Hércules y la hidra de Lerna

Hércules y la hidra de Lerna

Hércules y la hidra de Lerna, después de completar el primero de sus trabajos, matar al león de Nemea, el segundo de los encargos del rey Euristeo, no era menos peligroso que el primero.

Pues era nada más y nada menos que matar a la hidra de Lerna, el monstruo vivía en la séptima boca del río Amimone, entre aguas pestilentes, además se decía que fue la misma Hera la que crió a la criatura.

Cuando el rey Euristeo en su palacio y delante de todos, dictaminó cual era el segundo de los trabajos, toda la corte quedó en silencio, era un sentencia de muerte.

Todos habían escuchado las historias de la terrible hidra y de las oscuras ceremonias y rituales que se celebraban en el aciago lugar.

La hidra fue criada por la diosa Hera, en el rió Amimone, por tanto, su enfrentamiento con Heracles era premonitorio.

Los orígenes de la hidra de Lerna

Para conocer la historia de Heracles y el segundo de sus trabajos, debemos conocer el origen de la hidra de Lerna y el tipo de monstruo que era.

La hidra, era un monstruo acuático muy antiguo, tenía nueve cabezas, de las cuales una era inmortal, la hidra podía regenerar cada vez que le cortaban una cabeza, pero en su lugar, le nacían dos.

El infame monstruo, protegía una de las entradas al inframundo, era allí donde las Danaides, las cincuenta hijas del rey Danao, cumplían el castigo impuesto por los dioses por el asesinato de sus maridos.

La hidra de Lerna, era hija de Tifón y Equidna, el padre, fue el último de los hijos de Gea y era un monstruo inmortal descomunal que casi venció a los dioses olímpicos tras la guerra contra los titanes.

La madre, Equidna era una ninfa monstruosa, tenía el torso de mujer, pero el cuerpo de serpiente, ayudó a Tifón en la guerra contra Zeus y los dioses olímpicos.

Tras la guerra, Zeus encerró a Tifón en el Tártaro y, aún preso en lo más recóndito del Tártaro, cuando se mueve es el causante de las erupciones volcánicas.

La madre no fue encerrada, se exilio lejos del Olimpo, pero a su gran prole de monstruos, Zeus, les permitió seguir con vida como desafío para los héroes futuros.

Los hijos de Tifón y Equidna fueron, la hidra de Lerna, el león de Nemea, Cerbero, Quimera y muchos monstruos más.

Hércules

Lerna y el reencuentro

Cuando Hércules recibió el mandato de Euristeo, volvió a echarse la piel del león de Nemea sobre los hombros y partió rumbo al Amimone.

Todos se apartaban a su paso, pues nadie era capaz de cruzarse con su mirada y su determinación, ya nadie se preguntaba si era hijo de Zeus, pues sus ojos brillaban con una luz propia de las estrellas.

El camino desde Tirinto a Lerna no era muy largo y nuestro héroe no tardó mucho en recorrerlo, Lerna parecía un lugar hermoso.

Al llegar a la ciudad, Hércules puso rumbo a un edificio muy antiguo, que parecía una posada, pues descansaría allí la noche antes de su enfrentamiento.

Al entrar en la taberna, el bullicio cesó de golpe, el tamaño de Hércules, la monstruosa piel del león que portaba a modo de armadura y sus descomunales armas le identificaron de inmediato.

— Vengo a descansar y beber algo, seguid bebiendo— dijo Hércules.

— ¿Compartirá su bebida conmigo, tío? dijo un joven que le habló desde la espalda.

Era Yolao, su sobrino que le había seguido, después de un sincero abrazo, Hércules preguntó:

— Yolao, sobrino, ¿Qué haces en un lugar como este?

— Vengo a ayudarte tío, se cuál es tu próximo trabajo y puedo ser útil.

— Yolao, si te ocurriese algo, no me lo perdonaría, la siguiente tarea que me aguarda, es muy peligrosa— respondió Hércules.

El secreto de la hidra de Lerna

— Se cuál es el secreto para vencer a la hidra, pues conocí a un hombre que sobrevivió a su ataque escondiéndose entre los cadáveres, la hidra tiene piel parecida a la de un lobo—

— De nada sirve cortar sus cabezas, pues dos brotarán de nuevo dónde antes había una, para vencerla debemos hacer dos cosas— explicaba gesticulando Yolao.

— Primero debemos tapar nuestras narices con un pañuelo, perfumado, después, cada vez que le cortes una cabeza, yo cauterizaré las heridas con tizones ardiendo, para que no vuelvan a nacer — explicó el joven.

Hercules abrazó a su sobrino, su ayuda sería inestimable, se retiraron a descansar, pues necesitarán toda la fuerza de sus cuerpos al día siguiente.

Al día siguiente marcharon, cuando el sol asomaba por el horizonte, localizaron un gran plátano, dónde Hera crió a la bestia, cubrieron con un trapo empapado con aceites aromáticos sus rostros.

Hércules, sacó el arco de Apolo, y untó varias flechas con aceite inflamable y prendió fuego a sus puntas, la maestría de los brazos del héroe con el arco era superior a la de cualquier mortal.

Una tras otra las flechas cayeron en el interior de la gruta con una precisión digna de un dios. Fue entonces cuando oyeron un monstruoso siseo, la hidra había llegado.

Estatua de Hércules

Hércules y Yolao contra la hidra de Lerna

Lo primero que vieron salir de la gruta fueron las nueve cabezas, monstruosas, intimidantes y enloquecidas, después asomó su abismal cuerpo.

Las cabezas desprendían un aliento mortal que marchitaba árboles y flores, pero lo que más inquietó a Hércules y Yolao, fueron los ojos encolerizados de la bestia.

Pero la hidra no tenía delante un oponente normal, era un semidiós, Heracles, que saltó sin dudarlo sobre el lomo de la bestia y se aferró a uno de sus cuellos.

La hidra, sorprendida del ataque se agitó bruscamente, pero nuestro héroe sin dudar un segundo sacó su espada y de un tajo rapidísimo cerceró una de las cabezas de la serpiente.

Fue entonces el turno de un asombrado Yolao, que pasado el estupor inicial quemó la herida con el tizón incandescente, fue entonces cuando el cuello de la hidra quedó inmóvil y cayó al suelo.

Los dos héroes fueron una a una inutilizando las cabezas de la hidra, dejando la dorada cabeza inmortal para el final, Hércules era la fuerza y el valor, Yolao era la velocidad y la precisión.

Hércules cumple el segundo de los trabajos de Hera

Cuando solo les quedaba la última de las cabezas, la hidra giró su cuerpo y derribó a Yolao, que salió despedido por los aires.

rcules temeroso de que aquel golpe hubiese podido matar a su sobrino, saltó sobre el cuello del monstruoso y blandió la espada de nuevo.

El cuerpo de la hidra se desplomó después de un último espasmo, Hércules, fue en busca de Yolao que por suerte solo estaba aturdido.

Entre los dos apalearon la cabeza de la hidra, y con piedras enormes aplastaron la cabeza viscosa del monstruo.

Después cavaron una fosa, dispuestos a enterrar la cabeza de la hidra, pero Hércules mojo las puntas de sus flechas en la sangre venenosa de la hidra.

Pensó que serían buenas aliadas en los futuros combates por venir.  Caía ya la noche cuando la pira con los restos de la hidra empezó a arder.

Dentro de la gruta Hércules y Yolao escucharon a las Danaides cumpliendo sus castigos, musitando extrañas palabras, acompañadas de un siseo intermitente que provenía del interior de la fosa.

Hércules regresa a Tirinto

La noticia había llegado enseguida a Tirinto, Hércules había matado a la hidra de Lerna, el rey Euristeo había mandado construir una enorme tinaja para esconderse de Hércules.

Cuando Hércules llegó a la corte un mensajero del rey le dijo:

— El rey está indispuesto, tiene dos mensajes para ti, el primero, quiere que sepas que no considera cumplido el trabajo, pues aunque hayas matado a la hidra, no lo has hecho solo—

— El segundo, quiere que vayas a Erimanto a matar a un jabalí que asola la tierra y mata a personas— concluyó el mensajero.

Y así, con el desprecio del rey Euristeo, Hércules dio por concluido el segundo de los trabajos, matar a la hidra de Lerna.

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