A pesar de la enorme polémica que ha rodeado su vida personal, nadie debe negar que Roman Polanski es uno de los cineastas más talentosos de todos los tiempos. Sus cualidades le han permitido deambular por toda clase de géneros, desde el thriller y el terror psicológico, hasta la comedia, pero siempre con la misma efectividad. También le han dado estupendas críticas, varios reconocimientos importantes y un lugar asegurado en la historia del cine tras la realización de grandes clásicos.
A continuación el ranking de todas las películas de Roman Polanski.
¿Qué? (Dir. Roman Polanski, 1972)
El retorno de Polanski a la comedia tras las altamente dramáticas como El bebé de Rosemary (1968) y Macbeth (1971), con una historia que profundizó en el absurdo para relatar las vivencias de una joven americana durante un viaje por Italia, con lo que el cineasta pretendía relatar una versión altamente sexual de Alicia en el País de las Maravillas. El director estaba convencido de que sería su mejor película y que gozaría de un gran éxito, pero tuvo una recaudación infame –sólo $64 USD en su primera semana– y fue condenada al olvido.
Piratas (Dir. Roman Polanski, 1986)
El éxito de Tess (1979) elevó las expectativas alrededor del próximo filme de Polanski, pero el cineasta se tomó siete años para la que sería una de las mayores sorpresas de su carrera: Piratas. Sus intenciones eran claras, dejar atrás el dramatismo que siempre había caracterizado su carrera para realizar un blockbuster que rindiera homenaje a las aventuras de Errol Flynn que tanto disfrutó de pequeño. El experimento fracasó rotundamente, convirtiéndose en uno de los peores fracasos críticos y financieros de su obra. A pesar de todo, se llevó una nominación al Oscar por su vestuario.
Basada en hechos reales (Dir. Roman Polanski, 2017)
La novela homónima en que se inspira generó opiniones encontradas por la lentitud de su trama y lo predecible de sus giros. Se esperaba que Roman Polanski, quien ha demostrado ser todo un especialista en el thriller, sorteara estos errores sin mayor problema, pero al final terminó por replicarlos para dar una de las cintas más infames de toda su carrera que deambula más cerca del suspenso noventero que de sus mayores obras maestras.
Oliver Twist (Dir. Roman Polanski, 2005)
La adaptación a la novela homónima de Charles Dickens representó la primera y única incursión de Roman Polanski en el mundo del young adult, una decisión controvertida que sigue generando sentimientos encontrados hasta nuestros días. Unos la consideran memorable y otros infame, pero casi todos coinciden en que se siente demasiado alejada del resto de su filmografía. Se dice que más allá de su narrativa, esto fue una consecuencia de las dificultades enfrentadas por el cineasta al momento de abordar una historia que le recordó en gran medida sus vivencias en el gueto de Cracovia.
Búsqueda frenética (Dir. Roman Polanski, 1988)
El desastre de Piratas (1986) hizo que algunos temieran por la carrera de Roman Polanski, a lo que el creativo respondió con un regreso absoluto a sus raíces con Búsqueda frenética, thriller sobre un turista cuya esposa es secuestrada en París y que decide buscarla por su propia cuenta ante la inoperancia de las autoridades locales. Se pensaba que la presencia estelar de Harrison Ford ayudaría al éxito en taquilla del proyecto, lo que no sucedió, pero su actuación sí que fue determinante para elevar la popularidad del filme entre las audiencias. Además de su trama hitchcockiana, la película es recordada por marcar la primera colaboración entre Polanski y Emmanuelle Seigner, quien se convertiría en la actriz más recurrente de su obra, así como en su esposa.
La novena puerta (Dir. Roman Polanski, 1999)
Se pensaba que la adaptación de El Club Dumas de Arturo Pérez Reverte heredaría las glorias de El bebé de Rosemary (1968), pero el filme quedó lejos de cumplir con las expectativas. Las buenas actuaciones de Johnny Depp, Frank Langella y Emmanuelle Seigner no pudieron cubrir los fallos de una historia tan empeñada en buscar la interpretación del público que dejó toda clase de huecos en su historia. Un buen esfuerzo de Polanski, pero muy alejada de sus mayores glorias.
La muerte y la doncella (Dir. Roman Polanski, 1994)
La Trilogía del Apartamento demostró que Roman Polanski era un maestro de los espacios cerrados, mientras que cintas como El cuchillo en el agua (1962), Callejón sin salida (1966) y Búsqueda frenética (1988) lo convirtieron en todo un especialista del suspenso. Esta combinación de elementos resultó en uno de los thrillers más tensos de toda su carrera, con Sigourney Weaver interpretando a una activista política convencida de que un invitado en su casa interpretado por Ben Kingsley es el hombre que alguna vez la torturó. Tuvo buenas críticas, pero nunca ha gozado de gran popularidad entre las audiencias.
¿Sabes quién viene? (Dir. Roman Polanski, 2011)
Adaptación de la obra francesa Le Dieu du carnaje de Yasmina Reza, sobre dos parejas que se reúnen para tratar de solucionar un incidente entre sus respectivos hijos y cuyas distintas perspectivas conducen a una intensa discusión en la que todos sacarán su lado más salvaje. Aunque no es su cinta más compleja ni ambiciosa, Polanski realiza un buen trabajo apoyado en su talentoso elenco integrado por Jodie Foster, Kate Winslet, Christoph Waltz y John C. Reilly. Esta combinación resulta en una comedia negra fascinante que, según algunos aficionados del director polaco, bien podría ser considerada una extensión de su Trilogía del Apartamento.
El escritor fantasma (Dir. Roman Polanski, 2010)
Ewan McGregor interpreta a un escritor fantasma contratado para escribir las memorias de un ex primer ministro británico, hasta que su labor se ve comprometida por una serie de descubrimientos alrededor del cronista que le antecedió. Aunque es una de las mejores películas que Roman Polanski ha realizado en los últimos años, sus resultados se vieron afectados por una serie de incidentes extracine entre los que figura su arresto en Suiza, la solicitud de extradición de los Estados Unidos y la posproducción realizada en arresto domiciliario. Su reivindicación parcial llegó en la temporada de premios, pues aunque gozó de un gran éxito, nunca tuvo mucha popularidad entre las audiencias.
La venus de las pieles (Dir. Roman Polanski, 2013)
La película más ovacionada de Polanski en su etapa teatral, integrada por títulos como La muerte y la doncella (1994) y ¿Sabes quién viene? (2011), sobre una actriz que intenta convencer a un director sobre por qué debería elegirla para su próximo proyecto, lo que resulta en un exquisito duelo de actuaciones entre Emmanuelle Seigner y Mathieu Amalric. Además de su historia y actuaciones, destacó por ser la primera cinta de Polanski de habla no inglesa desde su ópera prima, así como la que menos actores ha empleado, superando a la tercia vista en la propia El cuchillo en el agua (1962).
El acusado y el espía (Dir. Roman Polanski, 2019)
Roman Polanski aprovecha su talento para ofrecer una doble lectura del Caso Dreyfus, considerado uno de los procesos judiciales más polémicos de la historia francesa. La primera y más sencilla es rememorar los sucesos para explorar las injusticias sufridas por Alfred Dreyfus, cuyos orígenes judíos le llevaron a ser injustamente condenado por el ejército galo al que siempre sirvió con honor. La segunda y más polémica es una crítica al sistema sociopolítico que arroja acusaciones sin preocuparse por las consecuencias de sus actos, lo que le ha llevado a ser considerada un esfuerzo del director por capturar su propia realidad. El resultado es una de las cintas más fascinantes en la obra del cineasta, pero también una de las más controvertidas.
Tess (Dir. Roman Polanski, 1979)
Roman Polanski recuerda en su biografía que Tess of the d’Urbervilles, escrita por Thomas Hardy fue una de las últimas novelas que Sharon Tate leyó antes de morir y que fascinada por su historia victoriana sobre una joven que conquista el corazón de dos hombres, le hizo prometer una adaptación para la pantalla grande. El cineasta cumplió una década después del asesinato de Cielo Drive, pero obligado a cambiar el plan inicial que ponía a Tate en el rol estelar, se decantó por una joven Natassja Kinski que se adueñó completamente del personaje para dar el salto definitivo a la fama mundial. Gozó de estupendas críticas, destacando además su buena aceptación en los Estados Unidos, donde fue nominada al Premio de la Academia en las categorías de Mejor película y director, entre otras. No ganó, pero sus tres estatuillas por fotografía, dirección de arte y diseño de vestuario la convirtieron en la cinta más ganadora del cineasta hasta ese momento, una marca que eventualmente sería igualada por El pianista (2002), aunque en ternas de mayor jerarquía.
Callejón sin salida (Dir. Roman Polanski, 1966)
Tras dos cintas de gran intensidad como El cuchillo en el agua (1962) y Repulsión (1965), Roman Polanski decidió variar su estilo con Callejón sin salida, donde combinó elementos del thriller con el absurdo de Beckett para relatar la historia de dos delincuentes que se refugian en una casa y toman como rehenes a sus habitantes. Como empezaba a hacerse costumbre en la obra del cineasta, esto resultó en una interesante exploración psicológica de sus personajes, pero con la peculiaridad de que su humor irónico contribuyó a que su desenlace se tornara cada vez más perturbador, convirtiéndose así en una de sus cintas más icónicas y en una muestra de su enorme talento.
El inquilino (Dir. Roman Polanski, 1976)
Tercera y última entrega de la llamada Trilogía del Apartamento, con la que Roman Polanski cerró su exploración psicológica de los espacios etiquetados de familiares y ordinarios. La cinta es protagonizada por el propio cineasta, quien interpreta a un hombre cualquiera que renta un departamento parisino cuya anterior inquilina se lanzó por la ventana, lo que le hace iniciar una búsqueda de respuestas que termina desmoronándole mentalmente. No tiene la popularidad de Repulsión (1965) y El bebé de Rosemary (1968), pero hay quienes la consideran aún más perturbadora por la destreza técnica con la que el cineasta aborda la creciente paranoia del personaje central.
El baile de los vampiros (Dir. Roman Polanski, 1967)
Una de las películas más divisivas en la obra de Polanski, quien se inspiró en Drácula y los clásicos de Hammer para relatar la historia de un profesor y su asistente que viajan a una aldea transilvana en busca de vampiros y donde deberán enfrentar a un temible colmilludo que ha puesto su atención en una hermosa joven. La cinta refrendó el interés del cineasta en la comedia, además de su talento en el género con una historia que recurrió al slapstick para alejarse del dramatismo visto en sus trabajos anteriores. Esto no significa que el filme no influyera para la evolución del cineasta, pues los vínculos entre amor y maldad arrojados en su irónico desenlace son vistos como un importante antecedente para El bebé de Rosemary (1968). En el terreno personal, fue la película que unió a Roman Polanski y Sharon Tate, quien fuera impuesta por los productores para el papel de la damisela en apuros.
Luna amarga (Dir. Roman Polanski, 1992)
Antes de convertirse en un referente de la comedia romántica, Hugh Grant protagonizó una de las películas más emblemáticas de Roman Polanski, que desechó los arquetipos sentimentales de la ficción para abordar la cara más –el título lo dice todo– amarga del amor. Para ello, la adaptación de Lunes de fiel de Pascal Bruckner nos adentra en un crucero donde un hombre se obsesiona con la sensual y enigmática esposa de un parapléjico, lo que conduce a toda clase de tormentos emocionales, así como a la destrucción simbólica del amor.
El pianista (Dir. Roman Polanski, 2002)
Parecía que los mejores años creativos de Roman Polanski habían quedado atrás, pero El pianista demostró que todavía tenía muchas historias por contar. La cinta explora la supervivencia del músico Wladyslaw Szpilman durante el Holocausto, lo que resulta en un crudo viaje por el gueto de Varsovia donde se muestra el momento más oscuro de la humanidad, pero también algunos chispazos de esperanza. Ganó prácticamente todo, incluyendo el Oscar a Mejor actor para un monumental Adrien Brody y a Mejor director para el mismísimo Polanski, lo que aunado al reconocimiento por Mejor guion adaptado, le permitió igualar la marca de Tess (1979) como el título más laureado del cineasta. Su reconocimiento estuvo cargado de polémica al ser considerado por algunos como un perdón simbólico de la élite hollywoodense y de sensaciones agridulces para el realizador que no pudo recibirlo personalmente por las acusaciones que enfrenta en Estados Unidos.
Macbeth (Dir. Roman Polanski, 1971)
La adaptación de Macbeth siempre figuró entre los mayores sueños creativos de Roman Polanski, por lo que resulta irónico que hoy se le considere uno de los eslabones más débiles de su filmografía. Este calificativo no es precisamente por falta de calidad, sino porque se le vio como un proyecto inapropiado tras el asesinato de Sharon Tate sólo un par de años antes y se le criticó por su simbología que para muchos abordaba las sensaciones del cineasta tras el suceso, así como su visión sobre otros temas sensibles como el asesinato de Martin Luther King Jr. y la Guerra de Vietnam. Y como toque final el apoyo de Playboy que convertiría a Hugh Hefner en el más curioso productor de cualquier adaptación a la obra shakesperiana.
El cuchillo en el agua (Dir. Roman Polanski, 1962)
Roman Polanski demostró sus cualidades desde muy temprano en su carrera con una de las mejores óperas primas de todos los tiempos. La historia fascinó con su perturbador triángulo amoroso cuya naturaleza acuática sólo incrementa las tensiones entre los personajes, mientras que el cineasta sorprendió por la estupenda dirección de un reducido elenco compuesto por sólo tres actores, dos de los cuales eran debutantes. Fue un éxito en crítica y taquilla, y pasó a la historia como la primera cinta polaca nominada al Oscar en la categoría de Mejor película extranjera.
Repulsión (Dir. Roman Polanski, 1965)
Polanski sólo necesitó una película para demostrar su talento realizador, y una más para afianzarse entre los grandes realizadores de su tiempo con la que hoy día sigue siendo considerada por muchos como su gran obra maestra. Repulsión, protagonizada por una brillante Catherine Deneuve, nos introduce con una joven solitaria, dependiente de su hermana y que repele cualquier manifestación de sexualidad, una combinación que le hace entrar en crisis cuando se ve obligada a permanecer unos días sola en casa. A más de 50 años de su estreno, sigue siendo objeto de toda clase de análisis e interpretaciones sobre la condición del personaje central y la serie de alucinaciones que padece, entre las que destaca la memorable secuencia del corredor de las manos. También marcó el inicio de la Trilogía del Apartamento, que complementada por El bebé de Rosemary (1968) y El inquilino (1976), recurrió a toda clase de horrores psicológicos para distorsionar la tranquilidad del hogar y convertirla en una auténtica pesadilla.
El bebé de Rosemary (Dir. Roman Polanski, 1968)
La adaptación de la novela homónima de Ira Levin es considerada una de las mejores películas en la obra de Roman Polanski, así como una de las más terroríficas de todos los tiempos. Esto se debe a su perturbadora fusión de horror psicológico y sobrenatural para relatar la historia de una joven pareja cuya mujer ha sido seleccionada contra su voluntad para convertirse en la madre del demonio. Fue elogiada por el público y la crítica, y comenzó una ola de películas relacionadas con temas demoniacos entre las que figura la no menos brillante El exorcista (1973). Este éxito no le fue de gran ayuda en la temporada de premios, donde tuvo un paso aceptable con su Oscar a Ruth Gordon como Mejor actriz de reparto y la nominación del propio Polanski a guion adaptado. Además de su grandeza cinematográfica, buena parte de su legado recae en sus aparentes vínculos de ficción y realidad, como su presunto mensaje satanista y su rumorada inspiración simbólica para el asesinato de la embarazada Sharon Tate ocurrido en su casa de Cielo Drive el 8 de agosto de 1969.
Chinatown (Dir. Roman Polanski, 1974)
El asesinato de Sharon Tate en 1969 hizo que el retorno de Roman Polanski a Hollywood se tornara virtualmente imposible, hasta que el brillante guion de Robert Towne, que inspirado en las llamadas Guerras Acuáticas de California, le convenció de hacerlo. Fue así como nació Chinatown, sobre un detective privado brillantemente interpretado por Jack Nicholson y cuyas investigaciones rutinarias le adentran en una peligrosa lucha de poder. Recibió once nominaciones al Premio de la Academia, incluyendo Mejor película y director, siendo además la primera vez que el cineasta compitió en estas ternas. Aunque sólo cosechó el reconocimiento a guion original, pocos se atreverían a negar que es una de las mejores cintas de todos los tiempos, así como la mayor joya de la corona en la filmografía del polémico realizador.
Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.
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