Entre ruinas y leyendas: el misterioso encanto de Cáparra, la ciudad romana olvidada en España

En las llanuras de Extremadura, oculta entre encinas y alcornoques, se encuentra Cáparra, una ciudad romana desconocida en gran medida que conserva secretos de un pasado espléndido. Atravesada por la Vía de la Plata, esta antigua urbe fue un vital enclave comercial y militar que conectaba el norte y el sur de Hispania. Su testimonio más emblemático es un arco cuadrifronte, único en España, que aún se erige en el cruce de sus principales calzadas, simbolizando la gloria y el misterio de una civilización que, aunque desaparecida, sigue fascinando a historiadores y viajeros por igual.

Cáparra durante el Imperio romano

Imagínese a un viajero romano, cansado y polvoriento, acercándose a Cáparra tras largas jornadas a pie y a caballo. A medida que avanza por la Vía de la Plata, arteria vital que conecta Astorga con Mérida, el perfil de un monumental arco cuadrifronte, el famoso tetrapylon, se alza ante él, señalizando la entrada a una de las ciudades más florecientes de la Lusitania. Este arco, único en su tipo en toda España, no solo era un hito arquitectónico sino también un símbolo del estatus y la riqueza de Cáparra, proclamando su importancia tanto en rutas comerciales como en la estructura administrativa del Imperio romano.

Durante el apogeo de su esplendor en el primer siglo después de Cristo, Cáparra se benefició enormemente de su posición estratégica en esta vía imperial. La ciudad se convirtió en un bullicioso centro de comercio, donde el oro, la plata y otros bienes preciosos se intercambiaban bajo la vigilancia de legiones romanas. Además, su estatus como municipio le otorgaba cierta autonomía política, permitiendo a sus ciudadanos disfrutar de privilegios en el complejo tapiz de la administración romana. Rodeado de tales signos de prosperidad y poder, el viajero entraría en Cáparra a través del tetrapylon, maravillado por la civilización que florecía en este remoto rincón del imperio.

El ‘tetrapylon’ de Cáparra y la vida en la ciudad

Se trata de un arco cuadrifronte de impresionante simetría y granito robusto que domina el cruce del cardo y el decumano, las principales arterias de la ciudad. Este arco era un marcador social potente, símbolo del poder y la riqueza de la ciudad. Cada una de sus cuatro caras, meticulosamente esculpidas, saludaba a los visitantes desde todas las direcciones, funcionando como un nexo central para la actividad cívica y comercial.

La vida urbana en Cáparra se articulaba alrededor de estructuras clave que reflejaban su importancia como centro administrativo y social. El foro, situado cerca del tetrapylon, era el corazón de la ciudad, donde se tomaban las decisiones que afectaban a toda la comunidad. Aquí, los ciudadanos se reunían para discutir asuntos públicos, rodeados de columnatas y templos dedicados a deidades como Júpiter, patrón de la ciudad.

Las termas públicas, otro pilar de la vida urbana romana, eran un centro de actividad social y un reflejo de la ingeniería romana, ofreciendo un lugar para la relajación y el encuentro social. Según Enrique Cerrillo Martín de Cáceres, arqueólogo de la Universidad de Extremadura, las termas demuestran un aprovechamiento excepcional del terreno y recursos locales, crucial para el bienestar de sus ciudadanos.

Por otro lado, el anfiteatro, situado extramuros, era el escenario de entretenimientos populares como luchas de gladiadores. Este, junto al resto de la ciudad, seguía un plan ortogonal típico de las ciudades romanas, optimizando el espacio y la funcionalidad, y facilitando la vida cotidiana y el comercio.

En conjunto, estas estructuras no solo subrayan la influencia de Roma en la península ibérica, sino que también hablan de una sociedad compleja y altamente organizada, capaz de fusionar la practicidad con una estética impresionante.

El declive de la ciudad

El declive de Cáparra, aunque gradual, parece estar marcado por una serie de eventos históricos y cambios geopolíticos que siguieron a la caída del Imperio romano. A medida que el poder de Roma se desvanecía, también lo hacía la estructura que mantenía vivas sus ciudades provinciales. La disminución del comercio en la Vía de la Plata, tiempo atrás bulliciosa con mercaderes y viajeros, contribuyó significativamente a su declinación económica.

La invasión musulmana de la península ibérica en el siglo VIII marcó otro golpe crítico. Aunque Cáparra no se menciona específicamente como un sitio de conflicto, el cambio de control y las nuevas rutas comerciales relegaron aún más su importancia estratégica y económica. Sin el flujo de comercio y sin su posición como enclave administrativo, Cáparra lentamente se sumió en el olvido, sus calles y plazas una vez vibrantes quedaron abandonadas, transformándose en poco más que un recuerdo fantasmal en el paisaje de Extremadura.

Descubrimiento arqueológico

Desde el siglo XX, Cáparra experimentó un renacimiento arqueológico y cultural. Las primeras excavaciones sistemáticas comenzaron en 1929 bajo la dirección de Antonio Floriano, quien desenterró significativos restos del templo de Júpiter y varios complejos funerarios. Este esfuerzo inicial marcó el comienzo de un interés renovado que se intensificó en las décadas de 1980 y 2001, cuando la Universidad de Extremadura y la Junta de Extremadura colaboraron en exploraciones más profundas y en la conservación del sitio.

En respuesta al creciente interés histórico y turístico, se estableció un centro de interpretación. Este espacio no solo sirve para educar a los visitantes sobre la rica historia de Cáparra, sino que también actúa como un catalizador para la preservación continua del sitio. Mediante exposiciones detalladas y recursos interactivos, el centro promueve un entendimiento más profundo de la vida romana y el significado arqueológico de la ciudad, asegurando que Cáparra no sea olvidada nuevamente y se mantenga como un destacado destino de turismo cultural.

Cáparra es un símbolo vibrante de nuestra herencia cultural y memoria histórica. Cada piedra y cada columna de este sitio arqueológico cuentan historias de civilizaciones pasadas, enseñándonos sobre la complejidad y riqueza de la vida romana en Hispania. Invitamos a cada lector a visitar Cáparra, a caminar por donde caminaron los romanos, y a sentir el peso y la belleza de la historia bajo sus pies.

En la medida en que continuamos desentrañando los misterios de Cáparra a través de la investigación arqueológica, recordamos la importancia de preservar nuestro patrimonio. Es nuestro deber asegurar que estos tesoros del pasado permanezcan para inspirar y educar a las generaciones futuras, manteniendo vivo el legado de nuestros antepasados.

Referencias: