Guerra civil española

Resumen de la guerra civil española

  • Fecha: 19361939.
  • Lugar: España.
  • Época histórica: Edad Contemporánea.
  • Causas: revolución de Asturias de 1934 / Elecciones generales de 1936 / Aparición de la Falange / Pugnas internas en el PSOE / Golpe de Estado de 1936.
  • Bandos: bando republicano / Bando sublevado o nacional.
  • Resultados: victoria del bando sublevado e instauración de la dictadura de Francisco Franco.
  • Consecuencias: medio millón de muertos / Medio millón de desplazados / Destrucción de edificios e infraestructuras / Establecimiento de un régimen militar / Represión / Crisis económica.

Contrario a la creencia popular, España no fue, ni de cerca, un refugio dentro de la belicosa Europa del siglo XX. Si bien es cierto que no participó en la Primera Guerra Mundial ni en la Segunda Guerra Mundial, estuvo lo suficientemente ocupada resolviendo numerosos conflictos internos durante la monarquía de Alfonso XIII y los distintos gobiernos de la Segunda República Española.

Precisamente, mientras se encontraba bajo su segundo intento de sistema republicano, España viviría uno de los episodios más trágicos de toda su historia: la guerra civil española. Una guerra fratricida que enfrentó a las tropas lideradas por el generalísimo Francisco Franco en contra del gobierno del Frente Popular, desde el 17 de julio de 1936 hasta el 1 de abril de 1939, y que sirvió de antesala de la mencionada Segunda Guerra Mundial.

Fecha y duración de la guerra civil española

La guerra civil española comenzó el 17 de julio de 1936, con el golpe de Estado fallido contra el gobierno del Frente Popular, y culminó el 1 de abril de 1939, fecha en la que el general Francisco Franco declaró su victoria mediante la firma del último parte de la guerra civil española, dando inicio a su extenso periodo de gobierno: el régimen franquista.

En total, la guerra civil española se extendió durante 2 años, 8 meses y 15 días.

Beligerantes de la guerra civil española

El siguiente cuadro tiene como finalidad principal listar a los bandos involucrados en la guerra civil española. Asimismo, expondrá el nombre de aquellos países que ofrecieron apoyo militar y/o logístico, por mínimo que fuese, a uno de los dos beligerantes enfrentados:

Beligerantes Con el apoyo logístico y militar de…
Bando republicano Unión Soviética
México
Bando sublevado Alemania
Italia
Portugal

Antecedentes de la guerra civil española

Dictadura de Miguel Primo de Rivera y caída de Alfonso XIII

En 1923, Miguel Primo de Rivera, con el apoyo del rey Alfonso XIII, instaura una dictadura de corte militar en España. Siete años después, la dictadura llega a su fin, pues para entonces Miguel Primo de Rivera se encontraba en un deplorable estado de salud y, además, ya no contaba con el beneplácito del monarca.

Alfonso XIII y Miguel Primo de Rivera
Fotografía de Alfonso XIII y Miguel Primo de Rivera (marzo de 1930).

En 1931 se convocan elecciones municipales en España, cuyo atraso social y económico respecto a los países de la región era más que visible. En dichos comicios electorales, los monárquicos obtuvieron más escaños políticos que los republicanos; sin embargo, estos últimos obtuvieron mayor representación en la grandes ciudades.

Al contemplar la algarabía de los ciudadanos y las numerosas manifestaciones en pro de la república, el rey Alfonso XIII decide huir del país sin siquiera abdicar oficialmente de su cargo. Así, tras conocerse la huida del rey, en Madrid, el comité revolucionario proclama el inicio de la república.

Esta era, en realidad, la Segunda República, pues en España ya había existido antes una Primera República, la cual estuvo enmarcada en el periodo conocido como Sexenio Democrático y precedió a la monarquía del rey Alfonso XII.

Los republicanos alegaron que, dado que el rey Alfonso XIII había huido, renunciando de facto en el proceso junto a todo el sistema monárquico, la república gozaba de total legitimidad.

Segunda República Española

Gobierno provisional

Tras la proclamación del inicio de la república, Niceto Alcalá Zamora asume la presidencia del gobierno provisional, el cual tenía como objetivo principal elaborar una nueva constitución republicana con un corte fuertemente anticlerical.

Siendo Niceto Alcalá Zamora católico, naturalmente propuso una secularización más moderada; sin embargo, su propuesta y tibieza no fue del agrado de los revolucionarios más anticlericales.

Como respuesta a la tibieza de Alcalá Zamora, se levantó en gran parte del territorio español una ola anticlerical como nunca antes. Si bien los disturbios empezaron en Madrid, al poco tiempo estos comenzaron a propagarse por el resto de ciudades.

Iglesias, conventos y demás edificios religiosos fueron incendiados; lugares sacros y cementerios fueron profanados. A todas luces, un caos que dejó muchos heridos, incluso muertos.

Bienio reformista

Cuando la nueva constitución republicana se aprobó el 9 de diciembre de 1931, la ola de protestas y revueltas se apaciguó considerablemente.

Manuel Azaña
Fotografía de Manuel Azaña (tomada entre los años 1936 y 1939).

En esta nueva etapa republicana, liderada por Manuel Azaña como jefe de Gobierno, se pretendió acelerar la modernización de España mediante la implantación de una serie de reformas. Sin embargo, este periodo, conocido como el bienio reformista, duraría tan solo dos años.

Bienio conservador

En noviembre de 1934, tras la victoria de la coalición de derechas encabezada por Alejandro Lerroux en las elecciones generales, daría inicio el bienio conservador. Este se caracterizó por ser un periodo de gran inestabilidad: golpes de Estado y revoluciones de todo tipo estuvieron presentes durante dicha etapa.

Quizás, la revuelta más relevante del bienio reformista fue la Revolución de Asturias de octubre de 1934, la cual estuvo alentada por importantes dirigentes del PSOE, como Largo Caballero e Indalecio Prieto.

Por si fuera poco, en medio del caos político del bienio conservador, Lluís Companys había declarado el nacimiento del Estado Catalán dentro de la entonces República Federal Española.

Si bien Companys no consiguió sus objetivos, y, de hecho, acabó en la cárcel, su intento de separatismo añadió aún más inestabilidad al escenario político de la España republicana de finales de 1934.

Causas de la guerra civil española

Revolución de Asturias de octubre de 1934

La insurrección que el sector obrero había liderado en Asturias, en octubre de 1934, cuyos objetivos habían sido frustrados gracias a la destacada participación del joven general Francisco Franco, sirvió para exponer la ineficiencia de las instituciones republicanas y loar, por el contrario, la labor y determinación de las fuerzas armadas de actuar rápida y contundentemente.

La Guardia Civil y la Guardia de Asalto con varios prisioneros de la Revolución de Asturias de 1934
La Guardia Civil y la Guardia de Asalto con varios prisioneros de la Revolución de Asturias de 1934.

Esto último haría que los sectores de derechas en España prefiriesen el uso de la fuerza antes que la legalidad, por lo que comenzaron a pensar en defender sus intereses por esos medios.

Por otra parte, la derecha española de entonces veía con preocupación el aumento de la popularidad y el poder de la izquierda, temiendo, ante todo, el estallido de una revolución social que preparase el ascenso al poder de un gobierno de corte socialista y prosovietico.

Elecciones generales de España de 1936

Los días 16 de febrero y 1 de marzo de 1936 se celebraron elecciones generales en España: las terceras y últimas de la Segunda República Española.

En esta oportunidad, las izquierdas (socialistas, comunistas y anarquistas) decidieron formar una coalición, a la que denominaron Frente Popular, para hacer frente a los sectores de derechas en las elecciones generales.

Luego de una contienda electoral reñida, la coalición frente populista se haría con la victoria, no sin antes levantar sospechas de haber cometido fraude electoral.

La victoria del Frente Popular desató el descaro de los sectores de izquierdas en España, quienes no supieron contenerse. Nuevamente, desórdenes, manifestaciones, huelgas y quemas de conventos e iglesias tendrían lugar en España.

Ante ello, los líderes de la izquierda añadían aún más inestabilidad al escenario político, al exigir, sin reparo alguno, la dictadura del proletariado.

La Falange

Como respuesta al aumento del poder y la influencia política de la izquierda, José Antonio Primo de Rivera, hijo de Miguel Primo de Rivera, creó un movimiento político de inspiración fascista: una doctrina política que, por entonces, gozaba de gran popularidad en la Italia de Bennito Mussolini y la Alemania nazi de Adolf Hitler.

José Antonio Primo de Rivera
Fotografía de José Antonio Primo de Rivera en un mitin de la Falange (anterior al año 1936).

Si bien la Falange, fusionada con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista, no había obtenido buenos resultados en las elecciones generales de 1936, pocos meses después una oleada de jóvenes de derechas comenzaron a alistarse, continuamente, en sus filas, motivados, quizás, por el temor de que el sector más radical de la izquierda se hiciese con el poder en España.

Ante el crecimiento descontrolado de dos fuerzas políticas radicalmente opuestas, el caos se apoderó de España; comunistas y falangistas se enfrentaban abiertamente en las calles. El número de fallecidos aumentaba día tras día; la situación se había escapado de las manos del gobierno del Frente Popular.

PSOE: pugnas internas y desacuerdos políticos

Ante el caos descontrolado, el moderado presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, fue destituido del cargo para ser sustituido por Manuel Azaña.

Por su parte, Casares Quiroga aceptó la presidencia del gobierno. A pesar de este cambio (o, más bien, enrosque de cargos políticos), el PSOE comenzaba a manifestar cada vez un mayor número de pugnas internas y desacuerdos políticos.

Por una parte, Largo Caballero, quien era apodado como el Lenin Español, veía con buenos ojos la dictadura del proletariado, incluso si esta iba en contra de la ley misma, mientras que Indalecio Prieto daba mayor importancia a la defensa de la república como sistema de organización política.

Preparación del golpe de Estado de julio de 1936

En medio del caos y los enfrentamientos continuos entre falangistas y comunistas, a mediados de 1936 un alzamiento militar comenzaba a gestarse en contra del gobierno del Frente Popular.

Este tipo de golpe de Estado de corte militar contaba ya con un pírrico antecedente durante la Segunda República, la llamada Sanjurjada de 1932.  A pesar de la experiencia previa de fracaso, los golpistas, liderados por los generales José Sanjurjo y Emilio Mola, confiaban ciegamente en el éxito de su estrategia político-militar.

Emilio Mola
Fotografía de Emilio Mola (año 1930).

El 12 de julio de 1936, el catalizador que hacía falta para que la guerra estallase se hizo presente en el asesinato del teniente de la guardia de asalto republicana José del Castillo por parte de un grupo de falangistas (aunque otras versiones aseguran que fueron carlistas quienes lo mataron). Este asesinato elevó las tensiones entre los sectores de la izquierda y los falangistas a un nuevo nivel.

El cuerpo policial buscaba venganza, por lo que se empeñaron en encontrar un responsable. Al no hallar ninguno, quisieron responsabilizar a un falangista. El primer “chivo expiatorio” de la lista fue el líder de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), José María Gil Robles; sin embargo, este no se encontraba en su casa para entonces.

El siguiente en la lista fue José Calvo Sotelo, quien no contó con la misma suerte que Gil Robles. Lo detuvieron en su casa por la madrugada, el 13 de julio de 1936. Poco tiempo después, durante su traslado, el pistolero socialista Luis Cuenca, quien para entonces fungía como el guardaespaldas del líder del partido socialista Indalecio Prieto, lo asesinó de un tiro en la cabeza.

José Calvo Sotelo era una gran figura de la derecha, diputado y destacado líder de la oposición. Su asesinato causó gran conmoción y fue el impulso final que necesitaba Francisco Franco, hasta entonces indeciso, para sumarse al golpe de Estado que el general Mola y Sanjurjo preparaban en secreto. En este punto de la historia, el estallido de una guerra civil era inevitable.

Etapas de la guerra civil española

El estallido de la Guerra Civil: golpe de estado del 17 de julio de 1936

El 17 de julio de 1936, cuatro días después del asesinato de José Calvo Sotelo, la guerra civil española estalla tras la sublevación del Ejército de África, una rama del Ejército de Tierra de España, contra el gobierno del Frente Popular.

Mapa de la guerra civil española
Mapa de la guerra civil española en noviembre de 1936. Leyendas: zona del bando republicano / Zona del bando nacional / Principales centros republicanos / Principales centros nacionales. Imagen de Wikipedia.

Cuando el golpe de Estado estalló en la madrugada del 17 de junio, el general Franco se encontraba en la isla de La Palma. Inmediatamente, le comunicaron que se habían sublevado con éxito las guarniciones de Ceuta, Melilla y Tetuán.

Al día siguiente, Francisco Franco, tras enviar a su esposa y a su hija a Francia, subió a bordo del avión Dragon Rapide para viajar con dirección a la zona española del Protectorado de Marruecos. Para entonces, varias guarniciones de la España peninsular se habían unido al golpe de Estado.

Si bien el alzamiento militar contra el gobierno del Frente Popular llevaba gestándose desde hace meses, este contaba con el apoyo de tan solo cuatro generales de división de un total de veinticuatro. A pesar de ello, el bando sublevado equilibraba dicha desventaja militar haciendo uso del Ejército de África, cuya experiencia en combate superaba por mucho al resto de cuerpos del ejército.

La estrategia del bando sublevado contemplaba la caída de las ciudades más importantes de España en un lapso de pocos días; un escenario, cuando menos, optimista.

Milicianos republicanos durante la batalla de Irún en la guerra civil española
Milicianos republicanos durante la batalla de Irún (año 1936).

Para sorpresa de Mola, Sanjurjo y Franco, las principales ciudades no cayeron ante el embate de las fuerzas sublevadas. Todo ello, gracias a la intervención de los efectivos de seguridad, las tropas leales a la república y los civiles armados, cuya fuerza combinada permitió frustrar parcialmente el golpe de Estado.

El alzamiento militar no triunfó en la capital, Madrid, ni tampoco en Barcelona. En esta última, gracias a la insigne participación del general Aranguren, quien permaneció fiel a la causa republicana

La postura internacional ante la guerra civil española

Tras el fracaso parcial del alzamiento militar del 17 de julio de 1936, la España peninsular quedó dividida en dos zonas: la republicana y la nacional. Desde entonces, cada bando intentó desesperadamente conquistar las zonas que estaban bajo dominio del bando rival.

A pesar de la gravedad de la situación (y lo que ello implica para la democracia), ningún gobierno democrático de la región se preocupó en enviar ayuda al bando republicano.

De hecho, Reino Unido y Francia promovieron un acuerdo de no intervención, al que se sumarían, con el paso del tiempo, más países. Sin embargo, dicho acuerdo no sería acatado por la totalidad de las naciones que se habían suscrito al mismo, siendo más bien una especie de artimaña política.

Soldados italianos del Cuerpo de Tropas Voluntarias durante la guerra civil española
Soldados italianos del Cuerpo de Tropas Voluntarias durante la guerra civil española. Imagen de Wikipedia.

Las potencias nazis y fascistas suministraron tanques y aviones a los sublevados, así como una fuerza de infantería voluntaria italiana. Por su parte, la Unión Soviética apoyó con firmeza a los republicanos, mediante la entrega de material bélico y víveres a cambio del oro del banco de España.

En este sentido, es muy probable que las grandes potencias europeas de entonces hayan permitido que la guerra civil española se desarrollase libremente para comprobar el poder de las más poderosas fuerzas políticas totalitarias y, a su vez, antagónicas de la época: el nazismo y el fascismo italiano (cuyas políticas económicas eran muy similares) contra el comunismo de corte soviético.

Las milicias republicanas: el terror del clero

Para luchar contra el bando nacional, el gobierno republicano, que presidía José Giral desde el 19 de julio de 1937, pues Casares Quiroga había dimitido del cargo tras el estallido de la guerra, dio armas a una gran cantidad de civiles fieles a la república, naciendo, de esta manera, las milicias republicanas.

Los milicianos, quienes carecían de la más mínima disciplina militar, sembraron el caos en la retaguardia del bando nacional. Además, dado su característico y acérrimo anticlericalismo, las milicias republicanas desataron el terror en el clero de la Iglesia católica, asesinando a más de 8.000 religiosos durante la Guerra Civil. Ante estas posturas anticlericales, la Iglesia católica decide retirar su apoyo al bando sublevado y desligarse del conflicto bélico.

Francisco Franco: Generalísimo de Todos los Ejércitos

En septiembre de 1936, tras la decisiva operación del cruce del Estrecho por parte del Ejército de África y habiendo ya controlado gran parte de Andalucía y Extremadura, los generales del bando nacional, conscientes de la importancia de poseer un ejército unificado bajo un único liderazgo, deciden nombrar Generalísimo de Todos los Ejércitos y jefe del nuevo Estado español al general Francisco Franco.

Fotografía de los militares sublevados durante la guerra civil española
Fotografía de los militares sublevados durante la guerra civil española, con Emilio Mola y Francisco Franco conversando en el centro (alrededor de los años 19361937).

Mientras tanto, en Madrid, el gobierno de José Giral correría la misma suerte que el de su antecesor. José Giral sería retirado de su cargo como jefe de Gobierno para ser sustituido por Largo Caballero, cuyo radicalismo en la promoción de sus políticas le hizo merecedor del apodo del Lenin Español.

La batalla de Madrid y la Toma de Málaga: el avance del bando nacional

Conscientes de la importancia de la conquista de Madrid, los líderes del bando nacional fijan como objetivo principal la conquista de la capital, planificando dicha conquista como un movimiento convergente de las tropas del general Mola por el norte y las tropas del generalísimo Franco por el sur.

Ya sea por inexperiencia o por exceso de optimismo, las tropas sublevadas que Mola y Franco lideraban serían sorprendidas por un ejército republicano, lo suficientemente preparado como para repeler su ataque. Por si fuera poco, el gobierno que presidía Largo Caballero había abandonado la capital para refugiarse en Valencia poco antes del estallido de la batalla de Madrid, en noviembre de 1936.

Impotentes por el hecho de no haber podido conquistar la capital, el bando nacional decide ahora fijar su atención en Málaga, logrando, en esta oportunidad, conquistar la ciudad según lo previsto, el 7 de febrero de 1937.

Pugnas internas en el Frente Popular: anarquistas versus comunistas

En mayo de 1937, tras haberse suscitado numerosos enfrentamientos armados en Barcelona entre anarquistas y comunistas, Largo Caballero dimite como jefe del Gobierno de la República.

Francisco Largo Caballlero
Francisco Largo Caballlero (en el medio) visitando el asedio del Alcázar de Toledo. A su lado, diversos oficiales y milicianos republicanos (septiembre de 1936).

Para entonces, las acentuadas diferencias ideológicas entre los líderes del bando republicano había dividido al partido en dos bandos: por un lado, los anarquistas buscaban anteponer la revolución antes que la guerra, mientras que para los comunistas lo verdaderamente importante era alzarse victoriosos en la guerra.

Ante el vacío de poder dejado por Largo Caballero, el entonces presidente de la República Federal Española, Manuel Azaña, nombra a Juan Negrín presidente del Gobierno.

Tras asumir su nuevo cargo, Negrín reforzó sus poderes e impulsó una nueva y gran ofensiva contra los franquistas. Poco tiempo después, decide abrir dos nuevos frentes en el norte: el frente de Brunete y el frente de Belchite.

El final de la guerra: caída de Teruel, Barcelona y Madrid

A finales de 1937, el gobierno republicano se traslada de Valencia a Barcelona para, posteriormente, iniciar la campaña de Teruel con la finalidad de evitar el ataque definitivo de las tropas franquistas sobre Madrid.

En esta oportunidad, la preparación no fue suficiente para asegurar la victoria de los republicanos, quienes caerían derrotados tras casi dos meses de batalla, en Teruel, el 22 de febrero de 1938.

Tras esto, las fuerzas franquistas lanzaron una potente ofensiva en Aragón que arrasó las impotentes defensas republicanas. Poco tiempo después, penetraron en Cataluña y sitiaron Lérida (siendo este, quizás, el punto de no retorno hacia la estabilidad de la república en la Guerra Civil).

La estocada final dada por el bando sublevado a los republicanos tendría lugar durante la batalla de Ebro (una de las más largas, colosales y cruentas batallas de la guerra civil española). Esta se extendió desde el 25 de julio hasta el 26 de noviembre de 1938, y culminó con victoria para el ejército sublevado.

Francisco Franco entra en San Sebastián acompañado de la Guardia Mora
Francisco Franco entra en San Sebastián acompañado de la Guardia Mora (año 1939). Imagen de Wikipedia.

Conscientes de que su derrota era inminente, el gobierno de Juan Negrín intentó, aunque sin resultados positivos, prolongar aún más los enfrentamientos, a fin de vincular la guerra civil española con una más que probable Segunda Guerra Mundial.

El 26 enero de 1939, el general Yagüe entra en Barcelona, entonces sede del gobierno de Juan Negrín, tras superar una pobre resistencia republicana, encontrando una ciudad abandonada por sus gobernantes y autoridades militares, pues estos habían dejado la ciudad para dirigirse hacia Francia.

Un mes después de la caída de Barcelona, el gobierno de Franco es reconocido por Francia y Reino Unido, provocando ipso facto la dimisión de Manuel Azaña como presidente de la República Federal Española.

Finalmente, el 28 de marzo de 1939, tras haber sido frente de batalla por poco más de dos años, Madrid caería definitivamente ante las tropas del bando nacional. Cuatro días después, el 1 de abril de 1939, Francisco Franco firma el último parte de la guerra civil española, declarando el final de la guerra civil española y dando inicio a su extenso periodo de gobierno dictatorial.

Consecuencias de la guerra civil española

Entre las consecuencias de la guerra civil española se pueden señalar las siguientes:

Bombardeos de Guernica durante la guerra civil española
Guernica tras los bombardeos de la guerra civil española (año 1937). Imagen de Wikipedia.
  • El número total de muertes enmarcadas dentro de los acontecimientos de la guerra civil española, incluidas bajas civiles, se encuentra alrededor del medio millón.
  • En términos demográficos, se considera a la guerra civil española como un episodio particularmente trágico de España debido a la gran cantidad de desplazados que esta provoco. En total, se estima que más de medio millón de españoles abandonaron el país durante la Guerra Civil.
  • Francisco Franco instaura una régimen militar en España. Su gobierno, el cual se extendió hasta su muerte, en 1975, se caracterizó por ser abiertamente represivo, por lo que no puso reparo alguno en asesinar a sus disidentes.
  • Los militantes de partidos políticos de izquierdas, junto a sus familiares, fueron estigmatizados por el nuevo régimen franquista.
  • La riqueza nacional de España sufrió una reducción del 15%.
  • La deuda pública de España ascendió hasta alcanzar los 20.000 millones de dólares.
  • La producción industrial española se vio reducida en un 33%, mientras que la producción agrícola descendió cerca de un 25%.
  • Alrededor de medio millón de viviendas quedarían parcial o completamente devastadas (sin incluir la destrucción parcial o total de edificios gubernamentales, escuelas, universidades y tramos ferroviarios).

Referencias:

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