“Estados Unidos: La Película” hace algo increíble. A pesar de tener alrededor de tres chistes por minuto durante su duración de 98 minutos, no logra ser graciosa nunca. Su guion es un ejemplo de cómo no escribir comedia.

Con la dirección de Matt Thompson (“Archer”),  Dave Callaham (guionista de “Wonder Woman 1984”) escribe este intento de sátira que sigue a George Washington (voz de Channing Tatum) reuniendo a un equipo de figuras patrióticas para vengar la muerte de su mejor amigo Abraham Lincoln (voz de Will Forte) y luchar contra las tropas británicas lideradas por Benedict Arnold (voz de Andy Samberg), quien además de ser un traicionero, es un hombre lobo.

Tan solo en los primeros diez minutos tenemos decapitaciones, beerpong, motosierras y muchas groserías. Esto puede sonar divertido, pero la ejecución cansa rápidamente. La película hace abundantes referencias cinéfilas, rompimientos de la cuarta pared, spoilea su propia trama, se burla de todo y lanza chistes genéricos sin cesar. Y cuando digo sin cesar me refiero a que el guion es una ametralladora de insultos e ironía cuyo cartucho nunca parece acabar. No hay descanso y no hay respiro para dejar aterrizar el humor, o por lo menos crear algún tipo de interés hacia la historia.

Y aunque el ritmo fuera el adecuado, el humor de “Estados Unidos: La Película” es de letrina.Todo parece un video de YouTube escrito por un adolescente morboso, que alguien tuvo la pésima idea de extender a un largometraje. Si tienes 15 años, escuchar a los héroes estadounidenses decir groserías tal vez te pueda llegar a dar risa (y lo dudo), pero después de cinco minutos, igual te va a aburrir. La gran mayoría de los chistes solo existen porque sí y no tienen una coherencia lógica con la narrativa. Es matar, maldecir y satirizar sin objetivo en mente. Todo es estúpido.

Lo peor es que la película no logra decir nada. Existen intenciones de hablar sobre inclusión y criticar el profundo y embebido racismo en Estados Unidos, pero todo es reducido a diálogos irónicos y sin gracia. Los personajes de color apoyan a los blancos siempre a sabiendas de que los ven como inferiores, pero esto no llega a ningún lado; las referencias al racismo o genocidio perpetrado por el hombre blanco intentan ser muy inteligentse, pero son todo lo contrario: forzadas y torpes. Más bien, el guion se conforma con recordar constantemente que a los estadounidenses les gusta el baseball, la cerveza, las armas y las explosiones. Uy. ¡Qué creativo eres Dave Callaham! ¿Qué sigue? ¿Chistes sobre el amor de los británicos por el té o cientos de referencias a Star Wars? (Sí, de eso hay mucho).

Las situaciones irreverentes y locas pudieron haber sido la gran salvación de esta animación. Hay carreras de caballos tipo Rápidos y Furiosos, Edison electrocutando gente y una épica batalla final, sin embargo, todo es derivativo; no existe originalidad y cada vez que algo comienza a llamar tu atención, es apartado para dar lugar a una oleada de nauseabundos chistes. Aunado a esto, es muy difícil conectar con la trama cuando los personajes principales son unos mojones arrogantes. 

“Estados Unidos: La Película” es una película tonta que se burla de todo sin acertar. Intenta celebrar y reírse del país de las barras y las estrellas, pero no hace bien ninguna de las dos cosas. Es una sátira inservible en donde el humor busca ser provocador, pero termina siendo ofensivamente malo y básico. El trabajo de animación es bueno y ese es mayor motivo para enojarse con los responsables de su narrativa, pues desperdiciaron el trabajo de grandes artistas.

“Estados Unidos: La Película” ya se encuentra disponible en Netflix.