Idi Amin, el "último rey de Escocia"

Idi Amin, «el último rey de Escocia»

En la tumultuosa y milenaria historia del enorme continente cuna de la humanidad, África, el dramático y trágico proceso de colonización por parte de los estados europeos sólo pudo ser superado por el proceso siguiente: la descolonización. Cuando a partir de los año 1950, las naciones de la Europa, en ruinas tras la Segunda Guerra Mundial, fueron conscientes de la necesidad de poner fin a sus imperios coloniales, el irregular transcurso dio como resultado la aparición en los nuevos países africanos de una serie de los mayores y sanguinarios tiranos que ha conocido la historia. Uno de ellos, quizás el más simbólico y extravagante de todos, fue Idi Amin, presidente de Uganda.

Idi Amin, presidente de Uganda, en la Asamblea de las Naciones Unidas en 1975.

Primeros años en la Uganda colonial

Mapa de la República de Uganda.

Pequeño país situado en la orilla noroccidental del lago Victoria (el más grande del continente), en el África oriental, la actual República de Uganda, como prácticamente todos los estados africanos, es uno de los países más pobres del planeta. País del interior, alejado del mar, se encuentra enclavado en la cuenca del Nilo con un clima ecuatorial cálido entre otros estados más grandes (Sudán, la República Democrática del Congo, Kenia, Tanzania). País subdesarrollado, está afectado por los típicos problemas de un país africano: pobreza extrema, nulo desarrollo estructural económico y político, debilidad institucional, corrupción generalizada, incumplimiento sistemático de los Derechos Humanos, conflictos armados constantes, etc.

Bandera actual de la República de Uganda.

Históricamente, en el territorio de la actual Uganda vivieron durante siglos diversos reinos aborígenes de mayor o menor desarrollo civilizatorio, inmersos en sus cotidianidades, hasta la llegada del colonialismo europeo, el cual se produjo en la década de 1890. Tras el Congreso de Berlín y el reparto de África, la colonización de este territorio le correspondió al Reino Unido al cual, en su ambicioso proyecto de unir sus colonias en el continente de norte a sur, desde Ciudad del Cabo hasta El Cairo, el área del lago Victoria le suponía un enclave estratégico importante, al ser un lugar de paso intermedio. En 1894, tras llegar a varios acuerdos cordiales entre los reinos locales con la Compañía Británica de África Oriental, se estableció oficialmente el protectorado británico de Uganda, el cual seguiría el mismo proceso histórico que el resto de colonias africanas hasta el comienzo de la descolonización en los años 1950-1960.

Colonias europeas en África a comienzos del siglo XX.

Los primeros años de la vida de Idi Amin Dada no están claros, dado sus orígenes humildes, unos orígenes que posteriormente utilizaría astutamente para manipular a sus adeptos. Se acepta como posible que naciera en torno a 1925 en la ciudad de Kampala, posterior capital del país, aunque otras fuentes hablan que su lugar de origen fue Kokobo, población al noroeste del protectorado. Perteneciente a la etnia tribal kakwa, sus años de infancia y juventud se desarrollaron en un ambiente rural subdesarrollado, siendo criado en la fe islámica. Abandonados muy pronto él y su madre por su padre, tras varios años de irregular formación en una madrasa, realizo trabajos de toda índole hasta ser reclutado por el ejército colonial británico en 1946, ya terminada la Segunda Guerra Mundial.

Servicio en el ejército colonial. Independencia de Uganda

Fueron esos años de autoridad y disciplina en el King’s African Rifles (Fusileros Africanos del Rey) los que forjaron el férreo carácter de Idi Amin. Por supuesto, muchas de las cosas que se le presuponen durante aquel tiempo fueron ampliamente magnificadas (si no inventadas) y difundidas por el propio Amin y sus partidarios durante su mandato por cuestiones propagandísticas, tales como su participación en la campaña de Birmania contra Japón, participación inexistente, puesto que entró en el ejército después del final del conflicto mundial.

Lo que sí es cierto es que, según iba ascendiendo en el escalafón militar colonial, participó en actividades de seguridad interna y en intervenciones contra rebeldes independentistas en otras colonias, como Kenia (1947) y Somalia (1949). De gran estatura (más 1,90 m) y compresión robusta e intimidante, se destacó en actividades deportivas, participando en muchos campeonatos de boxeo, siendo también nadador y jugador de rugby. Disciplinado y obediente, aunque no excesivamente culto ni inteligente, fue ascendido en 1961 a teniente, el grado más alto posible para un militar autóctono en el ejército colonial británico. La situación política, en vísperas de la independencia, iría volviéndose propicia para gente astuta y ávida de poder como él.

Tras varios procesos electorales, al albur del proceso de desintegración el orden colonial británico, Uganda declaró oficialmente su independencia del Reino Unido el 9 de octubre de 1962 en forma de monarquía parlamentaria. Integrado desde entonces en el Ejército de Uganda, Idi Amin fue escalando rápidamente, pasando en apenas cuatro años de ser capitán a mayor, coronel y comandante, todo ello a instancias de su aliado, Milton Obote, primer ministro de Uganda (1962-1966) y hombre fuerte del país.

Milton Obote, primer ministro de Uganda junto a varios de sus ministros en 1962.

Desde sus nuevos puestos de mando comenzó a dar muestras de futuros comportamientos, reprimiendo con gran brutalidad simples tareas cotidianas de solucionar robos de ganado y otros delitos. A pesar de ello, su semblante en el ejército impidió que fuera juzgado. Su alianza con Obote fue muy provechosa y lucrativa, beneficiándose ambos del contrabando de oro y marfil entre Uganda y la vecina Zaire (actual República Democrática del Congo) a cambio de armamento para los rebeldes congoleños al gobierno establecido. Aunque el escándalo se hizo público, el control político de Obote y militar de Amin impidió represalias. Valiéndose de su creciente poder, ambos derrocaron al kabaka (rey) Mutesa II, jefe del Estado ugandés, quien fue obligado a exiliarse. Se proclamó oficialmente la República de Uganda (1966) con Obote como presidente (1966-1971) e Idi Amin como máxima autoridad del ejército.

Golpe de Estado y toma del poder

Aún con su exitosa entente, haciéndose con el control de Uganda, la alianza entre Obote e Idi Amin no podía perdurar, despertadas las ambiciones por el poder de ambos. La desconfianza de Obote hacia el general crecía a medida que Amin fortalecía su control en el ejército con sus más fieles seguidores. La tensión fue en aumento hasta que, a finales de 1970, Obote asumió el control del ejército y degradó a Amin. Sabedor este de que se estaba disponiendo su inmediato arresto, acusado de malversación de fondos militares, Idi Amin decidió adelantarse a su rival, preparando un golpe de Estado.

Noticia anunciando el golpe de Estado de Uganda en enero de 1971 en el periódico estadounidense The New York Times. Fuente: scoopnest.com

El 25 de enero de 1971, aprovechando la ausencia de Obote, quien había asistido a una reunión de la Commonwealth en Singapur, Amin llevó a cabo el golpe. De forma sincronizada, sus tropas leales ocuparon el aeropuerto de Entebbe, el más importante del país, y las principales calles y edificios de gobierno en las ciudades de Entebbe y Kampala. Se bloquearon las carreteras y principales vías de comunicación y se estableció el toque de queda, produciéndose violentos enfrentamientos con las fuerzas leales a Obote. Rápidamente los golpistas se impusieron, y Amin asumió la presidencia de la República. Mediante constantes mensajes populistas por la radio, acusando de corrupción al depuesto Obote, quien se exilió en la vecina Tanzania, Amin se ganó el masivo apoyo de la población, valiéndose de su carisma, su simpatía y sus promesas de una prosperidad futura para Uganda.

Dictadura militar. El Carnicero de Uganda

Una vez terminado el exitoso golpe de Estado, comenzaba el que quizás sea el período más oscuro y trágico de la historia contemporánea de Uganda, la dictadura militar de Idi Amin. Aún con algunos benévolos gestos iniciales, como disolver la represiva policía secreta del gobierno de Obote, decretar una amnistía para presos políticos y mostrar gran simpatía y acercamiento con las potencias del mundo occidental en el contexto de la Guerra Fría, se preparaba metódicamente su proyecto de establecer en el país un régimen totalitario en torno a su poder absoluto, basado en el terror.

En el apartado económico, rodeado de hombres incapaces respecto a la economía, la industria, las finanzas o cualquier tipo de labor administrativa o burocrática, destacados únicamente por su fidelidad a su persona, Uganda fue entrando rápidamente en un estancamiento productivo. La nacionalización masiva de empresas llevó a una masiva fuga de capitales, paralizándose la actividad económica y depauperando, aun más si cabe, a capas enteras de la sociedad ugandesa. La expulsión de 1972, motivada por sus ideas ultranacionalistas, de miles de ciudadanos extranjeros, seguramente los habitantes más preparados y emprendedores del país, incrementó el hundimiento económico.

Idi Amin en un acto protocolario. Fuente: aljazeera.com

Siguiendo la estela de tiranos previos o coetáneos, rápidamente Idi Amin realizó intensas purgas en la administración del Estado y el propio ejército ugandés, encarcelando a miles de sospechosos y sometiéndoles a cadena perpetua o a severas torturas y ejecuciones sumarias. Uganda se convirtió en la práctica en un cuartel militar gigante donde se anularon todas las libertades posibles, uniéndose a ello continuas persecuciones de grupos étnicos distintos al del mandatario, una característica común entre los tiranos africanos del siglo XX.

Con un comportamiento sádico, disfrutaba del sufrimiento ajeno, siendo testigo de las muchas torturas que se realizaron en su mandato, hasta tomando parte en alguna de ellas. Se dice incluso que llegó a límites inasumibles, como la práctica del canibalismo. Con el paso del tiempo, al igual que otros dictadores, Idi Amin se fue volviendo cada vez más inestable, intensificando su régimen de terror, sobre todo tras un fallido intento de derrocarle en 1974. Impredecible e inconstante, rayando en la paranoia, se volvió desconfiado incluso de su propio servicio de seguridad, temiendo sufrir un atentado en cualquier momento, ocasionando con ello más represión.

En su ceguera megalómana, Amin gobernaba como si nada malo ocurriera, dejándose llevar por sus delirios y la adulación de sus colaboradores. Autonombrado mariscal de campo, siempre iba vestido de militar, excesivamente condecorado (condecoraciones que el mismo se imponía), dando una imagen de autoridad y de poder absoluto. El mayor exponente de sus locuras y caprichos se vio reflejado cuando, al producirse la expulsión de Uganda de varios diplomáticos británicos, Idi Amin se autonombró oficialmente con los rimbombantes títulos de «conquistador del Imperio Británico», «el último rey de Escocia» y «señor de todas las bestias de la tierra y los peces del mar», llamándose desde entonces de estas formas en los actos protocolarios.

Problemas internacionales

Dado el férreo control del país ugandés por el extravagante dictador, serían sus errores en política exterior lo que vendrían a socavar su régimen y poner fin a su brutal tiranía. A causa de la ya citada expulsión de miles de ciudadanos extranjeros de Uganda, unido a sus actos criminales y paranoicos, Idi Amin se ganó el rechazo generalizado de la comunidad internacional.

Aunque desde su independencia Uganda se había posicionado dentro del bloque occidental, Amin rompió relaciones con Gran Bretaña y EE.UU., realizando un viraje hacia el bloque del Este. Su amistad con otros mandatarios de corte prosoviético, como el dictador de Libia, Muamar el Gadafi, así como el hecho de ser culturalmente musulmán, le hizo romper relaciones también con Israel, llegando a alabar públicamente a Hitler y al Holocausto, y apoyar la causa de los países árabes en el conflicto palestino.

Regreso eufórico de los protagonistas de la Operación Entebbe a Israel en julio de 1976. Fuente: theguardian.com

En este contexto, en junio de 1976 Amin permitió que aterrizase en el aeropuerto de Entebbe un avión de Air France que había sido secuestrado en su escala en Atenas por terroristas palestinos y de la Alemania Oriental (RDA), manteniendo secuestrados allí a los pasajeros (principalmente ciudadanos israelíes). Tras la posterior operación de rescate, la Operación Entebbe, llevada a cabo por un comando del ejército israelí entre los días 3 y 4 de julio, y que se saldó con el rescate de casi todos los rehenes y la muerte de decenas de soldados ugandeses, la imagen de Idi Amin quedó mucho más manchada a los ojos de la comunidad internacional, convirtiéndose en un paria.

Guerra con Tanzania y deposición

El golpe definitivo a su régimen dictatorial se produjo en 1978 con el estallido de la guerra con el vecino país de Tanzania. Desde la independencia de ambos países a principios de los años 1960, la enemistad entre las dos nuevas entidades africanas había sido constante, movidas por disputas territoriales en torno a la frontera común que ambos países tenían (y siguen teniendo) en la ribera occidental del lago Victoria, la región del río Kagera. Las diferencias ideológicas también se sumaron, pues el régimen del presidente tanzano Julius Nyerere, de corte socialista y de no-alineamiento en la Guerra Fría, proporcionó auxilio a cientos de miles de refugiados ugandeses opositores a Amin, incluido el derrocado y exiliado Obote. El detonante del conflicto ocurrió en octubre de 1978, cuando un batallón del ejército ugandés se amotinó, huyendo a Tanzania. Este hecho fue aprovechado por Idi Amin para declarar la guerra el 30 de octubre.

Mapa con las principales operaciones militares de la Guerra Uganda-Tanzania (octubre 1978-abril 1979).

La guerra fue breve, apenas cinco meses, caracterizada por la iniciativa ugandesa inicial, quien invadió la región fronteriza de Kagera y la anexionó a su territorio. Sin embargo, la superioridad tanto numérica como armamentística del ejército tanzano, bien profesionalizado e instruido por asesores occidentales, acabó por imponerse en los meses siguientes, y ni siquiera la intervención directa, en apoyo de Amin, de la Libia de Gadafi en el conflicto pudo impedir el avance de Tanzania, invadiendo el territorio ugandés, conquistando Entebbe y llegando a las puertas de la capital, Kampala, en abril de 1979. Totalmente aislado, antes de ser hecho prisionero, Idi Amin huyó de la ciudad a bordo de un helicóptero el 13 de abril. Así se dio fin, tras casi una década, a una de las tiranías más sanguinarias que ha conocido el mundo contemporáneo.

Exilio y últimos años

Derrotado y depuesto, Idi Amin se refugió inicialmente en Libia, al amparo del régimen de su aliado Gadafi, quien le proporcionó asilo y protección. Iba acompañado de sus varias esposas, pues era polígamo y decenas de sus muchos hijos. Allí permaneció hasta el año 1980, momento en el que se instaló de manera definitiva en Arabia Saudita, al amparo de la familia real saudí. A pesar de que intentó sin éxito regresar a Uganda en los años siguientes, acomodados él y su familia en dos plantas de un hotel de lujo de Yeda, allí pasó el resto de su vida hasta su fallecimiento el 16 de agosto de 2003, a causa de una insuficiencia renal.

Conclusiones

El actor Forest Whitaker caracterizado como Idi Amin en la película El último rey de Escocia (2006). Fuente: sensacine.com

Idi Amin Dada fue el paradigma de lo que el escritor británico Paul Johnson denominó en su libro Tiempos modernos (1983) los reyes de Calibán, una alusión crítica a las teorías de Rousseau acerca del mito del buen salvaje. Junto con el mandatario de la República Centroafricana, Jean-Bédel Bokassa, que llegó, a modo de Napoleón Bonaparte, a auto-coronarse emperador del África Central, ambos pueden ser los mayores exponentes de las terribles y excéntricas tiranías bajo las cuales cayó prácticamente todo el continente africano tras la descolonización a mediados del siglo pasado.

Con cifras que rondan, según los expertos, las 300.000 víctimas entre muertos, heridos y desaparecidos, cifras que supusieron aproximadamente el 4% de la población ugandesa de aquel período, su régimen fue uno de los mayores actos de crueldad, muerte e incumplimiento sistemático de los Derechos Humanos de la historia reciente del planeta, no ya sólo en la propia África. A día de hoy, Uganda no ha conseguido superar del todo las heridas de su régimen de terror, siendo todavía un país subdesarrollado y caótico, como el resto de países de su entorno, a pesar de la cierta estabilización institucional, social y económica conseguida por los gobiernos que vinieron después.

El actor Nonso Anozie caracterizado como Idi Amin en la película Entebbe (2018). Fuente: imdb.com

La figura de Idi Amin, a pesar de lo trágico, resulta ciertamente fascinante y es necesario conocer. No es extraño que a lo largo de las últimas décadas haya sido varias veces tratado en la literatura, o muy en especial llevada al cine, con películas como la reciente Entebbe (2018) o la galardonada cinta El último rey de Escocia (2006), una buena manera de hacer conocer a este atroz personaje a las nuevas generaciones y evitar así que los horrores que cometió sean nunca olvidados.

Bibliografía

-Díaz Villanueva, F. (2011). Reyes de Calibán. https://diazvillanueva.com/reyes-de-caliban/

-Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografía de Idi Amin Dada. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/amin.htm

-Johnson, P. (2000). Tiempos modernos. La historia del siglo XX desde 1917 hasta la década de los 80. Barcelona. Javier Vergara Editor.

-Melady, T. y Melady, M. (1979). Idi Amin Dada: Hitler en África. Madrid. Editorial Plaza & Janés.

-Sánchez Piñol, A. (2006). Payasos y monstruos: Bokassa, Idi Amin Dada, Mobutu Sese Seko… dictadores africanos que se creían dioses.

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