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Cr�tica

El callej�n de las almas perdidas: el infierno, seg�n Del Toro, somos nosotros, no los otros

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El callej�n de las almas perdidas

4 estrellas
  • Género:
  • Director/a: Guillermo del Toro
  • A�o: 2021
  • Duración: 150
  • Nacionalidad: EEUU
  • Actores: Bradley Cooper, Cate Blanchett, Rooney Mara, Toni Collette, Willem Dafoe, Ron Perlman

M�s all� de la frase de siempre, la de "el infierno son los otros", A puerta cerrada, de Sartre, genera a�n la suficiente bilis para seguir enfadando en cada l�nea. Manten�a el fil�sofo que se entiende mal lo de que los dem�s sean nuestro Averno. En realidad, los que nos rodean se limitan a ejercer de espejos. Nos vemos a nosotros mismos a trav�s de los otros, pero somos nosotros los que decidimos la bondad o maldad de ese reflejo, de esa relaci�n con el exterior. En el l�mite de la argumentaci�n, el verdadero monstruo no est�, oculto o a la vista, entre la humanidad que nos envuelve y nos da sentido, sino en el interior de cada uno. �C�mo se quedan?

El callej�n de las almas perdidas, de Guillermo del Toro, podr�a considerarse la pel�cula m�s esencialmente existencialista y hasta triste de toda la filmograf�a del director mexicano. Por primera vez, no hay rastro de criaturas demoniacas, seres de los pantanos o insectos que mutan. Sencillamente hay hombres y mujeres. Y detr�s, al lado, dentro y muy dentro de cada uno de ellos la criatura abisal que les tortura que, en efecto, son ellos mismos. Somos nosotros.

El filme hace pie en la novela firmada por William Lindsay Gresham que ya tuvo una tan oculta como gloriosa adaptaci�n a la pantalla en en 1947 de la mano de Edmund Goulding y con Tyrone Power de protagonista. La referencia dista mucho de ser simplemente cin�fila. A su modo, hay un paralelismo evidente entre una y otra versi�n, entre la incertidumbre de un planeta a�n atascado en la II Guerra Mundial con las dudas de ese mismo planeta zarandeado por una pandemia, varias olas de odio y una creciente torpeza para entender una sola palabra de lo que diga ese otro tan 'sartriano' y tan infernal.

Se cuenta la historia en tres actos, que m�s parecen tres pel�culas distintas

Se cuenta la historia en tres actos, que m�s parecen tres pel�culas distintas, de un hombre que primero aprende a mentir, luego miente a los dem�s y, finalmente, acaba por ser incapaz de distinguir lo cierto de su contrario. Un buen d�a, el buscavidas interpretado por Bradley Cooper aterriza en un circo donde, de la mano de una pitonisa (Toni Collette) y su gancho (David Strathairn), se introducir� en el arte, que tambi�n es misterio, de hacer que los ilusos confundan la realidad y el deseo. Ll�mese estafa o simple consuelo.

Durante la primera parte de este carnaval, Del Toro construye un Gran Gui�ol en el que los hombres se exhiben desnudos y curiosos en las barracas de feria. Todos ellos muy cerca del monstruo. Acto seguido, nuestro h�roe huye con su amada (Rooney Mara) a la gran ciudad. All� har� fortuna. Mentir se paga mejor. Y as� hasta conocer a la mejor de las aliadas (Cate Blanchett) que tambi�n es la peor de las condenas. El �ltimo acto -en el que aparece el millonario atormentado por la muerte de su amada (Richard Jenkins)- se reserva al descubrimiento de, hemos llegado, el infierno; el de dentro; el de todos.

Del Toro confecciona la m�s elaborada y barroca de sus obras, pero tambi�n la m�s irregular y perdida. Contrasta la sofisticada y pautad�sima puesta en escena con lo err�tico de una narraci�n que se busca a cada paso que da. De alg�n modo, forma parte de la coherencia interna de la radical propuesta del director el ca�tico, son�mbulo y hasta incoherente deambular de una pel�cula que aspira a todo: a f�bula, a thriller, a melodrama, a comedia y a nada. A la Nada.

El personaje principal aparece en uno de los primeros planos mientras incendia y quema el cad�ver de su padre. Esa imagen sin due�o persigue al protagonista de la misma manera que da la pauta de todo lo que vendr� despu�s. No hay redenci�n ni miedo. Todo es infierno porque todo est� condenado. "El miedo era oportuno antes, cuando a�n conserv�bamos la esperanza", escribe Sartre y Del Toro le da la raz�n. Los monstruos ya no son seres adorables que pueblan pesadillas y sue�os, los monstruos no asustan, los monstruos est�n dentro. El infierno camina con nosotros. �C�mo se quedan?

+M�s all� del caos narrativo, queda el resplandor de una pesadilla deslumbrante y eterna.
-La incontinencia de Guillermo del Toro y su deseo de contarlo todo, por momentos, dejan sin respiraci�n. Ahogan.

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