¿Qué fue la Declaración Balfour? - El Orden Mundial - EOM
EOM explica Geopolítica Oriente Próximo y Magreb

¿Qué fue la Declaración Balfour?

Con la Declaración Balfour, el Reino Unido apoyó el objetivo sionista de establecer el hogar nacional judío en Palestina. Los británicos querían influir en Oriente Próximo de cara al fin de la Primera Guerra Mundial, pero desencadenaron una inmigración masiva que originó el conflicto árabe-israelí
¿Qué fue la Declaración Balfour?
Banderas del Reino Unido e Israel. Fuente: UK in Israel (Flickr)

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La Declaración Balfour fue el documento que el Gobierno británico publicó en 1917 donde mostraba su apoyo a la creación de un “hogar nacional” para el pueblo judío en la región de Palestina. Desde el siglo XIX, el Imperio británico había encontrado en la población judía de Oriente Próximo una esfera de influencia para defender sus intereses en la región y proteger la comunicación con sus colonias en Asia a través del canal de Suez. Así, mientras Francia tejía lazos con las comunidades católicas y Rusia con las ortodoxas, el Reino Unido fomentó la emigración judía a Palestina, controlada aún por el Imperio otomano.

Los británicos ya negociaban al inicio del siglo XX con líderes del sionismo, un movimiento político surgido como reacción al antisemitismo y que buscaba establecer un Estado judío. Incluso les ofrecieron parte del África Oriental Británica, pero la Organización Sionista Mundial lo rechazó en 1905, ya que defendía su ubicación en Palestina. Las conversaciones se estancaron en 1906 con la derrota electoral del conservador Arthur Balfour, pero la rivalidad contra los otomanos en la Primera Guerra Mundial abrió otra oportunidad para los sionistas británicos. El cambio de Gobierno en 1916, con Balfour como ministro de Exteriores, impulsó la relación hasta culminar el 2 de noviembre de 1917 en la Declaración Balfour.

Intereses acomodados en la guerra 

La Declaración Balfour fue el desenlace de las negociaciones durante la guerra, con manifestaciones a menudo contradictorias según cambiaban los intereses. El Gobierno británico había prometido en 1915 reconocer la independencia árabe a cambio de una revuelta contra el Imperio otomano, pero al año siguiente pactó en secreto el acuerdo Sykes-Picot para repartirse el territorio con Francia. Por tanto, debía destruir el Imperio otomano. Consciente de que había población judía por el mundo, el Gobierno británico también empezó a negociar con los líderes sionistas para decantarlos a favor del bando aliado. Como la guerra se había estancado, la comunidad judía estadounidense podía ser decisiva para la entrada de su país.

Ya avanzado 1917, los Aliados publicaron su apoyo al proyecto sionista. Francia fue la precursora al enviar en junio la Carta de Cambon, lo que animó al Gobierno británico a enviar el 2 de noviembre una carta firmada por Arthur Balfour al líder sionista Lionel Walter Rothschild. Con todo, aunque la posición británica era clara, el contenido de la carta era impreciso, pues Londres prefería esperar al fin de la guerra para definir sus posturas hacia la región. Por ejemplo, hablaba de “hogar nacional”, no de “Estado” judío.

De la Declaración Balfour al conflicto árabe-israelí 

La victoria aliada conllevó la caída del Imperio otomano, que quedó reducido a la actual Turquía. Francia y el Reino Unido se repartieron el resto de los territorios hasta que alcanzaran la independencia. Palestina, en particular, quedó bajo mandato británico. La Declaración Balfour desencadenó la llegada de miles de judíos, lo que aumentó el recelo de los árabes locales, descontentos por el trato preferente y la concesión de empleos en la administración a los judíos. La tensión estalló en la revuelta árabe de 1936 y aumentó con la inmigración masiva durante la Segunda Guerra Mundial.

Acabada la guerra, la ONU recién creada propuso un plan de partición para Palestina. Preveía dividir el Mandato británico en un Estado judío y otro árabe, con Jerusalén bajo control internacional. Los sionistas, por un lado, declararon en 1948 la independencia de Israel. Desde entonces, el Estado ha ampliado su territorio a costa de los palestinos, contradiciendo la Declaración Balfour: “No se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina”, decía. Por su parte, los árabes no aceptaron el plan. Pero el auge de Israel y la primera guerra árabe-israelí contra países vecinos provocaron la Nakba, el inicio de la gran crisis de refugiados en un conflicto todavía activo.

Cristina Bermejo

Aranda de Duero, 1999. Graduada en Sociología, Relaciones Internacionales, y Experta en Desarrollo. Interesada en conflictos sociales, derechos humanos y migraciones, así como en temas de género y cultura.