Todo aquello que podemos cuestionarle a Three Thousand Years of Longing por ampulosa, pretenciosa, arbitraria, confusa y desbordante también pasa a ser un mérito en el esquema actual dominado por superproducciones predigeridas y prefabricadas. Si uno tuviera que definirla en dos frases opuestas y complementarias podríamos decir que es una película algo fallida y al mismo tiempo muy merecedora de verse en pantalla gigante.

Dr. Alithea Binnie (Tilda Swinton), una experta en narratología, se encuentra en Estambul para dar una conferencia sobre historia y mitología. Pero pronto lo intelectual dará lugar a lo fantástico. Tras un paso por el Gran Bazar de la ciudad, despertará a un genio milenario llamado Djinn (Idris Elba), quien le concederá tres deseos a cambio de su libertad.



Pero no estamos frente a un émulo de Aladdin sino frente a la transposición del cuento The Djinn in the Nightingale’s Eye, de A.S. Byatt, que bebe de todo tipo de fuentes (desde Las mil y una noches hasta Joseph Campbell) para ofrecer un viaje alucinatorio, surrealista, con cierto sesgo new age y a puras CGI que cuestionan los elementos básicos de la percepción.

Hay algo de géneros clásicos como el cine de aventuras, de romance y el fantástico más desatado, mucha imaginación e ínfulas a la hora de probar y arriesgar (bienvenida sea la experimentación formal), pero también cierto caos y deriva en la acumulación que tornan la experiencia algo caótica, desconcertante y finalmente agotadora.


Entrevista a Tilda Swinton, George Miller e Idris Elba