Grigori Yefímovich Rasputín (1869-1916) fue un místico ruso, considerado monje de la iglesia ortodoxa porque a «la edad de 18 años, pasó tres meses en el Monasterio de Verkhoturye, posiblemente como pena por un robo.» [1] Y a pesar de que se asgura que no llegó a ser moje, por sus exentricidades fue apodado como “El Monje Loco”, siendo «para sus adeptos un santo, y para sus muchos enemigos, la encarnación del anticristo.» [2]
Se dice que en su pueblo, un lugar llamado Pokróvskoye, «pretendía darse una apariencia de Jesucristo y tenía fama de sanador mediante el rezo, razón por la cual, y gracias a una amiga de la zarina llamada Anna Výrubova, en 1905 fue llamado al palacio de los zares para cortar una hemorragia de su hijo y heredero Alekséi Nikoláyevich Románov, que padecía de hemofilia. El zarévich efectivamente mejoró —algunos investigadores sostienen que fue mediante hipnosis— y la familia Románov, especialmente la zarina Alejandra, cayó bajo la influencia de este controvertido personaje.» [2]