El peque�o salvaje

El peque�o salvaje

La privaci�n de la socializaci�n por abandono

Enrique Mart�nez-Salanova S�nchez  e Ilda Peralta Ferreyra

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El puntero de don Honorato/Bibliograf�a/Lecturas de cine/Glosario de cine


Los ni�os marginales La verdadera historia del ni�o salvaje de L�Aveyron La pel�cula
Jean Itard, el primer educador de ni�os inadaptados De los escritos de Itard El director: Fran�ois Truffaut
Otros ni�os salvajes

Lectura: Los ni�os salvajes: �Mito o realidad?

Sugerencias did�cticas

Jean Marc Gaspard Itard.  Pionero de las disciplinas trasversales en la educaci�n y quien realiz� los primeros ensayos de pedagog�a experimental


 

 

 

 

 

 

 

 

 

Investigar a partir de una pel�cula. El peque�o salvaje


Una pel�cula, �El peque�o salvaje�, de Trufautt, puede ser el comienzo de una investigaci�n que lleve a conocer un poco m�s a Rousseau, Dr. Itard, Seguin, Montessori, los caminos de la filosof�a y la medicina, pues en todos ellos confluyen la educaci�n, el aprendizaje, la ense�anza especial, los m�todos experimentales y la investigaci�n pedag�gica.

El doctor Jean-Marc-Gaspard Itard, fue un m�dico franc�s nacido en 1774, interesado en la naciente ciencia de la �medicina mental� o psiquiatr�a. Cuando ten�a 26 a�os se top� con un extra�o caso, el del ni�o salvaje de L�Aveyron, que cambi� su vida. Fran�ois Truffaut, en 1960, llev� la historia al cine con su pel�cula El Peque�o Salvaje (L�enfant sauvage), con fotograf�a de N�stor Almendros. El Dr. Itard escribi� sus descubrimientos e investigaciones, que sirvieron de inspiraci�n a Edouard S�guin, su disc�pulo y al que anim� a trabajar con ni�os con discapacidades mentales y de Mar�a Montessori, que m�s de un siglo despu�s, sigui� sus pasos y sus escritos y hoy es referencia mundial en el campo de la educaci�n. Sin embargo, en la mayor�a de los libros de Historia de la Pedagog�a, ni el Dr. Itard ni Seguin son nombrados, a pesar de que Mar�a Montessori hace innumerables referencias a ellos y la influencia que tuvieron en ella y sus m�todos de trabajo.

Itard desarroll� en sus escritos toda la investigaci�n, con sus aciertos y errores, sus dudas e interrogantes. El mejor caso, sin duda, documentado, que se ha dado sobre la educaci�n y tratamiento de ni�os salvajes (Carl Von Linn�, Linneus, los incluye dentro de sus nueve espec�menes de Homo Sapiens Ferus, una subespecie de la humanidad creada por �l, en su trabajo Systema Naturae, publicado en 1758). En el siglo XX, el caso de otra ni�a, Genie, sigui� poco m�s o menos los mismos pasos, a pesar de los conocimientos y la tecnolog�a desarrollada hasta el momento.

Los m�todos que Itard utiliz�, tuvieron la base en  los principios de imitaci�n, condicionamiento y modificaci�n del comportamiento, que lo posicionaron a la vanguardia de su �poca y lo llevaron a inventar muchos mecanismos de ense�anza que a�n se utilizan. De hecho, Itard depur� las t�cnicas que hab�a usado con V�ctor, convirti�ndose en un pionero de la educaci�n especial.

Sin embargo, Itard se hizo muchas preguntas a s� mismo, de las que dej� constancia en sus escritos. Existe tensi�n en el mismo coraz�n de la pedagog�a, entre los �instrumentos did�cticos� que se convierten en medios de �xito, y �la investigaci�n �tica�

De mi web

Fran�ois Truffaut

Los cuatrocientos golpes

La piel dura

El peque�o salvaje


La pel�cula "El peque�o salvaje" y yo


Hace a�os, hacia 1959, cuando finalizaba el rodaje de "Los 400 golpes". conoc� a Truffaut, en Par�s, de la mano de un profesor buen amigo suyo. Tuvimos encuentros, alguna comida r�pida y algunos paseos por lugares de rodaje. M�s tarde, en 1962, Fran�ois Truffaut, a un amigo m�o, Pedro Castro, y a m�, nos present� a Agn�s Varda, que acababa de filmar "Cleo de 5 a 7", y la vimos filmando un cortometraje en plena calle de Par�s, cerca de Montmartre, no s� su t�tulo, pero s� el impacto que nos caus�. Unos estudiantes privilegiados, bastante arriesgados, muy entrometidos y aparentemente con escasa verg�enza. Su pel�cula  "Cleo de 5 a 7" hab�a sido seleccionada ese a�o para el festival de Cannes.

Estas visitas (en vacaciones y en autostop) me permitieron conocer desde afuera el cine franc�s de la Nouvelle vague, y entusiasmarme con su cine, que posteriormente he visto todo lo que he podido y he estudiado y trabajado y difundido.

M�s tarde, ya en el mundo de la pedagog�a y el cine, vi, analic�, estudi� y difund� su pel�cula "El Peque�o salvaje". Pel�cula que me impact� para siempre y que he utilizado infinidad de veces. Una alumna m�a de post grado, la vio y la trabaj� conmigo, y de ah� tambien el mudo de los cambios pedag�gicos. A�os despu�s me cont� que la pel�cula, y el trabajo posterior, hab�an cambiado su vida profesional. se decidi� por la pedagog�a de la infancia marginada.

En un Congreso sobre minoridad y adopci�n, en C�rdoba, en el que yo estaba en el Comit� Organizador, propuse "El peque�o salvaje" como pel�cula inicial, en vez de la Conferencia magistral. Tras alguna reticencias se me acept�, y en buena hora. La proyecci�n fue un comienzo, en el que hubo sentimientos y l�grimas. No hubo quien en el congreso no hizo referencia a la pel�cula  a su problem�tica. marc� el congreso.


Los ni�os marginales


Uno de los mayores desaf�os de la educaci�n en todos los tiempos es la educaci�n de ni�os en situaci�n de total o parcial marginalidad. Hoy d�a, en nuestros pa�ses civilizados, siguen apareciendo ni�os que por su abandono, malos tratos, encarcelamiento o aislamiento, tienen todas las caracter�sticas de los ni�os salvajes, ya estudiados y clasificados por Linneo.

El inter�s de expertos, pedagogos, m�dicos y psic�logos de socializar a estos ni�os es un fen�meno com�n en todo el mundo. Siempre atorment� esta duda a los fil�sofos y otros profesionales interesados, despertando el inter�s desde el siglo XIX. Para que el hombre salvaje ya no provocara miedo y se convirtiera en un ser aceptable, fue necesaria la intervenci�n de la ficci�n, la creaci�n de un h�roe como Tarz�n, capaz de conservar su humanidad mientras desarrollaba al mismo tiempo un cuerpo atl�tico y adquir�a sentidos aguzados de los animales.

A partir de la pel�cula El ni�o salvaje de Truffaut, como hizo tambi�n con La piel dura y Los 400 golpes,  vamos a entrar en la problem�tica educativa de los menores abandonados, de la mano del cine, animando a investigar a partir del film sobre los fundamentos hist�ricos de la pel�cula, sus protagonistas, y  sobre otras situaciones similares.

Empleando t�cnicas procedentes de campos de la m�s variada �ndole como la voz en off del documental o los cierres de iris del cine mudo, Truffaut plante� con esta pel�cula la sustituci�n del Hombre Natural que defend�an las tesis rousseaunianas por el Hombre Moral, forjado a partir de un largo proceso integrador y dotado de un sentido de la justicia incuestionable. Esta propuesta, plagada de signos y elaboradas claves, deja entrever algunos retazos de la biograf�a de su autor, marcada por una infancia dif�cil y su superaci�n a trav�s del cine.

El m�dico-pedagogo Jean Itard luch� para insertar a V�ctor de Aveyron en la sociedad francesa de comienzos del siglo XIX, consigui� ser su mentor y acreditar ante el reconocido psiquiatra Pinel, que V�ctor podr�a llegar a ser civilizado e independiente. Los escritos de Itard sobre el caso fueron utilizados por Truffaut para hacer el film L'enfant sauvage. La figura de V�ctor, en el filme de Truffaut, refleja exactamente la fascinaci�n que los salvajes ejercen sobre los civilizados y plantea el debate sobre c�mo educarlos.

Ver en este sitio: El salvaje de Aveyron: el caso V�ctor

 

La verdadera historia del ni�o salvaje de L�Aveyron (Tomado de Network-Press.org y de otros)

El 18 de Enero de 1800, un ni�o desnudo, con la cara y las manos llenas de cicatrices, apareci� en las afueras de Saint-Sernin en la escasamente poblada provincia de Aveyron en la parte sur central de Francia. El chico, que s�lo med�a 4 pies y medio de estatura (1.35 mts. aprox.) pero aparentaba tener 12 a�os, hab�a sido visto varias veces durante los dos a�os y medio anteriores, trepando los �rboles, corriendo en cuatro pies, bebiendo en los arroyos y buscando afanosamente bellotas y ra�ces. Hab�a sido capturado dos veces, pero hab�a escapado. Entonces, en el inusualmente fr�o invierno de 1799-1800, comenz� a aparecer en las granjas en busca de alimento.

Cuando el muchacho de ojos oscuros lleg� a Saint-Sernin, no habl� ni respondi� para hacerse entender, pero reaccionaba de inmediato ante el sonido de las ramas al quebrarse o ante el ladrido de los perros. Rechazaba los alimentos cocidos, prefer�a las patatas crudas que lanzaba al fuego y recuperaba r�pidamente con sus manos desnudas, devor�ndolas cuando todav�a quemaban. Como un animal acostumbrado a vivir en la selva, el chico parec�a insensible al fr�o y al calor extremos, y rasgaba la ropa que la gente trataba de ponerle. Parec�a evidente que hab�a perdido a sus padres desde muy peque�o o lo hab�an abandonado, pero de esto hac�a tanto tiempo que era imposible saberlo. Durante un tiempo, el muchacho apareci� como un fen�meno intelectual y social, cuando una nueva perspectiva cient�fica estaba comenzando a remplazar la especulaci�n m�stica.

Los fil�sofos debat�an sobre cuestiones como la naturaleza esencial de los seres humanos, preguntas que durante los dos siglos siguientes se convirtieron en fundamento del estudio del desarrollo del ni�o. �Son innatas o adquiridas las cualidades, el comportamiento y las ideas que definen a los seres humanos? �Cu�l es el efecto del contacto social durante los a�os de formaci�n, y se puede superar su carencia? Un estudio cuidadosamente documentado de un ni�o que hab�a crecido en aislamiento podr�a proporcionar evidencia del impacto relativo de la �naturaleza� (las caracter�sticas innatas de un ni�o) y la �crianza� (educaci�n familiar, escolar y otros factores de influencia social).

Despu�s de la observaci�n inicial, el muchacho, a quien se le llamo V�ctor, fue enviado a una escuela para ni�os sordomudos en Par�s. All�, qued� a cargo de Jean-Marc-Gaspard Itard, un m�dico de 26 a�os, interesado en la naciente ciencia de la �medicina mental� o psiquiatr�a. El muchacho era, escribi� Itard, �un ni�o desagradablemente sucio... que mord�a y rasgu�aba a quienes se le acercaban, que no demostraba ning�n afecto por quienes lo cuidaban, y quien era, en s�ntesis, indiferente a todo lo atento a nada� (Lane, 1976, p. 4)

Algunos observadores concluyeron que era un �idiota�, incapaz de aprender. Empero, Itard crey� que el desarrollo de V�ctor se hab�a limitado por el aislamiento y que tan s�lo necesitaba que se le ense�aran las destrezas que los ni�os en la sociedad civilizada normalmente adquir�an a trav�s de la vida diaria. Itard llev� a V�ctor a su casa y durante los siguientes cinco a�os, gradualmente lo �domestic�. Itard despert� primero la habilidad de su propio pupilo para discriminar la experiencia a trav�s de un entrenamiento esmerado y paulatino a las respuestas emocionales as� como a la instrucci�n en moral, comportamiento social, lenguaje y pensamiento.

Los m�todos que Itard utiliz�, con base a los principios de imitaci�n, condicionamiento y modificaci�n del comportamiento, los cuales lo posicionaron a la vanguardia de su �poca y lo llevaron a inventar muchos mecanismos de ense�anza que a�n se utilizan. De hecho, Itard depur� las t�cnicas que hab�a usado con V�ctor, convirti�ndose en un pionero de la educaci�n especial. El chico logr� un progreso notorio: aprendi� los nombres de muchos objetos y pudo leer y escribir frases simples, expresar deseos, seguir �rdenes e intercambiar ideas. Demostr� afecto, especialmente hacia el ama de casa de Itard, la se�ora Gu�rin, al igual que emociones de orgullo, verg�enza, remordimiento y deseo de complacer

Sin embargo, aparte de algunos sonidos voc�licos y conson�nticos, nunca aprendi� a hablar, Adem�s, se manten�a totalmente centrado en sus necesidades y deseos y, como lo admiti� Itard en su informe final, nunca pareci� perder su vivo anhelo �por la libertad del campo abierto y su indiferencia a la mayor�a de los placeres de la vida social� (Lane, 1976, p.160).  Las atenciones y cuidados que se le dispensaron a partir de entonces mejoraron su estado f�sico y su sociabilidad, pero los progresos fueron muy escasos, una vez superada la fase inicial. Por esta �poca se present� la pubertad sexual del muchacho, lo que cre� problemas adicionales a su educador. Las esperanzas de Itard de ense�arle a hablar y a comportarse de manera civilizada resultaron frustradas y en el segundo informe Itard se daba por vencido y manifestaba su preocupaci�n por el futuro del desgraciado joven.

Cuando el estudio concluy�, V�ctor  - que ya no fue capaz de valerse por s� mismo, como lo hab�a hecho en la selva � se fue a vivir con la se�ora Gu�rin que, adem�s de otros profesores asignados para continuar su educaci�n,  recib�a una remuneraci�n del Ministerio del Interior por cuidarlo, cerca de veinte a�os m�s, hasta su muerte en 1828 cuando ten�a alrededor de 40 a�os. Un informe elaborado por alguien que vio a V�ctor hacia 1815 no rese�aba ninguna mejora de su situaci�n.

La pel�cula: El Peque�o Salvaje. L�enfant sauvage

Francia. 1960. 85 min. B/N.

Director: Fran�ois Truffaut.

Fotograf�a: N�stor Almendros

Int�rpretes:Jean-Pierre Cargol (V�ctor), Fran�ois Truffaut (Jean Itard), Fran�oise Seigner (se�ota Guerin), Paul Vill� (Remy), Jean Dast� (Professor Pinel)

Sinopsis: Basada en un hecho real relata la historia de un ni�o salvaje capturado en los bosques franceses y recluido en un instituto de investigaci�n. De vivir como un animal libre pasa a convertirse en un ser rechazado, maltratado y visto como un fen�meno inhumano. S�lo el doctor Itard har� todo lo posible para hacer de �l un ser civilizado llev�ndolo a su propia casa. Transcurrido un tiempo, el ni�o se encontrar� perdido entre su deseo por recuperar su vida salvaje y su nueva etapa junto a su protector.

La noche americana

Los 400 golpes

La piel dura

Farenheit 451

Besos robados

El director: Fran�ois Truffaut


Naci� en Par�s en 1932 y muri� en 1984. Fue lector temprano, �vido cin�filo, delincuente juvenil, cr�tico cinematogr�fico, actor y director de cine. A comienzos de la d�cada del cincuenta fue adoptado por el cr�tico Andr� Bazin y Janine, su esposa. Truffaut, que ya hab�a sido involuntario hu�sped de instituciones correccionales y desertor del ej�rcito franc�s; recibi� en el seno de la familia Bazin el afecto y cari�o que le hab�a faltado en su familia, y protecci�n ante el sistema legal que lo persegu�a.

Si hay un hecho evidente en la filmograf�a de Fran�ois Truffaut es que su vida est� presente en sus pel�culas. De Los cuatrocientos golpes a Vivamente el domingo, su �pera prima y su �ltimo filme respectivamente, todas y cada una de sus 21 cintas son un espejo transparente de su biograf�a, sus sentimientos, su pensamiento y su inmenso talento.

Desde peque�o, Truffaut hab�a buscado refugio en los libros y en el cine. Su amor por la literatura cuenta con un homenaje directo en Fahrenheit 451, donde sus textos preferidos arden bajo el fuego de la dictadura imaginaria que cre� Ray Bradbury, y la literatura apenas sobrevive en la memoria de unos vagabundos que repiten a Maquiavelo, Poe, Bronte, Austen, Dafoe y tantos otros.

La transici�n de la adolescencia a la madurez est�n presentes de una manera viva en sus pel�culas. En el caso de Antoine Doinel, el h�roe de sus primeras pel�culas, retratado en una tetralog�a de filmes en la que el personaje y su actor protagonista crecen al un�sono. Los cuatrocientos golpes, Besos robados, Domicilio conyugal y L'amour en fuite son las cuatro pel�culas consagradas a Doinel y, en ellas, Truffaut lleva a la pantalla sus propias obsesiones, desde las de un ni�o maravillado por el s�ptimo arte, hasta las aventuras amorosas.

Se entreg� por entero al mundo del cine, no s�lo como director, sino como protagonista de pel�culas como El peque�o salvaje, particular homenaje a Rousseau, y La noche americana, por la que recibi� el Oscar a la Mejor pel�cula extranjera.

Dr. Itard

Dr. Pinel

Jean Itard, el primer educador de ni�os inadaptados


 Jean Marc Gaspard Itard naci� el 24 de Abril de 1774 en Oraison, en el valle de la Durance. Fue m�dico, cirujano y cirujano de la marina, lleg� a Par�s en 1796. Habiendo trabado conocimiento con el padre Sicard, director del Instituto imperial de sordomudos, Itard tuvo muy pronto consulta en el instituto, del que pas� a ser jefe m�dico en 1800. Fue �ste el primer contacto de Itard con ni�os cuya educaci�n requiere medidas especiales. Itard descubri� que estos ni�os sordomudos eran confinados en una especie de vida vegetativa y se interes� particularmente por el tema. Como disc�pulo del filosofo Helv�tius, a partir de libro De l'homme, Itard pensaba que la educaci�n lo pod�a todo.

No s�lo se consagr� el estudio del lado fisiol�gico de la sordomudez (Itard es universalmente considerado como el fundador de la otorrinolaringolog�a), sino que se apasion� por el problema pedag�gico que plantea la educaci�n y la ense�anza de sordomudos. Un acontecimiento imprevisto iba a hacer de �l el primer educador de ni�os inadaptados, en la acepci�n m�s amplia de la palabra. Fue la llegada a Par�s del ni�o salvaje de L�Aveyron, de once a�os de edad. Varias veces avistado, varias veces capturado, penetr� un d�a de invierno en una casa habitada, en donde fue detenido para ser luego transportado al hospicio de Rodez. Pero V�ctor sigui� siendo un salvaje, cerrado a toda solicitaci�n, y muy pronto la curiosidad p�blica dej� de fijarse en �l. La ciencia le abandon� a su vez cuando Pinel, el maestro de Jean Itard afirm� que el ni�o salvaje deb�a ser internado en el hospicio de Bic�tre, junto a los aquejados de idiotismo.

Itard no comparti� esta opini�n desfavorable, afirmando que no era posible determinar el grado de inteligencia y la naturaleza de las ideas de un adolescente que, privado desde su infancia de toda educaci�n, hab�a vivido completamente separado de los individuos de su especie.

V�ctor no ingres� en Vic�tre. Convencidos por Itard, quien decidi� espont�neamente consagrarse a su educaci�n, admitieron a V�ctor en el Instituto de sordomudos de Par�s. V�ctor pas� varios a�os de su vida cuidado y educado por Itard.

Itard cre�a profundamente que V�ctor se iba a convertir en un ser humano como otro cualquiera. Cre�a profundamente en la posibilidad de educar a V�ctor, pose�a una actitud total de confianza de la educaci�n de otras personas a pesar de cualquier cosa. A los que dicen que un ni�o salvaje es un ser d�bil, les digo: es posible hacer cualquier cosa, es el camino de una actitud esencial en cualquier educador, no resignarse a aceptar la fatalidad y decir que siempre hay algo por hacer por alguien.

De los escritos de Itard


El aprendizaje de lo moral. Itard lo describe seg�n el siguiente proceso: Dado que muy pocos alimentos eran de su gusto, conseguirlos en grandes cantidades era para V�ctor lo m�s importante. Si se le sorprend�a cogi�ndolos, se le reprend�a. por lo cual comenz� a robarlos con artima�as. A esta conducta se le respondi� �con el derecho de represalia�, de forma que su hurto era sancionado arrebat�ndole algo suyo y muy deseado. Esto pareci� tener �xito, pues V�ctor dej� de robar. Pero �hab�a adquirido el sentido moral de lo bueno y lo malo, o s�lo hab�a reprimido una forma de actuar por miedo al castigo?. Jean Itard decide comprobarlo someti�ndolo a un ejercicio muy sencillo y que V�ctor, sin duda alguna, realizar�a correctamente, pero por el que no se le premiar�, sino que recibir� un castigo. Es decir, le someter� a una injusticia. La reacci�n de V�ctor, frente a su habitual obediencia, fue violenta, su indignaci�n le llev�, incluso, a morder la mano de su maestro. �Era la prueba incontestable de que el sentimiento de lo justo y de lo injusto, cimiento perdurable de todo orden social, no era ya extra�o al coraz�n de mi educando; provocando en �l su desarrollo acababa de elevarse a la altura del hombre moral, por el m�s privativo de sus caracteres y el m�s honroso de sus atributos�.

Produciendo el principio de la imitaci�n, Itard descubre su valor pedag�gico. �Considerando mis experiencias como un verdadero curso de imitaci�n,  inclu� tambi�n varios procedimientos que no ten�an relaci�n alguna con la escritura, pero cuyo efecto era mucho m�s propio para ejercitar la inteligencia, como el que, entre otros muchos, paso ahora a detallar.  Yo dibujaba sobre una l�mina dos c�rculos iguales, uno frente a m�, y el otro a V�ctor. Luego dispon�a, sobre seis u ocho puntos de la circunferencia, seis u ocho letras del alfabeto, las mismas en ambos c�rculos, pero diversamente situadas. Trazaba despu�s en uno de los c�rculos varias l�neas que desembocaban en las letras colocadas en torno a su circunferencia. V�ctor hac�a otro tanto en el otro c�rculo . Pero, en raz�n de la diferente posici�n de las letras, se daba el caso de que la imitaci�n m�s exacta conclu�a sin embargo en una figura totalmente diferente.... De ah� la idea de una imitaci�n muy peculiar en la que se tratase no s�lo de copiar servilmente una forma dada, sino de reproducir el esp�ritu y la manera sin que para ello fuera �bice la diferencia de resultado.�

Algunos textos del Doctor Itard

Des premiers d�veloppements du jeune Sauvage de l'Aveyron (1802)

Rapport sur les nouveaux d�veloppements et l'�tat actuel du Sauvage de l'Aveyron (impreso por orden del gobierno en Par�s, Imprimerie imp�riale, 1806)

Rapports et m�mories sur le Sauvage de l'Aveyron, l'idiotie et la surdimutit�, ed.Alcan 1894

Otros ni�os salvajes


Los casos de ni�os salvajes han cautivado siempre a la opini�n p�blica. El primer caso documentado es el del �ni�o lobo de Hesse�, hallado en 1344, cuando la documentaci�n permite, quiz� por primera vez, sobrepasar el dominio meramente mitol�gico. En 1731, en Francia, se encontr� a una ni�a de unos 10 a�os de edad cerca de Chalons-sur-Mame, descalza y vestida con pieles de animales. La llamaron la ni�a esquimal por sus rasgos y porque al aprender a hablar cont� que hab�a visto unos grandes animales marinos que com�an peces. Durante un tiempo, la ni�a permaneci� muda, comiendo peque�os animales crudos. M�s adelante las ventajas de la civilizaci�n tuvieron efectos negativos sobre la ni�a, que se enfermaba con frecuencia. Ingres� en un convento parisino, destino com�n de los ni�os perdidos, y ah� acab� su pista. El gran naturalista sueco Carl Von Linn� la incluye dentro de sus nueve espec�menes de Homo Sapiens Ferus, una subespecie de la humanidad creada por el, en su trabajo Systema Naturae, publicado en 1758.

Existen dos tipos de ni�os salvajes aquellos que deben sobrevivir por si mismos, como la esquimal de Champa�a, o el ni�o salvaje del Aveyron (1800) y aquellos que realmente parecen haber sido criados por animales. La posibilidad de esta educaci�n animal fue rebatida por mucho tiempo por los esc�pticos, hasta el caso de los ni�os lobos de Midnapore (India, 1920), que aporto una prueba convincente a este expediente.

En 1937, se document� el caso de una ni�a, en Turqu�a, que hab�a pasado ocho a�os viviendo con una familia de osos. En 1971 el del ni�o gacela que se desplazaba a saltos, confirmado por el antrop�logo franc�s Jean Claude Armen. En 1981, una peque�a portuguesa de nueve a�os que fue descubierta viviendo en un gallinero donde su madre la encerr� desde su nacimiento, manifestaba las mismas reacciones que las gallinas, durmiendo en el suelo y caminando de una manera muy extra�a moviendo sus brazos como si fueran alas.

 

El caso de John

El padre de John asesin� a su esposa en una ri�a conyugal y huy�. El ni�o, de cinco a�os, desapareci� sin dejar rastro. El chico fue  admitido como uno m�s por una familia de monos vervet, uno de los pocos grupos de primates que viven entre el suelo y los �rboles y cuya dieta, a base de jugosa fruta, les permite subsistir sin beber apenas agua. Un a�os despu�s, Johnny regres� a la civilizaci�n en plena infancia y de la mano de una vecina, que fue a recoger le�a y lo vio entre los monos. �Era un ni�o y estaba sucio, lleno de heridas y costras y con el cabello y las u�as muy largas�. M�s tarde, el ni�o ha contado su historia.

 

Algunos casos registrados de ni�os salvajes

Peter, de Hanover. 1724. 13 a�os

Tomko, de Hungria. 1767. edad desconocida

Victor, de Aveyron, 1799. 11 a�os

Gaspar Hauser, de Nuremberg. 1828. 17 a�os

Ni�o-lobo de Sekandra. 1872. 6 a�os

Kamala, de Midnapur. 1920. 8 a�os

Ni�o-gacela de Siria. 1946. Edad desconocida

Ni�o-mono de Teher�n. 1961. 14 a�os

Genie, de Estados Unidos. 1970. 13 a�os

Fuente: Crystal, D (1994). Enciclopedia del Lenguaje de la Universidad de Cambridge. Santillana Eds. La lista completa incluye 47 casos.

 

El caso de Kamala

Ya en el siglo XX, Kamala, una ni�a que aparentemente se cri� entre lobos en la India y que fue encontrada en 1920 a la edad de ocho a�os, mostr� problemas similares a los de V�ctor. Antes de su muerte, ocurrida nueve a�os despu�s de su descubrimiento, solo ten�a un vocabulario de alrededor de 50 palabras, nada comparable al vocabulario de un ni�o normal de seis a�os, el cual se estima comprende alrededor de 14,000 palabras.

Genie


Para m�s informaci�n Ver Wikipedia

El caso de Genie, otro ejemplo de crueldad extrema ampliamente estudiado, analizado y registrado con metodolog�as modernas, confirm� los efectos nocivos del aislamiento y el maltrato en cuanto a la adquisici�n del lenguaje. Genie, descubierta en 1970 en los Estados Unidos a la edad de 13 a�os, no solo hab�a sido encerrada, atada y muchas veces vendada desde su ni�ez, sino que sus padres tambi�n la castigaban si emit�a cualquier sonido, ling��stico o no.

Una vez liberada, y despu�s de grandes esfuerzos por ense�arle a hablar, Genie solo pod�a comunicarse con frases rudimentarias, como Me gusta elefante come man� o Dulce compra tienda.

Estos y otros casos, cual tr�gicos y crueles experimentos, confirman la importancia de un medio ambiente ling��sticamente propicio para la adquisici�n del lenguaje, as� como el hecho de que existen limites a lo que un individuo puede aprender si no crece en un medio que le proporcione contacto social, psicol�gico, afectivo y ling��stico. Para aprender un lenguaje de manera natural, los seres humanos no requerimos m�s que ese ambiente propicio durante los a�os cruciales que van del nacimiento a la pubertad. Nuestra disposici�n gen�tica y el desarrollo de nuestras habilidades cognoscitivas se encargan de lo dem�s. Los casos de ni�os salvajes, ya sea por abandono o maltrato, constituyen cr�menes contra el alma humana, ni m�s ni menos.

La vida de Genie tras su encuentro por la sociedad, no fue agradable. El equipo que se hizo cargo de ella no ten�a objetivos claros sobre su actuaci�n, se pelearon entre ellos por adquirir protagonismo, pas� de una familia de adopci�n a otra, se dedicaron a investigarla en beneficio propio m�s que a trabajar por su incardinaci�n en la sociedad. Genie, como V�ctor, acab� en un centro de internamiento.

 

Sugerencias did�cticas: El tratamiento de personas sin socializar


Esta pel�cula, basada en hechos reales ha servido de pauta a muchos profesionales para iniciarse en el tratamiento de ni�os abandonados. Cuando en EE.UU. en 1970 apareci� Genie, la ni�a a la que sus padres hab�an tenido recluida en un s�tano, se le denomin� �La ni�a Salvaje�. El equipo de expertos, m�dicos, psiquiatras, ling�istas y psic�logos al completo fue a ver la pel�cula de Truffaut que se estrenaba en esos d�as y a partir de ella se dedic� plenamente al estudio del caso, documentado por Itard en el siglo XIX.

Para trabajar a partir de al pel�cula El peque�o salvaje


  • Caracterizar a los personajes principales.

  • Analizar las actitudes y comportamientos de cada cual.

  • Iniciar el debate sobre lo innato y lo adquirido.

  • Comparar con situaciones actuales.

  • Buscar los escritos del Doctor Itard.

  • Contar casos parecidos en el entorno.

  • Buscar noticias sobre casos de ni�os excluidos. Se encuentran con mayor frecuencia de la deseable.

Rochom Pngieng fue encontrada en Camboya en 2007. Hab�a vivido casi 20 a�os en la selva

John Ssabunnya vivi� un a�o entre monos, en Uganda.

Lectura: Los ni�os salvajes: �Mito o realidad?

�scar Valtue�a Borque, Acad�mico Correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina (Resumen de una conferencia).

Carl von Linne describi�, en 1758, en su Systema Naturae, a los hombres ferales o salvajes, como hirsutus, tetrapus y mutus, bas�ndose en 9 ni�os abandonados amamantados por animales que sobrevivieron en la selva.

Desde entonces se han hecho dos revisiones de los hombres salvajes: una en 1940 por Zingg, (USA) que comprende 33 ni�os y la otra en 1964 por Malson (Francia), que tambi�n se refiere Historia animalium, 1551 exclusivamente a 53 ni�os.

El hombre salvaje ha sido descrito a trav�s de la historia desde el siglo V a. C. hasta una noticia aparecida en un peri�dico oficial chino en 1990 para anunciar la b�squeda cient�fica del hombre salvaje en dicho pa�s. Si bien Rousseau y Kant afirmaron la existencia de los ni�os salvajes, sin demostraci�n cient�fica alguna, existen 4 casos indiscutibles de ni�os salvajes por su estudio retrospectivo: el ni�o salvaje d'Aveyron, Gaspar Hauser, y Amala y Kamala de Midnapore.

Cinco ni�os salvajes se asociaron con lobos; 3 con osos; 2 con gacelas; 2 con cerdos; y con leopardos, monos, vacas y cabras uno por cada tipo de animal.

Los ni�os salvajes, una vez capturados, mostraron insensibilidad al fr�o y al calor y una visi�n nocturna total, con un olfato superior al humano. Imitaban sonidos de animales y aves y prefer�an la compa��a de los animales dom�sticos a la de los humanos. Para comer buscaban la carne cruda olfate�ndola y al beber lo hac�an a cuatro patas. Dorm�an desde el anochecer al alba, de acuerdo con las estaciones, excavando cuevas con este objeto, mostr�ndose sexualmente indiferentes.

El ser humano, el m�s prematuro de toda la tierra, nace con una organizaci�n cerebral pr�cticamente inactiva, y debe vivir con otros seres humanos para que se active su genoma. El ni�o sin socializaci�n no es m�s que la esperanza de un ser humano.

Los memes, del griego mimeti, mimetismo, es un t�rmino acu�ado hace muy pocos a�os en la Universidad de Oxford por Dawkins, y son h�bitos, conductas, t�cnicas e inventos que los humanos adquirimos desde ni�os por imitaci�n. Se entiende como una v�a de informaci�n que esculpe nuestra mente y cultura, incluido el lenguaje.

La especie humana evoluciona bajo la acci�n de los genes y de los memes, lo que nos distingue de millones de especies que pueblan el planeta, cuando el estudio del genoma nos ha ofrecido hace poco la �nfima diferencia entre el de la mosca del vinagre y del ser humano. Los memes priman a los genes, que a su vez nos dotan de una mayor capacidad mim�tica.

Los memes no son entidades m�gicas, ni ideas plat�nicas. Si se eliminan los memes humanos, como sucedi� con los ni�os salvajes, siguen experimentando percepciones y habilidades mem�ticas animales.