Guerra de Sucesión Española (1701-1715) – LHistoria

Guerra de Sucesión Española (1701-1715)

La Guerra de Sucesión Española fue un conflicto internacional provocado por la pugna de poder tras la muerte sin descendencia de Carlos II de España, último representante de la Casa de Habsburgo. Como consecuencia de la guerra fue instaurada la Casa de Borbón en el trono de España.

La Guerra de Sucesión Española fue un conflicto a escala internacional que se llevó a cabo en Europa occidental, el Norte de África y en América del Norte que estalló en tras la muerte sin descendencia de Carlos II de España, y concluyó formalmente en con el tratado de Utrecht en el que se reconoció a Felipe de Borbón como rey de España. La guerra de sucesión evolucionó en el interior de España en una guerra civil entre borbónicos que se extendió hasta con la capitulación de Barcelona, y hasta con la capitulación de Mallorca. Tras el conflicto, Gran Bretaña se convierte en la potencia hegemónica de Europa y adquiere a su vez el derecho de asiento, que más tarde sería epicentro causal de otros conflictos armados durante el siglo XVIII, iniciando por la Guerra del Asiento en que luego se entrelaza con la Guerra de Sucesión Austriaca. La guerra también marcó el inicio de la decadencia de la monarquía francesa.

Durante la segunda parte del siglo XVII España entró en un período de decadencia bajo el reinado de su último regente de la Casa de Habsburgo, el rey Carlos II. Para la capacidad militar del Estado ibérico era inapropiada para una potencia europea de la época, pero España continuaba siendo el mayor imperio debido a su vasto dominio territorial que abarcaba gran parte de la península ibérica, pero que se extendía a Milán, el sur de Italia, el sur de los Países Bajos, Filipinas, así como los vastos territorios en el continente americano y otros territorios e islas. Con la muerte sin descendencia del rey Carlos II, el derecho de sucesión al trono desembocó en un conflicto principalmente entre dos bandos. Por una parte se encontraba la alianza que apoyaba al candidato borbónico, Philip V, quien pretendía unificar España y Francia. Por otro lado se encontraba la amplia alianza que apoyaba al candidato austriaco, el Archiduque Carlos, quien reclamaba la totalidad de la sucesión española.

Regimiento Asturias avanzando durante la Guerra de Sucesión Española. Pintura al óleo por Augusto Ferrer-Dalmau.
Regimiento Asturias avanzando durante la Guerra de Sucesión Española. Pintura al óleo por Augusto Ferrer-Dalmau.

La Guerra de Sucesión Española se llevó a cabo principalmente en Europa; pero abarcó la Guerra de la reina Ana en América del Norte, así como conflictos en las Indias Occidentales y Sudamérica. Las primeras campañas militares en España no produjeron resultados importantes y los enfrentamientos pasaron a territorio francés.

Guerra de Sucesión Española

En agosto de estalla la guerra en la península ibérica cuando la flota anglo-holandesa intenta tomar Cadiz (sin éxito) en la Batalla de Cádiz, y la flota francesa intenta recuperar (también sin éxito) Gibraltar en la batalla naval de Málaga; una de las mayores de la guerra. A finales de mayo de 1704 fracasa el desembarco austracista en Barcelona, pero en octubre de 1705 logran tomar el Principado de Cataluña y del Reino de Valencia.

El 25 de abril de 1707 un ejército aliado anglo-luso-holandés ataca las tropas borbónicas en la llanura de Almansa pero fracasan, dando una victoria importante a los borbónicos, aunque insuficiente para concluir la guerra. Tras la victoria de Almansa, el ejército aliado se vio forzado a retirarse mientras las tropas borbónicas avanzaron para tomar Valencia, recuperando a su vez Alcoy y Denia el 8 de mayo y Zaragoza el 26 de mayo. El 20 de junio cayó Játiva y Lérida fue tomada por asalto el 14 de octubre. A pesar del envío de refuerzos aliados también fueron tomadas Tortosa en julio de 1708 y Alicante en abril de 1709.

Pero las constantes victorias terrestres de la casa de Borbón contrastaban con las victorias marítimas de los aliados debido a la clara superioridad naval de la flota anglo-holandesa. En ese mismo año los borbónes perdieron la plaza de Orán y las islas de Cerdeña y Menorca. Pero además, los franceses se encontraban al boder del colapso militar. Luis XIV envió una expedición desastrosa para restaurar a los Estuardo en Escocia, pero en la batalla de Oudenarde de julio de 1708 sufrieron una derrota aplastante tras la que perdieron la ciudad de Lille. A principios de Francia experimenta una severa crisis económica dificultaba su participación en la guerra.

Fin de la guerra

A principios de Francia experimenta una severa crisis económica dificultaba su participación en la guerra. Fue entonces cuando Luis XIV envió a su ministro de Estado, el marqués de Torcy, a La Haya para negociar el final de la guerra. Inicialmente se logró un acuerdo con 42 puntos denominado entonces Preliminares de La Haya, pero fue rechazado por Luis XIV por la condición establecida que debía reconocer al Archiduque Carlos como rey de España con el título de Carlos III, y de asistir a los aliados a desalojar del trono a su nieto Felipe de Borbón si éste se resistía a abandonarlo.

Felipe V no estaba dispuesto a abandonar voluntariamente el trono de España, pero Luis XIV ordenó a sus tropas que abandonaran España, menos 25 batallones, de esta forma rechazando la propuesta de los aliados para desposeer a Felipe V del trono pero al mismo tiempo limitando los medios (militares) para mantenerse en el poder. La retirada de las tropas de España le permitió a Luis XIV concentrarse en la defensa de las fronteras de su reino que se encontraba asediado desde el norte por los avances de los aliados en los Países Bajos Españoles.

De nuevo en hubo un nuevo acercamiento para tratar de alcanzar un acuerdo de paz en las conversaciones de Geertruidenberg, pero nuevamente fracasaron. Sin embargo, poco tiempo después, Luis XIV iniciaría conversaciones secretas con el gobierno británico a espaldas de Felipe V. Esto eventualmente llevaría a la firma del Tratado de Utrecht que puso fin a la Guerra de Sucesión Española.

Repercusiones

El Tratado de Utrecht, firmado entre los años y en la ciudad holandesa de Utrecht y en la alemana de Rastatt, pusieron fin a la Guerra de Sucesión Española. Bajo los términos del acuerdo Felipe V fue reconocido como legítimo rey de España, pero al mismo tiempo se vio forzado a renunciar, para él y todos sus descendientes, a cualquier pretensión sobre la corona de Francia. Esto solucionaba una de las causas más importantes de la guerra, el temor en el resto de Europa sobre la posible unificación de España (y sus Indias occidentales) con el Reino de Francia, lo que habría alterado el balance de poder en la región. En esta serie de tratados, el regente francés Luis XIV debió ceder a Gran Bretaña extensos territorios en la futura Canadá (Saint Kitts, Nueva Escocia, Terranova y territorios de la Bahía de Hudson), además de reconocer la sucesión protestante en el Reino Unido y cesar el apoyo a los jacobitas.

En el Tratado de Rastatt, firmado el 6 de marzo de 1714, el rey Carlos VI logró el reconocimiento de la posesión de los Países Bajos Españoles a lo que se sumaron los territorios de Tournai, Ypres, Menin y Furnes). Pero además obtuvo reconocimiento sobre Nápoles, Milán, los Presidios de Toscana y Cerdeña (que en 1718 sería intercambiada por el Reino de Sicilia). Por otra parte, el rey de Francia conservaba Landau, Estrasburgo y Alsacia, pero perdió sus posesiones en Breisach, Kehl y Friburgo de Brisgovia.

El Tratado de Baden, firmado el 7 de septiembre de 1714 en la localidad suiza de Baden, fue el último de los tratados de la Paz de Utrecht que puso fin a la Guerra de Sucesión Española. Antes de este tratado, el Archiduque Carlos no había renunciado a la Corona española, no reconocía a Felipe de Borbón como rey de España, ni al duque de Saboya como rey de Sicilia; esto a pesar que sus aliados británicos y holandeses ya habían firmado la paz.

Una vez lograda la paz, España debió ceder los territorios de Menorca y Gibraltar a Gran Bretaña; Sicilia a Saboya y los Países Bajos Españoles; así como Nápoles, Milán y Cerdeña a Austria. Al mismo tiempo Francia cede zonas de Canadá a Gran Bretaña y consigue Landau in der Pfalz y Barcelonette. Portugal por su parte, recupera la Colonia del Sacramento, ocupada por España durante la guerra.

Tras la guerra, el Reino de Gran Bretaña se convierte en la potencia hegemónica de Europa, además de obtener importantes ganancias territoriales y cuantiosas ventajas económicas que le permitieron romper el monopolio comercial que España mantenía con sus vastos territorios americanos. La guerra mantuvo contenidas las ambiciones territoriales del regente francés Luis XIV. Gran Bretaña obtuvo también en el Tratado de Utrecht el derecho del «Asiento de Negros», un monopolio sobre la caza de esclavos en África y América hispana, que más tarde sería epicentro causal de otros conflictos armados durante el siglo XVIII.

La monarquía francesa inició un período de decadencia tras haber sufrido graves dificultades económicas causadas por los grandes costes de la contienda. El equilibrio de poder en Europa continental quedaba asegurado bajo los términos de la paz, pero en el mar Gran Bretaña mantenía una hegemonía y amenazaba el control español en el Mediterráneo occidental con Menorca y Gibraltar.

Pero las consecuencias de la guerra sobrepasaron los límites del conflicto. La guerra culminó por los altos costos, pero no logró solucionar las rivalidades entre Francia y Gran Bretaña. Muchos de los términos el Tratado de Utrecht, tales como el monopolio del «Asiento de Negros» otorgado a Gran Bretaña, así como las concesiones territoriales entre las partes beligerantes, serían causales o tendrían una influencia importante en otros conflictos bélicos a escala global durante el siglo XVIII. Entre estos se pueden mencionar: La Guerra del Asiento (1939-1748), la Guerra de Sucesión Austriaca (1739-1748), la Guerra de los Siete Años (1756-1763), la Revolución americana (1765-1783) y la Revolución francesa (1789-1799). 


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