La figura sin regular del papel de la mujer del presidente

La figura sin regular del papel de la mujer del presidente

Cristina C�ndido MADRID / COLPISA

ESPA�A

Bego�a G�mez. durante el debate de investidura de Pedro S�nchez en el Congreso.
Bego�a G�mez. durante el debate de investidura de Pedro S�nchez en el Congreso. Juan Carlos Hidalgo | EFE

Los trabajos de la esposa de Pedro S�nchez han puesto la lupa en las c�nyuges del jefe del Gobierno, para quienes la legislaci�n no estipula funciones institucionales

24 abr 2024 . Actualizado a las 19:58 h.

�Yo no he hecho oposiciones para ser la mujer del presidente�. La declaraci�n de intenciones de Sonsoles Espinosa, esposa del expresidente Jos� Luis Rodr�guez Zapatero, certific� en el 2011 el limbo en el que, a�n a d�a de hoy, se encuentra el papel de las consortes del l�der del Ejecutivo en Espa�a. En las monarqu�as parlamentarias el t�tulo de primera dama -o del primer caballero, cuando la jefa de Estado es una mujer- recae en la�reina, pero la Constituci�n no reconoce ni cita las atribuciones para la pareja del presidente del Gobierno, tampoco tiene sueldo p�blico ni agenda institucional y su influencia la determina la manera de actuar del presidente.

La controversia sobre las gestiones profesionales de Bego�a G�mez, c�nyuge de Pedro S�nchez, con personas involucradas en el caso Koldo�ha puesto el foco sobre si las funciones de los consortes deber�an regularse. �Probablemente haya que repensarlo, lo que no hubiera tenido mayor trascendencia si la Ley de Transparencia se hubiese asimilado a la que existe en otros pa�ses�, reconoce Dolores del Mar S�nchez-Gonz�lez, catedr�tica de Historia del Derecho por la UNED y directora del M�ster en Protocolo. Esta docente tambi�n es partidaria de incluir a los presidentes auton�micos �para que los movimientos econ�micos que realiza el c�nyuge sean claros y transparentes�, a�ade, en referencia al presunto fraude fiscal de Alberto G�mez Amador, pareja de la l�der madrile�a Isabel D�az Ayuso.

No lo ve as� Joaqu�n Meseguer, acad�mico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislaci�n, quien cree que �en la medida en que las esposas de los presidentes, al menos en Espa�a, no tienen ninguna funci�n institucional que cumplir, ni su mera condici�n de c�nyuges est� remunerada con recursos p�blicos y no desempe�an cargo y representaci�n de ning�n tipo, no alcanzo a ver por qu� una norma de transparencia deber�a aplic�rseles�.

Delimitar estas atribuciones no impidi� a algunas primeras damas rentabilizar en t�rminos electorales la reputaci�n labrada a su paso por las residencias presidenciales para lanzar sus carreras pol�ticas al m�s alto nivel. La argentina Cristina Fern�ndez tom� el relevo de su marido, N�stor Kirchner, al frente de la Casa Rosada y Hillary Clinton, pareja del expresidente Bill Clinton, fue la candidata dem�crata que se enfrent� a Donald Trump en el 2016. Espa�a, sin llegar a esos extremos, tambi�n ofrece ejemplos en los que no todas las esposas se han conformado con ser la mujer de...

Esposa de Adolfo

Su�rez Amparo Illana.�Hogare�a, correcta y equidistante en su vida oficial seg�n las cr�nicas de la �poca, su papel -si no invisible- se tach� de �discreto�. Amparo Illana y Adolfo Su�rez escenificaron un matrimonio a la altura de los tiempos postdictadura que les vali� el calificativo de los Kennedy espa�oles. Estrenaron el palacio de la Moncloa cuando en 1977 se traslad� la sede de la jefatura del Ejecutivo del palacio de Villamejor a la carretera de A Coru�a.

Esposa de Leopoldo

Calvo-Sotelo Pilar Ib��ez. Estudi� Filosof�a y Letras en una �poca en la que pocas mujeres iban a la universidad. Hija de un ministro de Educaci�n, conoci� a Leopoldo Calvo-Sotelo en los conciertos de m�sica cl�sica del Teatro Espa�ol y del Palacio de la M�sica, en Madrid. Al igual que Illana, Ib��ez fue una mujer de profundas convicciones religiosas, cat�lica practicante y que no proyect� una imagen p�blica.

Esposa de Felipe Gonz�lez

Carmen Romero. Hija de un coronel m�dico del Ej�rcito nacional en la Guerra Civil, desafi� a su padre licenci�ndose en Filosof�a y Letras, afili�ndose al PSOE cuando a�n era ilegal y cas�ndose con Gonz�lez. Romero continu� impartiendo clases en el instituto Calder�n de la Barca. En 1989 dio otro paso al ganar por C�diz un esca�o en el Congreso de los Diputados que mantuvo tres legislaturas. En el 2009, ya divorciada de Gonz�lez, fue eurodiputada.

Esposa de Jos� Mar�a Aznar

Ana Botella. Se licenci� en Derecho y en 1977 ingres� en el cuerpo de T�cnicos de la Administraci�n Civil del Estado. Los asesores del PP potenciaron el papel de Botella un a�o antes de que Jos� Mar�a Aznar ganase las elecciones publicando la primera y �nica biograf�a de la mujer de un presidente del Gobierno. En el 2003 y a�n con Aznar como l�der del Ejecutivo, Botella se estren� como concejala en el Ayuntamiento de Madrid. Su carrera pol�tica toc� techo entre el 2011 y el 2014, cuando fue alcaldesa de la capital.

Esposa de J. L. Rodr�guez Zapatero

Sonsoles Espinosa.�Su perfil es uno de los m�s at�picos, ya que mantuvo su carrera musical mientras su esposo estuvo al frente del Ejecutivo. Particip� en el Coro de la Sinf�nica de Madrid, trabaj� en el coro de la capilla real y actu� en el Teatro Real, el Liceo de Barcelona y en el Chatelet de Par�s. Tambi�n fue pol�mica su afici�n al submarinismo, que provoc� las quejas de la academia de la Guardia Civil de Valdemoro cada vez que Espinosa acud�a a las instalaciones a recibir clases de buceo.

Esposa de Mariano Rajoy

Elvira Fern�ndez Balboa.�Estudi� Econ�micas y trabaj� para Antena 3 y Telef�nica. Tom� el testigo de Espinosa en cuanto a discreci�n y solo sacrific� su anonimato en contadas ocasiones para apoyar a Mariano Rajoy en el balc�n de G�nova en la derrota electoral de 2008 y participar activamente en la campa�a de 2011.

Esposa de Pedro S�nchez

Bego�a G�mez.�Formada en m�rketing�en una escuela de negocios y una carrera ligada al mundo empresarial, dirige desde 2020 una c�tedra extraordinaria en la Complutense. Desde el 2018 ha mantenido un perfil p�blico muy alto, acompa�ando a Pedro S�nchez en campa�a y actos institucionales de primer nivel. El hecho de no haber renunciado a su trabajo le ha creado un problema de imagen al ofrecer sus servicios a empresas que optan a adjudicaciones p�blicas. El mi�rcoles, un juzgado acept� investigarla por tr�fico de influencias tras la denuncia presentada por el sindicato ultraderechista Manos Limpias.�