Biografía
y obra de Piero della Francesca
Introducción
al mundo artístico de Piero della Francesca (1420-1492)
Dentro del foco
florentino de mediados del Quattrocento es posible encontrar a uno
de los más importantes pintores del Renacimiento italiano
inicial: Piero Della Francesca o, lo que es lo mismo, Piero De Benedetto
Dei Franceschi.
Heredero del
conocimiento de la técnica aplicada por Masaccio, Della Francesca
se mostrará especialmente interesado a lo largo de su trayectoria
en el estudio y empleo sistemático de la misma, llegando
al final de su vida incluso a recopilar en diversos tratados las
leyes que rigen la perspectiva. Conseguirá imprimir a sus
obras un aura de tranquilidad y misticismo gracias al empleo que
va a hacer de la luz, de cuya aplicación se revelará
como un maestro (va a usar además una gama cromática
"lumínica" en sus trabajos) y a la creación
de composiciones geométricas, dando lugar a un estilo particular
y elegante que, en ocasiones, llegará a entroncar con el
flamenco.
Biografía
de Piero della Francesca
Será
la localidad toscana del Borgo de San Sepolcro, hoy día llamada
Sansepolcro, la que verá nacer a Piero della Francesca aproximadamente
hacia finales de la década de los años veinte (se
barajan diversas fechas a la hora de establecer su nacimiento, desde
1416 hasta 1420) y la que, de igual modo, le verá fallecer
en octubre de 1492 (estando Piero Della Francesca a lo largo de
toda su vida muy vinculado a ella).
A pesar de que
se cree que su formación inicial debió recibirla en
dicha localidad, suele considerarse Florencia como la ciudad que
artísticamente le alumbró (su obra recoge influencias
de artistas florentinos como Masaccio, Paolo Ucello o Leo Battista
Alberti y su concepción del espacio). Así, se sabe
que ya en fecha de 1439 está en Florencia, trabajando con
Domenico Veneziano en la realización de una serie de frescos,
trasladándose en 1442 de nuevo a su pueblo natal, donde recibirá
el encargo de realizar un Políptico (1445-1462) para la Compañía
de la Misericordia y la conocida pintura El Bautismo de Cristo (1448-1450).
En 1451, Piero
della Francesca se encuentra trabajando en Rímini en el Templo
de los Malatestianos al servicio de Sigismondo Malatesta, para quien
realizará un fresco de concepción alegórica
en el que aparece junto a su santo homónimo, pasando ya en
1458 a disposición del Papa Pío II en Roma (con el
encargo de decorar la cámara del mismo). Será en esta
época también cuando comience uno de sus principales
trabajos: la decoración de la capilla mayor de la iglesia
de San Francisco, en la localidad de Arezzo.
Durante la segunda
mitad del s.XV, en la década de los años sesenta y
setenta, Piero Della Francesca va a establecer una estrecha relación
con los duques de Urbino (de quienes realizará sendos magníficos
retratos junto con otro buen número de obras, destacando,
por encima de todas las demás, la conocida como Pala de Brera),
abandonando la pintura hacia finales de 1470 debido a una enfermedad
y pasando a dedicarse, hasta su muerte, a recopilar por escrito
sus conocimientos acerca de la perspectiva y las matemáticas
(tratados suyos serán. De prospectiva pingendi, Trattato
d'abaco y De quinque corporibus regularibus).
Principales
obras de Piero della Francesca
Ya en una de
sus obras más tempranas, caso del Bautismo de Cristo
(1448-1450), se puede apreciar la delicadeza y contención
que caracterizará al conjunto de su producción, así
como su preocupación por conseguir la plasmación de
un espacio verídico y la correcta ubicación de las
figuras en el mismo. Además, en sus composiciones, ordenadísimas,
la sencillez es siempre aparente, existiendo detrás de la
misma un concienzudo ejercicio de observación y traslación
de las líneas perspectivas, las cuales conducirán,
invariablemente, la mirada del espectador de la obra adonde el pintor
desee (siendo fácilmente apreciable en este caso). Y será
el tratamiento impreso al color y la luz el encargado de resaltar
el volumen de los protagonistas de la escena, reafirmando con ello
su presencia finalmente.
Mucho más
compleja es la obra Virgen con el Niño, seis santos,
cuatro ángeles y el duque Federico II de Montefeltro (1472-1474),
también llamada Pala de Brera debido a su ubicación,
en la que realiza un excepcional ejercicio geométrico en
la composición básica del dibujo y un uso maestro
de la luz (que aquí emplea para individualizar a cada uno
de los personajes y configurar el espacio).
En esta obra
todas las proporciones están perfectamente medidas, tanto
de los personajes entre sí como de éstos con la arquitectura
circundante (existe una clara correspondencia entre la forma en
la que se encuentra dispuesto el grupo central y la bóveda
ubicada encima del mismo), en un espacio completamente racionalizado.
Junto con esto, en dicha pintura se puede observar la influencia
flamenca, apreciable en sus últimas obras, en la majestuosidad,
un tanto fría, de los personajes y en el tratamiento de paños
y detalles.
Serán
sin embargo los frescos de la Leyenda de la Vera Cruz, realizados
con objeto de decorar la capilla mayor de la Iglesia de San Francesco,
su obra maestra. Aunque existen dudas acerca de la fecha de inicio
del trabajo de Piero suele aceptarse, de manera casi unánime,
el año de 1452 para dicha datación, siendo más
difícil sin embargo precisar el momento de término
de la obra (hay autores que han considerado los aledaños
de 1458 como la fecha más probable frente a aquellos que
lo establecerían en 1466).
En esta serie
de pinturas, Piero Della Francesca alcanza un equilibrio perfecto
entre las distintas partes, todas ellas aunadas gracias a la especial
atmósfera luminosa (en este caso plena de contrastes y que
acentuará el estatismo de los personajes) característica
de su obra y a su dominio del espacio y la composición, dando
lugar a un conjunto en el que espiritualidad y grandiosidad se alzan
como principales protagonistas.