Manifiesto a la Nación de María Cristina. 1833. Comentario - Aula de Historia

«Sumergida en el más profundo dolor por la súbita pérdida de mi augusto esposo y soberano, sólo una obligación sagrada, a que deben ceder todos los sentimientos del corazón, pudiera hacerme interrumpir el silencio que exigen la sorpresa cruel y la intensidad de mi pesar. La expectación que excita siempre un nuevo reinado, crece más con la incertidumbre sobre la administración pública en la menor edad del monarca: para disipar esta incertidumbre y precaver la inquietud y extravío que produce en los ánimos, he creído de mi deber anticipar a conjeturas y adivinaciones infundadas la firme y franca manifestación de los principios que he de seguir constantemente en el gobierno de que estoy encargada por la última voluntad del Rey, mi augusto esposo, durante la minoría de la reina mi muy cara hija doña Isabel…»



Manifiesto a la Nación de María Cristina de Borbón. 4 de Octubre de 1833


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María Cristina de Borbón y Dos-Sicilias

por Vicente López Portaña (Museo del Prado)

CLASIFICACIÓN: Nos encontramos ante una fuente primaria de naturaleza histórico-circunstancial y de contenido político. El texto fue escrito en 1833 por la esposa de Fernando VII tras su muerte. Su carácter es público y su destinatario es la nación española.

ANÁLISIS: La idea principal del texto es la asunción de la Regencia del trono de España por parte de María Cristina, hasta la mayoría de edad su hija Isabel II, como última voluntad del fallecido Fernando VII. 

En el texto, María Cristina habla de la incertidumbre que provoca la minoría de edad de la futura Isabel II. Pero la cuestión va mucho más allá, cuando en 1830 Fernando VII firma la Pragmática Sanción, derogando la Ley Sálica que impedía gobernar a las mujeres. Ante esta decisión, se forma una oposición en torno a la figura de Carlos María Isidro, que reclama sus derechos al trono, que serían legítimos antes de la comentada derogación. 

El texto no viene sino a despejar los interrogantes sobre el trono de España, afirmando que la futura reina será Isabel y que hasta su mayoría de edad María Cristina actuará como regente de España.

COMENTARIO: Es precisamente este conflicto dinástico, entre Isabel y Carlos María Isidro, lo que permitirá la instauración del régimen liberal en España. Ambos pretendientes al trono tratan de buscar adeptos, Carlos María Isidro los encuentra en los sectores más conservadores bajo el lema «alianza entre el trono y el altar», María Cristina no tiene más opción que buscar el apoyo de los liberales, lo que supondrá la concesión de ciertas contrapartidas y en definitiva, instaurar un Régimen Liberal en España. 

Desde el momento en que María Cristina asume la regencia comienza la construcción del Estado Liberal, uno de los hecho más destacados será la promulgación en 1834 del Estatuto Real, una especie de carta otorgada que refleja mucha de las aspiraciones de los liberales. Sin embargo, el estatuto real no terminó de satisfacer ni a progresistas ni a moderados. Se crean unas cortes constituyentes y se inicia la Desmortización de Mendizábal en 1836, en 1837 se promulga una Constitución de corte liberal.

Por su parte, los carlistas se alzan en armas iniciando una guerra civil, conocida como Primera Guerra Carlista, se harán fuertes en plazas como País Vasco y Navarra y aglutinarán en su seno a las mentalidades más conservadores y al clero, escandalizado con la desamortización y la nueva Constitución. Su lema será «alianza entre el trono y el altar» lo que denota su clara defensa del absolutismo y el Antiguo Régimen. La guerra no será continua y tras varios fracasos como el Sitio de Bilbao y la Expedición Real, terminarán por aceptar los términos del Convenio de Vergara, firmado por el general Espartero y el General Maroto, en unos términos de conciliación hacia los generales carlistas con el fin de atraerlos hacia el nuevo régimen. 

María Cristina asumiría la Regencia hasta 1840, donde será sustituida por el General Espartero, debido al desencuentro de la regente con los progresistas. En 1843, con la llegada al Gobierno de la nación del Partido Conservador, se declarará la mayoría de edad de Isabel II con tan sólo 13 años.

CONCLUSIONES: Con el fin de la Guerra Carlista, se da por consolidado definitivamente el Régimen Liberal en España, y ya no habrá retorno al Antiguo Régimen. Aún así el Carlismo seguirá vivo como movimiento con los sucesores de Carlos María Isidro, aunque sin el poder de convocatoria que tuvo durante la Regencia de María Cristina. Hoy en día, quedan vestigios de la Ley Sálica en la Constitución de 1978, donde si bien permite gobernar a las mujeres, siempre se sitúa al primer varón en la línea sucesoria, el debate sobre este aspecto constitucional y su reforma, está abierto.