Barcelona (España), 8 may (EFE).- La marca española de complementos deportivos BUFF y la Fundación Surfrider han presentado una colección dedicada a la protección de los océanos diseñada por la británica Gemma Lessinger y cuyos beneficios irán destinados a investigar, concienciar y limpiar nuestros mares de plásticos.
La compañía textil de Cataluña (España), que fabrica el 90 % de sus productos en proximidad, está volcada en la sostenibilidad y el modelo de economía circular, objetivos en la línea de la ONG internacional Surfrider, una de las más influyentes organizaciones en Europa, tras hitos como la directiva comunitaria que prohibió los plásticos de un solo uso.
De la colaboración nacen seis piezas diseñadas en tonos azules y con detalles gráficos oceánicos e incluye gorras de tejidos técnicos, gorro de algodón y cuatro variaciones de los tubulares icono de la casa fundada por Joan Rojas hace más de treinta años.
El 10 % de las ventas de la colección apoyarán la labor de la organización internacional Surfrider, fundada en California (EEUU) en 1984 y con más de un millón de simpatizantes, miembros y activistas.
"Esta colaboración con la Surfrider Foundation es simplemente perfecta; somos dos grupos de personas apasionadas por proteger el océano y esperamos que esta colección inspire a la gente a salir, hacer su parte y apoyar a organizaciones de gran impacto", ha destacado el director ejecutivo de BUFF, David Camps.
Por su parte, la gerente de alianzas corporativas de Surfrider, Raphaëlle Genoud, ha destacado la buena sintonía con una marca que ya cuenta con un 90 % de su fabricación en Europa y que produce de forma responsable.
Para dar a conocer la sinergia entre BUFF y Surfrider, algunos de sus trabajadores han participado en una limpieza de plástico y otros residuos, en la playa de la Barceloneta, lugar en el que, en apenas hora y media, han recogido decenas de botellas, envases de plástico, latas y más de mil colillas.
Desde las organizaciones medioambientales recuerdan que de entre toda la basura marina presente en el océano, la correspondiente a los plásticos es cada vez más numerosa (hasta 8 millones de toneladas al año de residuos plásticos).
Su efecto en el medio ambiente es especialmente nocivo sin embargo porque su ciclo de vida es ampliamente superior a la duración de utilización. De hecho, el plástico no se degrada totalmente nunca en el entorno, sino que se fragmenta en pequeñas partículas apenas visibles a simple vista, los microplásticos.
Esta realidad ya provoca que el 90 % de aves marinas tengan restos de plásticos en su organismo.
Tan grande es la presencia de plásticos en las playas, ríos y en los océanos que a la enorme isla de plástico del Pacífico, entre EEUU y Japón, con entre 45 y 129 mil toneladas de basura, se le llama el séptimo continente. EFE
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