Crítica de Todo el dinero del mundo, de Ridley Scott
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Crítica de Todo el dinero del mundo, de Ridley Scott

Todo el dinero del mundo
Crítica de Todo el dinero del mundo (All the Money in the World), dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Michelle Williams, Christopher Plummer y Mark Wahlberg. En cines a partir del 23 de febrero de 2018.

Ridley Scott sigue siendo un sinónimo de calidad gracias a sus dotes como excelente narrador y vuelve a demostrarlo con una dirección de actores impecable en Todo el dinero del mundo, la adaptación de la novela de no ficción de John Pearson "Dolorosamente rico". Sabe lo que quiere de sus actores y consigue hacernos llegar el mensaje.

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Si no habéis profundizado más en la temática de Todo el dinero del mundo (y no tenéis edad de acordaros del revuelo mediático del caso en los primeros 70), es posible que solo vayáis a la sala de cine con la información que nos dio el tráiler. Desconocemos cuál fue vuestra impresión inicial respecto a ese adelanto, pero os diremos la nuestra: solo podíamos fijarnos en la aparatosa prótesis que Spacey llevaba en la cara, de modo tal que teniendo esa única referencia y sin poder por ello juzgar su trabajo interpretativo, sí que creemos que (dejando al margen la polémica) es preferible tener a un actor "con la cara lavada", sobre todo si es alguien de la talla de Plummer, que defiende el papel con una enorme solvencia. Vosotros mismos:

All the Money in the World nos transporta a 1973, momento en el que el nieto mayor del multimillonario John Paul Getty (Christopher Plummer) fue secuestrado por la mafia calabresa en las calles de Roma (precioso, por cierto, el plano inicial en el que se abre paso poco a poco el color). Sus captores exigían un rescate de 17 millones de dólares que el magnate del petróleo no estaba dispuesto a pagar, ni siquiera a sabiendas de que la vida del joven corría peligro.

Con el objetivo de recuperar a su hijo con vida, Gail Harris (Michelle Williams) termina confiando en el exagente de la CIA Fletcher Chase (Mark Wahlberg) para tratar de resolver el caso y dar con su paradero liderando una dura negociación antes de que sea demasiado tarde.

La tensión se palpa en cada secuencia de la película en la que a veces cobra relevancia el thriller con las negociaciones con uno de los secuestradores o los operativos policiales para tratar de rescatar al muchacho y bajo la que de forma constante late un drama familiar en el que queda patente que el exceso solo puede actuar como la sosa cáustica: descomponiendo lo que toca.

Con un efecto similar al de Dolor y dinero, Todo el dinero del mundo ha despertado en nosotros una enorme curiosidad por conocer los entresijos del caso real. Sí, la película cuenta con algunas leves distorsiones de la historia y cierta novelización, licencias más que justificadas por sus fines narrativos, pero traslada bastante bien el desconcierto general ante una intransigencia del calado de la de este acaudalado hombre: extremadamente rico en términos cuantitativos, pero paupérrimo de corazón (brutal la secuencia del intercambio).

Todo el dinero del mundo

Plummer nos ofrece uno de los retratos más despiadados y despreciables de la miseria, la mezquindad y la ruindad más absolutas, algo que va más allá del biopic. Lo curioso es que proviniera del tipo más similar al Tío Gilito del planeta. Injustificable y por tanto materia perfecta para una película por su incomprensibilidad.

Polémicas dentro y fuera de la pantalla

La decisión de Ridley Scott de eliminar del montaje que ha llegado a salas de cine al oscarizado Kevin Spacey, que se ha visto envuelto en uno de los escándalos sexuales más sonoros de los últimos tiempos, ha sido además valiente. No solo por su sólido posicionamiento moral, también por su inteligente jugada a la hora de proteger sus intereses comerciales y el trabajo del resto del equipo. Una decisión nada barata, pero que era mucho mejor que mantener el plan original y alumbrar un proyecto muerto de antemano.

Ha sido sustituido por Christopher Plummer (por si la oleada de memes en Twitter no os lo ha dejado claro), quien por cierto ha conseguido una nominación al Oscar como mejor actor de reparto y no es para menos, ya su interpretación es más que digna.

Eliminar a Kevin Spacey de Todo el dinero del mundo ha costado 10 millones de dólares

Es increíble, además, el tiempo récord en el que se han tomado las imágenes nuevas y lo bien ensambladas que están con las primeras, sin fisuras. La entrega de Michelle Williams y Mark Wahlberg y en general de todo el soporte humano, técnico y artístico que ha dado pie al montaje final (elenco, diseño de producción, dirección artística y foto) queda patente a la vista de este enorme contratiempo que se ha salvado sin dejar fisuras.

Los dos intérpretes por cierto, protagonizaron la segunda polémica en la que ha venido envuelta la película: Williams cobró mucho menos que su compañero de reparto por las regrabaciones, a pesar de que ella tenía un mayor peso específico en la trama. Aquello se saldó con un gesto altruista del actor, que también acaparó bastantes titulares: la diferencia salarial era abismal, llegando a cobrar 1.500 veces más que ella debido a una cláusula de su contrato, lo que llevó a realizar una donación a nombre de Williams a la organización que han creado las actrices de Hollywood contra la desigualdad llamada Time’s Up.

Todo el dinero del mundo constata que Ridley Scott se mueve como pez en el agua cuando se deja llevar por su instinto y deja de lado los proyectos en serie: sigue teniendo pulso y no acusa el golpe de haber tenido que rodar por segunda vez parte de la película. Cumplir a tiempo ya me parece un reto increíble, hacerlo además alcanzando expectativas e incluso superándolas, digno de alabanza. Con sus bajones de ritmo y alguna que otra secuencia prescindible como la que muestra el origen de la fortuna del anciano Getty, queda patente que no es perfecta, pero te pone los pelos de punta tantas veces, que tampoco te deja margen para estar pendiente del reloj.

VALORACIÓN:

Sin lugar a dudas merece un visionado: David Scarpa adapta al formato de guión el libro de John Pearson y Ridley Scott consigue ponernos los pelos de punta mostrando esta historia inspirada en hechos reales.

LO MEJOR:

Scott demuestra estar en forma y entrega un trabajo en el que no faltan ni la emoción ni las sorpresas. Michelle Williams brilla con luz propia.

LO PEOR:

Que se haya popularizado por el escándalo sexual de Spacey y su eliminación del metraje final. Su duración: tiene puntuales bajones de ritmo.
Hobby

82

Muy bueno

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