Candidatos y corrupción 2024/04/20 | Excélsior

Candidatos y corrupción

Sin ir más lejos, hoy en día, ¿cuántos exgobernadores tienen líos con la justicia, producto de su corrupción?
Fernando Islas

Fernando Islas

Como el contenido de los Panama Papers revela compañías inscritas en paraísos fiscales y la identidad de sus propietarios que, por motivos amorales, preferían el anonimato, Xóchitl Gálvez señaló a la familia de Claudia Sheinbaum, poseedora de sendas cuentas, situación originalmente negada por la candidata de Morena a la Presidencia de la República. Horas después, la exjefa de Gobierno de la capital reconoció que su abuela y tías poseen esos contratos, pero que “no son grandes sumas de dinero”.

Citado lo anterior, ¿cuánto representa tener o ganar grandes sumas de dinero? Pongamos el siguiente par de ejemplos. El precio de un departamento de unos 50-60 metros cuadrados en cualquiera de las llamadas zonas céntricas de la CDMX, ronda los tres millones de pesos y supone una hipoteca, a dos décadas, con una mensualidad de 25 mil pesos, aproximadamente, dependiendo del instrumento financiero elegido. Para un ciudadano de a pie, tres millones de pesos es mucho dinero, pero ya lo dijo Xóchitl: Si usted tiene 60 años sin propiedad alguna, pues está bien güey.

Ahora bien, si esos tres millones los generaran las empresas de Carlos Slim durante una semana (apocalíptica en la historia contemporánea del mundo), tal cantidad supondría una desgracia para el ingeniero. Y pensar que hay gente que considera un mito que haya gente que vive al día, que precisamente jamás verá “grandes sumas de dinero” ni en sueños.

Pero Gálvez también ha sido acusada, al menos, por sus conflictos de interés, ya como senadora o en su etapa al frente de la entonces delegación Miguel Hidalgo. Supongamos que no, que Xóchitl es una mujer íntegra. Sin embargo, se nota un tanto patética cuando niega militar en partido político alguno, cosa cierta, pero bien que posa con el priista Alito Moreno, protagonista de unos audios bastante vergonzosos en los que ordena hacer actos de corrupción, o con los panistas Jorge Romero y Santiago Taboada, candidato éste último a la Jefatura de la CDMX, implicados ambos en el Cártel Inmobiliario.

Sin novedad en el frente, la corrupción en México es el pan nuestro de cada día. Los candidatos a puestos de elección popular de la siguiente y las pasadas elecciones parecen no tener más remedio que bailar al son de la música de ese delito. Nadie se salva. Instalados en Los Pinos, los hijos de Marta Sahagún emergieron durante el sexenio de Vicente Fox como grandes empresarios. La primera dama de entonces regaló un jeep rojo a su marido, vehículo proporcionado por un prestador de servicios.

En 2000, la campaña de Francisco Labastida, rival de Fox hacia la Presidencia, contó con jugosos recursos producto del Pemexgate, un desvío millonario de fondos del sindicato petrolero.

Sin ir más lejos, hoy en día, ¿cuántos exgobernadores tienen líos con la justicia, producto de su corrupción?

Están el veracruzano Javier Duarte y el tamaulipeco Tomás Yarrington, capturado en Florencia en abril de 2017 con un pasaporte falso. El nayarita Roberto Sandoval tiene mucho que contar sobre cárteles de la droga. El chihuahuense César Duarte fue detenido en julio de 2020 en Miami. Al tabasqueño Andrés Granier, el hombre de los 300 trajes y las mil camisas, le restan algunos años de prisión domiciliaria. Guillermo Padrés, que gobernó Sonora, salió en febrero de 2019 del Reclusorio Oriente tras pagar una fianza de 100 millones de pesos. En su momento, todos estos personajes pidieron el voto, tal como ahora lo hace Rocío Nahle en Veracruz.

El expresidente José López Portillo es autor de frases memorables. Cuando en 1982 expropió la banca, señaló, al grito de guerra: “¡Ya nos saquearon! ¡No nos volverán a saquear!” En 40 años, el chiste se ha contado solo. Va una aporía: los mexicanos no son todos corruptos, pero no todos los corruptos han sido candidatos.

 

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