La Corona noruega, más de mil años de azarosa historia

La Corona noruega, más de mil años de azarosa historia

La Monarquía noruega, con más de mil años de historia, es una de las más antiguas de Europa. Sin embargo, el reino de Noruega ha vivido numerosas vicisitudes a lo largo de su historia, que han afectado tanto a los diferentes linajes reinantes como a la extensión del territorio bajo dominio de sus reyes.

Según el historiador y escritor de sagas islandés Snorre Sturlason, el  primer rey de toda Noruega fue Harald «el de la Hermosa Cabellera» (865-930). Otro rey decisivo para la historia del país sería Olav II Haraldsson, que reinó de 1015 a 1030, e introdujo el cristianismo entre sus súbditos. Su prematura muerte en una batalla acrecentó su leyenda y pasó a ser venerado como San Olav, el santo patrón del país.

En la baja Edad Media, los dos monarcas más relevantes serían Haakon IV (1217-63) y su hijo Magnus VI, que introdujo un código de leyes que estuvo en vigor más de cuatrocientos años. En el siglo XIV, la muerte de Olav IV sin heredero coincidió con la extinción de los linajes reales de Suecia y Dinamarca. Margrete Valdemarsdatter, la influyente reina madre de Noruega, propuso a su sobrino soberano del reino unificado de Noruega, Suecia y Dinamarca.

Esta unión permitió a Escandinavia evitar la penetración hacia el norte de la todopoderosa Hansa germánica. Sin embargo, las tensiones políticas provocaron la división del reino en dos nuevos países: Suecia-Finlandia y Dinamarca-Noruega. El establecimiento de la corte en tierra danesa provocó el relegamiento de los nobles noruegos en favor de los daneses. Tan sólo el Rey Christian IV visitó regularmente Noruega durante su reinado, e introdujo un nuevo código legal. También fue decisivo en la consolidación de Christiania, la antigua Oslo, como ciudad más importante de Noruega. La capital recuperaría su antiguo nombre en 1924.

ALIADOS DE NAPOLEÓN

Sin embargo, entre los noruegos el sentimiento de postergación por parte de sus soberanos daneses iba en aumento. Durante las guerras napoleónicas, Dinamarca-Noruega tomó partido por Francia y su emperador, lo que provocó un duro bloqueo naval británico que empobreció sobre todo a Noruega.

El tratado de Kiel de 1814  establecía la división del reino. Noruega pasaría a manos de Suecia, con la oposición del Príncipe Heredero Christian Frederick, para el que el tratado vulneraba su derecho al trono noruego. Por ello anunció a la asamblea independentista reunida en Eidsvold que sólo sería rey de los noruegos en caso de ser elegido por ellos, acontecimiento que se produjo el 17 de mayo de 1814. Aún hoy esta fecha es un día de fiesta nacional.

Suecia, que en virtud del tratado de Kiel había cedido Finlandia a cambio de Noruega, declaró la guerra al nuevo reino independiente.Viendo la guerra perdida de antemano, Christian Frederick abdicó y abandonó Noruega, que fue incorporada al reino sueco. El rey huido pasaría a la historia como aquel que abandonó a su pueblo, pero que al mismo tiempo le dio su primera constitución.

Como el Rey Carlos XIII de Suecia, ahora también de Noruega era un anciano sin descendencia, adoptó como heredero a un príncipe elegido por el Riksdag, el parlamento sueco.

UNA NUEVA DINASTÍA

El afortunado fue Jean-Baptiste Bernadotte, un antiguo mariscal de Napoleón, que adoptaría el nombre de Carlos XIV Juan en el momento de acceder al trono. El nuevo rey nunca aprendió las lenguas de sus súbditos, y siempre tuvo graves enfrentamientos con el Parlamento, al intentar imponer una política de marcado signo autoritario. Sin embargo, desde un primer momento intentó consolidar la unión de los dos pueblos basada en la confianza y el respeto entre ellos.

Por ello, en 1825 se inició la construcción del palacio real de Oslo, obra del danés Hans Linstow. El palacio sería ampliado durante el reinado de Óscar I, el heredero de Carlos Juan y su mujer, la Reina Desideria, la famosa Desirée Clary, amante de Napoleón, y popularizada por Hollywood gracias a la película interpretada en 1954 por Marlon Brando y Jean Simmons.

Óscar I accedió al trono en 1844, y desde un primer momento mostró una especial preferencia por sus súbditos noruegos. Uno de sus hijos habría de sucederle como Rey de Suecia en 1859 con el nombre de Carlos XV. En 1872, Óscar II accedió al trono de Suecia-Noruega. Durante su reinado se acentuó la agria disputa entre la Corona y el Storting, el Parlamento noruego, que cada vez más promovía la independencia de Noruega y librarse del yugo políticode Estocolmo.

NEGATIVA REAL

La gota que colmó el vaso de la paciencia noruega fue la negativa del Rey a sancionar una ley, aprobada por las dos cámaras de la Asamblea Nacional que le reconocía a Noruega, entonces la cuarta marina mercante del mundo en tonelaje, el derecho a disponer de consulados propios, diferentes de los suecos.

La actitud del Rey Óscar provocó que el 7 de junio de 1905 el Storting adoptara por mayoría la decisión de disolver la unión con Suecia. Antes de aceptar la separación, los suecos exigieron un referéndum que demostrara que el pueblo noruego apoyaba masivamente la separación, como así ocurrió. Lógicamente, las relaciones entre Suecia, Noruega y Dinamarca, implicada en cuestiones dinásticas, se resintieron mucho hasta que el tratado de Karlstad sentó las bases de las nuevas relaciones entre los tres países escandinavos.

El 26 de octubre de 1905 Óscar II renunció a sus derechos sobre el trono de Noruega y prohibió, lleno de resentimiento, a cualquier miembro de su Casa Real optar al trono noruego.La solución al problema vendría de la vecina Dinamarca. El Príncipe Carlos, de 33 años era el nieto del Rey sueco Carlos XV, cuya hija Luisa se había casado con Federico VIII de Dinamarca. Sus antecedentes genealógicos demostraban su pertenencia al mismo linaje legendario que Harald «el de la Hermosa Cabellera», el primer Rey de  Noruega.

Sin embargo, en 1905 había un incipiente movimiento republicano en el país que fue pronto desactivado al apostar los poderes políticos y económicos por la monarquía parlamentaria como la forma más adecuada de gobierno.

El joven rey accedió al trono con el nombre de Haakon VII. El 25 de noviembre de 1905 hacía su entrada en Christiania acompañado por su esposa Maud, hija de Eduardo VII de Inglaterra y de Alejandra de Dinamarca, y por su hijo Carlos Alejandro, de dos años de edad, llamado desde entonces Olav Carlos, el futuro Olav V.

El 22 de junio de 1906 se celebró la ceremonia de coronación en la catedral de Trondheim. Los nuevos soberanos pertenecían a una rama del linaje de los Glüscksburg, originarios de Schleswig-Holstein, lo que les emparentaba con la mayoría de las casas reales europeas. Prueba evidente es que tanto el nuevo rey como su esposa Maud eran primos.Durante la Primera Guerra Mundial, Noruega se mantuvo neutral.

Mientras, el joven Príncipe Olav era educado en un colegio público, tradición muy habitual entre las monarquías escandinavas, antes de acudir a una academia militar. En 1926, se graduó en Económicas y Derecho en Oxford. Tres años después se casó con su prima, la Princesa Marta de Suecia. El matrimonio tuvo dos hijas y un hijo: Ragnhild (1930), Astrid (1932) y, finalmente, el Príncipe Heredero, Harald (1937), futuro Rey Harald V.

Cuando en 1940 los alemanes invadieron Noruega, la familia real partió hacia el exilio junto con el Gobierno. Instalados en el Reino Unido, la familia real desempeñó una gran actividad diplomática con el fin de obtener ayuda militar para la liberación de su país. Incluso recorrió Estados Unidos dando conferencias, buscando el apoyo de los norteamericanos a su causa.

RETORNO A NORUEGA

En 1945, la Familia Real noruega volvió a su país a bordo del crucero «Norfolk» de la Royal Navy. En 1954 falleció la Princesa Marta, preludio de la muerte del Rey Haakon VII el 21 de septiembre de 1957.El nuevo rey, Olaf V, era un gran amante de los deportes (ganó una medalla de oro olímpica en vela) y del arte. También era conocido por su gran memoria. Nunca olvidaba un nombre ni una cara. A su muerte, el 17 de enero de 1991, le sucedió su hijo como Harald V.

Su educación fue muy similar a la de su padre. Cuando todos los rumores apuntaban a que el Príncipe Harald se casaría con la Princesa Irene de Grecia, el heredero al trono noruego sorprendió a toda Europa con su decisión. El Príncipe  Harald  se casó el 29 de agosto de 1968, tras un largo noviazgo con Sonia Haraldsen, una plebeya a la que inicialmente los reyes no aceptaban. De este matrimonio nacieron dos hijos, Marta Luisa (1971) y Haakon Magnus (1973), designado príncipe heredero en 1991, ya que, hasta la posterior reforma de la Constitución, los varones tenían preferencia en la línea sucesoria.

Los jóvenes príncipes han heredado de sus padres el amor por los deportes y por la naturaleza. Marta Luisa, consumada esquiadora y amazona, ha estudiado literatura inglesa en Oxford. Tras volver a su país se diplomó en fisioterapia. Combina sus múltiples actividades oficiales con su labor como embajadora de la ONU para los refugiados.

Haakon Magnus, el Heredero, tuvo como padrinos de bautismo a tres reyes escandinavos: Margarita de Dinamarca, Carlos Gustavo de Suecia y su abuelo Olav. Educado en escuelas públicas, como el resto de miembros de la familia real, cumplió su servicio militar en la Armada, a bordo de una lancha lanzamisiles. Estudió Ciencias Políticas en Berkeley, donde se graduó en 1999. Poco después inició estudios de Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de Oslo. Muy interesado en el cine, el teatro y la lectura, gran admirador de Henrik Ibsen, su deporte favorito es el esquí de fondo, y es muy popular entre los jóvenes por su sencillez.

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