‘El último vagón’, la película mexicana que es un emotivo homenaje a las y los maestros en México
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‘El último vagón’, la película mexicana que es un emotivo homenaje a las y los maestros en México
‘El último vagón’, la película mexicana que es un emotivo homenaje a las y los maestros en México
Foto: Netflix
6 minutos de lectura
‘El último vagón’, la película mexicana que es un emotivo homenaje a las y los maestros en México
Platicamos con Ernesto Contreras, Adriana Barraza y el talentoso reparto principal de 'El último vagón', la nueva película mexicana de Netflix.
28 de mayo, 2023
Por: Abigail Camarillo
@aabi_cm 

Todas tenemos un maestro o maestra que marcó nuestras vidas. Ya sea porque nos escuchaba, nos impulsaba o nos ayudó a encontrar nuestra verdadera pasión. Pues de eso y más va El último vagón, la más reciente película del director mexicano Ernesto Contreras.

El cineasta realizó esta adaptación de la novela homónima de Ángeles Doñate para hacer un homenaje a quienes han dedicado su vida a la educación y, especialmente, a su mamá quien fue maestra de primaria.

En entrevista con Animal MX nos contó que durante el rodaje de la película recordó el salón de clases de su madre, “mi casa llena de exámenes, tareas, libros, cuadernos y demás”.

Además, pudo revivir lo estricta y amorosa que era con sus alumnos y así “hubo mucha tela de dónde cortar para construir el personaje de la maestra Georgina (interpretada por Adriana Barraza) y la película en general”, añade.

¿De qué trata El último vagón?

El pequeño Ikal (Kaarlo Isaacs) y su familia viven en un ferrocarril que viaja por todo el país, pues su padre trabaja en la reparación y construcción de las vías del tren.

Esto impide que la familia pueda tener un hogar fijo, pero en esta parada eso podría cambiar. Ikal conoce a Chico (Diego Montessoro), Valeria (Frida Cruz) y Tuerto (Ikal Paredes), con quienes inicia una amistad.

Junto al perrito Quetzal y la maestra Georgina, lograrán que Ikal sienta por primera vez que pertenece a un lugar.

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Una historia luminosa: El último vagón

Para esta película, Ernesto Contreras tuvo el reto de adentrarse en un nuevo género al hacer una película familiar y aunque advierte “regresaré a la oscuridad”, resalta que le interesaba mucho que esta historia fuera “luminosa, inspiradora y que te pudiera conectar de esta manera tan fuerte emocionalmente”.

La actriz Adriana Barraza coincide en esto, pues aunque tiene más de 50 años de trabajar como actriz, ella piensa que El último vagón resalta de sus otros proyectos porque “toca el corazón de las personas”.

Barraza da vida a Georgina, una inquebrantable maestra que hace todo por sus estudiantes con lo poco que tiene y que busca marcar sus vidas de una u otra manera.

En entrevista con Animal MX nos cuenta que este personaje le dio la oportunidad de reflejar propia experiencia, pues también es maestra de actuación desde hace décadas.

“Creo que en nuestra vocación (de maestra) está la pasión y las ganas de que tu alumno aprenda aunque sea una cosa chiquitita y eso nos hace felices”, añade.

De hecho, recuerda una anécdota que sucedió el primer día que Ernesto Contreras la presentó al resto del elenco infantil en el vagón que funciona como salón de clases en la película.

Ella entró a este salón y les dijo “Bueno, todos sentados” y nos cuenta que se quedaron callados y la obedecieron, como si fuera su maestra de verdad y no una actriz. “Los adoré, fue una experiencia hermosa”, añade.

Adriana Barraza y el director Ernesto Contreras. Foto: Liz Ovando para Animal MX.
Adriana Barraza y el director Ernesto Contreras. Foto: Liz Ovando para Animal MX.

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El talentoso elenco infantil

El último vagón no sería la emotiva historia que es sin la participación de sus protagonistas infantiles, quienes también desarrollaron un gran vínculo en la vida real durante el rodaje.

Kaarlo Isaacs cuenta a Animal MX que antes del rodaje de la película los cuatro participaron en un taller para que se conocieran mejor.

Sin embargo, considera que construyeron una verdadera relación “durante la película, porque nos veíamos diario y hablábamos todos los días. Nos agarramos una confianza bonita“.

Y es que también compartieron momentos especiales durante el rodaje. Por ejemplo, Diego Montessoro y Frida Cruz tuvieron su “bautizo” por participar en su primera película.

“Nos lo hicieron el último día, con huevos y harina para celebrar y fue algo muy emotivo y divertido”, recuerda Diego.

Además, esta filmación también fue especial gracias a la participación de Mante, el perrito mestizo que da vida a Quetzal en la película, y con quienes Frida, Kaarlo, Diego e Ikal también desarrollaron un bonito vínculo.

Mante, el perrito 'actor' que da vida a Quetzal en 'El último vagón'. Foto: Liz Ovando para Animal MX.
Mante, el perrito ‘actor’ que da vida a Quetzal en ‘El último vagón’. Foto: Liz Ovando para Animal MX.

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Recordando a lxs maestrxs que les marcaron

Ya mencionamos que El último vagón es un homenaje a las personas que se dedican a la educación, sobre todo en zonas rurales donde hacen lo que pueden con el poco presupuesto que les dan.

Sin embargo, tanto el director como el elenco recordaron a sus propios maestros que les marcaron la vida mientras rodaban este proyecto.

Kaarlo Isaacs, quien se ha metido en el mundo del cine desde muy chico, destaca que su mayor maestra es su mamá: “es mi maestra de vida”.

Y es que el joven actor ha realizado estudios en casa desde muy chico pues así es más fácil dedicarse a la actuación. “Le agradezco mucho a mi mamá que se haya preocupado, porque fue un momento donde pues la escuela no era una opción viable”.

Para Frida Cruz, su maestro Edgar es quien la ha marcado. “Le agarramos demasiada confianza porque en serio es muy buena onda y le contamos todo lo que pasa y lo entiende”, cuenta.

Luego de estudiar en línea durante dos años, Diego Montessoro al fin pudo conocer en persona su maestro de matemáticas. “Desde que lo conocí fue algo increíble porque es una persona con la que tengo muchísima confianza, puedo llegar y contarle cosas de mi vida personal y sé que me va a ayudar y me va a dar el mejor consejo posible”.

Para Ikal Paredes, uno de los maestros más especiales en su vida es uno de música. “No es como que se enfade muy fácilmente, pero a la vez lo respetamos y es una persona muy agradable que se toma las cosas a la ligera, y la verdad sí es una muy buena persona“.

El director Ernesto Contreras destaca, además de su mamá, a Miguel Córcega, director de telenovelas del que pudo ser asistente de dirección. “De él aprendí mucho de lo que todavía sigo haciendo con los actores y las actrices”.

Por último, Adriana Barraza atesora mucho a la maestra Lolita, de su primaria José Vicente Villada en Toluca. “Para mi es inolvidable, recuerdo hasta cómo se peinaba y recuerdo su cariño, su disciplina y, sobre todo, su bondad”, nos cuenta.

Igualmente considera que en el camino de la actuación fueron importantísimos Esvón Gamaliel Calvillo Pérez, de su universidad en Toluca, y Sergio Jiménez, “que fue mi amigo, mi maestro y mi maestro de vida”.

Si al leer esto tú también recordaste a la maestra de primaria que nunca dudó de ti, o al maestro que te hizo conocerte mejor, entonces corre a ver El último vagón. Aunque tuvo un corto estreno en salas de La Casa del Cine MX, ya está disponible en Netflix desde el 26 de mayo.

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Cómo Dearborn se convirtió en la primera ciudad de mayoría árabe de EE.UU.
8 minutos de lectura
Cómo Dearborn se convirtió en la primera ciudad de mayoría árabe de EE.UU.

Ubicada en las afueras de Detroit, la ciudad de Dearborn tiene un alcalde que es musulmán y árabe y ahí se ubica la mayor mezquita de Norteamérica. Te contamos su historia.

08 de mayo, 2024
Por: BBC News Mundo
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Una tarde de domingo en una panadería llamada Shatila Bakery en Dearborn, Michigan, en EE.UU., se veía a una fila de clientes reunida alrededor de las vitrinas llenas de baklava hojaldrado, montones de meshabek (pastel egipcio) y macarons dorados al estilo libanés.

Mientras los empleados corrían para completar los pedidos, los lugareños hablaban con entusiasmo entre sí en una mezcla de árabe e inglés, y uno de ellos bromeaba con un amigo: “¡Ahí quedan mis planes para comer saludablemente!”.

En muchos sentidos, Chatila es un microcosmos de Dearborn. Fundada por un inmigrante libanés en la década de 1970, la panadería está rodeada de docenas de restaurantes, negocios, mercados, carnicerías halal, peluquerías y mezquitas de propiedad árabe-estadounidense.

Letreros en árabe e inglés se alinean en las dos calles más importantes de Dearborn (Warren Avenue y Michigan Avenue) y durante el siglo pasado esta ciudad ubicada en las afueras de Detroit, que durante mucho tiempo ha sido sinónimo de la fabricación de los automóviles de la Ford Motor Company, se ha convertido en posiblemente el lugar más árabe de EE.UU.

En 2023, Dearborn se convirtió en la primera ciudad de mayoría árabe del país.

La ciudad de 110.000 habitantes alberga tanto el Museo Nacional Árabe Estadounidense como la mezquita más grande de América del Norte.

Es una de las pocas ciudades de EE.UU. cuyo alcalde es a la vez musulmán y árabe, la primera ciudad de EE.UU. que hace del Eid -el fin del ayuno del Ramadán- un feriado pagado para los empleados de la ciudad y uno de los pocos lugares en el país donde se permite que el adhan islámico (llamado a la oración) se transmita desde los altavoces de una mezquita.

Es, como me dijo un lugareño, “la patria lejos de la patria”.

Hoy en día, ofrece a los viajeros una tentadora oportunidad de recorrer Medio Oriente, por así decirlo, mientras exploran cómo los árabes estadounidenses han dado forma a la ciudad y a la nación.

Otro producto Ford

El museo de innovación Henry Ford
Alamy
Dearborn es el hogar del Museo Henry Ford de Innovación Estadounidense y su historia de construcción de automóviles está intrínsecamente ligada a los árabes estadounidenses.

Según Jack Tate, curador del Museo Histórico de Dearborn, la ciudad fue poco más que una tierra de cultivo escasamente poblada hasta principios del siglo XX. Todo eso cambió en la década de 1920, cuando el fabricante de automóviles y futuro magnate de los negocios Henry Ford trasladó la sede de su Ford Motor Company de Highland Park, a 10 millas de distancia, a Dearborn.

“En ese momento era una pequeña comunidad bastante tranquila. Y una vez que se abrió la [nueva] planta, venía gente de todo EE.UU. y de todo el mundo con la intención de trabajar para el señor Ford”, dijo Tate. “Ese fue el gran comienzo para la población de Medio Oriente aquí”.

Cuando Ford comenzó a fabricar sus famosos automóviles Modelo T en 1908, necesitaba trabajadores. El industrial, conocido por sus políticas de contratación racistas hacia los afroestadounidenses y su antisemitismo hacia los judíos, buscaba mano de obra entre los inmigrantes recién llegados del Medio Oriente al área de Detroit.

Pronto, oleadas de trabajadores de áreas ahora pertenecientes a Líbano, Siria, Irak, Yemen y los territorios palestinos acudieron en masa al gran Detroit en busca de estos nuevos empleos bien remunerados. (Incluso hay una leyenda local que dice que Ford una vez le dijo a un marinero yemení en un puerto que su fábrica pagaba a los trabajadores el entonces generoso salario de 5 dólares al día, lo que provocó esa oleada de yemeníes y otras personas de Medio Oriente que llegaron a la zona).

A principios de la década de 1920, la mayoría de los trabajadores de la línea de montaje del Modelo T de Ford eran de ascendencia árabe.

Cuando Ford se mudó a Dearborn, muchos de sus empleados lo siguieron. Esto no sólo transformó la ciudad de una tranquila aldea de 2.400 habitantes a la sede de la planta industrial más grande del mundo, sino que también allanó el camino para que Dearborn se convirtiera en el hogar de la mayor concentración de árabes en EE.UU.

Según el censo de 2020, el 54,5% de los casi 110.000 habitantes de la ciudad afirman tener ascendencia de Medio Oriente o del Norte de África.

Nace un “enclave”

Museo Nacional Árabe Americano
Alamy
El Museo Nacional Árabe Estadounidense es el único museo en EE.UU. dedicado a contar la experiencia árabe americana.

Un imán para los árabes

Según Matthew Jaber Stiffler, director del Centro de Narrativas Árabes, a medida que más árabes y árabes estadounidenses se trasladaron a Dearborn a lo largo de las décadas, se creó una red comunitaria que animó a otros a seguirles.

“Comenzaron a abrir consultorios médicos, restaurantes y tiendas de comestibles, con lo que se crea un enclave. Y luego, desafortunadamente, en sus países de origen (especialmente el Líbano, Yemen, Palestina e Irak) hubo continuos conflictos, que seguían obligando a la gente a migrar. Entonces, Dearborn seguía recibiendo gente nueva porque [ya había] gente aquí [de esos países]”.

Una historia similar fue la de la familia de Amanda Saab. La chef libanesa- estadounidense nació y creció en Dearborn después de que sus padres emigraran aquí en la década de 1970 cuando aún era niña.

Como tantos otros, sus padres se sintieron atraídos por la promesa de empleos en automotrices bien remunerados, y la ciudad les llamó la atención porque otros miembros de su familia ya estaban allí.

[Dearborn] siempre ha sido una especie de faro, el centro, la fortaleza… Todas las cosas que realmente nos conectan con la comunidad y la fe para mí están en Dearborn“, dijo.

En 2015, Saab fue la primera mujer musulmana con hijab en competir en el reality MasterChef USA. En respuesta a la guerra entre Israel y Gaza, creó Chefs for Palestine, una serie de cenas en las que algunos de los mejores cocineros de la zona se reunieron para recaudar dinero en apoyo del Fondo de Ayuda para Niños Palestinos y la Asociación Médica Palestino Estadounidense.

Como explicó Saab, debido a que tantos residentes llegaron a Dearborn en busca de una vida mejor después de soportar conflictos en sus países de origen, la ciudad no sólo ha servido como un refugio de esperanza para los árabes estadounidenses, sino también como un sistema de apoyo para aquellos que tienen familias extensas sufriendo en el extranjero.

“Dearborn es una de las comunidades más hospitalarias, amables y generosas”, dijo Saab.

La cultura de la comida árabe

Una mujer haciendo pan
Alamy
La gente viene de todo el Medio Oeste para comer en los numerosos cafés y restaurantes del Medio Oriente de Dearborn.

Hoy en día, la fuerte presencia árabe en Dearborn quizás se sienta más fuertemente en su escena gastronómica, con amantes de la gastronomía que acuden en masa desde todo el medio oeste estadounidense a sus numerosas tiendas de comida, cafés y restaurantes de Medio Oriente.

“Dearborn es una aventura gastronómica en sí misma”, dijo Saab.

Mientras degustas la cultura del Medio Oriente de Dearborn, también hay mucho que ver.

En 2005, el Centro Islámico de EE.UU. inauguró una enorme mezquita en Ford Road, a sólo dos millas de la sede de la Ford Motor Company. Además de ser la mezquita más grande de América del Norte, también es la mezquita chiita más antigua de EEUU, con espacio para 1.000 personas en oración.

Da la bienvenida a personas de todas las religiones, y los turistas pueden admirar las cúpulas doradas de la mezquita, los altísimos minaretes y la ornamentada caligrafía islámica en su interior.

En el extremo sur de Dearborn, la Sociedad Musulmana Estadounidense también está abierta a todos y ofrece recorridos turísticos. Construida en 1937 y ampliada a lo largo de los años hasta incluir un auditorio que acoge a conferenciantes invitados los fines de semana, fue la primera mezquita en EE.UU. a la que se le permitió transmitir el adhan a través de un altavoz.

Conservando la cultura árabe estadounidense

El jardín patrimonial del Museo Árabe Americano
Dorothy Hernández
Al-Hadiqa, el nuevo jardín del Museo Nacional Árabe Estadounidense, exhibe plantas históricamente cultivadas en todo el mundo árabe.

La fe es una parte central de la vida de muchos de los residentes árabes-estadounidenses de Dearborn, pero no es toda la historia.

Eso es lo que el Museo Nacional Árabe Estadounidense pretende explicar.

El museo, que se anuncia a sí mismo como “el primer y único museo de su tipo en EE.UU. dedicado a registrar la experiencia árabe-estadounidense”, cuenta las historias de la inmigración de la comunidad y muestra notables contribuciones árabe-estadounidenses a la sociedad del país.

Además de sus galerías principales y eventos anuales, como el Festival de Cine Árabe, el museo también inauguró su jardín patrimonial Al-Hadiqa en 2023.

En la azotea, Shatha Najim, uno de los historiadores comunitarios del museo, señaló plantas en diversas etapas de crecimiento, desde las incipientes vides abrazadas a marcos de alambre hasta las robustas cebollas egipcias que habían sido cosechadas recientemente.

Dijo que el jardín, que abrirá sus puertas el 8 de junio, fue creado en conjunto con las historias que estaba recopilando para la colección de historia oral del museo, muchas de las cuales describen las experiencias de las personas que abandonaron sus países de origen.

“Creo que una de las mejores maneras de conectarse realmente con la patria es a través de las plantas”, dijo. “Plantar alimentos y hierbas de casa, y tenerlos aquí es como establecer un nuevo hogar y un nuevo entorno que sientes que te resulta familiar”.

Najim dijo que estas historias orales pintan una imagen más completa de la vida en EE.UU., ya que a menudo para los árabes estadounidenses, “gran parte de la narrativa la cuentan por nosotros y no para nosotros”. Pero en Dearborn es diferente.

“Estás con personas que están familiarizadas con tu cultura. Tal vez no sean del mismo país, pero comparten muchas similitudes contigo”, dijo. “Todo eso crea una nueva sensación de patria y de existir en un lugar nuevo y de crear un nuevo y hermoso hogar. Tal vez no fue intencional que todos terminaran aquí [pero lo hicimos lo mejor que pudimos]… de ahí las [palabras] ‘ “Árabe estadounidense”. Sentimos conexión con ambas”.

Línea
BBC

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