la comparecencia infinita: luis pérez oramas / tres poemas

martes, 14 de mayo de 2024

luis pérez oramas / tres poemas










La familia

*

El mundo se mueve por murmullos
no por fuerzas ni energías
no por cósmicas tragedias
ni por la voz de dios ni por celadas.
El mundo se congela en los susurros
de la gente que amanece
con el cuerpo tendido por el sueño
y tensa la potencia fascinante
de escupir la vida.
Todas las mañanas
buscamos fútiles la escena
en la que no estuvimos nunca
donde hemos venido
escondidos en jadeos incesantes
en sudores de cuerpos que ignoramos.
La brisa es filial
en la alta noche de la espera.
Es paterno el verbo matinal
de las vigilias.
Es materna la música que mueve
las aguas del mundo, las aguas del amor
las aguas.

~

La dulce astilla

*

Escribo para estar
junto al tibio pulso de lo que hemos sido.
Escribo
para impregnarme de canciones solares
y pasadas
para sentir el olor de capín a mediodía
cuando aún no labraba
su dulce astilla de madera
la muerte en nuestro cuerpo.
Escribo
para sentir la mano
tierna de mi padre en la mejilla
la paciencia de su voz
en los condumios
para recibir
el salino aire abierto
de Naiguatá de vuelta
a casa
de vuelta al prado
que no era agreste en la palabra.
Escribo para volver
de nuevo a la matinal
eucaristía que anunciaba
largas tardes de tedio, ignotas
tierras en la noche de la radio
materna e infinita la impaciencia
de ver tiniebla en luz
lugar áspero en llanuras.

~

(bolero)
Escribo canciones
no siento en mí crecer ni decrecer los textos
los guardo en el olor de la grama que recién corto
y los termino, me los bebo como agua.

Hay aquí una casa habitada por cientos
que no saben ni escuchan de estos versos
que no escarban ni escalan las cortezas
ni tienen gato, ni fruta de jugo, ni pájaro
y solo esperan la bondadosa suerte de los panes.

Nos llaman que la comida está caliente
que se enfría que hay viento que los perros
jadean sin saber de nuestra risa
sin saber que inventamos otros nombres
que no hay mata que no sepa dulce como el día.

Ahora sé que mis amigos temen
la verdad de mis afectos, el escandaloso río de mis ruidos
el árbol estéril de mi cuerpo arrinconado
ya sin sombra que cobije las hamacas
en espera de la hora, del vaso lleno.

Escribo canciones y no sé cuál es la música
no sé de estas aceras nada de su inicio
no sé cómo conozco la sequedad de las despensas
no sé si otros han prendido nuestros árboles
no sé si afuera ya se está quemando el cielo.

***
Luis Pérez Oramas (Caracas, 1964)
El diente roto - literatura venezolanaEl diente roto - literatura venezolana

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