La justificación de la guerra: un ejemplo histórico en tiempos de tribulación

La justificación de la guerra: un ejemplo histórico en tiempos de tribulación

Política

En estos tiempos de escalada bélica, especialmente, en dos escenarios: la Europa del Este y Oriente Medio, acudimos a la Historia, siguiendo nuestro método en los artículos de opinión.

 

Viajamos a la época de la denominada “paz armada”, previa al estallido de la Gran Guerra para comprobar la importancia de la guerra, cómo se justificaba y la supuesta necesidad de la misma. Y lo hacemos de la mano de alguien que sabía mucho de la guerra, el general Moltke, en un Memorándum del año 1913. Defendía la conveniencia de la guerra para Alemania, cómo había que justificarla, y explicaba qué se conseguiría con la misma.

Habría que habituar al pueblo alemán a pensar que una guerra ofensiva era una necesidad (¿qué nos recuerda esto en relación con la Rusia de Putin?) con el fin de combatir provocaciones del adversario. Había que generar un estado de opinión, parece que nos está diciendo el militar prusiano, porque explicaba que había que llevar las cuestiones de tal manera que bajo la “penosa impresión” de armamentos poderosos, de sacrificios considerables y de una situación política tensa, se considere como una liberación el desencadenamiento de la guerra, y había que prepararse desde el punto de vista económico, pero sin despertar la desconfianza de los financieros.

Incumbía al ejército apresar al enemigo con sus “apretadas garras” para volverlo inofensivo, con el fin de conseguir lo que antaño habría pertenecido a Alemania. Como vemos, toda una justificación para emprender la guerra, como una necesidad, casi como una liberación. Eso se dijo hace más de cien años, pero si quitamos las referencias concretas o coyunturales parece de hoy.

Sin lugar, un razonamiento terrible.

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