"La mesa herida": la obra maestra de Frida Kahlo que desapareció durante años en México

"La mesa herida": la obra maestra de Frida Kahlo que desapareció durante años en México

Durante décadas, México no tenía idea del paradero de ‘La mesa herida’, una obra de Frida Kahlo que viajó a la Unión Soviética. Después de años de búsqueda, éste fue el resultado.

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La obra más grande de Frida Kahlo estuvo perdida por décadas. Y sí, literalmente es la más grande, porque es la de mayores dimensiones, según los registros del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). ¿Cómo es posible que un cuadro de 1.20 x 2.45 metros, de una de las artistas más aclamadas en la historia de México se haya extraviado sin rastro? Ésta es la historia de La mesa herida (1941), la pintura que viajó a la Unión Soviética y de la cual el gobierno mexicano perdió la pista.

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¿Frida Kahlo es surrealista?

Frida Kahlo, sentada junto a una planta de agave, de una sesión fotográfica de 1937 para Vogue titulada

Frida Kahlo, sentada junto a una planta de agave, de una sesión fotográfica de 1937 para Vogue titulada "Señoras de México".Toni Frissell / Adam Cuerden / Wikimedia Commons

“Los surrealistas llegan a México en los años 30”, en un periodo entre guerras, explica Contreras, “la mayoría de ellos, europeos, que se refugian en Estados Unidos y México.” En un inicio, el grueso de los adeptos a este movimiento artístico son hombres. Sin embargo, varias mujeres se integran a la élite intelectual, en las que se integraron “las ciencias ocultas, el chamanismo y el eneagrama […], lo que produce un arte más holístico”.

Lo sobrenatural y lo incomprensible, explica la especialista, fueron motivos recurrentes entre los surrealistas. Frida Kahlo no se escapó de esta influencia, sino que, por el contrario, la adoptó como parte de su propia estética. Algunos autores tienen problemas al categorizar su arte como meramente surrealista. Sobre todo, porque algunos de los géneros que exploró la artista mexicana ya existían en el arte popular de su país. Los milagritos, una forma de exvotos realizados para divinidades específicas, son el mejor ejemplo.

Ofrenda votiva (o ‘milagrito) dedicada al Señor del Encino, realizdo en el siglo XIX. Esta pieza no es de Frida Kahlo, pero la artista usó imágenes similares para construir su propia estética.

Ofrenda votiva (o ‘milagrito) dedicada al Señor del Encino, realizdo en el siglo XIX. Esta pieza no es de Frida Kahlo, pero la artista usó imágenes similares para construir su propia estética.Google Art Project/Wikimedia Commons

En el folklore mexicano, este tipo de piezas se realizaban para pedir favores específicos a algún santo, a la Virgen o directamente a Dios, en forma de Jesús crucificado. En la parte inferior del cuadro, generalmente de nomás de 20x20 centímetros, se escribía una leyenda explicando a quién iba dirigida la plegaria y con qué motivo: alguna enfermedad, por las almas de familiares o seres queridos o incluso para ganar algún negocio. La pintora también integró este tipo de expresiones religiosas a su obra, que no son surrealistas como tal. Por eso es complejo catalogar la obra de Frida Kahlo.

Lo cierto es que Kahlo convivió muy de cerca con los surrealistas, pero también con los exponentes del muralismo mexicano. El mejor ejemplo es Diego Rivera, quien fue su esposo y promotor durante gran parte de su vida. La influencia de ambos movimientos se aprecia claramente en su propia propuesta, maquillada de comunismo y explícitamente en diálogo entre la vigilia y el conconsciente.

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Una pintora comunista de la burguesía

Detalle del Mural de Diego Rivera, Sueño de una tarde de domingo en la Alameda (1947), exhibido en Museo del Mural Diego Rivera de la Ciudad de México.

Detalle del Mural de Diego Rivera, Sueño de una tarde de domingo en la Alameda (1947), exhibido en Museo del Mural Diego Rivera de la Ciudad de México.Adam Jones/Wikimedia Commons(Creative Commons Attribution-Share Alike 2.0

A inicios de la década de los 40, Frida Kahlo hizo llegar la obra a la Unión Soviética como “un regalo muestra de amistad”, documenta Gaceta UNAM. Para las autoridades y la crítica soviéticas, sin embargo, no fue bien recibida. Por el contrario, la calificaron como ejemplo “de un arte formalista burgués decadente”, añade el medio. No es casualidad. En principio, porque Kahlo se codeaba con la élite privilegiada de la intelectualidad mexicana. Eso no era muy bien visto por el comunismo, que aspiraba a desbancar las clases sociales.

No sólo eso. La obra se exhibió en la década de los 40 en la Exposición Internacional de Surrealismo, en Londres, donde tampoco fue aclamada por la crítica europea. De acuerdo con Helga Prignitz, investigadora del Instituto Iberoamericano de Berlín y una de las académicas más renombradas en el estudio de Kahlo, la calificaron como “una pintura de horror pesadillezco”. Y “una forma de autosuplicio de la artista”. Ni Occidente ni la URRS le dieron la bienvenida a su propuesta estética.

Detalle de La mesa herida (1941). De izquierda a derecha: los sobrinos de Frida Kahlo, una representación del suicidio, según Gaceta UNAM, Frida Kahlo vestida de tehuacana y un Juditas sonriente.

Detalle de La mesa herida (1941). De izquierda a derecha: los sobrinos de Frida Kahlo, una representación del suicidio, según Gaceta UNAM, Frida Kahlo vestida de tehuacana y un Juditas sonriente.Gaceta UNAM

La obra en sí misma era incómoda. En principio, porque no representa a una mujer hegemónica: la artista se pintó a sí misma con la tez morena, el pelo alborotado, su típico bigote y vestida como tehuacana. Además, se decoró el cuello con un collar de cuentas de jade reales. En torno así, están sus sobrinos y de un Juditas, un diablo que se quema tradicionalmetne por Semana Santa en México. Todo esto enmarcado por un telón, como si ella estuviera montado una puesta en escena. Nada de eso le vino bien a Europa, tan casada con los roles de género y la estética de mujeres que, más que artistas, son musas. Kahlo no era nada de eso.

La obra viajó de Londres a Nueva York, conde el Museo de Arte Moderno (MOMA) la exhibió sin el consentimiento de la artista. Después de unos meses, volvió a su Casa Azul de Coyoacán, en la CDMX. Pareciera que, como la mesa que está al centro de la pintura, la obra tuviese patas, y tuviera la necesidad de pasearse por las capitales del arte del siglo XX. Pero, ¿sería eso suficiente para que La mesa herida desapareciera por más de medio siglo?

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¿En dónde está La mesa herida (1941), de Frida Kahlo, hoy en día?

Nótese cómo las patas de la mesa son pies humanos y hay sangre sobre la superficie.

Nótese cómo las patas de la mesa son pies humanos y hay sangre sobre la superficie.The Billion Arte

Después de vagar entre Londres, Nueva York y Coyoacán, La mesa herida fue enviada a Moscú. La intención de Frida Kahlo era que formara parte del acervo del Museo de Arte Occidental de la capital. Varias cartas de embajadores mexicanos y soviéticos mencionan el traslado de la obra, resalta Prignitz, y algunas de las autoridades culturales de ambos países se escribieron para concretar la donación del cuadro. Nunca se imaginaron que tendría una pésima recepción por parte del régimen.

Mientras la pieza estaba en Moscú, en 1952, la embajada mexicana en la URSS solicitó que La mesa herida fuese enviada a París para una muestra sobre bellas artes mexicanas. En ese tránsito, Frida Kahlo falleció. Poco tiempo después de su muerte, su viudo pidó que la obra fuese trasladada a Polonia, para una exhibición especial en su honor. Ésa fue la última vez que se supo de la obra en el siglo XX. En el catálogo de la muestra, el collar de cuentas de jade había desaparecido.

Frida Kahlo (al centro) posa frente a su obra, La mesa herida (1941), junto con otros intelectuales.

Frida Kahlo (al centro) posa frente a su obra, La mesa herida (1941), junto con otros intelectuales.Wikimedia Commons

En medio del dolor por la muerte de su esposa, y la confusión del viaje que había hecho la pieza, Diego Rivera le perdió la pista. Y nadie supo en dónde estaba: el museo polaco negó, varias veces y durante décadas, tener la obra. “No sabemos si quiera si fue devuelta de Polonia a Moscú… es un misterio”, añadió Prignitz. Es posible que algún coleccionista soviético la hubiese resguardado para sí mismo, pero cualquier teoría se conservó como una conjetura. Hasta ahora.

Pareciera que a la obra le gustan las coyunturas convulsas, porque antes de declarada la pandemia por COVID-19, el gobierno mexicano declaró que La mesa herida finalmente había sido encontrada. Cristian López Márquez, un comprador de arte copropietario de la empresa The Billion Arte, declaró que la había encontrado en una subasta en España. Después de pasar por el análisis de especialistas mexicanos, se confirmó que la obra era real: después de 65 años, La mesa herida había vuelto a casa —sin el collar de jade que Frida Kahlo le había confeccionado.

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