Tarzán, rey de la jungla. Edgar Rice Burroughs, un ávido… | by Leedor.com | Leedor | Medium

Tarzán, rey de la jungla

Leedor.com
Leedor
Published in
6 min readOct 27, 2022

--

Escribe Abel Posadas

Edgar Rice Burroughs (1875–1950) era un ávido consumidor de pulp fiction, un fenómeno común que antecedió por escaso tiempo a la radio y al cine. Estas publicaciones eran aprovechadas para que la gran masa inmigratoria de Estados Unidos se familiarizara con la lengua inglesa.

Pero el señor del que hablamos sabía que detrás de esas letras había dinero y esto era lo que él necesitaba. Cansado de desempeñar oficios por monedas y ávido consumidor de fantasía, escribió como pudo Tarzán de los monos y la All-Story Magazine le pagó 700 dólares por la historia. Hacia el final de su vida este hombre había escrito sesenta y siete novelas, veinticinco de las cuales tenían por protagonista a Tarzán.

En 1916 llegó la primera película en la que Elmo Lincoln encarnaba al rey de la selva y para 1919 Boroughs se mudó a California y por 125.000 dólares compró una mansión con las hectáreas correspondientes –el cine daba una enorme tajada-. Bautizó a la inversión Tarzana Ranch. El 9 de julio de 1929 el predio se transformó en lo que es hoy: la ciudad de Tarzana. En 1931 la Edgar Rice Boroughs Inc.formó la división correspondiente a la radio y, si bien comenzó con discos, Joan y Jim Pierce, hija y yerno de Boroughs, grabaron 364 minutos en episodios que fueron a parar a todo el territorio norteamericano. Se trató del primer radioteatro grabado y a los dos años el creador había vendido esta serie radial grabada no sólo en Estados Unidos sino también a Europa Occidental y a países de América del Sur. (*)

El cine seguía proporcionando divisas y nadie imaginaba que llegaría hasta 2016 con La leyenda de Tarzán con dirección de Donald Yates y protagonizada por el sueco Alexander Skarsgard. Naturalmente, ya estamos en la era del rey de la jungla en versión queer y hubo que suprimir un besito que Alexander le proporcionó a otro señor que andaba por ahí entre las lianas. No hay que olvidarse del personaje femenino. Por ese motivo la fábrica Boroughs ya ha entregado La indómita Jane para que el cine feminista se entretenga con ella. Nietos y biznietos de Boroughs siguen luchando para evitar fraudes, competencia desleal y, en especial, para continuar recogiendo los dólares que incrementarán el pozo de 84 millones de dólares, que es lo declarado ante el fisco, aunque nadie lo cree.

SIN TAPARRABOS ES JOHN CLAYTON

El cine, la radio, inclusive el teatro, el circo ninguna de las manifestaciones de la cultura masiva escapaba al encanto de Tarzán. El niño abandonado debido a la muerte de sus padres y criado por Kala, la primate que lo toma por hijo, la llegada veinte años después de otra expedición donde arriba la norteamericana Jane Porter, todo esto se encontraba ya planeado por Edgar Rice Burroughs. Sin embargo, recién en 1929 el dibujante Harold Foster le dio vida visible a Tarzán en un daily-strip. Hasta el momento no existían dibujos en las tiras. Y, por fin, en 1937 fue Burns Hogarth quien reemplazó a Foster que se fue a dibujar El príncipe valiente. Pero hasta el momento estamos escapando de lo que va más allá de lo ideado por Boroughs.

Se han colgado de este hombre todos aquellos prejuicios que son propios de los colonizadores. Habitualmente, sabemos más de quienes van a “colonizar” sectores que se consideran “salvajes” que de lo que es realmente desconocido. Es simple, se considera que lo que se ignora es inferior. En el caso de Tarzán se trata del continente africano. No era común que los consumidores de este héroe mítico de la cultura masiva advirtieran que el color de la piel tenía mucho que ver con la identidad de este lord perdido en la selva. Tampoco se habló demasiado sobre su enamoramiento de la norteamericana Jane Porter. De este modo, Inglaterra y Estados Unidos tendían un puente que iba desde el Londres a Nueva York. Sobre las creencias del verdadero padre de Tarzán, el señor Boroughs, se ha dicho poco y nada aunque desde algunos sectores se han disparado flechas con epítetos no muy halagüeños.

Se puede destrozar a Edgar Rice pero su criatura es un patrimonio cultural colectivo. Y si ha perdurado una de las razones es el haber sido concebido como un ser de carne y hueso y no como un muñeco mecánico. No hay necesidad de llegar al África para hablar de hambre y de matanzas. Este panorama ya era ignorado por Edgar Rice cuando se enriquecía recorriendo el amplio espinel de la cultura masiva en territorio norteamericano. No hay mayores diferencias entre él y los magnates que reinaban en la industria del cine a partir de fines de la década del 10 y para toda la eternidad. Sin embargo, es posible que el comic, la radio, el libro pulp, el cine de segunda categoría, el circo, hayan prestado herramientas para una mejor comprensión de la realidad que atravesaba la gente de la primera mitad del siglo XX. Y nos parecería miserable negar esta posibilidad.

AMOR EN EL ESTE DE AFRICA

Edgar Rice sabía cómo entretener y, en ocasiones, se tornaba maquiavélicamente escurridizo. No todas las tribus africanas eran asesinas. Las había con cierta educación e inteligencia y podían casi compararse con la sabiduría de Tarzán. Debe recordarse también que el joven no sabía hablar hasta que Jane se lo propone. Seguramente, aunque la muchacha encontró encantador al musculoso, tenía miedo de que los silencios la aburrieran. Por lo tanto, se dio a la tarea de entrenar la garganta de Tarzán para que repitiera puntillosamente los veinticinco diptongos del inglés británico. Ella era norteamericana pero realizó el sacrificio de amoldarse a la otra nacionalidad.

Poco a poco el héroe roussoniano fue quedando atrás pero jamás fue olvidado. Esta oscilación entre civilizado y salvaje lo volvió tan atractivo que lo hizo perdurar tanto como los otros dos íconos del comic: Sherlock Holmes y Superman. También hay otra diferencia insalvable. Cinematográficamente hablando, el muchacho es invencible. Todavía se están filmando sus aventuras y hasta la historia de sus padres y abuelo aparecieron en la pantalla –Greystoke, la leyenda de Tarzán, rey de los monos (Hugh Hudson-1984)-. Lo que no ha podido utilizarse desde que Ron Ely lo encarnó en la TV es el grito original. El mismo había sido una creación del sonidista de la Metro Douglas Shearer y con él se quedó el emporio.

El hipertexto no se completaría solamente con el comic y sus variables. Es en exceso abundante si se toman las figuras de aquellos campeones de natación, luchadores, atletas que, con mayor o menor fortuna dieron vida en el cine a este civilizado salvaje. Son catorce los que desfilaron por la jungla, a veces en estudio y en ocasiones en los alrededores de Mount Kenya. Allí estaban rodando en julio de 1950 y el actor Lex Barker no pudo menos que declarar al respecto:”No estábamos preparados para filmar en la selva. Los nativos locales me rodearon y la primera vez que aparecí con el taparrabos se echaron a reír con ganas. Así no se podía entrar en clima”. Evidentemente, esos nativos no habían presenciado ninguna película de Tarzán.

(*) Argentina supo tener su Tarzán radiofónico. Radio Splendid de Buenos Aires, en la década del 50 y de lunes a viernes a las 18 horas, trasmitía quince minutos del serial. Con un muy cuidado sonomontaje, efectos en sala y compaginación musical, fue uno de los mejores programas que esa emisora trasmitía a todo el país.

BIBLIOGRAFÍA

Essoe, Gabe: Tarzan of the Movies, The Citadel Press, New Jersey, 1976

Olivier, Buró: Edgard Rice Burroughs`s Tarzan — myth and/or critique?, artículo incluido en Africa and Europe: En/Countering Myths. Essays on Literature and Cultural Politics, Ed- C. von Maltzan, Peter Lang Publishers, Frankfurt am Main and New York, 2003, pp. 65–76

Quintero, Claudia: Tarzán, el primer héroe mítico de la cultura masiva (1ª. Parte)

En Razón y Palabra, org. México DF, junio 2016

--

--

Leedor.com
Leedor
Editor for

http://Leedor.com Sitio de #cultura, #arte, #plástica, #cine, #literatura, #fotografía, #concursos, #residencias y más!