El presidente estadounidense que fue asesinado hace 150 años, no fue exactamente pobre como se cree, dice un experto en el tema.
Hace 150 años murió uno de los presidentes más importantes de Estados Unidos: el 15 de abril de 1865, Abraham Lincoln fue víctima de un atentado en Washington. Su final trágico, su obra política pero también la historia de su origen han contribuido a su leyenda.
Todo comenzó en una granja supuestamente humilde en Kentucky, que hoy es un parque nacional. En el parque, de poco más de 1.4 kilómetros cuadrados, situado cerca de la ciudad de Hodgenville, hay senderos que atraviesan verdes praderas y pasan delante de hermosos árboles.
También hay una fuente que dio el nombre a la finca: Sinking Spring. En una colina hay un imponente edificio de ladrillo que, como tantos otros museos y edificios, recuerda a los grandes políticos estadounidenses. Tiene un vestíbulo grande. El frente está adornado con columnas de piedra de aspecto antiguo. Desde el parque hay que subir 56 escalones para llegar arriba, a la entada. Los escalones simbolizan los 56 años de vida de Lincoln. Dieciséis ventanas recuerdan que Lincoln fue el decimosexto presidente de Estados Unidos.
Sin embargo, lo que tiene de especial el edificio se encuentra en su interior: aquí no hay estatuas ni objetos de la herencia que dejó Lincoln ni pinturas o documentaciones. En el centro solo hay una sencilla cabaña de madera. Está vacía.
Lincoln nació el 12 de febrero de 1809 es una pequeña cabaña como esta. Según dicen, había una sola ventana y un pequeño fogón. La cabaña no tenía un suelo firme. Aquí vivían cuatro personas: los padres de Lincoln, su hermana mayor y Abraham. Para el visitante contemporáneo, la cabaña tiene un aspecto pobre, por lo que uno piensa que el político debió de realizar en su vida un gran ascenso.
Efectivamente, Lincoln tuvo que trabajar duramente para llegar un día a ser presidente, pero el cuento del hijo pobre de campesinos no es cierto, dice Garry Ferguson, quien gestiona el Abraham Lincoln Birthplace National Historical Park. Las cabañas de una sola habitación eran las casitas estándar de los primeros pioneros.
Thomas Lincoln, el padre de Abraham, no fue un campesino pobre. Pertenecía a la categoría tributaria más alta del estado, dice Ferguson. En 1808 pudo comprar por 200 dólares en efectivo la granja con poco más de 1.4 kilómetros cuadrados de tierras. "Por esto, los Lincoln pertenecían a la clase media alta", explica Ferguson, quien ejerce también de guía turístico. Sin embargo, la cabaña expuesta hoy en el edificio suntuoso no era la de los Lincoln. A finales del siglo XIX, se compró una cabaña más reciente en la vecindad que fue presentada en exposiciones como propiedad de la familia presidencial. Años después, la casa, que había sido desmontada y cuyos fragmentos estaban almacenados, fue reconstruida en el lugar de nacimiento de Lincoln. Entre 1909 y 1911 se construyó con la ayuda de donantes el edificio con su vestíbulo de piedra, diseñado por John Russell Pope.
La familia Lincoln abandonó ya en 1811 el terreno y se mudó a Knob Creek, situado a diez millas de distancia, que hoy también es un parque. Es allí donde se desarrollaron los recuerdos más viejos de Abraham Lincoln, según él mismo escribió en un libro autobiográfico. En Sinking Spring, la familia solo dejó atrás la tumba del hermano menor de Lincoln, que falleció siendo niño. La lápida se puede ver actualmente en una pequeña exposición en el centro de visitantes.
Abraham Lincoln, su esposa y tres de sus cuatro hijos están enterrados en el Oak Ridge Cemetery de Springfield, en el estado de Illinois. Aquí, durante el primer fin de semana de mayo, se recrea el cortejo fúnebre durante el entierro de Lincoln. En Hodgenville no hubo actos conmemorativos y eventos con ocasión del 150 aniversario de la muerte de Lincoln. "Solo queremos recordar los inicios", dice Stacy Humphreys, miembro de la administración del parque.