Reseña de Ofelia: La repetición de Hamlet de Daisy Ridley no será posible

Ofelia, de Daisy Ridley, reinventa Hamlet como una parábola de hoy y convierte una gran tragedia en una telenovela decepcionante.

Ser o no ser. Ésa es la pregunta que ha fascinado y atormentado a siglos de asistentes al teatro y a un príncipe eternamente vacilante. Es también el enigma que enfrenta cualquier intento de reinterpretar o revisitar la sagrada obra de William Shakespeare. Aldea texto desde una perspectiva diferente. Ambientada en el castillo danés medieval (si así lo desea un director de escena), de Elsinore, AldeaLos grandes salones están poblados por una docena de actores ambiguos y en su mayoría trágicos. Ninguno más que Ofelia. La niña condenada al fracaso de la compasión y admiración de generaciones de escritores masculinos, casi siempre es presentada como la pobre querida llevada a la locura y al suicidio debido a los vacilantes caprichos de una pobre excusa de héroe. Es un papel hermoso derivado de una época diferente y un conjunto de valores diferente.

Convertir a Ofelia en la estrella de su propia narrativa es una fantasía irresistible, incluso si pudiera ser tan desafortunada como su tema. ¿Cómo se puede contar una historia sobre la suicida femenina más famosa del drama, que fue condenada por su pasividad, y no tratar de ser algo más ilustrado, más agradable y más heroico? ¿Cómo puedes ser Ofelia pero no ser lo que la hace tan inquietante (o “problemática” en el lenguaje moderno)? Es un acertijo casi imposible, y uno que Claire McCarthy Ofelia no tiene la audacia ni la locura de responder.

Como una adaptación muy libre de la obra del Bardo y un libro de Lisa Klein, Ofelia se basa en siglos de fascinación y recontextualización de su protagonista, comenzando con una impresionante recreación de la pintura de John Everett Millais de la lamentada heroína: todo cabello castaño rojizo y desesperación angelical flotando a lo largo de un estanque de nenúfares rodeado de flores. Este es el resumen más visceral del personaje, pero como explica rápidamente la narración en off de Daisy Ridley, no es el comienzo (ni en esta versión) el final de su historia. Volviendo así a la infancia de Ofelia, la película reimagina la corte de Elsinore como una corte llena de ambiciones y lujurias incluso antes de que el rey muera.

Es allí donde una joven y obstinada tiene ojos para un príncipe que pasa de ser un niño a ser un joven estudiante apuesto, aunque introvertido: Hamlet (George MacKay). Ofelia también es lo suficientemente perspicaz como para ver que la reina a la que sirve como dama de honor, Gertrude (Naomi Watts), está teniendo una relación poco casta con su cuñado Claudius (Clive Owen). Muy pronto, el rey, el hermano de Claudio, muere y Claudio lo reemplaza en el trono y en el lecho de su esposa.

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Superficialmente, parece que la mayor parte de la historia principal gira en torno a Aldea se repetirán y muchos eventualmente lo harán, en cierto modo. Sin embargo, esta reinvención tiene mucho en común con Romeo y Julieta al igual que los príncipes daneses, ya que Hamlet y Ofelia se embarcan en una historia de amor oculta, completa con pactos matrimoniales secretos y el conocimiento de los pseudo-boticarios y sus productos en la calle. Sin embargo, sobre todo, intenta poner el desafío de Ofelia en el centro de la historia, convirtiendo un interés amoroso condenado al fracaso en un ingenio ingenioso e incomparable que no sólo eclipsa a todos los demás en la corte, sino que está predispuesto a superarlos a ellos y a sus vicios, y por lo tanto no sintiéndose en paz con su mundo o su historia de la que se convierte en mera espectadora.

En su centro, Ofelia Intenta ser una reinvención radical de la narrativa de la misma manera que Tom Stoppard transformó a los torpes Rosencrantz y Guildenstern en sus propios héroes trágicos en una obra sobre sus muertes. Sin embargo, más que una reelaboración del material, estos retoques son en última instancia un deterioro del mismo. Esperar una prosa del calibre de Shakespeare sería cruel (y el diálogo del guionista Semi Chellas tiene un útil ritmo de pieza de época), pero convertir el colmo de la desesperación dramática en una puñalada sensiblera reduce el material a una telenovela.

En lugar de ser una deconstrucción empoderadora de Aldea o incluso el arquetipo abandonado, Ofelia convierte a Elsinore en un lienzo tan pequeño y genérico como una novela juvenil menor. Hay aspiraciones altruistas de transformar a Ofelia en una heroína feminista para 2019, pero cuando se contrastan con sus cimientos isabelinos, los proverbiales pies de arcilla que arrastran todo el proyecto se vuelven como concreto cuando ella entra al agua. El resultado es una película demasiado preciosa sobre el ingenio de Ofelia, a pesar de que todavía está confinada a una narrativa en la que su rey, su padre y su odioso amante la utilizan constantemente como herramienta política, y al mismo tiempo reduce a todas las demás mujeres en la narrativa. en arquetipos de chica delgada y mala, celosa de su astucia o virtud.

Naomi Watts está especialmente borracha a pesar de interpretar dos personajes, Gertrude y su Tim Burton. Hueco soñoliento-Hermana bruja inspirada en el bosque (sí). Ambos personajes pretenden representar dos polos de feminidad mantenidos bajo el yugo de un patriarcado que los descarta o los coloca en una jaula dorada, pero la película se preocupa más por construir esas jaulas que por las criaturas atrapadas en su interior. Por lo tanto, Watts se ve obligada a escenas incongruentes en las que observa a Ofelia con envidia o con una simplicidad vacía a través de un riff tremendamente mal juzgado sobre los fantasmas en macbeth.

Daisy Ridley es la única a la que se le ha dado algo interesante que hacer y, al igual que ella, Guerra de las Galaxias Las películas crean una presencia convincente, aunque aquí sea un anacronismo. Sea como fuere, podría ser poderosa si la película no quisiera elevar tanto a su heroína hasta el punto de que no sólo supere su propia tragedia sino que también venza el atractivo de la historia, actuando como una griega. coro mientras hace de protagonista al juzgar a los personajes restantes por nosotros en una crítica literaria ligera de la obra, y una narrativa poco interesante en sí misma. El ridículo final no le hace ningún favor a ella ni a la corte.

Hamlet, el chico emo quejoso de MacKay, el excelente Horatio de Devon Terrell y el desagradable Laertes de Tom Felton llenan los márgenes, pero son demasiado mínimos para importar, lo que resulta mortal cuando se le da tanta importancia al romance de Hamlet y Ofelia. Pero Owen puede masticar un buen escenario como Claudio, un hombre maduro para que se le acabe el tiempo. De hecho, hay una pequeña chispa de tensión genuina cuando desvía su mirada iracunda de su sobrino a la amante que no oculta su desdén.

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Ofelia es un drama magníficamente diseñado y disfrazado, pero su deseo de solucionar problemas antiguos le hace olvidar que la obra es la clave. Aldea es, para bien o para mal, un producto de su tiempo, pero también es atemporal. Una obra que se celebra desde hace 400 años y lo será por 400 más. Ofelia Está tan en su momento que no puede abordar los temas más amplios que critica. Está fechado cinco minutos antes de que comience.

Ofelia abre el 28 de junio.

David Crow es el editor de la sección de películas de BestyGame. También es miembro de la Sociedad de Críticos de Cine Online. Lea más de su trabajo aquí. Puedes seguirlo en Twitter @DCrowsNest.