol por un millón de euros y, nueve temporadas y 19 títulos después, se corona como el actor secundario más decisivo

Lucas y diez más

Lucas Vázquez, durante el Real Madrid-Barcelona Ignacio Gil

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Muchos nombres sobrevolaban la cabeza del aficionado del Real Madrid para dirimir qué jugador sería decisivo ante la semana crucial que afrontaba el conjunto blanco, entre el Manchester City y el clásico. Pocos, por no decir ninguno, habrían acertado a adivinar que uno de los futbolista más determinantes respondería al nombre de Lucas Vázquez. El gallego sumó a su penalti convertido en la tanda del Etihad una exhibición ofensiva frente al Barcelona, con participación directa en los tres goles de los de Ancelotti. Un gregario que disfruta de una gloria nada habitual para su rol secundario, pero bien merecida dado su rendimiento.

Lucas Vázquez (Curtis, A Coruña, 1991) recaló en la cantera del Madrid allá por 2007. Tres años más tarde, en plena progresión por las categorías inferiores, coincidió en un equipo juvenil para la historia que rozó el triplete con Morata y, precisamente, con Carvajal, su competencia actual por un puesto en el lateral derecho del Bernabéu. Tras devolver al Castilla al fútbol profesional y disputar dos temporadas en Segunda, y ante la falta de oportunidades en el primer equipo, en 2014 optó por aceptar una cesión en el Espanyol. El buen hacer del extremo en Cornellá llevó al conjunto blanquiazul a ejercer la opción de compra de la que disponía para hacerse con los servicios de Lucas Vázquez.

Sin embargo, unos días después el Madrid de Rafa Benítez apostó por recomprar a su canterano, a sus 24 años, y desembolsó un millón de euros al Espanyol para recuperar en propiedad al gallego. El objetivo, incorporar a la plantilla un jugador con velocidad, desborde, de perfil bajo y conocedor de la casa, con todo lo que ello conlleva. A pesar de su corta experiencia en el fútbol de élite, demostró un buen nivel en su primera temporada, aunque se reservó para su mejor jugada para el último encuentro de la campaña.

En la final de Champions de Milán, frente al Atlético de Madrid en 2016, Lucas Vázquez sustituyó a Benzema cuando peor lo pasaba el Madrid, pocos minutos antes del tanto del empate. El conjunto blanco resistió hasta los penaltis y el gallego fue el elegido para inaugurar la tanda. En vez de reflejar la tensión del momento, cogió la pelota y durante el recorrido hasta el lugar de lanzamiento, jugó con el esférico haciendo maniobras con las manos, al más puro estilo baloncestístico. Marcó su penalti y levantó su primera Liga de Campeones. Toda una demostración de personalidad que el madridismo recordó después de su penalti convertido en el Etihad, antes del cual también jugó con la pelota dando toques como si de un entrenamiento se tratase.

Libre en junio

Nueve temporadas después, el gallego puede presumir de haber conseguido 19 títulos con un rol de suma importancia desde su llegada a Chamartín. Las necesidades del equipo le retrasaron hasta la posición de lateral, aunque lo de menos a la hora de valorar su rendimiento es su demarcación. Es un jugador que, a pesar de su cartel, ha demostrado año tras año que siempre se encuentra preparado para dar un paso adelante y cumplir. Teniendo en cuenta su precio y el fructífero resultado que ha dado, uno de los fichajes más rentables del Madrid en los últimos tiempos.

A pesar de ello, el contrato de Lucas Vázquez con el club blanco finaliza en algo más de dos meses. El jugador ha expresado en más de una ocasión su deseo de permanecer en el equipo de su vida, a la espera de que desde la planta noble del Bernabéu se le presente una oferta de renovación. La semana fantástica del canterano puede terminar de convencer al Madrid de que, a sus 32 años, todavía tiene mucho fútbol que ofrecer a la parroquia blanca.

Ancelotti y sus compañeros se rinden al nivel de Lucas Vázquez, con el que han alcanzado las semifinales de la Champions y han casi sentenciado la Liga, dos objetivos que ocupan su mente y le ahuyentan de abordar su futuro. Lo que tendrá asegurado es el haber pasado de secundario de lujo a «jodida leyenda».

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